EL TEMOR DE AYER
No era fácil entender como la rosa roja
manipulaba a las personas para que fueran sus cómplices, como se podía creer
que Diana una mujer corriente que se gana la vida bailando en un bar con algo
de reputación fuera una ese fantasma que acompaña a una asesina, se preguntaba
Mario, quien quería saber sobre el paradero de Lupe.
Mario miraba a Diana y quería respuesta. Mientras
que Diana se encontraba nerviosa y miraba por los lados, y no dejaba de
murmurar:
-Déjenme morir, por favor…
Entre su nerviosismo Diana se soltó el
cabello, recogió sus brazos y los mecías
de un lado a otro, quien imitaba que era un bebé. Y Mario mientras la miraba a
través del espejo, algo precavido por la decisión que anteriormente tuvo con
Erika le dijo al detective Juan:
-Tenga cuidado, su cómplice anterior se
envenenó.
-Sí señor, una oficial la revisó toda y
está limpia
-No quiere hablar nada… solo dice que
quiere ver a Xavier.
-Le daremos lo que pide.
Mario que necesitaba entrevistarla una vez
más entró a la habitación con un vaso de agua, quien le ofreció a Diana:
-¡Cuál es tu nombre!
-Diana
-Queremos saber de ti Diana.
-¿Qué quieren saber?
-Puedes empezar por decirme cómo te
enredaste con la rosa roja…
-Ja ja ja… que nombre tan lindo verdad…
-Háblanos de esa persona…
-Soy su amiga, sí soy su amiga… eso creo,
no lo sé… no, no, no somos nada… es admiración lo que siento… mejor no, no, no
me da mucho miedo, esa mirada me mata, quiero alejarme, mátame por favor, no,
no, no quiero morir… va a venir por mí y me va a matar… me he portado muy mal
Diana comenzó a perder el control otra vez
y empezó a gritar:
-Mátenme por favor… va a venir por mí… le
tengo mucho miedo…
Mario se levantó y la tomó por los brazos
para luego ella volver a cruzar sus brazos y empezó a mecer sus brazos como si
estuviera cargando un bebé.
ELLA Y ÉL
En el hospital Gabriel cuidaba a Helena
quien todavía respiraba y se encontraba en terapia intensiva. Había dicho que la encontró así, pero no convencía a los
detectives quienes le hacían una pregunta tras otra. Mientras que Regia se
encontraba en un ambulatorio corriente donde Ignacio la había llevado para
disimular tal coincidencia. Por lo que Gabriel perdió de vista a Ignacio con
Regia, y solo le importaba la estabilidad de Helena.
Mientras que los detectives seguían las
preguntas apareció Stephanie. Gabriel quería hablar con ella pero estaba entre
preguntas y preguntas y resguardado por los guardias.
Gabriel y Stephanie se miraron de lejos y
ella entró a la habitación de Helena y por más que Gabriel le pidió a los guardias
hablar con Stephanie no pudo.
Para los detectives no era suficiente las
respuestas de Gabriel por lo que decidieron llevárselos a la comisaria.
Gabriel había aceptado su destino por lo
que caminó con los detectives fuera del hospital mientras con nostalgia se
prometía buscar a Stephanie. De su parte no había cerrado ese capítulo de amor,
pensó que dentro de esa persona fría, había esa niña que soñaba volar entre las
nubes y descubrir lo descocido y amar sin restricción.
Caminó hacia la patrulla, y tenía que decidir
en ir a la cárcel o ser perseguido, Helena no había muerto pero intentó contra
su vida, pagaría muchos años por intento de homicidio en la cárcel, pues no
vería nunca más a Stephanie, y cuando la volviera a ver, sería muy tarde.
Gabriel de alguna forma y por instinto
golpeó a un detective y al otro lo empujo para salir corriendo y perderse de
vista. Por más que trataron de ubicarlo nunca más lo encontraron.
LA MASIÓN
Después del evento que había pasado en la
mansión Del Monte, había sido allanada
por los detectives y policías, quienes no dejaban entrar a nadie. Maxi era la
primera sospechosa seguidamente de Joe, quienes los policías no dejaban de
hacerles preguntas pero ellos no sabían nada de lo que había pasado.
Los detectives registraron cada habitación
en la cual no encontraron ni una pista, pero al llegar a la habitación de
Ignacio, se sorprendieron de lo que habían observado. La habitación colmada de
espejos y rosas rojas pintada en la pared, el cuadro de Regia montada en el
caballo y él al lado de ella sosteniendo
el caballo estaba Ignacio y atrás el cultivo de rosas, y se podía visualizar
tenía apenas algunas gotas de sangre. El olor que emanaba de esa habitación era
indescriptible, algunos gusanos caminaban por los alrededores y fuera de ellos
muchas moscas, mientras que en la cama se podía ver un cuerpo en
descomposición, apenas una trenzas de cabello por los lados bien arreglada y un
vestido de novia. Era el cuerpo descompuesto de Lupe.
VERNOS PRONTO
No pasó mucho para que Regia se enterara
que la mansión había sido allanada, quien todavía se recuperaba del roce de
bala en la Ambulatorio, por lo que ella se sentía tranquila porque desde que su
madre fue descubierta decidió cambiar de lugar de los recuerdos y trofeos que
obtenía de cada víctima.
Pero de lo no sabía era lo que Ignacio le
confesaría. Lo había visto nervioso y caminaba de un lado a otro.
-¿Qué tienes Wichito? Te noto preocupado
-Regia tengo que confesarte algo.
Regia como ya lo conocía y sabía cada
gesto de Ignacio le dijo:
-Dime qué te pasa…
-Regia, mi diosa… me van a quitar a Lupe,
me la van a quitar, ella es mía, solo mía, yo la amo a morir.
-¡Qué estás diciendo! Lupe está muerta
-No Regia, ella está viva, está conmigo y
no vamos a casar…
-¡De qué hablas!
-La reviví Regia, está en mi cuarto,
vestida de novia, nos vamos a casar
-Wichito qué hiciste mi niño.
Ignacio empezó a temblar y a llorar a la
vez, Regia al verlo así lo tomó de las manos y agregó:
-Te volviste loco Wichito, te volviste
loco, qué vamos hacer Wichito ahora, dime qué vamos hacer…
-Tengo que ir a buscar a Lupe…
Regia se levantó como pudo y dijo:
-A esta hora, ya tuvieron que haber
descubierto el cuerpo Wichito, ya no hay nada que hacer… por lo pronto se me
ocurre que te vayas a la casa fuera de ciudad y me esperas allí hasta que
regrese, anda tomas las llaves y algo de dinero y vete de inmediato
-No diosa, no debo dejarte sola, cometí un
error
Ignacio volvió a la realidad y se percató
que había cometido un error.
-Regia te vas a quedar sola…
-Eso no importa ya, quiero que te vayas y
no me busque hasta que yo te encuentre…
-Perdóname Regia por favor…
-Ya no hay nada que perdonar, y ahora vete
rápido.
ME TOCA A MÍ
Después de lo sucedido en la mansión, Joe
se había tomado atribución de algunas decisiones importante, puesto que Rafael
no aparecía, y Regia se recuperaba.
En casa Regia no podía hablar siquiera,
sin embargo, Joe parecía fuerte, y cambió de empleados y contrató personas de
confianza. Solo Maxi que ahora estaba a disposición de Regia pero que hacía lo
que le ordenara Joe. De la noche a la mañana nadie le hacía caso a Regia y ella
con disimulo trataba de aguantarse la ira que sentía por su hermano. Estaba
dolida por la partida de Ignacio, así como la muerte de Diana. Era algo
inesperado, lloraba sin cesar, y la depresión la desvaneció.
Sin la presencia de Ignacio estaba sola,
quien era el único que la comprendía. Su padre no aparecía, solo le quedaba una
persona, quien quería que estuviera a su lado, la buscaría para que la acompañe
y hacer quizás el último ataque.
Estaba cansada de perder a gente muy querida, quería que todo terminara, siempre trató que la descubrieran y que detuvieran pero los detectives nunca descubrían las señales. Por lo que seguían matando, cuando en realidad no lo quería hacer. Ya quería que todo terminara de una vez por toda. Era su decisión.
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