Ads 468x60px

Last Video

miércoles, 25 de junio de 2014

EL HERMANO DE ÁNGEL

El hermano de Ángel era el galán del barrio y más que galán era el picaflor o don Juan. Todas las chichas se morían por él. Creo que la única que no le importó su rostro y sus palabrerías fue a mí, y creo que sería porque vivía en las nubes soñando en otras cosas. Recuerdo oí decirle a la muchacha de la otra cuadra “yo no voy hacer nada con tu novio, es contigo la cosa”. Luego se dio cuenta que yo lo miraba fijamente a los ojos y simplemente él se sonrió y guiñó un ojo.
 Que si bailó con la muchacha tal, que si me dijo esto,  que si me vio de tal forma y tantas cosas que escuché de las chicas que más bien era una novela. El muchacho fue prometedor, aunque no estudió, trabajaba en una empresa básica y la vida era más fácil. Un día nos dio la noticia que se casaba, y recuerdo que las mujeres se entristecieron, sin embargo, yo observaba los cambios ocurridos en su vida.
Había tomado vuelo, parecía dueño de las calles y se sentía grande. Un carro, su novia y un buen trabajo. Se casó por todo lo alto, tremenda fiesta. Nosotros asistimos, claro, y recuerdo que bailamos hasta el amanecer.
Un día me dijo mi padre que lo habían votaron del trabajo (se paralizó la empresa), y desde entonces siguió sus andanza en las calles. Y que más puede hacer un hombre que solo sabía soldar. Vendió el carro. Su esposa embarazada y con dos niños menores de tres años. Ya no era el galán del barrio y las muchachas felices proclamaban “de lo que me salvé”.
Mucho después me enteré que estaba preso, pues, en una fiesta se formó una pelea y por accidente o no, mató a un muchacho. Le dieron la pena máxima y la está cumpliendo.
Fui testigo como su madre luchó por sus hijos y cómo lloró  cuando éste cayó preso, se puso muy flaca, el cabello se blanqueó y las arrugas salieron muy rápido. Imagínense cómo se debe sentir en este momento por la muerte del otro hijo. Son dos hijos, uno casi perdido y el otro se perdió en un instante. La escuché decir “me quitaron a mi hijo”. Ahogada en llanto, el rostro que no es rostro y sin ganas de vivir.
Con solamente pensar en mis hijos, se me pone el corazón chiquitico y arranco a llorar. Soy madre y, sé lo que da una madre por sus hijos.
Y como se sentirá ese muchacho encarcelado, en no poder ver por última vez a su hermano. Arrepentido por los errores cometidos, quizás. Esto es lo que hay en mi pueblo.


 Escribe Hogareña

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Blogger Templates