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lunes, 14 de junio de 2021

CAPÍTULO 14 II

 ÚNICA INVITACIÓN

Aquella noche, el señor Rafael tenía una cena de suma importancia con la red hotelera en una hacienda apartada de la ciudad, por lo que era necesario la presencia de su esposa Erika como símbolo de un matrimonio feliz, y con ello no podía faltar Joe el Chofer y Maxi su ama de llaves.

Dichosa estaba Erika entre risas y elogios para su esposo que poco caso le hacía.

-¡Estás embriagada otra vez  -Le repetía Rafael

-No señor mío, mi amo, estoy muy bien, ni una gota he tomado hoy… voy a resplandecer entre los invitados y vas quedar como el grande ante todos esos empresarios y mafiosos  que tienes por amigos.

La alegría de Erika era por Joe.

-No son mafiosos son nuestros amigos… ¡Vamos apúrate que vamos a llegar tarde!

Luego de salir,  la casa quedó en silencio como era casi normal. Se podía sentir los pasos desordenado de Lupe que andaba de un lado a otro. Cantando a toda voz porque sabía que la señorita Regia también había salido. Cuando se pronto encontró una invitación que entró por la rendija de la puerta que decía para Marisol. Lupe lo tomó y se llevó a Marisol. Ésta lo abrió. Y era una invitación para el hotel Del Monte, era una invitación para una cena, de parte del señor Rafael y la seña Erika por la mejor empleada de la familia.

Marisol se emocionó al primer momento, su felicidad era inevitable y se le podía notar en su rostro, por lo  que le dijo a Lupe que se alistara para ir juntas. Pero como sabía que la casa no podía quedar sola, retiró la invitación.

Ya en su habitación cuando estaba lista para salir, se detuvo en la puerta y pensó fríamente.

-Y si solo es para darme dinero por las fotos, y si en realidad vio cuando le tomaba fotos, pero cuando supo que tenía algo de ella, como lo sabe… Será por Joe, será que Joe, Joe, Joe, Joe, le dijo que sospechaba de mí… no, no, no… es mejor no ir, mejor me quedo aquí… guardaré el vídeo en un lugar secreto donde nadie lo pueda ver… mejor lo guardo.

Marisol regresó, y guardó su celular en un lugar donde nadie lo podía encontrar solo una persona por si le llegara a pasar algo. Regresó a su cuarto, y dejó la cartera a un lado y se quitaba los zapatos cuando volvió a pensar.

-Y si estoy perdiendo la única oportunidad que pueda tener, me hace falta ese dinerito extra… no me caerá mal esos billeticos… la señora Erika tiene mucha plata, debo sacarle provecho a la situación, digo que es mejor ir, no debo perder esta oportunidad… además el señor Rafael estará allí…

Volvió a tomar la cartera, y salió por la cocina, sin volverle avisar a Lupe que sí saldría de casa. Y seguía pensando:

-¿Qué me puede pasar? Es un lugar concurrido, hay mucha gente… y si veo algo raro me marcho… La señora Erika es muy sensible… solo tengo que hablar con ella… todo va a salir bien… sé que caerá facilito…

Ya en hotel Marisol seguía pensando y su corazón no paraba de palpitar, se sentía sola a pesar de que el restaurante estaba concurrido.  Siguió caminando y preguntó al encargado por su mesa, éste llamó a la chica que la iba atender.

-Siga por aquí señorita –Dijo Karla.

-Karla, Karla eres tú amiga.

-Sí soy yo, siga por aquí…

-Que bueno encontrarte, me da alivio saber que alguien que conozco está aquí, dame un abrazo…

-No puedo Marisol estoy trabajando… pero me alegra verte… ¡qué haces aquí!

-El señor Rafael y la señora Erika… me invitaron a una cena.

-Es extraño, a ninguno de los dos los he visto por aquí.

Marisol fue llevada frente a la orquesta que tocaba Jazz, y aprovechó la situación para pedir del menú los platos más costosos.

-No llega el señor Rafael ni la señora Erika…

-No Marisol, no llegan.

-Ven Karla siéntate conmigo, aunque sea un rato.

-No puedo Karla.

-Entonces voy a pedir comida para llevar, quiero que se lo lleves a mi amorcito… el también merece comer lo que yo comí… puedes hacerme el favor…

-Claro que sí Marisol

A pesar que Marisol la estaba pasando muy bien, entre copas de champagne y el jazz seguía inquieta pensando.

-Será que la señora me dio esta cena con gratitud de lo que viene en adelante si me comporto bien… es para que no nada. Padre santo, este es el comienzo de una nueva vida, es el comienzo de una vida de lujos, este si es buena vida… esto sí es vida…

Marisol empezó a reír y brindar con los músicos, se había levantado de la mesa y brindaba con la pareja que se encontraba al lado. El encargado se acercó para tranquilizarla pero ella no hacía caso. Tomó la botella entre sus brazos y en la mano derecha tenía la copa y empezó a caminar por el pasillo de la cocina buscando a Karla.

-Karla vámonos, es mejor que me vaya contigo, estoy muy feliz y quiero ver a mi esposo, sabía que lo amo muchísimo, que es lo único hermoso que me ha pasado en ésta maldita vida, a veces pienso que no soy merecedora de su amor, y eso quiero decírselo en persona, quiero decirle que lo amo, que lo amo muchísimo, vámonos Karla, vente…

Karla la tomó entre los brazos y se la llevó hacia fuera, tomó su cartera y se terció, al igual que la botella que pretendía dejarla en el contenedor. Siguieron juntas por el estacionamiento y así esperar a Octavio que llegaría a recogerlas después de clases.

Karla divagaba entre palabras sin sentidos.

-Yo tengo fotos de la señora Erika con Joe, la tengo en mis manos, por eso me dio la cena… sabes que también encontré algo extraño en la habitación de la señorita Regia, era un traje negro, un traje raro… sabes que no he podido dormir bien después de ver ese traje, sueño con eso cada noche…

Karla le tomaba el cabello mientras Karla vomitaba en la grama, y no podía entender lo que decía Marisol, apenas si alcanzaba escuchar fotos, Erika, traje y miedo.

Marisol estaba sin fuerzas, era la primera vez, que había comido tanto en su vida, era la primera vez que había bebido tanta champagne en su vida, era la primera vez que había escuchado tanto jazz  en vivo, era feliz y esa felicidad se convirtió en delirio y dolor, no pudo más y se desmayó.

Karla se puso muy nerviosa y se acordó de los taxis que se encontraba a las afuera del hotel, salió apresurada, cuando de pronto un hombre vestido de negro con una máscara de porcelana se le paró de frente. Más atrás, sintió una apuñalada en su espalda. Esta siguió adelante pero sintió otra apuñalada. Por su parte el hombre de negro solo miraba a la chica en el suelo agonizando pidiendo ayuda pero solo la miraba como se apagaba sus ojos.

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