UN BESO LO CAMBIA TODO
Era día
de fiesta, en el hotel del “Montes”, la aglomeración de los turistas se hacían
presente en el gran salón, caminaban de un lado a otro, tomaban licor y reían,
la música en vivo se hacía sentir y algunas
parejas bailaban,
Karla
con la bandeja en sus manos servía copas de vino a los turistas que iban
llegando. Desde la distancia notó que se acercaba Gabriel, bien vestido con su
saco negro de noche y corbata azul marino. Karla se sintió nerviosa pero se
concentró en su trabajo para olvidar lo que había sucedido en la noche anterior
cuando la llevaba a su casa.
Gabriel
tomó una copa vino, tomó un lirio que se encontraba en el ramo de flores del
centro del mesón y se acercó a Karla.
-Este
bello lirio es para ti.
Gabriel
le puso el lirio ajustado en la parte derecha de su pecho en donde se
encontraba su camisa.
Karla
se enrojeció y sin decir palabras siguió adelante.
Todos
bailaban y reían, mientras la puerta
principal apareció una mujer de vestido rojo, algo descotado en la espalda y
medio mostrar de sus pechos, todo pegado al cuerpo, el cabello recogido con un
gancho rojo, también sus labios se hacía verse de un rojo intenso, tan glamurosa
que todo los que estaban presentes comenzaron aplaudir. Era Regia la anfitriona
de la fiesta. Toma de la mano de Ignacio que también estaba vestido a la
ocasión con un pañuelo rojo en su saco que lo hacía sentir parte de Regia.
Gabriel
se acerca a Regia, quien lo recibe con un beso sutil en las mejillas y la
invita a un baile. Los dos se van a la pista sonrientes y comienzan a girar de
acuerdo al ritmo de la música.
-Anoche
te esperé amor –Tenía algunos tratos que cerrar.
Juntas
sus mejillas y vuelven a dar otra vuelta.
-Estas
muy hermosa Regia
-No
parece bastar ante tus ojos amorcito.
-Si
eres hermosa.
-Si
lo sé… pero al parecer no es suficiente para ti
-¿De
qué hablas?
-Déjalo,
no nada… a veces hablo por hablar amor… solo bailemos que la gente nos mira.
Karla
no deja mirar a la pareja bailar, siente algo extraño en su corazón y se aleja
del salón, entra a la cocina con algunas lágrimas en sus ojos, y sigue caminando
hasta salir afuera. Sin saber cómo y dónde apareció Gabriel y le extiende un
pañuelo.
-Toma
sécate las lágrimas
-Ella
lo miró y secó las lágrimas con sus manos
-Es
un compromiso que tomé, mi padre le debe mucho dinero a su padre, y la única
manera de saldar la cuenta es casarme con Regia. Solo pretendo salvar a mi
familia.
-No
tiene porqué decirme estas cosas.
-Te
lo digo porque me importas más de lo que te imaginas.
-Qué
te puedo importar, acaso no la viste… es bonita, educada hermosa es…
Gabriel
le pone su mano en los labios y le dice:
-Desde
hace tiempo me gustas mucho, y más que gustar, estoy enamorado de ti, no
coordino mis ideas cuando estoy contigo y no dejo de pensar en ti. En mis
sueños está tu rostro, tus ojos, tus labios y solo deseo que esa noche termine
para verte otra vez. Dime que sientes lo mismo por mí y soy capaz de abandonar
todo por ti. Dime que me amas y soy capaz de ir allá y decirle a Regia que eres
todo para mí.
Gabriel
se fue acercando poco a poco y con
ternura tocó los labios de Karla, su mano entre el rostro y su cuello, y la llevó junto a él y se besaron. Karla lo
abrazó y por un instante se olvidaron del mundo.
-También
te pienso mucho –Dijo Karla
Desde
una esquina Ignacio tomaba fotos de aquel encuentro.
CAMBIO
DE PLANES
Regia
hablaba con algunos clientes cuando fue interrumpida por Ignacio. Ella lo siguió
hacia un cuarto y éste le mostró las fotos.
-Éste
hijo de puta, se atrevió engañarme, este hijo de puta quién se cree que es…
-Cálmate
mi señora, cálmate…
-No
me pidas que me calme, y menos con esta mujersuela.
-Sé
inteligente mi señora, no pierdas el control.
Regia
comienza a tirar jarrones, a romper ventanas, espejo y todo lo que se atraviese.
Mientras Ignacio, con voz temblorosa le repetía cálmate mi ama. De repente
Regia se tranquiliza y se mira en el poco espejo que quedó pegado en la pared y
dijo:
-Sí
Wichito, tengo que calmarme, tengo que calmarme, vamos a fuera y que siga la
función.
De
regreso, Regia vuelve a socializar con la gente y se pasea de un lado a otro
con una sonrisa risueña y generosa.
Atiende
una llamada discreta que hizo para verificar que todo saliera como ella lo
quería.
LLEGÓ
LA HORA
Karla
estaba en su hora de descanso, en un salón conexo a la cocina donde degustaba
algunos aperitivos. En eso apareció Regia y Karla que ya lo conocía se levantó
inmediatamente.
-Con
que tú eres Karla
-Sirva
usted señora
-Con
que usted es quién está detrás de mi novio
-Perdone
usted señorita pero no le permito que se meta en mi vida
-Gabriel
es mi novio, apártate de él o si no te vas a arrepentir.
Regia
se volteó después de mirar a Karla con desprecio y caminó por otro pasillo.
Luego dobló hacia la derecha y abrió la habitación.
En
una silla encontró a Gabriel amarrado y sentado en una silla, con una venda en
los ojos.
-¡Cómo
te atreves engañarme Gabriel, cómo pudiste hacerlo! Jamás permitiría que nadie
me engañes y mucho menos un mugriento como tú… pero si yo te amaba, eres un
tonto por no amarme, si soy bonita, rica…
Detrás
de Gabriel había una persona, no muy corpulenta con una máscara puesta y que no
hablaba.
-Por
alguna razón pensé que me engañarías, que me traicionaría, pero no pensé que
fuera tan pronto… no pensé que te fuera tan pronto de mi vida querido… Dios,
Dios, Dios a los traicioneros no lo soporto.
Regia
le quitó el pañuelo de la boca y le dio un beso en los labios. Luego agregó:
-Hasta
hoy me engañas Gabriel. Prefiero verte muerto antes que la gente diga que fui
engañada a cambio de una mugrosa.
Regia
tomó un cuchillo bien afilado y abrió su camisa, escribiendo en su pecho “mal
mentiroso” Luego dijo:
-Me
puedo ensuciar mi vestido –Tengo que irme
Una
lágrima seca rodó por su mejilla y susurró:
-Pudimos
ser felices imbécil
Otra
vez en la reunión, se acercó a Ignacio y le dijo:
-Ya
estoy bien y que siga la fiesta.
-¿Qué
hiciste Regia?
-No,
nada, la vida continúa…
En
ese instante desde el segundo piso se abrió una cortina y apareció el cuerpo de
Gabriel montado en una cruz con unas espinas en la cabeza sangrienta y una rosa
rojas en sus labios con un escrito que decía la rosa roja, su pecho no dejaba
de sangrar y solo se le escuchaba decir:
-Ayúdenme, por favor ayúdenme…
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