Desde hace muchísimos años se acentúa el
interés políticos y social de la humanidad, bien sea para beneficio propio o
comunitario, lo cierto es que todo está plasmado en teoría y algunos le da miedo
hacerlo realidad.
El riesgo de convertir estos ideales,
creencias, manifestaciones y la acentuación de una verdadera política “la
política de lo que se cree”, en la actualidad se necesita actuar y es allí donde
está el dilema. ¡Quienes son esas personas que se compromete a un cambio que
todos desean pero no se arriesgan! Es el bienestar que todos deseamos, es ese
bienestar donde la humanidad anhela y es “la felicidad del mayor número o
individuos posible”.
Acaso somos felices, acaso estamos viviendo
aquel sueño que alguna vez tuvimos, donde no hay hambre y preocupaciones. A lo
mejor es solo en nuestra mente, algo imposible.
Es la experiencia que nos ha llevado al punto
límite de lo que es la felicidad y la tristeza, dónde está ese derecho que
todos sabemos pero que nos quedemos callados.
Se ha perdido el derecho de vivir o descubrir
una mejor forma de vivir y convivir, se ha perdido el derecho de elegir, se ha
perdido el derecho de conocer otra forma de vida.
Más bien, es el derecho de la naturaleza que
no dice día y noche y nos atormenta con voces a cada rato que tenemos derecho a
ser felices. No solo yo, sino tú y todos.
Escribe Hogareña
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