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lunes, 5 de julio de 2021

CAPÍTULO 18 III

UNO CONOCIDO Y OTRO DESCONOCIDO

Los días iban pasando, y el amor que Lupe sentía por Ignacio iba creciendo. Era inevitable corresponderle los besos que él le daba descuidada; ya no era robos de besos, sino que esos besos eran correspondidos.

Poco a poco se fue alejando de Mario, sin ninguna explicación, sino que simplemente le ponía escusas para no verlo. Cada vez se le hacía más fácil decirle que estaba ocupada o que estaba enferma. Mientras que Mario la pensaba a cada instante y se decía:

-No es la misma, jamás me daría un no de respuesta.

Las citas de cada semana se convirtió en cada quince días y veces hasta cada tres semanas que no se veían, sin embargo, Lupe no tenía el valor de romper su compromiso con Mario, porque aún existía ese cariño que una vez los unió. Muchas veces, Mario visitó a los padres de Lupe para saber si todo se encontraba bien, pero los padres, no tenían respuestas a sus preguntas, por lo que Mario se sintió impotente por la actitud de su prometida.

Sus obligaciones no le permitía ir más allá de lo que era necesario, por lo que quiso también respetar su espacio, darle unos días para que pensara.

Mientras ese espacio Ignacio aprovechó para acercarse aún más a Lupe, y seguir conquistándola con hermosos detalles y bellas atenciones.

-¿Quieres ser mi novia?

La sorprendió Ignacio de rodilla, con un anillo con el diamante más grande que Lupe jamás haya visto. Estaba tan emocionada que solo pensaba en ese momento mágico en donde solo existía ella e Ignacio.

Lo primero que se le vino a la cabeza fue a Mario, su amor sincero y honesto, pero a la vez amaba a Ignacio, era su sonrisa en ese instante, el vivirlo, se imaginó una vida eterna junto a él.

-Sí, sí, sí Ignacio, claro que sí… Ignacio

Ignacio se levanto le puso el anillo en su dedo anular para luego cargarla y besarla.

LOS ERRORES CUESTA CARO

Por primera vez a Regia se le salió todo de control, lo pensaba muchas veces y no entendía como había cometido un error tan tonto. Sentir algo por el hermano de su enemiga y más que eso tener alguna emoción por quien siempre ha luchado en su vida.

-¿Wichito en dónde estabas? ¿Por qué me dejaste sola?

-Se me perdió de vista… no sé en qué momento

-Siempre supo Wichito que lo vigilábamos, siempre supo que nosotros estábamos allí…

Recordaba ese beso, era tan diferente de lo que había sentido con Gabriel. Ya que Gabriel era algo casi obligatorio y era ella quien llevaba el control. Sin embargo, con Martín, era a voluntad propia, pues lo hizo por iniciativa propia y no por compromiso. Su dominio por ese hombre hacía ella le dio un poco de temor

Recordaba sus labios, su cabellera larga y sus ojos profundos. No podía olvidarlo, más bien, no quería hacerlo y lo revivía cada noche. En muchas noches fue su alivio de las constantes pesadillas que la seguía y era una sensación de tranquilidad pero que a la vez la perturbaba.

 No sabía si era amor o atracción pero lo que sí estaba segura es que no lo dejaba de pensar. Por lo que decidió traer de vueltas a Gabriel, quien era el único que podía olvidar ese recuerdo imposible.

Después del beso, Regia le dio otra cachetada.

-Eres un atrevido pervertido

-Acaso no sabes quién soy

-Sí claro que sí sé quién eres… eres una mujer hermosa y deseable

Regia se sonrojó y luego agregó

-Soy Regia Del Monte y conmigo nadie se mete

En eso llegó Ignacio, y tomó por el hombro a Regia y Martín finalizó:

-Te voy a buscar Regia Del Monte, cuando yo quiera y donde sea… espérame dama.

SEGUIR EL CAMINO

Gabriel seguía su camino, poco a poco fue levantándose con mucho esfuerzo. Aunque a veces sentía desvanecerse por los cambios que habían surgido en su vida. No era fácil superar de una muerte casi segura y en la  que ahora padece las secuelas de un cuerpo algo débil, las cicatrices y los pensamientos que constantemente lo llenaban de ira.

Su luz era esa mesonera quien con su apoyo lo ayudaba a sonreír y ver a vida de otra manera

-Ven caminemos juntos –decía ella después del trabajo.

En la madrugada caminaban por la calle mientras el rocío del amanecer le pegaba en sus cuerpos y veían como el sol salía por el horizonte, alumbrando con sus rayos de luz las plantas, la tierra, los ríos, las gentes y todo aquello que pertenecía en el planeta.

-¿Qué hermoso amanecer Gabriel?

-Simplemente bello –contestaba él risueñamente

Quería decirle que sentían algo por ella, pero no se atrevía involucrarla en su vida tan difícil, estaba en juego en dejar a un lado su venganza contra Regia, o estar con Stephanie y empezar una vida nueva.

Cada día mirando el amanecer y regresar junto a ella con los deseos de tomarla de la mano, mientras Stephanie también tenía su historia complicada sin resolver. Helena cada día la llamaba para presionarla y así que regrese a casa, respuesta que cada día decía que no.

-¿Qué hago Gabriel?

-Quédate conmigo que te protegeré…

Hacían un equipo en la que los dos calzaban muy bien. En el trabajo y en las horas libres siempre estaba unos por el otro.

Uriel que ya le había dicho a Martín de la relación tan cercana  que había entre  Stephanie y Gabriel, se propuso alejarse al recibir las órdenes de Martín.

-Déjelos Uriel, utilicemos a este hombre para acercar a Stephanie a la familia.

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