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miércoles, 2 de junio de 2021

CAPÍTULO 11 II

 OTRO ASESINATO SIN RESPUESTAS

Al día siguiente, en l habitación 43 se encontraba dos asesinatos, descubierto por la camarera que cada mañana le llevaba el desayuno a la niña Guaricha. La encontró con una rosa roja en la boca junto a Manuel, labio a labio. No era la primera vez esta simbología. También lo había encontrado en la Flaquita la viajera inoportuna, en Mia que fue la reportera de un canal de noticias, el Simón. Pedro, Mateo y en un muchos más, con muertes diferentes pero con el mismo significado que lo marcaba a todos.

-No hay huellas, no hay rastro y no hay a quien culpar –Decía Mario el inspector de investigación criminalística…

Junto a Mario se encontraba Daniel su compañero que lo repetía todo.

-Sí, sí, sí… no hay rastro, no hay huellas y no hay a quien culpar.

-¡Revisaron todo! y qué dice el forense –Dijo Mario

-Vamos chicos qué dice el forense –Repitió Daniel

Se había encontrado a la Guaricha, abrazada de frente junto a Manuel, con los ojos abiertos los dos, la flor entre cruzada en los labios, semi desnudos y el equipo de sonido encendido con una balada muy suave.

DESPUÉS DE TODO

Regia recostada en cama se encontraba poco deprimida, recordaba la noche anterior. Le pasaba por la mente las lágrimas incontenibles de la Guaricha pidiendo que se marchara y en la mirada fría de Manuel.

De regreso, entro sigilosamente en su casa, con la ayuda de su cómplice, su chofer, luego envolvió el disfraz en una bolsa negra y la llevó al sótano. Y en una caja guardó las fotos instantánea que tomó en esa noche y lo metió detrás de la biblioteca abandona, en donde pasaba horas jugando a solas, junto a los libros de fantasía que su tía le regalaba para pasar el tiempo.

Mientras recordaba y recordaba se le acercó Ignacio y junto a ella, y se refugió entre sus brazos muy fuerte y ella lo dejó que la abrazara.

-¿Qué pasa Wicho?

-No pasa nada, solo quiero tu cariño.

-Está bien Wicho

Ignacio no podía decirle a Regia que la tristeza que llevaba por dentro era a causa de que se enteró de la muerte de la Guaricha, no podía hablarle que desde hace tiempo amaba a su enemiga, y que ahora no estaba a su lado.

-Me quieres contar lo que te sucede –Insistía Regia en preguntar, aún sabiendo que Ignacio lloraba por la muerte de la Guariccha

-Nada mi señora, aquí estoy para servirle.

-Hay Wichito, nadie nos quiere, solo tú me amas, estás aquí consolándome, no estés triste por mí, aquí siempre estaré para ti y tú para mí.

Ignacio se queda mirando a Regia confundido y sin entender aquellas palabras, pero no dice nada y Regia continúa diciendo:

-Sé que estas triste por ella Wicho, tú crees que soy pendeja, tú crees que yo no sabía tu aventura con mi peor enemiga, lo sé todo Wichito, lo sé todo.

El corazón de Ignacio comenzó a latir fuerte.

-¿Qué sabes Regia?

-Nunca más te atrevas a mentirne, nunca más… yo lo sé todo… te recuerdo que cada paso que das está mi nombre, recuérdalo siempre.

-No fue mi intención Regia, yo me enamoré…

-Siempre lo supe… Tus encuentros en cada restaurante, en cada hotel, en mi propio club… ¡qué pasaba por tu mente Wicho! ¡qué me ibas a engañar!… ¡pensabas burlarte de mí!…

-Y mira como te pagó la Guaricha mi Wichito

Regia saca una foto en donde se encontraba la Guaricha besándose con Manuel en varios encuentros de la ciudad.

Ignacio miró cada foto,  secó sus lágrimas y dijo entre sus labios, y sin que Regia escuchara

-Pero si dijo que me amaba…

Regia lo miró de reojos, se levantó e Ignacio la siguió:

-Perdóname Regia, perdóname…

-Eres un imbécil Wicho, y tú pensaba que una mujer como la Guaricha te iba a querer… qué pensabas Wicho… si ella sabe que eres mi mano derecha… claro que ella iba a buscarte para hacerme daño a costa de lo que fuera…

-Perdóname Regia, no lo volveré hacer…

-Párate de ese suelo y ven a mí…

Ignacio se levantó prometiéndole que desde ahora en adelante le iba ser fiel, mientras ella le dio un beso en la frente.

UN NUEVO COMIENZO

Luís y Lupe caminaban entre inmensas casa de aquella urbanización, todo aquello parecía de película, Luis no dejaba de mirar las casas y trataba de descubrir cada paisaje que jamás en su vida había visto.

-Hermano, cuántas veces te digo que no quiero estar aquí, yo quiero estar con mis muchachos, ellos me necesitan –Decía Lupe

-No está en mis manos Lupe, yo no he tomado esa decisión, no puedo hacer nada.

-Vamos hermano convence a mis padres.

-Te dije que no puedo hacer nada, cuando ya estés adentro me buscas trabajo de cualquier cosa, aunque sea de jardinero, con gusto lo haría; hasta barrendero de la calle.

-¿Qué hablas? Solo quiero irme a casa.

Habían tocado el timbre y se abrió la reja. El jardín era grande y lleno de flores, se podía visualizar un estar al aire libre, a lo lejos la piscina, fuentes y casas adicionales. Al frente estaba mansión de Los Montes.

Lupe apretó las manos de su hermano mientras este tocó el timbre, Inmediatamente abrió Maxi, vestida de traje.

-Estamos aquí de parte del sacerdote Claudio –Dijo Luís.

-Entiendo. Pase adelante, pero solo ella, que es hora de trabajar.

Luis se despidió de su hermana. Ella lo miró con ternura y miedo a la vez.

 continuará

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