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viernes, 4 de junio de 2021

CAPÍTULO 12

UN BESO LO CAMBIA TODO

Era día de fiesta, en el hotel del “Montes”, la aglomeración de los turistas se hacían presente en el gran salón, caminaban de un lado a otro, tomaban licor y reían, la música en vivo se hacía sentir y  algunas parejas bailaban,

Karla con la bandeja en sus manos servía copas de vino a los turistas que iban llegando. Desde la distancia notó que se acercaba Gabriel, bien vestido con su saco negro de noche y corbata azul marino. Karla se sintió nerviosa pero se concentró en su trabajo para olvidar lo que había sucedido en la noche anterior cuando la llevaba a  su casa.

Gabriel tomó una copa vino, tomó un lirio que se encontraba en el ramo de flores del centro del mesón y se acercó a Karla.

-Este bello lirio es para ti.                                                                

Gabriel le puso el lirio ajustado en la parte derecha de su pecho en donde se encontraba su camisa.

Karla se enrojeció y sin decir palabras siguió adelante.

Todos bailaban y reían, mientras  la puerta principal apareció una mujer de vestido rojo, algo descotado en la espalda y medio mostrar de sus pechos, todo pegado al cuerpo, el cabello recogido con un gancho rojo, también sus labios se hacía verse de un rojo intenso, tan glamurosa que todo los que estaban presentes comenzaron aplaudir. Era Regia la anfitriona de la fiesta. Toma de la mano de Ignacio que también estaba vestido a la ocasión con un pañuelo rojo en su saco que lo hacía sentir parte de Regia.

Gabriel se acerca a Regia, quien lo recibe con un beso sutil en las mejillas y la invita a un baile. Los dos se van a la pista sonrientes y comienzan a girar de acuerdo al ritmo de la música.

-Anoche te esperé amor –Tenía algunos tratos que cerrar.

Juntas sus mejillas y vuelven a dar otra vuelta.

-Estas muy hermosa Regia

-No parece bastar ante tus ojos amorcito.

-Si eres hermosa.

-Si lo sé… pero al parecer no es suficiente para ti

-¿De qué hablas?

-Déjalo, no nada… a veces hablo por hablar amor… solo bailemos que la gente nos mira.

Karla no deja mirar a la pareja bailar, siente algo extraño en su corazón y se aleja del salón, entra a la cocina con algunas lágrimas en sus ojos, y sigue caminando hasta salir afuera. Sin saber cómo y dónde apareció Gabriel y le extiende un pañuelo.

-Toma sécate las lágrimas

-Ella lo miró y secó las lágrimas con sus manos

-Es un compromiso que tomé, mi padre le debe mucho dinero a su padre, y la única manera de saldar la cuenta es casarme con Regia. Solo pretendo salvar a mi familia.

-No tiene porqué decirme estas cosas.

-Te lo digo porque me importas más de lo que te imaginas.

-Qué te puedo importar, acaso no la viste… es bonita, educada hermosa es…

Gabriel le pone su mano en los labios y le dice:

-Desde hace tiempo me gustas mucho, y más que gustar, estoy enamorado de ti, no coordino mis ideas cuando estoy contigo y no dejo de pensar en ti. En mis sueños está tu rostro, tus ojos, tus labios y solo deseo que esa noche termine para verte otra vez. Dime que sientes lo mismo por mí y soy capaz de abandonar todo por ti. Dime que me amas y soy capaz de ir allá y decirle a Regia que eres todo para mí.

 

Gabriel se fue acercando poco a poco  y con ternura tocó los labios de Karla, su mano entre el rostro y su cuello, y  la llevó junto a él y se besaron. Karla lo abrazó y por un instante se olvidaron del mundo.

-También te pienso mucho –Dijo Karla

Desde una esquina Ignacio tomaba fotos de aquel encuentro.

CAMBIO DE PLANES

Regia hablaba con algunos clientes cuando fue interrumpida por Ignacio. Ella lo siguió hacia un cuarto y éste le mostró las fotos.

-Éste hijo de puta, se atrevió engañarme, este hijo de puta quién se cree que es…

-Cálmate mi señora, cálmate…

-No me pidas que me calme, y menos con esta mujersuela.

-Sé inteligente mi señora, no pierdas el control.

Regia comienza a tirar jarrones, a romper ventanas, espejo y todo lo que se atraviese. Mientras Ignacio, con voz temblorosa le repetía cálmate mi ama. De repente Regia se tranquiliza y se mira en el poco espejo que quedó pegado en la pared y dijo:

-Sí Wichito, tengo que calmarme, tengo que calmarme, vamos a fuera y que siga la función.

De regreso, Regia vuelve a socializar con la gente y se pasea de un lado a otro con una sonrisa risueña y generosa.

Atiende una llamada discreta que hizo para verificar que todo saliera como ella lo quería.

LLEGÓ LA HORA

Karla estaba en su hora de descanso, en un salón conexo a la cocina donde degustaba algunos aperitivos. En eso apareció Regia y Karla que ya lo conocía se levantó inmediatamente.

-Con que tú eres Karla

-Sirva usted señora

-Con que usted es quién está detrás de mi novio

-Perdone usted señorita pero no le permito que se meta en mi vida

-Gabriel es mi novio, apártate de él o si no te vas a arrepentir.

Regia se volteó después de mirar a Karla con desprecio y caminó por otro pasillo. Luego dobló hacia la derecha y abrió la habitación.

En una silla encontró a Gabriel amarrado y sentado en una silla, con una venda en los ojos.

-¡Cómo te atreves engañarme Gabriel, cómo pudiste hacerlo! Jamás permitiría que nadie me engañes y mucho menos un mugriento como tú… pero si yo te amaba, eres un tonto por no amarme, si soy bonita, rica…

Detrás de Gabriel había una persona, no muy corpulenta con una máscara puesta y que no hablaba.

-Por alguna razón pensé que me engañarías, que me traicionaría, pero no pensé que fuera tan pronto… no pensé que te fuera tan pronto de mi vida querido… Dios, Dios, Dios a los traicioneros no lo soporto.

Regia le quitó el pañuelo de la boca y le dio un beso en los labios. Luego agregó:

-Hasta hoy me engañas Gabriel. Prefiero verte muerto antes que la gente diga que fui engañada a cambio de una mugrosa.

Regia tomó un cuchillo bien afilado y abrió su camisa, escribiendo en su pecho “mal mentiroso” Luego dijo:

-Me puedo ensuciar mi vestido –Tengo que irme

Una lágrima seca rodó por su mejilla y susurró:

-Pudimos ser felices imbécil

Otra vez en la reunión, se acercó a Ignacio y le dijo:

-Ya estoy bien y que siga la fiesta.

-¿Qué hiciste Regia?

-No, nada, la vida continúa…

En ese instante desde el segundo piso se abrió una cortina y apareció el cuerpo de Gabriel montado en una cruz con unas espinas en la cabeza sangrienta y una rosa rojas en sus labios con un escrito que decía la rosa roja, su pecho no dejaba de sangrar y solo se le escuchaba decir:

-Ayúdenme, por favor ayúdenme…

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