AL CAER EL ATARDECER
La brisa fresca se enredaba entre las
palmas que la hacían mover de un lado a otro, ya el sol se había ocultado y se
podía sentir como las olas rompían en la arena. En la mesa se encontraba dos
copas de vino rojo y Gabriel esperaba a Regia.
La mirada de Gabriel se perdía en el
horizonte del mar, y recordaba a Stephanie, en los tantos momentos que
observaban juntos el amanecer; no la podía sacar de su mente. En ese instante,
pensó en huir, tenía la oportunidad de hacerlo de una vez y olvidar todo, para
volver empezar al lado de Stephanie porque nada se lo impedía, puesto que
Ignacio no encontraba cerca. Se imaginaba reencontrarse con Stephanie, caminar
lentamente hacia ella, de una vez por toda y darle el beso que los dos anhelaban
y deseaban pero que nunca se lo dieron por sus promesas puestas en marcha. Gabriel
recordaba la sonrisa de Stephanie y una sonrisa aparecía en su rostro. Era lo
único bueno que le había pasado en estos últimos tiempo.
No pasó mucho para que Regia llegara con
un vestido largo color salmo de seda y en sandalias, la brisa pegaba tan fuerte
que se iba a un lado al igual que su larga cabellera. Gabriel se levantó, se
acercó hacia ella le tomó de la mano y le dio un beso para luego darle otro en
las mejillas. Gabriel sabía el porqué había sacrificado ese amor, por lo que
cayó en cuenta que su venganza tenía que seguir adelante. Era tan fácil
quitarle la vida a Regia en ese momento, estaba tan vulnerable que hasta podía
descargarle el arma encima y huir pero no valía la pena ir a la cárcel puesto
que tenía la esperanza de estar junto a Stephanie. Era mejor segur el plan como
lo había cuadrado
-¡Estás bellísima Regia!
-Gracias… pero lo dices por decirme o es
verdad
-Cree en mi palabra…
-Todavía me cuesta creerte Gabriel…
-Necesito que confíes en mí…
-Es una linda noche para festejar, quiero
celebrar nuestro encuentro…
-No diría lo mismo, no tengo nada que
festejar, sabes bien el porqué estoy aquí contigo.
-Solo quiero hacer las paces Gabriel,
estoy convencida que podemos hacer una bonita pareja, puedo llegar amarte y
darle el puesto que te mereces.
-No quiero nada Regia, solo quiero mi
libertad, que me dejes ir.
Regia agarra la copa mira el vino y luego
dice:
-Vamos Gabriel, dejemos la tristeza y
brindemos.
-Sínica
-Dime lo que sea pero esta noche quiero
brindar por nuestro amor, dime lo que sea pero esta noche es de los dos.
Por alguna razón Regia empezó a llorar,
una lágrima tras otra recorrían sus mejillas.
-Solo brindemos, por ti y por mí….
Gabriel la miraba y se extrañó de la
reacción de Regia, nunca la había vista tan vulnerable, por lo que un momento sintió
lástima. Por lo que pensó “Pobre mujer que es infeliz, que nunca podrá ser
feliz”
-Y qué vamos a brindar
-Por nuestro amor
-¿Qué amor Regia? Tú no sientes amor por
nadie, eres tan fría que no sabes el significado del amor.
-Aunque tú no lo creas también sé amar
Regia se tomó la copa de vino y siguió con
la botella en la cual se la llevó a la boca y le dio un sorbo.
-Yo te quería mucho Gabriel…
-Me quería y me querías matar –Gabriel empezó
a reír con ironía.
-Claro que te amé, pero no soporté tu
traición, yo lo pido fidelidad, solo eso, no pido mucho Gabriel, es tan difícil
entender que necesito gente en quien confiar.
--tú no sabes amar
-¡Claro que sé amar!… Te voy a contar que
una vez amé tanto y mucho, lo sabías… quiero contártelo y lo amé más que ti….
Gabriel se extrañó y quiso saber más.
-¡A quien amaste!
-Te lo voy a decir pero no le digas a
nadie...
Regia se levantó y se dirigió hacia la
silla de Gabriel y le susurró al oído:
-A ese hombre que también me amó pero ya
no está conmigo.
-¡De qué hablas!
-Hablo…
En ese momento, Gabriel se llevó la mano a
su espalda y tomó el arma, sabía que se refería a él, por lo que se enfureció y
lo dijo:
-Es tu turno Regia… es momento que
empieces a pagar.
Regia lo miró, se quedó quieta y no perdió
el estribo:
-Imbécil, eres un imbécil Gabriel… pero terminaré
decirte que ese hombre no eres tú, ese hombre era un caballero… ese sí que
besaba muy bien y mi corazón saltaba de alegría.
Regia sin hacerle caso omiso a Gabriel
toma otro sorbo de la botella y agrega:
-¡Sabía que ibas a intentar a matarme
Gabriel! Pero sabes qué, esta vez estoy indefensa, no tengo ninguna carta entre
mis mangas, acaba con mi vida, ya en este momento no me importa nada. Es mejor
que sea en tus manos que en manos de otra persona, además lo he esperado todo
este tiempo,
Gabriel apuntó a Regia, mientras ella
sonreía. Abrió sus brazos y siguió:
-Acabas conmigo, esos detectives inútiles,
todo este tiempo le he dado pista para que me atrapen y no lo hacen ja ja ja…
grito un auxilio para que me atrapen y no lo hacen ja ja ja… tantas pistas y no
lo ven… acaba tu Gabriel con este sufrimiento ya no quiero vivir.
Gabriel apuntó a su pecho, justo en su
corazón, y accionó el arma y de pronto se escuchó una detonación, dos y tres
detonaciones.
SI LA HAN VISTO
En los restaurantes más fino de la ciudad
se le ha visto disfrutar el menú del día. En peluquerías, centro comerciales y
hasta en los parques muy cercanos. Es la información que ha recibido Javier, después
que Ignacio habló para a buscara el paradero de Karen.
Y la única noticia que obtiene Javier son
informaciones viejas, como si ha alquilado una habitación por quince días o que
estuvo es tal hotel pero jamás de su ubicación exacta.
Javier perdía la paciencia y se obsesionaba
por encontrarla, pero ella no dejaba pistas, nadie sabía su nombre ni
referencias, solo que se llamaba Karen y que dejaba buena propina
Mientras Karen por su parte camina lugares
desconocidos, como siempre lo había hecho. Recordaba sus vivencias con Rafael
que fue lo más cercano que tuvo y tendría en su vida en tener una vida estable
a hombre que la amaba pero que no se arrepiente haber huido, ya que dejaría de
ser ella misma.
Mientras tanto, sin saber dónde y cómo
llegó a la casa de Kali. Quizás la coincidencia tal vez, de girar en el mismo
circulo de una historia que se repite y que a unas cuantas casa vive Kimi y
Javier.
Tanto buscar Javier a Karen de un lado a
otro; en una búsqueda pertinente de noche y día recorriendo la ciudad y Karen
se encuentra más cerca de lo que él se imagina.
Fuera de lo normal Kali sintió compasión de
esta chica que le recordaba a Karla por quien todavía lloraba su partida. Karen
de alguna forma se apoderó de las pertenecía de Karla y se sentía a gusto de
esa casa.
LA SALIDA
En la madrugada en la cama Kimi no dejaba de pensar en Diana, recordaba sus manos temblorosas, en esas manos que recibió a ese bebé y las promesas de cuidarlo, no podía dormir. Se movía de un lado a otro. Y en esa noche de lluvia en ese pueblo donde prometió dejar al recién nacido en buena familia. No dejaba de ver el rostro de Diana y el remordimiento la carcomía lentamente. Por lo que se levantó se cambió de ropa y se marchó en buscarla.
0 comentarios:
Publicar un comentario