ÚNICA INVITACIÓN
Aquella
noche, el señor Rafael tenía una cena de suma importancia con la red hotelera
en una hacienda apartada de la ciudad, por lo que era necesario la presencia de
su esposa Erika como símbolo de un matrimonio feliz, y con ello no podía faltar
Joe el Chofer y Maxi su ama de llaves.
Dichosa
estaba Erika entre risas y elogios para su esposo que poco caso le hacía.
-¡Estás
embriagada otra vez -Le repetía Rafael
-No
señor mío, mi amo, estoy muy bien, ni una gota he tomado hoy… voy a
resplandecer entre los invitados y vas quedar como el grande ante todos esos
empresarios y mafiosos que tienes por
amigos.
La
alegría de Erika era por Joe.
-No
son mafiosos son nuestros amigos… ¡Vamos apúrate que vamos a llegar tarde!
Luego
de salir, la casa quedó en silencio como
era casi normal. Se podía sentir los pasos desordenado de Lupe que andaba de un
lado a otro. Cantando a toda voz porque sabía que la señorita Regia también
había salido. Cuando se pronto encontró una invitación que entró por la rendija
de la puerta que decía para Marisol. Lupe lo tomó y se llevó a Marisol. Ésta lo
abrió. Y era una invitación para el hotel Del Monte, era una invitación para una
cena, de parte del señor Rafael y la seña Erika por la mejor empleada de la
familia.
Marisol
se emocionó al primer momento, su felicidad era inevitable y se le podía notar
en su rostro, por lo que le dijo a Lupe
que se alistara para ir juntas. Pero como sabía que la casa no podía quedar
sola, retiró la invitación.
Ya
en su habitación cuando estaba lista para salir, se detuvo en la puerta y pensó
fríamente.
-Y
si solo es para darme dinero por las fotos, y si en realidad vio cuando le
tomaba fotos, pero cuando supo que tenía algo de ella, como lo sabe… Será por
Joe, será que Joe, Joe, Joe, Joe, le dijo que sospechaba de mí… no, no, no… es
mejor no ir, mejor me quedo aquí… guardaré el vídeo en un lugar secreto donde
nadie lo pueda ver… mejor lo guardo.
Marisol
regresó, y guardó su celular en un lugar donde nadie lo podía encontrar solo
una persona por si le llegara a pasar algo. Regresó a su cuarto, y dejó la
cartera a un lado y se quitaba los zapatos cuando volvió a pensar.
-Y
si estoy perdiendo la única oportunidad que pueda tener, me hace falta ese
dinerito extra… no me caerá mal esos billeticos… la señora Erika tiene mucha
plata, debo sacarle provecho a la situación, digo que es mejor ir, no debo
perder esta oportunidad… además el señor Rafael estará allí…
Volvió
a tomar la cartera, y salió por la cocina, sin volverle avisar a Lupe que sí
saldría de casa. Y seguía pensando:
-¿Qué
me puede pasar? Es un lugar concurrido, hay mucha gente… y si veo algo raro me
marcho… La señora Erika es muy sensible… solo tengo que hablar con ella… todo
va a salir bien… sé que caerá facilito…
Ya
en hotel Marisol seguía pensando y su corazón no paraba de palpitar, se sentía
sola a pesar de que el restaurante estaba concurrido. Siguió caminando y preguntó al encargado por
su mesa, éste llamó a la chica que la iba atender.
-Siga
por aquí señorita –Dijo Karla.
-Karla,
Karla eres tú amiga.
-Sí
soy yo, siga por aquí…
-Que
bueno encontrarte, me da alivio saber que alguien que conozco está aquí, dame
un abrazo…
-No
puedo Marisol estoy trabajando… pero me alegra verte… ¡qué haces aquí!
-El
señor Rafael y la señora Erika… me invitaron a una cena.
-Es
extraño, a ninguno de los dos los he visto por aquí.
Marisol
fue llevada frente a la orquesta que tocaba Jazz, y aprovechó la situación para
pedir del menú los platos más costosos.
-No
llega el señor Rafael ni la señora Erika…
-No
Marisol, no llegan.
-Ven
Karla siéntate conmigo, aunque sea un rato.
-No
puedo Karla.
-Entonces
voy a pedir comida para llevar, quiero que se lo lleves a mi amorcito… el
también merece comer lo que yo comí… puedes hacerme el favor…
-Claro
que sí Marisol
A
pesar que Marisol la estaba pasando muy bien, entre copas de champagne y el
jazz seguía inquieta pensando.
-Será
que la señora me dio esta cena con gratitud de lo que viene en adelante si me
comporto bien… es para que no nada. Padre santo, este es el comienzo de una
nueva vida, es el comienzo de una vida de lujos, este si es buena vida… esto sí
es vida…
Marisol
empezó a reír y brindar con los músicos, se había levantado de la mesa y
brindaba con la pareja que se encontraba al lado. El encargado se acercó para
tranquilizarla pero ella no hacía caso. Tomó la botella entre sus brazos y en la
mano derecha tenía la copa y empezó a caminar por el pasillo de la cocina
buscando a Karla.
-Karla
vámonos, es mejor que me vaya contigo, estoy muy feliz y quiero ver a mi
esposo, sabía que lo amo muchísimo, que es lo único hermoso que me ha pasado en
ésta maldita vida, a veces pienso que no soy merecedora de su amor, y eso
quiero decírselo en persona, quiero decirle que lo amo, que lo amo muchísimo,
vámonos Karla, vente…
Karla
la tomó entre los brazos y se la llevó hacia fuera, tomó su cartera y se
terció, al igual que la botella que pretendía dejarla en el contenedor.
Siguieron juntas por el estacionamiento y así esperar a Octavio que llegaría a
recogerlas después de clases.
Karla
divagaba entre palabras sin sentidos.
-Yo
tengo fotos de la señora Erika con Joe, la tengo en mis manos, por eso me dio
la cena… sabes que también encontré algo extraño en la habitación de la
señorita Regia, era un traje negro, un traje raro… sabes que no he podido
dormir bien después de ver ese traje, sueño con eso cada noche…
Karla
le tomaba el cabello mientras Karla vomitaba en la grama, y no podía entender
lo que decía Marisol, apenas si alcanzaba escuchar fotos, Erika, traje y miedo.
Marisol
estaba sin fuerzas, era la primera vez, que había comido tanto en su vida, era
la primera vez que había bebido tanta champagne en su vida, era la primera vez
que había escuchado tanto jazz en vivo,
era feliz y esa felicidad se convirtió en delirio y dolor, no pudo más y se
desmayó.
Karla se puso muy nerviosa y se acordó de los taxis que se encontraba a las afuera del hotel, salió apresurada, cuando de pronto un hombre vestido de negro con una máscara de porcelana se le paró de frente. Más atrás, sintió una apuñalada en su espalda. Esta siguió adelante pero sintió otra apuñalada. Por su parte el hombre de negro solo miraba a la chica en el suelo agonizando pidiendo ayuda pero solo la miraba como se apagaba sus ojos.
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