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sábado, 10 de julio de 2021

CAPÍTULO 19 II

NUEVOS SABORES     

Era una luna clara, sin nubes pero tampoco sin estrellas, pero se veía muy clara, ella la miraba y no dejaba de pensar. Eran pensamientos distantes y sin emociones.  Los destellos de la luna pegaba en su rostro, se sintió rozagante y juvenil. De sus labios apareció una sonrisa un poco menuda y pasó su mano por su mejilla izquierda.

-He pensado mucho en ti… ¿Te encuentras bien Wichito?

-Sí Regia, me encuentro bien.

-¿Por qué hiciste eso?

-¿Qué hice?

-Lo que usted y yo sabemos... no es necesario que lo mencione.

-Ella me ama, y lo va hacer hasta la eternidad.

-No era necesario Wichito, no era necesario quitarle la vida a una extraña.

-No es una extraña, es mi novia y la amo hasta morir.

-Has cambiado mucho Wichito… está perdiendo el control y pues, usted y yo nos merecemos discreción

-Sigo siendo el mismo… solo que nadie más volverá hacerme infiel siempre será mía… a esa mujer la amo con todas mis fuerzas y no permitiré que me abandone…

-Explícame Wichito

-Soy el hombre que te conoce, el hombre que te cuida, el hombre que te ha puesto el lugar que mereces… lo que ha pasado con Lupe es mi asunto…

-Ven aquí Wichito… como has cambiado

Ignacio  fue a la ventana en donde se encontraba Regia.

-Arrodíllate a mis pies.

Ignacio se levantó y se arrodilló a los pies de Regia y ésta pasó su mano por su cabeza.

-Sabes que si no fuera por el amor que te tengo, no estuviera respirando en este momento, no quiero que vuelvas a cometer un error como ese Wichito, no más errores, te he dado Wichito y me pagues con tus locuras.

Ignacio agachó la cabeza y abrazó los pies de Regia, mientras Regia agregaba:

-Me siento tan dolida por tu error, sabes cuánto me va a costar todo eso, lo sabías, mi corazón está tan triste… te quiero aquí conmigo, consciente de tus actos, no vuelvas a cometer más errores.

Ignacio le besó las piernas.

-No más Regia, sabes bien que me tienes, soy tuyo en cuerpo y alma, eres mi diosa y mi ama.

-Así me gusta Wichito, así me gusta… levántate por favor y no más.

Ignacio se levantó sudoroso, tembloroso y luego Regia le dio un beso en la frente.

-Y no lo dudes Wichito que te amo muchísimo… por ahora deseo que no pierdas de vista a Gabriel.

Ignacio salió de la habitación.

Regia se soltó el cabello, lo partió en dos mitades, tomó su cepillo para luego pasárselo por un lado y al mirarse en el espejo vio que detrás de ella estaba Martín. Ella se asustó pero siguió siendo tan fría como siempre.

-Y tienes que interrumpir mi privacidad para verme.

-Hago lo que se me dé la gana.

El se acercó y ella escapó de sus brazos.

-¿Y quién te crees que eres?

-Soy el hombre que amas, soy el hombre con quien sueña, soy el hombre en el cual no puedes vivir.

Martín la buscó y le agarró de la mano llevándola hacia su cuerpo para luego aprenderla con la otra mano y así darle un beso. Regia soltó el cepillo y le dio una cachetada pero él no dejó de besarla para luego ella corresponderle.

-Me podrás maltratar todo lo que tú quieras pero no puedes negar que sientes algo por mí.

-Estoy comprometida.

-Ese hombre no te quiere como lo hago yo Regia… te puedo hacer muy feliz si me lo permites, mira… estoy aquí para amarte, dame la oportunidad de amarte.

Regia lo miró a los ojos y por un momento pensó en dejar todo para estar con él, porque quien sabe Dios, si de verdad serían felices, de tener una casa, un hijo o dos, dejarían esa vida para irse al otro mundo donde nadie los conozca y empezarían una nueva vida, los dos juntos, porque se aman, era la única realidad. Porque al fin y al cabo ambos corrían riesgo, él con su vida criminal y ella llevaba a cuesta un pasado que la seguía a todos lados. Era mejor empezar de nuevo, con mucho amor, uno por el otro.

-Lo sé Martín, lo sé… y sé que me amas como yo a ti… y sí quiero hacer una vida contigo para toda la vida.

Martín rozó su nariz con la de ella y siguió con un beso en la frente. Ella lo abrazó fuerte y él pasó su mano por el hombro hasta bajarle el brezier y seguidamente le besó el hombro, mientras ella seguía abrazándolo muy fuerte, tan fuerte que el sintió un puñal en la espalda.

Detrás de Martín se encontraba el hombre de negro, quien luego con una cuerda sujetó el cuello de Martín mientras él veía a Regia y no paraba decir:

-¿Por qué Regia? ¿Por qué Regia? ¿Por qué Regia?

-No lo sé, estoy confundida, te amo Martín, te amo tanto, pero tengo miedo, mucho miedo, no lo sé…

Martín trató de sacar su pistola pero no le dio tiempo. Y al poco rato dejó de respirar y el hombre de negro cayó en el suelo agotado, porque terminar con la vida de Martín no fue tan fácil, además que tenía mucha fuerza pero poco a poco se fue desvaneciendo.

DE BLANCO

Solo un reportero permitido por la familia se encontraba esperando en la iglesia, aunque ya se sabe que después de todo otros aparecerían. Comenzaba a llegar los invitados, entre ellos Diana quien vestía toda de negro, un lazo blanco el cabeza al igual que el cinturón cartera y zapatos, la acompañaba Raquel quien se había convertido en su fiel compañera.

Más allá, Joe quien era el padrino de la boda y Regia, quien todavía no aprobaba la boda. Esta vez Ignacio se quedaría en casa por órdenes de Regia para cumplir su cometido.

Rafael esperaba emocionado en la puerta de la iglesia a la novia. Vio llegar a Stephanie en representación de su familia quien se bajó de su limosina siempre con su vestido largo con una raja en cada pierna y todo pegado al cuerpo y esta vez era un azul brillante con un lazo en la cintura.

Rafael cuando la vio, no pudo creer que esa fuera esa mujer que había visto en el bar; ya no era la niña inocente de ojos risueños sino de ojos vivaz y brillantes.

-Don Rafael, en nombre de mi familia y el mío propio reciba mis felicitaciones.

Al entrar en la iglesia Stephanie pasó por la alfombra roja y no pudo evitar la mirada de los presentes. Ella se sentó al lado de Gabriel. Mientras Joe desde al lado del atrio más hacia la derecha no la dejaba de mirar.

Ella sin mirar a Gabriel se persignó. Por dentro ella temblaba de miedo al verlo pero jamás perdonaría que él jamás la buscara y mucho menos no haber cumplido su promesa

-¿Cómo le va Gabriel? –dijo ella sin mirarlo.

Gabriel que no se había dado cuenta que era ella se asombro.

-Stephanie.

-Sí soy yo… y no se olvidó tu promesa… me dijiste que jamás me dejaría.

-Jamás te dejé.

-Tus palabras en estos momentos valen poco.

-Stephanie te busqué por todos lados y no te encontré.

-Con permiso me retiro.

-Stephanie por favor

Ella lo miró por unos segundo luego se fue acompañar a Diana y Raquel. Mientras que Regia no dejaba de observar lo que pasaba por lo que Gabriel no tuvo otra opción que quedarse en su puesto.

DE ACUERDO A LAS ÓRDENES

En casa Ignacio se preparó, se repetía en su mente todos los pasos a seguir para eliminar a Karen.

-Todo debe salir bien, en éste momento está en su cuarto –repetía Ignacio

Tomó su cuchillo y le dio un beso, se miró a varias veces a los espejos de su cuarto y se pasó el cepillo con cuidado por su cabellera que se había colocado algo de fijador.

-Todo va a salir bien.

Abrió la puerta y caminó por el pasillo, subió las escaleras, y tocó la puerta pero como nadie respondía, la tiró con fuerzas. En la alcoba no había nadie. Se dirigió al baño y estaba vacío.

Era imposible que Karen se dirigiera a la iglesia sin él. Inmediatamente abrió el closet, y estaba solo algunas prendas, no se encontraban las joyas ni su cosas personales, pues, inmediatamente salió de la habitación y buscó por todos lados sin encontrar una huella de la novia. Ignacio no le encontraba explicación por lo que se dirigió de inmediato a la iglesia.

CUPIDO

En una terraza cualquier y en cualquier lugar de la ciudad, el más romántico paisaje se encontraba el cuerpo de Martín parado por unas cuerdas, entre el escenario vestido de griego, una túnica, corona y un arpa en la mano, la espada en mano y en su espalda entraba una flecha y que salía en su corazón todo machado de sangre seca. A los lados dos pergaminos de corazón rojo y la firma que decía la rosa roja. Y en su pecho decía “todo por amor”.

Mario al ver este escenario, afirmó sus sospechas, pues todo fue una trampa, pues el asesino en serie nunca fue atrapado, que en todo este tiempo solo fue dormido, es decir, que dejo de matar.

Erika y Marisol solo fueron víctimas y cómplices de tales crimen, que este asesino utiliza a la personas a su manera.

Que Lupe le había dado la mejor de las pistas y era que el asesino estaba en la casa Del Monte, y que lo más probable Lupe había muerto por ese descubrimiento.

La impotencia de Mario comenzó a deprimirlo que más que personal, se encontraba involucrada su novia, cayó en ira y cada vez perdía el control por lo que los inspectores Juan y Benjamín se unieron al caso.

Mario comenzó a romper objetos y no paraba de llorar, y aún que lo sacaron del caso jamás lo dejaría.

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