Lo bueno de hoy es que llovió y mucho, y sigue lloviendo a cántaro. Acabo de llegar a casa y me gusta ver mi jardín mojado, se siente el agradable frío correr por mis venas y me provoca una taza de chocolate caliente mientras miro mi programa favorito.
Mi tierra, un clima muy caliente y es extraño cuando llueve, y más que nunca la gente en las calles enchumbada desearían el inclemente sol. Los veo a través de mi ventana todos empapados con algo de nostalgia menos las muchachas que no dejan de reírse mientras los muchachos las observaban también empapados corren a sus alrededores.
Mancha siente el frío, por lo que la llamo al corredor y se acurruca en un esquina, me mira fijamente asustada y vuelve a recostarse tímidamente.
Amaneció lloviendo y sigue lloviendo, el cielo está oscuro y a mí me gusta la lluvia, me recuerda a mis padres reunidos en el comedor echando sus chistes esperando a que escampara y nosotros corriendo por todos lados sin saber que pasaría con la lluvia. Es Dios lavando o los duendes corriendo por las nubes, los ángeles sueltos jugando con agua y las adas intrépidas se bañan sin cesar.
Escribe Hogareña
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