Todos decían, incluyendo los de la oposición
“¡oh! Que hombre tan inteligente”, “se las arregla para inventar otra”, “Cómo
hace para que la gente caiga en sus redes”. Pero una mala jugada de la vida
hizo que esos sueños se truncaran por su desaparición y no sin antes preparar
lo que se llama otra atrocidad “plan de la nación” poniendo en las riendas a un
hombre con ganas de hacer aquel sueño realidad, pues es una promesa, con la
única diferencia de que este hombre no ha leído tanto como aquel hombre, que
hasta en sus discursos comete errores uno tras otros. Y es, en donde esa gente
descontenta se aprovecha de su debilidad para hacer valer sus diferencias y a
otros se le caen las vendas de los ojos. Aún cuando la opresión es más fuerte,
porque a pesar que el ex presidente desaparecido tenía el carácter más fuerte
era una persona muy estratégica.
Para mí en estos momentos hay más represión,
atosigamiento y sobre todo discriminación que antes. Más bien se irá agudizando
al pasar del tiempo, cuando la gente abran los ojos, que ya lo está haciendo
(quizás sea por los golpes de economía, inseguridad y social).
Ya no está el carisma, el encantador de serpiente,
el intelecto ni mucho menos aquel hombre que pinta cosas lindas en lo que sea.
Si tan solo éste se diera cuenta que no puede reencarnar
en el otro, que debe cambiar su metodología porque a él no le queda. Si tan
solo dejara de oprimir al pueblo. Si tan solo se activara la economía. La gente
lo amaría un poquito más. No lo digo solamente yo, sino también la gente en la
calle. Es esa gente que conozco cada día en las colas, en la escuela cuando
llevo a mi hijo, en la parada de autobús, en el parque, en el kiosco al comprar
el periódico, en la panadería, cafetería y en todos lados en donde me pare. No
es el clamor de solamente yo, es el pueblo que grita y llora sus penas.
Escribe Hogareña
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