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martes, 24 de diciembre de 2013

AMOR VERDADERO


lunes, 16 de diciembre de 2013

¿Y QUÉ?

Otros corren como conejos bajo la tierra ardiente, quema que arde y arde que quema, de tu paladar salen palabras, eso es verdad, yo la escucho con atención y no las entiendo ni un poquito, por más que las intentos una y otra vez. Caminar por el mismo sendero que lo hiciste tú y descubro lo que transmite tu mirada triste, allí está acongojado, sin aliento, algo me dice que te quieres ir, la vida misma note deja, existen mucha gente felices, escuché de alguien decir que quiere ser tu esposa y tú sutilmente con aquella sonrisa que encanta a los más astuto dijiste con oraciones frágiles como el cristal que no sería fácil ser tu amante. El gusanito sale de la tierra a tomar un poco de sol, junto a la hoja verde que se halla en el jardín de Polonia, es ocurrencia de una niña salir desnuda a la calle para pedirle a la madre que le busque aquel vestido rosado de lazos en la cintura, quiero entrar en tu mundo y comprender de una vez por toda lo que está pensando en este instante, mañana no estaré y tú serás quien descubra  cual es la finalidad de estar vivo, enriquecido por la belleza del sol, la luna y las estrellas, el agua que es necesaria para la existencia, ¿quién es más inteligente? todavía no lo sé,siempre tan amable como la cigarra cuando espera a su esposo en la puerta de la cueva, el charco repleto de ranitas que saltan de aquí para allá, está muy fría la mañana y todavía tengo deseo de tomarme un poco de café recién colado en aquella taza de tapara bien curada con hoja de chaparro, en el monte, los pájaros canta y las gallinas ponen huevos en donde están los palos de yuca, al lado de los cochinos de don Simón, y varios niños corriendo sin zapatos, el pequeño se quedó atrás llorando llamando a la madre cansada de trajinar en la cocina y a la abuela le faltan los dientes de adelante  es por eso que come el corazón de maíz pilado y las conchas sus hijos tienen que masticarle la comida en la boca para luego dársela con cucharilla, a doscientos metros por el camino de mi tío Nicolás está un pozo que sale una culebra con escamas resistente a las balas y mi prima hace su casita con sábanas viejas que le dio la abuela, allí ha acumulados muchas latas de leches y se hace difícil cuando nos caen las  naranjas en la casita y la rompe, siempre quise una muñeca de trapo, la misma muñeca que mi abuela le hizo a esa prima amada por mi papá, y ahora que no le tengo miedo de expresarme mi sentimientos no le puedo decir nada a la abuela porque está muerta, tiene años muerta, estaba muerta en vida cuando sus hijos la sacaron del campo y después se murió porque no soportó vivir en esa miserable vida que la sorprendía cada amanecer junto a la cama de la tía y no en el aurora del campo cuando el sol le pegaba por el ventanal de madera.

A un niño le picó cientos de avispas por haberlas molestado ahora nosotros pasábamos con cuidado para no despertar furia del enjambre, la marea subió y cubrió el camino por donde nos escapábamos para ir a la fiesta de San Juan, pasamos toda la noche de frío, de risas y asustada porque papá nos esperaría con la correa en la mano y como profeta se cumplió lo que habíamos predicho, nunca me gustó el revoltillo de huevo las veces que los como vomito y paso el día con dolor de estómago, menos las morochas que se lo comen y hasta se comen mi comida a cambio de una moneda que siempre guardan en su cartera de papel, allí también tienen muchas figuritas que le regaló José el novio Nuvia la trajo de los cerros de Caracas con su maletín lleno de almendras y nos las comimos a escondida, ni cuenta se dio porque estaba besa que besa con José, se fue la luz y nos escondimos en los muebles rojo de peluche y allí me llevé un susto cuando Leo con un pluma me la pasó por la oreja y pensé que era una cucaracha. En el río Caroní nos bañábamos con una perola en las piedras, mientras que los demás niños se zambullían en el agua y corríamos en las hectáreas de mangales que nos daba sombra mientras pasaban los buques de Japón, el hierro del Pao, la carretera de muchas curvas nubladas a veces podía adivinar la distancia de los carros cuando pasaban por la casa de barro y cocina de leña, ollones de sopa de red olorosa a orégano fresco que tomaba del patio de la casa, cuando dormíamos en casa de Aidé nos mecíamos en el columpio bajo la mata de tamarindo, lleno de charco y la mata corroída de comején, mientras jugábamos al escondite esperábamos ansiosamente que pasara el tren repleto de hierro, dos o tres veces al día, los sentíamos venir cuando la tierra comenzaba a moverse y la corneta a sonar para que se detuvieran los carros.

domingo, 1 de diciembre de 2013

ROGANDO OTRA OPORTUNIDAD



 
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