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jueves, 1 de julio de 2021

CAPÍTULO 17 V

 DESPUÉS DE ESO

Había pasado un año desde que Erika murió. Marisol su cómplices. La familia Del Monte, quedó como la víctima de una mujer asesina, por lo que le dieron la fama a la red hotelera de Rafael. Todos querían asistir al hotel donde Gabriel desapareció de vista. Los reportajes eran frecuentes en las diferentes redes sociales y todas las familias de la ciudad la conocían, hasta los niños que comenzaban a tener conocimiento hablaban de la familia Del Monte.

Regia había asumido más responsabilidad que tenia con la sociedad. Las obras de caridad, las damas de blancos, la ayuda a las escuelas y Regia comenzó hacer dispensable para muchas iglesias que necesitaba de su ayuda.

Ignacio le había comunicado sobre el paradero de Gabriel. Pues se encontraba en el bar de Uriel. Para ella mientras lo mantenía a la vista no representaba un peligro. No era el momento de actuar, pues sus ocupaciones no le permitía pensar en otras cosas que no fuera de ser la mujer más popular del país.

Parecía haber olvidado aquella Regia del pasado, aunque a veces tenía pesadillas con el sacerdote Claudio, Marisol o la mismísima madre. Se levantaba en la noche con el corazón agitado y veía a Daniel caminar muy cerca de ella o a Mía suplicar piedad. El rostro de la Guaricha y Manuel en la cama. Luego de caer en cuenta que solo era pesadilla se sentaba en la cama y decía;

-Regia cálmate es una maldita pesadilla.

Con el temple que tenía y el carácter regio que la caracterizaba, terminaba en la silla, ida de la realidad, con Ignacio a su lado peinándole su larga cabellera.

-Aquí estoy Regia, tranquila, mi pequeña Regia te voy a cuidar…

Había asumido su nueva vida, quería dejar el pasado, como lo prometió al sacerdote Claudio allá en la iglesia ante de Dios. O la hizo cambiar esa última vez que vio a su madre en aquella noche al despedirla de la casa, donde  le dio un beso en la frente, sin saber que era la última vez que la vería. Y sobre todo el valor que tuvo su madre al quitarse la vida solo para que no fuera descubierta. Era una promesa entre las dos, quien fuera descubierta primero se quitaría la vida para no delatar a los involucrados y llevar a la tumba cualquier secreto.

ALGO DE MARISOL

Lupe casi no sentía libertad en la casa, en su tiempo libre se iba al jardín, o se quedaba encerrada en su habitación, con tal de no encontrarse con Ignacio hacía lo que fuera. Y no era porque se sentía mal por los besos robados o la miradas provocativas de Ignacio, sino por aquello que sentía por él, cada día ese amor iba creciendo, y aún cuando sabía que el amor que sentía Mario por ella era más conveniente que lo que sentía por Ignacio, pues no dejaba de pensar en él. Era tan difícil de escoger a uno de los dos. Y el miedo la carcomía por dentro que prefirió quedarse en su habitación.

En su habitación Ignacio toco la puerta.

-¿Qué haces aquí Lupe? Te busqué en la cocina

-Disculpa me duela la cabeza

-Sabes que no aguanto las ganas de no verte, quiero verte a cada rato Lupe, me vuelves loco, quiero abrazarte, darte un beso, sentir tu piel junto a la mía… te amo Lupe y ya no lo puedo negar… el no verte me vuelve loco

Ignacio caminaba hacia ella, mientras ella retrocedía, impaciente y nerviosa.

-Por favor, aléjate de mí, no quiero verte, dame tiempo para pensarlo…

-No tienes nada que pensar, soy el hombre de tu vida, quiero estar allí cuidándote y protegiéndote.

Ignacio se le acercó tanto que ella no pudo resistir su aliento muy cerca de ella, por lo que lo abrazó, cerró sus ojos y sus labios se juntaron para sentirse uno a al otro. Era verdad lo que sentía Lupe por él, en su estómago sentía mariposas que la llevó volando al espacio.

-Lupe te amo

Ella reaccionó y se acordó de Mario, por lo que lo empujó y se le cayó el cepillo que llevaba en mano. Ella se agachó y vio algo raro en el suelo, pero disimuló y levantó el cepillo.

-Ignacio, por favor dame tiempo… Mario sigue siendo mi novio y debe respeto de mi parte… Mis padres lo aceptaron como mi prometido y se me va hacer difícil terminar con él… mientras tanto deseo que respete mi decisión.

-Piensa lo que quieras, pero sabes bien que nunca voy aceptar un no de respuesta, tu eres mía, te quiero para mí, yo te voy hacer feliz Lupe.

Ignacio le tomó por el mentón y le dio un beso en la frente mientras ella cerro sus ojos.

Ignacio dio medio vuelta y se retiró de la habitación, ella corrió y pasó seguro a la puerta y se dirigió al suelo, y entre el suelo y la pared había una abertura y en ella estaba un teléfono. Sabía que era de Marisol, porque se lo había visto y llevaba la letra M hacia un lado.

Al cargar el celular, comenzó a mirar las fotos y vídeos, en ella se mostraba a la señora Erika con Joe, besándose, luego Marisol con la ropa puesta de la señorita Regia y finalmente el baúl que de repente desapareció de la habitación de Regia como si nada, con un traje negro y una máscara de porcelana.

Lupe se asustó tanto de lo que había descubierto que llamó a Mario.

REMPOVER EL PASADO

Xavier se había convertido en cliente fijo del bar, no veía a las bailarinas como objeto sexual, sino como amigas. Recibía de Stephanie algunos entre mesas para pasar la embriagadez. Aunque desde que supo que tenía un hijo, había decidido descubrir quien era ese niño.

Ya no era para pasar la pena  de haber perdido a Marisol, sino por encontrar ese hijo, que solo Diana sabía la verdad, que por lo menos eso era lo que pensaba.

-¡Hola Diana!

-¡Hola Xavier!

-¿Cómo está Diana?

-Muy bien y tú

-Ya sabes lo que quiero Diana… quiero el nombre de esa familia.

-No lo sé Xavier, por lo que más quiera… esa noche fue borrosa para mí, solo sé que estaba sola, me moría de miedo, y no sabía de mí

Mientras Xavier se recuperaba de las bebidas, comenzaba a utilizar el dinero que le dejó Marisol en buscar a su hijo. Había asistido al registro civil, a las parteras que él conocía y hasta los hospitales de la ciudad en busca de información. Hizo cálculo de la edad del niño y veía en cada joven el rostro de su hijo y cada día se hacía ilusión.

-Me estás engañando Diana… nunca tuviste un hijo conmigo.

-Puedes pensar lo que quieras, ya tengo mi conciencia tranquila…

-Por favor dime…

-Es la verdad que no lo sé…

Xavier estaba lleno de impotencia, y más que eso de injusticia, pues jamás se le preguntó si quería o no tener el hijo.

Esa noche se le acercó Delia, que supo que esa noche tenía un fajo de dinero en mano. Era la primera vez que lo vio con tanto efectivo.

-Te has vuelto parte de nuestra casa… a veces hasta pienso que eres empleado.

-Delia deja las payasadas y vete de mi vista.

-Eres muy arrogante Xavier… sabes que te puedo llevar a las nubes si me lo pides…

-Vete al carajo…

Raquel que estaba cerca, y que sabía como era de insistente Delia cuando se le antojaba un cliente, se les acercó:

-Xavier querido vente…

Xavier sin saber porqué se levantó de la silla y siguió a Raquel. Por primera vez, pasó por ese pasillo donde las bailarinas cada noche caminan antes y después de bailar. El olor a baño de crema, incienso, perfume y café se paseaba por el ambiente. Un camerino y otro, y más allá el salón, entraron a una habitación.

-Quédate aquí Xavier mientras vuelvo –Dijo Raquel al colocarle una almohada en su cabeza

Era la primera vez después de tanto tiempo que Xavier se había sentido protegido y amado. Se le había olvidado tocar la mano a una mujer. Solo recordó ver a Raquel cerrar la puerta antes de quedarse dormido.

UNA LUZ

Gabriel cada día, iba tomando más fuerzas, aprendió donde pedir las bebidas, las comidas y hasta entrevistar a las chicas del bar. Ya no se ocultaba. Parecía estar conforme en el lugar, hasta el punto de pensar en abrir su propio bar.

De vez en cuando caminaba por las cercanías del bar, trataba de ponerse en forma, practicaba defensa personal e iba a sus consultas médicas. A veces lo acompañaba Stephanie quien los dos se juraron cuidarse las espaldas. Stephanie se sentía protegida cuando un guarda espalda enviado por Martín mandaba a buscarla y Gabriel la acompañaba.

Hasta Helena llegó a pensar que era su novio y lo aceptó en la familia. Por su parte, en el corazón de Gabriel solo existía un objetivo que se llamaba Regia Del Monte. No quiso ir a la comisaría porque no tenía pruebas que demostrar que fue ella quien trató de matarlo, además prefirió tomar justicia por sus propias manos aún cuando eso lo llevara a la cárcel para toda su vida. 

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