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viernes, 18 de junio de 2021

CAPÍTULO 15 II

PORQUE TE CONOZCO

Ya a la afuera de la iglesia Octavio y Kali se marchaban de la Iglesia, desconsolados y sin decir un adiós. Por su parte Regia e Ignacio hacían lo mismo hasta que Helena y Martín se le acercaron al carro:

-Volver a encontrarte es un honor Regia –Dijo Helena con ironía.

-Si tu lo dices –Dijo Regia afirmando con la cabeza.

-Lamenté la partida de nuestra amiga la Guaricha…

-No puedo decir lo mismo Helena y si me permites me tengo que ir.

-¡Ah! Verdad, si las dos eran rivales –Continuó Helena con la ironía

Regia cerró la puerta que Ignacio había abierto para que ella entrara y se le acercó muy cerca del rostro de Helena y le dijo;

-Mira Helena no me vengas con insinuaciones y lo que tengas que decirme dímelo en este momento, al fin y al cabo las dos somos del mismo charco.

-Encontrarte no fue mi intención, y mucho menos lo que pasó la última vez que nos vimos, pero para nuestra sorpresa estás aquí, y no sé porqué y ni me interesa… y es tan pequeño el mundo.

-La última vez, que yo recuerdo me pusiste en evidencia, y si no fuera por tus matones, te habría descuartizado con mis propias manos.

-Ya no te tengo miedo Regia y cuando quieras ven a verme.

-No me interesa encontrarte. –Finalizó Regia con la conversación y se metió en el carro.

Helena y Regia, se conocieron en un juego de póker clandestino, donde los más adinerado de la ciudad asisten para pasar el tiempo y presumir de su dinero, solo exclusivo para personas de alta sociedad. Ese día las dos presumían de su dinero y de su poder, por lo que apostaron en un momento de embriagadez de quién se quedaría con Gabriel. Un chico con estudios aniversario recién graduado y que tenía todas las energías para abrirse al mundo y sin embargo se topó con esta casa de apuesta dirigida por un tal Oscar Puente, que con astucia lleva a cabo tales a puesta fuera de las leyes del estado. Todo comenzó cuando Oscar trabajaba en la universidad y se hizo amigo de Gabriel, quien sabía todo de contabilidad y solicitud su ayuda, y en la cual entre los dos enrumbaron tal casa de apuesta ilegal.

Y no fue cuando Regia y Helena comenzaron asistir a esta casa de apuesta, Regia para acompañar a su padre relacionarse con gente adinerada y conseguir que sus hoteles sean reconocidos en la alta alcurnia y Helena para acompañar a su hermano Martín y ayudar a su familia dirigir la distribución y consumo de droga.

Solo por juegos Regia y Helena comenzaron apostar primero una bebida, mientras jugaban blackjack. En una partida ganaba Regia y en otra Helena, a veces las dos perdían, hasta que Helena puso en evidencia a Regia que hacía trampa al manipular al  que repartía las cartas. En eso llegó Gabriel para verificar el juego, y Regia perdió mucho dinero quedando mal vista ante los veían la jugada.

Ese mismo día se encontraron en el baño para retocar el maquillaje, y Helena en su burla porque nunca le tuvo miedo a Regia le dijo:

-Podemos hacer una última apuesta.

-No gracias

-Vamos Regia… siempre dices que obtiene lo que quieres.

Regia dejó de maquillarse y se volteó hacia ella sin dejarla de mirarla a los ojos, mientras Helena caminaba de un lado a otro y dijo:

-Ese chico Gabriel, quiero que lo conquiste y que sea tu novio.

-Ese pela’o… no Helena… jamás

-Que te da miedo que vuelvas a perder.

Regia vio en Helena la satisfacción que  ésta ponía al retarla y que no podía  dominarla, así que aceptó.

Al principio de la apuesta Regia trató de agradarle a Gabriel, pero éste estaba centrado en su trabajo, y sabía muy bien que no podía enredarse con ese tipo gente, pero con el pasar del tiempo y sin  saber como el padre de Gabriel de alguna forma adquirió una deuda muy grande con el padre de Regia, que era constructor. Y la única salida que le vio Gabriel y por propuesta de Regia era aceptar ser novio de ella, y darle facilidad a su padre para que pagara la deuda con más facilidad. Y finalmente Gabriel aceptó trabajar con la familia Del Monte. Mientras tanto Helena había perdido la apuesta y tuvo que acceder su automóvil. Es un automóvil de colección y que ahora Regia solo lo utiliza para cometer sus crímenes y mientras tanto está en un lugar desconocido.

Poco a poco fue pasando el tiempo y Regia le tomó cariño a Gabriel, hasta imaginó una vida junto a él. Era un chico fácil de manipular, inteligente, sabía todo de los negocios de su padre y sobre todo no la ahogaba con enamoramientos falsos solo por tener dinero.

Y lo que sentía él por ella, que al principio era aborrecimiento por la deuda de su padre, pero que poco a poco se  fue convirtiendo en cariño y costumbre, pero no podía verla más allá que un afecto y aprecio.

Ante los ojos de todos era la pareja perfecta, siempre estaban juntos y mostraban amarse uno del otro.

ALGO PASA EN EL BAR

Delia se preparaba para el próximo espectáculo. Se puso un vestido muy corto, color blanco pegado al cuerpo, mostrando sus enormes pechos y el trasero se le notaba en ese hilo dental que no dejaba nada para la imaginación. Como siempre se ponía un maño en la cabeza adornado con una flor de acuerdo al color del vestido.

-Uriel esa chica Sthepanie, quiero que baile… podemos sacarle provecho a ese cuerpo hermoso y así ganar más dinero.

Uriel que jugaba con el tabaco que tenía entre sus manos, se le llevó a los labios y aspiró y mientras hablaba salía el humo de su nariz y boca.

-Con Stephanie nadie se mete, pues me puedo meter en problemas si alguien se mete con ella.

Delia se lo quedó mirando con desdén, porque sabía que él sentía algo por esa chica y que eran escusas para que nadie la tocara.

-Mira Delia deja los malditos celos que tiene y que no se te olvide nunca, esa chica es intocable, simplemente le hago un favor a su padre de tenerla aquí, que está bien seguro que darle una lección de ganarse la vida.

-Está bien pues, no te la toco para nada –dijo Delia con un poco de ira.

Delia caminó hacia el camerino de las chicas y no encontró a Raquel ni a Diana, por lo que le preguntó a David.

-Ya vienen señora

David sabía que Raquel y Diana se encontraban con Gabriel curándole las heridas. Quienes se turnaban para cuidarlo. Pero que todavía no recobraba el conocimiento.

REVUELTA EN LA IGLESIA

Claudio moría de miedo por haber perdido el cuerpo de Gabriel. Ya se imaginaba lo que le esperaba si no aparecía. Sabía lo que era capaz Regia, ya que las veces que cometía un asesinato se lo confesaba a Claudio. Regia sentía que estaba siendo el bien ante la humanidad al matar a quien se ponía en su camino y que lo llevaba a la gloria, por lo que iba a la iglesia a confesarse y a la misma vez dar gracias a Dios.

Cuando Gabriel fue cubierto por la sábana blanca en el hotel, todos lo dieron por muerto, ya que  Rafael había llamado a la delegación de investigación y con ello al forense, quien detectó pocos  signos vitales en el cuerpo y se lo llevaron a la clínica donde Rafael tenía médicos de confianza, pero que Regia podía manipular a su antojo y los chantajeó para que lo diera por muerto. Gabriel necesitaba atenciones especiales y esa noche cuando fue a confesarle a Claudio lo que hizo se le ocurrió darle esa responsabilidad de cuidar a Gabriel, mientras ella pensaba que iba hacer con él.

Cada día Regia llamaba a Claudio para saber de Gabriel y éste respondía que estaba mejorando,  que no recobraba el conocimiento y que necesitaba más tiempo. Era las pocas veces que Regia recurría a esa iglesia, en ese barrio al otro lado de la ciudad.

 

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