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miércoles, 30 de junio de 2021

CAPÍTULO 17 IV

 ENTRE UNO Y OTRO

Lupe estaba nerviosa, no sabía por quien decidirse, por un lado estaba Mario, un chico moreno de ojos café, de tiernas palabras, amoroso y  de un carácter recio y muy precavido, y por otro lado estaba Ignacio un chico trigueño, cabello lacio de ojos risueños, algo presumido, pedante pero detallista, romántico y atrevido.

Dos hombres diferentes despertaban en Lupe la intriga de conocerlos. Maldiciendo cada vez que pensaba en Ignacio porque sabía que era ambicioso y siempre estaba detrás de la niña de Regia, pero sentía mariposas en su estómago y no podía evitar ese sentimiento  todas las veces que lo miraba. Lo tenía en casa de día y noche, sin embargo, con Mario salía únicamente los fines de semana, y que no podía mentirle porque con solamente mirarle podía descubrirle lo que había en su corazón.

-Lupe dígame donde se encuentra las servilletas por favor –Decía Ignacio mientras le robaba un beso.

No le importaba que estuviera haciendo Lupe, pues siempre la buscaba y le regalaba una flor, un caramelo, un chocolate o un beso. Su amor fue creciendo de a poquito.

-¿Cuándo le vas a decir al poletucho que eres mía?

-No soy de nadie… además usted y yo no tenemos nada.

-Para lo que a mí me concierne sí tenemos algo… o se lo dices tú o se lo digo yo…

-No Ignacio, solo somos amigos, que no se te olvide…

Mientras en otros momentos, cuando Mario la pasaba buscando a la casa como de costumbre cada viernes por la noche, se dibujaban una casita junto a la montaña jurándose amor para toda la vida, con varios hijos, un perro, un gato, un modesto carro familiar, en la tranquilidad y paz.

UN RAYO DE LUZ

Rafael seguía en la cama en su ordenador haciendo cálculos de uno de sus negocios, como cada mañana, pero esa mañana era diferente, esa mañana era tan feliz  que ni podía evitar que su rostro mostrara su felicidad. Ella se encontraba en la ducha tan feliz como él, aunque en realidad él era más feliz. No podía creer tener en sus brazos a esa mujer que alguna vez lo deseo muchísimo.

Recordaba esa noche donde estaba contento y el ambiente se propiciaba a esa felicidad, pero  sabía que muy en el fondo de su corazón existía la tristeza. Necesitaba a alguien en su vida que lo hiciera revivir esa llama del romance porque estaba cansado de la falta amor y comprensión. Simplemente pasaba de una mujer a mujer sin poder decidirse con quien estar.

Estaba Kimi junto a él celebrando sin saber qué celebraban, mientras Diana más allá que no dejaba de mirarlo aunque él de vez en cuando le mandaba un brindis. Stephanie que con su inocencia lo hacía sentir más joven y   en la pista estaba Raquel con sus medias blancas que lo volvía loco, esa noche era cualquiera de las cuatro.

Diana que tanto amor le ha demostrado y él a ella, sentía una gran pasión y sobre todo mucho respeto, por otro lado Kimi, siempre adulándolo y haciéndolo sentir como el poderoso de la ciudad, Raquel que le tenía deseos desde que entró y Stephanie jamás la había tocado.

No tardó cuando entró Xavier al bar, por lo que captó la atención de Kimi, y más atrás Diana que necesitaba ajustar cuentas. Por instante Kimi se despidió de Rafael y se adentró al camerino de Diana. Por su parte Raquel terminaba su número cuando se acercó a la barra, Rafael se le acercó con insinuaciones:

-Raquel quieres una copa

-Sí por supuesto, muchas gracias don Rafael

Ya habían estado juntos en el pasado, solo una vez. Pero esta vez, era diferente, ya que Raquel estaba comprometida con David.

-Ahora no Don Rafael, estoy comprometida

Raquel señaló a David como diciendo que él era su novio.

-Me alegro por usted Raquel, pero guarda mi número si por algún día usted cambia de parecer

No podía creer que esa noche iría solo a casa, jamás le había pasado antes. Aunque no le quedaba esperanza quiso intentarlo con Stephanie.

-Te ofrezco mi dinero niña, ven conmigo… ya no eres una niña… además te digo que eres muy bonita

-Muchas gracias señor Rafael, el mismo dinero que tiene usted lo puedo tener yo si asó lo deseara, como usted ya sabe soy hermana de Helena y Martín, y si sabe que usted me está ofreciendo dinero, pues dejará de existir.

Uriel que observaba lo que sucedía  lo llamó aparte para ofrecerle otras chicas que pudieran cumplir sus necesidades.

-No Uriel, muchas gracias… me voy a casa, no quiero nada esta noche

Rafael salió del bar, se montó al carro, siguió su camino como lo había hecho en otras noches. Casi decepcionado y quizás con nostalgia por haber perdido a su esposa, que por lo menos lo esperaba en las noches. También se había decepcionado de Diana que esa noche perdió el interés de él y como si nada se perdió de vista.

De pronto vio una mujer, de cabello largo y piel morena,  que sacaba su pulgar pidiendo un aventón. Sin más nada Rafael se detuvo, abrió la puerta y ella entró con esa fregancia singular regando por doquier el dulce aroma afrutado y esos labios rojos que le hizo llamar la atención.

-Muchas gracias, mi nombre es Karen.

-El mío Rafael.

No terminaba de mencionar su nombre cuando Rafael la miraba con lujuria y ella que no aguantaba la seducción le correspondió bajando su mirada hacia sus pechos y luego pasó su mano por su cabello para luego agregar.

-Soy nueva en la ciudad, solo déjame en un hotel… de verdad que se lo agradeceré…

-Si eso es lo que desea.

No tardó en llegar a un hotel totalmente lujoso.

-Este no Rafael, no podré pagarlo.

-No te preocupes, los gastos corren por mi cuenta.

Al bajarse del carro llegó el parquero a quien le dio las llaves del carro y este le dijo:

-¡Buenas noches señor Rafael!

-¡Buenas noches!

Inmediatamente Karen no tardó en decirle:

-Viene con frecuencia por aquí

-Quizás –Contestó Rafael

Ya en la entrada todos los empleados comenzaron a saludarlo:

-Don Rafael, Señor Rafael, sirva don Rafael. El botones, el gerente, la mesonera y todos por donde pasaba.

-¿Quién es usted?

-Nada importante.

Karen sospechaba que existía algo más, no perdería la oportunidad de estar con ese hombre sensual e importante.

-Aquí está las llaves Karen.

-Muchas gracias Rafael

Rafael estiró las manos para darle las llaves pero ella le tomó de la mano fuerte, él sintió las ganas de besarla por lo que la llevó a la cintura bruscamente y la besó. Ella le correspondió y sin pensarlo dos veces él abrió la puerta, la cargó y la zumbó drásticamente a la cama.

PAÑITOS DE SEDAS

Xavier había robado la atención de Kimi aunque no pudo hablar con él. Más le interesaba aclarar dudas con Diana.

-¡No entiendo por qué le dijiste a Xavier sobre nuestro secreto!

Diana que lloraba por ese pasado que no la dejaba tranquila le contestó:

-No aguanté decirle el secreto Kimi, con solo verlo allí cada noche embriagándose, sin tener sentido en la vida… pensé que lo ayudaría  y me ayudaría a mí tener un poco más de paz.

-Acaso no piensas Diana, ahora te va a reprochar… el no haberle dicho que estabas embarazada de él, además que regalaste su hijo y para completar tú estás en este lugar sin saber nada de su hijo…

-No lo pensé en ese momento, siempre pensé que tenía derecho saber la verdad

-¡Qué más le dijiste!

-Nada más Kimi, nada más te lo juro.

-Si llega a saber que fui yo quien buscó a la familia de tu bebé, me va presionar para que lo lleve a él, además que no me lo va a perdonar nunca, es más me va a pedir que lo lleve allí… ya lo conoces como es…

-Yo no Kimi… eres tú quien lo conoces, yo solo salí embarazada de él, de un hijo que no tengo ahora, y que muero por estar  a su lado.

-Siempre has buscado estar con ese hijo que no es tuyo… entiéndelo lo perdiste desde el momento que lo dejaste en mis manos.

martes, 29 de junio de 2021

CAPÍTULO 17 III

EN ORDEN DE IMPORTANCIA

Joe no representaba peligro para Regia, además de haber crecido juntos y desde entonces solo representaba un peón por mover en el momento y la hora justa. Dejó que acompañara a su padre como asistente, mientras ajustaba otras ocupaciones más importantes.

No es que Regia anda buscando lo perdido, simplemente se encuentra en el momento y lugar justo. Y eso le pasó cuando leyó la carta de la mamá de Joe diciéndole a Rafael que Joe era su hijo, y lo que más recordaba eran estas líneas: “Este niño, que es inocente de nuestras equivocaciones es fruto de nuestro amor”.

Regia que le había tomado cariño a Joe, se fue alejando poco a poco de él, con un poco de rabia pero a la vez con lástima. De una u otra forma jamás aceptaría tener a nadie como hermano bastardo y mucho menos compartir su dinero.

Sin embargo, al observar que Joe estaba muy cerca de su padre, dedujo que ya sabía  la verdad, por lo que con discreción lo mantiene vigilado esperando mover su pieza como siempre lo hace, calculando y sacarle provecho en cualquier situación.

Regia miraba como Joe había cambiado del uniforme de chofer a ropa más elegante, relojes de marcas de renombres, zapatos, sacos y mucho más, y que en varias ocasiones los acompañaba a la mesa como cualquier miembro de la familia.

ESTAR PREPARADO

Ya había pasado mucho tiempo de guardar luto a su esposa, un luto solemne y con todos los requerimientos que los padres de Erika había pedido. Eran unos meses sin mujeres, de tranquilidad y respeto a su memoria.  

-Vamos Joe, acompáñame a salir por allí.

-Con todo respeto señor en este momento quisiera acompañarlo pero debo terminar de ajustar algunas cosas, y si es tan comprensivo por favor le pido esta noche libre… -Contestó Joe.

Rafael se puso aquel perfume amaderado que tan penetrante quedaba en su piel, y que lo usaba las veces que deseaba una noche de placer. Nunca le fue tan difícil tener a una mujer a su lado y siempre tenía a alguien a su lado para apaciguar sus ganas. Aunque esta vez se encontraba confundido, ya que no tenía esposa, y ya no tenía excusa para decirle un no a cualquier mujer que le pida ser la señora Del Monte.

La que más se le acercaba era Diana que desde hace tiempo le pedía ser su esposa, y que él le gustaba mucho su espíritu de jovialidad y carisma al hablar, sobre todo en lo sensual al momento de amar. Estaba dispuesto a estar con ella esa noche fría, se amarían como siempre lo hacían cada vez que se veían. Más que el deseo sexual que sentía por Diana había algo más que eso. Era la forma de tratarlo y hacerlo sentir único entre millones de hombre, sus atenciones solo era para él y lo demás vanidad. En ese instante fue feliz en recordar el rostro tierno y a la vez perverso de Diana, recordaba sus bailes, su vestidura exuberante y hasta aquel atrevimiento en el cementerio en donde no le importó nada solo estar con él y eso le gustó.

Con una sonrisa risueña tomaba un trago, en la barra del bar cuando se le acercó una mujer blanca de ojos brillantes y le saludo. Al principio no la reconoció, había pasado tanto tiempo que hasta su nombre había olvidado.

-¿Qué haces por aquí Rafael? –dijo la mujer con seguridad, sabiendo que sí era él.

-Disculpe señorita no la conozco –dijo él con duda

-¡Cómo ha pasado el tiempo Rafael, desde la última vez que te vi en aquel parque!

-Le repito que no la conozco

-Claro que me conoce, soy Kimi…

-Kimi, Kimi, Kimi… ¡Ah! Sí, kimi

-Habías quedado que jamás visitaría estos lugares Rafael o se te olvidó

-Sí lo sé, ha pasado tantos… ahora te recuerdo… tanto tiempo

-¿Qué haces Aquí?

-Nunca deje de venir Kimi, lo siento...  y tú…

-Estoy aquí por un amigo y mira que me encontré con usted… ya lo presentía, algo me decía que tenía que estar aquí y solo era para encontrarte… las cartas me ha dado señales, siempre me lleva al lugar donde debo estar.

-Ya ves, me tienes aquí, acompáñame a tomar una copa.

-Claro que sí, una copa no se le niega a nadie.

Los dos se sentaron juntos, y terminaron su primera copa y fueron por la segunda y la tercera. Hasta que vio a Raquel que salía a su presentación, Raquel llevaba unas medias blancas hasta arriba, esta vez su baile esa pasivo y sin muchos movimientos, su cintura se cantoneaba a la par del ritmo de la música.

Rafael ya la había visto en otras ocasiones y hasta un baile le había pedido, que casi no recordaba por lo embriagado que estaba, todo era fragmentos de pequeños episodios al recordar entre una cosa y otra, confundiéndolo entre una y otra bailarina.

-¡Qué hermosa mujer! Nunca la había visto tan hermosa como ahora. Se dijo así mismo por respeto a Kimi.

Kimi miraba el entusiasmo de Rafael por Raquel que inmediatamente de preguntó:

-La señorita Regia…

Rafael se volteo hacia Kimi y dijo:

-La señorita Regia qué…

-¿Cómo está la señorita Regia?

-Debería estar en casa, eso creo…

Rafael miró a Kimi a los ojos, y veía una mujer que necesitaba ser descubierta, que tenía mucho que dar pero que se escondía detrás de una fachada de mentiras.

Más allá Salía Diana que se acomodaba el cinturón de su falda para que se ajusta a las curvas y le hiciera notar sus curvas. Definitivamente era esa mujer que le hacía sudar sus manos y hervir la sangre de mucha pasión.

Stephanie servía las mesas como de costumbre, tenía puesto su uniforme de aquella falda mucho más arriba de las rodillas, y aquella blusa de tiros a medio enseñar de los pechos. Aunque ya nadie la tocaba, pues no dejaban de mirarla con deseos, y Rafael no era la excepción también lo hacía a pesar que era mucho menor que Regia.

-¡Ya es mujer! –decía Rafael, y volvía a repetir –Sino no estuviera trabajando aquí, por algo será

-Es la hermana de Helena y Simón –le murmuraba Kimi

-Pues a mí que me importa, también me gusta esa hembra –decía Rafael ya embriagado

-Cálmese Rafael –repetía Kimi

Rafael parecía estar fuera de sus cabales.

-Tengo mucho dinero y puedo hacer lo que quiera con él… me puedo comprar la mujer que quiera, soy muy atractivo y pues el dinero lo compra todo Kimi, hasta te compraría a ti en este instante si me da la gana…

-Lo sé Rafael, cálmate…

De la forma más estúpida Rafael y Kimi, que al igual que Xavier y Diana se conocían desde hace mucho, en el mismo colegio, aunque Rafael tenía más edad y unos grados más alto que Diana, Kimi y Xavier. Con un poco de excentricidad y a la vez del chico popular del colegio todos conocían a Rafael. Quien después con el pasar del tiempo, kimi por juego leía las cartas a sus compañeros de estudios y que finalmente lo tomó en serio y Rafael tampoco escaparía de sus lecturas.

EL AMOR FLORECE

Mario llevaba a Lupes a la mansión después de una noche de pasión. Ya en la puerta la llevó entre los brazos y la apretó fuerte contra su cuerpo, con su mano derecha la tomó por su cabellera y lentamente la besó tiernamente. Ya estaban en confianza así que no había nada que los detuvieran. Ella lo abrazó y podía sentir los latidos de su corazón. Los dos deseaban que esa noche jamás terminara.

Otro beso en las mejillas y un juramento de un te amo y verse pronto. Lupe entro en la casa muy feliz que se encontraba por ese amor que la volvía loca. Caminaba a su cuarto cuando se encontró a Ignacio

-Desea algo Ignacio

-No nada, puedo servirme yo mismo…

-Está bien, entonces me voy a dormir

-Lo quieres mucho

-¡A Quién!

-A ese poletucho

-Ese poletucho se llama Mario y sí lo quiero muchísimo.

-No está a tu altura

-Y a ti que te importa

Ignacio se le acercó tanto a Lupe que la recostó a la pared

-Me importa muchísimo y tú lo sabes… acaso no te das cuenta como me vuelves loco…

Lupe comenzó a temblar y quiso empujar a Ignacio pero no pudo

-Me vuelves loco Lupe, estoy muy enamorado de ti, te lo confieso, quizás no sea el más romántico como ese poletucho pero te amo, y mucho más de lo que imaginas. Te ofrezco este que soy yo, ni más ni menos, así soy yo…

-Déjame Ignacio me haces daño

-Mira Lupe dame la oportunidad de conocerte, me interesas mucho, solo te pido eso Lupe.

Ignacio no dejaba de mirar a los ojos de Lupe mientras ella esquivaba la mirada, aún cuando se sentía nerviosa. Como aquella vez que recibió sus flores, la cadena con un corazón, y una carta manuscrita por el confesándole su amor. Y todo lo guardaba en su cuarto.

-Está bien Ignacio, pero déjame tranquila por favor.

lunes, 28 de junio de 2021

CAPÍTULO 17 II

AQUELLA INCOGNITA

Aquella noche en la cena con los empresarios que don Rafael llevó a su esposa, y quien los acompañaba Joe y Maxi. Se logró una gran inversión para los hoteles, diversas agencias turísticas promocionarían a red hoteleras con publicidad para obtener turísticas mientras pudieran ganar comisiones, así tanto las agencias turísticas como los hoteles trabajarían en conjunto. Por otra parte los hoteles ofrecerían distracciones diferentes para dar opciones de acuerdo a la necesidad de cada cliente. Ya en la recepción don Rafael intercambiaba ideas con los empresarios, promotoras y algunos potenciales que recibieron invitaciones especiales, mientras que Erika solo le importaba estar cerca de Joe. Por su parte Maxi trataba de controlar a Erika, por lo que le era imposible porque sabía que la señora Erika sentía un amor profundo hacia Joe.

Con miradas entrecruzadas Joe y Erika se miraban con deseos, de vez en cuando un guiño y un susurro de un te amo hacía que Erika se sonrojara, pues Erika se sentía especial y única. Quería estar con él, por lo que buscó la manera de escaparse. Fue tan fácil perderse entre el gentío y huir para estar al lado de Joe.

Aquella noche los dos se amaron bajo la luna y el cielo estrellado, eran libres, no existía nadie en el mundo solo ellos dos, a pesar de la edad, del estatus social, a pesar de que ella es la señora y él el chofer. Juraron amarse para toda la vida y que jamás nadie lo separarían. Fueron felices y quizás era la última noche en que se amarían.

Al día siguiente, Joe y Karla tomaron valor para confesarle a Rafael que querían estar juntos, por lo que Rafael jamás lo aceptó, su furia recorrió por sus venas por lo que sacudió el lugar. Era imposible una separación de Erika y él, por la influencia que tenía con el padre de Erika quien de alguna manera Rafael llevaba el apellido Del Monte, y había prometido cuidar de su esposa hasta que la muerte los separen, por otra parte se encontraba su posición delante de los inversionistas y la posición social, ya que Karla era la imagen de los grupos de damas que buscaban realizar obras de caridad y que al mismo tiempo su relación con diversas asociaciones internacionales le permitía involucrarse con diversas empresas y compañías.

Por otra parte, no fue fácil decir que para Joe, se llevó la peor parte. Ese día don Rafael confesó que era su padre. Que la madre de Joe era una jovencita muy bonita de ojos claros y cabello castaño. Había empezado a trabajar en la familia, cuando Rafael se fijó en ella y la enamoró con sus galanterías y el buen trato. Ella siempre pensó que Rafael se casaría con ella, por lo que se entregó a él, pero en realidad Rafael solo le interesaba casarse con Erika.

Fue muy duro saber que Rafael se casaría con Erika por lo que la jovencita se apoyó en el hombro del chofer de la casa, para ese entonces el chofer trabaja para el padre de Rafael. Poco a poco el chofer se fue ganando el cariño de la jovencita a pesar del que en el vientre de ella crecía un bebé. Rafael lamentó el embarazo al enterarse pero no podía hacer nada ya que había una boda cercana. Así que la jovencita se quedó con el chofer de la casa.

Fue así, que Rafael asumió la responsabilidad de pasarle una mesada a la jovencita y ella siguió trabajando en la casa, hasta el punto que se casó con el chofer y éste reconoció a Joe como su hijo aún sabiendo  que era hijo de Rafael.

Pasaron los años y la madre de Joe murió de cáncer, y el chofer asumió su crianza. Fue muy fácil que Regia y Joe jugaran por los alrededores de la mansión. Joe un  año mayor que Regia; los dos se sentían como hermanos.

Rafael nunca tomó importancia en decirle a Joe que en realidad era su hijo, hasta ese instante que lo confesó. Fue un dolor fuerte para Joe creer, esa realidad, porque su padre había sido el mejor padre que jamás haya tenido, un hombre honesto, amable, humilde y de buen corazón. Lo había criado con principios, en la cual tiene ahora.

-Jamás pensaba en decírmelo señor –dijo Joe con lágrimas en los ojos.

-La verdad no creí necesario –Contestó Rafael fríamente.

-Ni creas que con esto vas hacer que me separe de Erika.

-No lo sé, si podre… pero jamás permitiría que estén juntos.

-La amo, la amo muchísimo…

-No vas lograr nada con eso…

-Mi padre está muerto, y seré chofer hasta que Erika me lo diga… si me lo pide en este instante nos largamos.

Rafael se enfureció y lo tomó por el pecho y le dijo firmemente:

-Mira muchachito… oye bien lo que te voy a decir, porque te lo voy a decir una sola vez… vas a terminar tus estudios y vendrás a trabajar conmigo, por ahora será mis ojos, a donde yo vaya usted pisa mis huellas, caminarás detrás de mí cuidándome, hasta aprender todo de la empresa.

Joe como pudo se soltó de las manos de Rafael y le contestó:

-Mire señor, dígale a su hija que lo acompañe, a mí solo me interesa Erika, la amo y no me vas a separar de ella.

-Está bien, está bien, pareces que tienes mi carácter, eso me gusta, eres tan terco… hagamos una tregua, entre tú y yo… esos estudios que está por terminar no es nada… termínalo, luego comenzarás a trabajar para mí, mientras rompo sociedad con la familia de Erika, y cuando allí sea libre de ellos, le doy paso a ustedes.

-Lo dices en serio…

-¡Claro lo digo en serio!

En realidad Rafael jamás dejaría libre a Erika. No se valía un divorcio. Aún en la inocencia de Joe y Erika, esperarían estar juntos. Y Joe estaría al lado de Rafael y Erika seguiría aparentando ser la esposa feliz, cuando en sí ya se encontraba en otra habitación de la casa.

Muchos momentos fue descubriendo Joe, sobre las actividades frecuentes que hacía Rafael, pero que no podía confesarle a Erika, por lealtad al trabajo. Como los encuentros frecuentes de Rafael con jovencitas, que solicitaba a agencias citas, o algunas empleadas del hotel que recibía en la oficina. Citas a restaurantes, viajes cortos, navegar en yate y otros encuentros que justificaba que se encontraba solo.

Para Joe era imposible creer toda aquella vida oculta que llevaba su padre, a la vista de su familia, y era la razón justificada de que Regia hacía lo mismo que su padre. Y que en la cual los dos eran tal para cual. Regía había crecido en ese mundo superficial donde el ego de su padre era más importante que cualquier cosa.

A pesar, de que Joe recibía el sabor de la ambición, pues mantenía su posición en ganarse la libertad de Erika. Para él cualquier mujer era insignificante y poca cosa. Solo deseaba llegar casa y encontrarse con su amada.

Aunque Joe sabía de antemano la relación que había entre Rafael y Diana, pues no sabía que le importaba más que una mujer que se acuesta con él cuando se le antoja. Había un sentimiento profundo que afloraba a la ternura y el cariño de un amor que iba creciendo cada vez que se encontraban. Había ese algo más de un amor, pues Diana se afincaba en tener el apellido Del Monte, mientras Rafael solo importaba tener un poco de amor.

-Diana, Diana… estamos bien así Diana, obtienes de mí lo que quieras… te lo he dado todo… y todo lo que me has pedido te lo concedido.

-No todo Rafael, sabes bien lo que quiero Rafael… quiero ser la señora Del Monte…

Joe que caminaba los mismos pasos de su padre jamás se había contaminado de sus mañas, hasta que Maxi le dio el recado de Erika de aquel día en que murió. Joe se sintió devastado, y quiso marcharse pues no le encontraba sentido seguir allí. Se iría con la familia de su padre quien lo crió, pero Rafael lo convenció que se quedara, en nombre de su esposa.

Pero ahora Joe quiere el apellido Del Monte, por lo que a Rafael sería un poco engorroso porque sabe que Regia jamás lo aceptaría, además que no es el único hijo que tiene fuera de matrimonio, ya que tendría que reconocer a otros más que lo busca y que él solo ignora a fuerza de dinero.

Era justo para Joe llevar el apellido e insistía tener el apellido y sería su objetivo. Sería un golpe fuerte para la engreída Regia que se cree la única en la familia y así se vengaría todas las veces que ella lo humilló diciendo que era un simple chofer.

 

sábado, 26 de junio de 2021

CAPÍTULO 17

PASAN LOS DÍAS

Un año pasó desde aquel incidente de la familia Del Monte. No era fácil sobrellevar para Lupe trabajar en la misma casa donde su hermano murió en manos de la señora Erika. Seguía trabajando allí para ayudar a sus padres. Era lo único que había aprendido hacer, aún cuando anhelaba estar con los niños del barrio, pues sabía que tenía una responsabilidad con su familia. Seis meses antes, Mario la buscó en el mercado donde cada quince días se encontraba Lupe acompañando a sus padres en el local de sus hermanos.

-Señorita Lupe, mis sentido pésame a usted y su familia

-Muchas gracias –dijo Lupe bajando la cabeza

-Me encuentro muy apenado por toda esta situación que está pasando, ya que su hermano se encontraba en el momento menos apropiado. Su muerte fue inoportuna.

Mario la miraba con ternura, mientras de sus mejillas rodaban algunas lágrimas y él se las secó con las manos.

-Lo siento, es mi escusa, no debí…

-No, no, no es nada… solo que no supero su partida, quisiera creer que está aquí conmigo… espera me seco…

-Disculpa, fue la mejor la escusa de venir a verte.

-A verme, eso porqué…

Fue muy pocas veces que Mario, interactuó con la familia de Lupe, sobre todo con ella. Deseaba verla y decirle que sentía algo especial, desde el primer día que vio en aquella cena que le derramó el café caliente en el pantalón.

-Lupe aceptaría salir conmigo

Lupe que se sentía atraída por Mario acepto salir con él. Desde entonces son inseparables. De regreso a casa después de la cena y de haber compartido entre conversación y risas, regresaban a casa cuando pasaban por el parque cuando Mario nervioso le tomó de la mano y ella le correspondió porque así lo deseaban, sentían en sus corazones un ardor, en sus estómagos con un revoloteo  que querían decirse “te amo”

Al tomarse de la mano se detuvieron, y al caer el atardecer cuando la apuesta del sol se desaparecía entre las nubes que irradiaba rayos de luz que engalanaba el horizonte.

Los dos se detuvieron y Mario se colocó al frente de ella, le tomó por la otra mano y se la llevó a su cuerpo y poco a poco sus rostros se fueron acercando hasta rozar sus labios conjugándose el cariño y las euforias de sus almas.

DOS PAUTAS

Javier por fin tenía su puesto de tacos en la avenida principal, tenía tacos de guacamoles, carne, pollo y de lo que pidieran. Estaba vestido con una camisa blanca, y un pañuelo que cubría su cabellera. Gracias a la bondad de Ignacio por pagarle al obtener información de Lupe.

-No tiene novio por si eso es lo que le interesa, aunque ese policía Mario la rodea… tenga cuidado ehhh…

-Eso no es nada… gracias

-Ya sabes que no es solo es gracias, pues el algo más

-Está bien te pagaré… y lo otro…

-¡Ah sí! Lo otro…

-Es bueno decirte que Gabriel se encuentra en el bar de Uriel…

-¡Ah sí! ¡Cómo así!

-Desde hace día lo sé… si es el mismo hombre de la foto, está en el bar de Uriel, siempre ha estado allí, por lo que sé.

Por casualidad Javier acompañaba a Xavier a unos tragos por lo que mientras tomaban unos tragos vio a Gabriel llevar la contabilidad del bar, hacía llamadas y acomodaba algunas mercancías.

ALGO QUE CAMBIÓ

Raquel y David se habían comprometido. Era un amor de primavera, un amor tierno donde solo existían los dos.

-No quiero que trabajes más aquí Raquel.

-Lo sé amor, pero tengo que seguir, necesito un tiempo más hasta que consiga otro trabajo.

-Puedo velar por ti y tu hijo Raquel, mi trabajo da para los dos.

-No amor, por favor entiéndeme… unos meses más.

Por otro lado, Stephanie había desistido desde aquel día que Gabriel recobró los conocimientos. Mientras ella se despedía porque se iría con su familia, él fue recordando pasajes de su vida. Recordó el rostro de Regia, a don Rafael, a Ignacio, la reunión aquella en el hotel donde bailó con Regia y hasta el puñal que entró en su piel.

-No te marches Stephanie, quédate aquí, en este momento no tengo para ayudarme a mí mismo o ayudarte a ti, y al contrario te necesito pero entre los dos podemos salir adelante.

-¿Cómo? Mírate cómo estás… te encuentras peor que yo… más confundido y sin saber quién eres.

-Si sé quién soy. Mi nombre es Gabriel, sé donde vivo y quienes son mi familia

-De qué hablas…

-Sé quién soy… y todo lo que me has contado durante estos días puedo comprenderte, el estar atado a algo que no quieres, es detestable,  es mejor que te quedes aquí.

Stephanie decidió seguir en el bar.

DECIR LA VERDAD

Xavier, se quedó impactado, por aquel secreto que Diana le reveló aquella noche cuando los dos desahogaban sus penas. Xavier seguía sumergido en el abismo de la desolación por la pérdida de su esposa, mientras Diana por tratar de consolarlo y porque no aguantaba más guardar aquel secreto que tanto la atormentaba, sobre todo ahora que veía cada día a Xavier, su rostro, sus palabras y su aliento le recordaba aquella noche en que estuvieron juntos. Eran muy jóvenes, cuando Xavier y Diana se dieron su primer beso. Era un beso inocente y sin maliciosa, con un poco de miedo, un beso muy corto.  Al día siguiente se dieron el segundo beso, esta vez un poco más largo y profundo, no dejaban de tocarse, era una sensación diferente querían amarse.

Así pasó los días entre amarse a escondidas y darse muchos besos, hasta terminar la escuela y Xavier fue llevado a otra ciudad para seguir con los estudios, mientras en el vientre de Diana crecía un bebé fruto de su amor. Diana que también era muy joven y con ayuda de su amiga Kimi llevaron adelante ese parto con apoyo de la partera del pueblo cercano. Esa noche de tormenta Diana sufrió mucho pero ya su bebé se encontraba entre sus brazos.

Era imposible quedarse con el bebé por lo que Diana decidió darlo en adopción. Ese día Diana le confesó todo a Xavier quien no podía creer lo que había revelado esa mujer que cada noche bailaba a un público formado por hombres.

Diana dejó de estudiar y comenzó ahogar sus penas bailando en un público masculino porque sentía que merecía todas esas penas. Y así estar más cerca de aquella persona a quien le dio la vida, así ella creía que fuera más fácil.

SIGUE SU CAMINO

Karen había empezado a trabajar en el bar, al principio hacía su trabajo con entusiasmo, pero a medida que fue pasando el tiempo, no le encontró sentido estar encerrada allí en ese local día tras día, satisfaciendo las miradas de aquellos hombres que solo tenían un objetivo en su mente.

Delia por su parte, trataba de animarla, para que se aprendiera un número para que debutara en una de esas noches, pero al llegar ese día Karen desapareció del local, y junto con ella las joyas de Delia y de Uriel, y el dinero que habían ganado la noche anterior.

Karen no tenía dueño y mucho menos jefes, al contrario andaba descubriendo un mundo cada vez que se le antoje. Aquí, allá en donde sea, comiendo de cualquier lugar, viajando a donde sea, y nadie más la encontraría.

Mucho menos la gente, que Uriel contrató para que la encontrara.

Por eso nunca se la llevó bien con ninguno de los que trabajaba en el local y con la única que podía hablar era con Delia, quien de alguna forma lo que buscaba era ganársela para luego desfalcarla. 

viernes, 25 de junio de 2021

CAPÍTULO 16 III

CAMBIO DE CAMINO

Los días transcurría en un vacío de obtener respuestas, la desolación hacía que los días fueran más largos y los momentos de impotencia e injusticia no permitía curar las heridas. Muchas preguntas sin respuesta agobiaban a los dolientes. Para Octavio había cambiado su vida radicalmente, primero había perdido a su amor eterno Karla, para luego marcharse su padre, las dos muertes habían sido provocadas por una misma persona Erika Del Monte. El por qué había matado a tantas personas nadie lo sabe, pues nadie sabía las causas de su decisión de quitarles la vida, no solo a Karla y al sacerdote Claudio, sino también a su mejor amigo Luis y a Marisol, que por pura casualidad Luis ese día lo acompañaba al encuentro de esa cita, y que en cambio a su cuerpo quien debería estar en el puesto de su amigo. Pero lo único que sí estaba seguro era que Erika no volvería a asesinar a otra persona.

Octavio había decidido lo mejor para su vida, se lo debía a Luis que fue el mártir en acompañar a su padre. Además para qué vivir, y si hay que vivir sería para servir a la comunidad, por lo que Octavio decidió ir a seminario y seguir el camino de Dios. Seguir el legado que le había dejado su padre.

AÚN DUELE TU PARTIDA

En el bar se encontraba Xavier embriagándose para pasar el dolor que lo embargaba día y noche. Tenía días sin dormir, desde que se enteró que había muerto su esposa y la forma como murió, además de ser cómplices de las muertes de dos personas y una de ella era el sacerdote del barrio. Ahora, estaba solo, y no importa llegar temprano o tarde a la casa o comer sano o con grasa, nada era importante, es mejor olvidar ese dolor que no lo dejaba de acompañar.

Un trago tras otro, cerveza o ron es lo mismo, Xavier no podía contener las lágrimas, sacaba el pañuelo de sus bolsillos y se lo pasaba por sus mejillas y terminaba por otro sorbo de alcohol. Seguía el ritmo de algunas músicas y se regresaba a casa cuando ya no quedaba ningún cliente en el bar. Al día siguiente hacía lo mismo.

De alguna forma  Diana, quien lo conocía desde que eran jóvenes lo ayudaba a reposar su dolor entre charlas sin sentidos y recordar momentos de aquellos cuando eran unos jovencitos. Para Xavier todo le parecía igual, una charla o el estar en soledad y menos obtener el dinero que había recibido por la muerte de Marisol, una cuenta bancaria con ahorros, las joyas que le había regalado Regia, la ropa, el carro y hasta la misma ropa que tenía mucho valor.

Marisol había muerto y con ella ese amor que sentía, jamás volvería amar como amó. Quien tuvo la culpa no importa ya; ya nada importa solo que se termine el día para el vuelva a empezar otro día y vuelva a terminar.

¡EN QUÉ FALLÓ!

Primer error cometido por Regia, los cálculos mal tomados, si todo estaba bien planificado. Regia no entendía cómo pudo perder a su madre, a su amiga y a su cómplice.

-¡Cómo duele Wichito! –Lloraba Regia por el dolor de su aliada.

Más que madre era su cómplice, desde aquel momento en que se embriagaba, una copa tras otra. Era la primera vez que Regia la trataba con humanidad. Pues, se inclinaba siempre a favor de su padre, quien la consentía en todos su requerimientos y Erika solo era el relleno de un puesto.

Erika tomaría el arma de su esposo, y lo colocó en la sien. Estaba decidida a quitarse la vida, cuando entró Regia y la detuvo. Después de tantos años recibió un abrazo de su hija y sintió que le debía algo, era un secreto que nadie sabía y jamás será revelado.

-Si  fueras un poco más fuerte madre, si tomas valor para que nadie te humille –Le decía Regia en aquel momento

-Tú sabes hija que no soy así…

-Si lo eres madre, no dejes que nadie te humille, no dejes que nadie pase por encima de ti, deja de tomar licor y caminemos juntas nuestros caminos, solo tú y yo, solo las dos.

Regia, volvía de sus recuerdos, no salía del cuarto de su madre, y analizaba la falla de su error.

-Pero Wichito si todo estaba perfecto, en qué fallamos.

Regia no quería mover nada de los objetos de su madre, estaba segura que regresaría.

Y Volvía a recordar.

-Madre te amo, tú lo sabes, no es necesario que te lo diga, pero débil y eso no lo soporto…

Pronto después de aquella noche Erika se sentía agradecida por su hija por lo que la consentía en todo. Y todo comenzó cuando trataba de asfixiar a Mía con una almohada y no podía, y las dos se debatían en quien viviría, en eso entró Erika y al ver que su hija buscaba la manera de taparle la cara, y en vez de decirle que no lo hiciera hizo lo contrario.

Las dos estaban más unidas que nunca, y siempre la acompañaría ese secreto y muchos más. Al principio recibió clases de tiro y luego de defensa personal. Regia lo disfrutaba muchísimo pero para Erika solo era complacer a su hija, por eso que cuando las dos decidieron matar a la Guaricha le fue más fácil cambiar su personalidad, por lo que se puso un traje de negro y una máscara de porcelana ya que se transformaría en otra persona y no sería ella misma, y podría quitarse el traje y sería la misma tímida mujer que deambulaba por la casa buscando la atención de don Rafael. La esposa perfecta y la mujer amada por Joe, el hombre que la llevó a lo más sublime de ser deseada.

CIERRE DEL CASO

Fue quizás suerte del inspector Mario en llegar a tiempo a casa de la familia Del Monte. Observó el extraño comportamiento de aquella mujer que supuestamente era parte del servicio de la casa, y ahora estaba vestida mejor que la propia dueña de la casa, por lo que decidió seguirlos.

Qué iba a pensar que se trataría de un asesinato, qué iba a pensar que la señora Erika fuera la autora de muchos asesinatos, qué iba a pensar que Marisol era cómplice conjuntamente con su empleadora.

Todo tenía sentido, Mía la reportera quería dar mala referencia de la familia, Gabriel, el novio de su hija, el inspector Daniel le habría descubierto, estaba en el momento menos propicio, Erika protegía a su hija de la Guaricha y Manuel desfalcó a la familia, Marisol que era su cómplice y era mejor deshacerse de ella, pero lo que no entendía era la muerte del sacerdote que estaba en interrogativa, y que no sabría porqué lo asesino al igual que a Luis.

Era caso cerrado, cuando en el cementerio en discreción a la vista de la sociedad, se hizo un entierro íntimo y solemne, sin mucha gente, solo la familia y custodiado por guarda espaldas y policía local.

 
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