Salí para comprar los pantalones de deporte para la escuela de mis hijos y lo que compré fue aceite y mantequilla, y aquí los tengo frente a mí, como mi tesoro más querido.
Y no compré los pantalones descompleté el dinero, ahora tengo que reunirlos otra vez. Dos aceite y dos mantequilla a cuatrocientos bolívares ¡Qué vaina tan seria! No estoy contenta, al contrario muy triste, no solo por la escasez sino que los precios están muy elevados.
Hemos omitidos las salidas, sólo comprar lo necesario y reprimir muchas cosas necesarias en nuestra vida como la recreación.
Escribe Hogareña
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