Hay palabras huecas,
vacías que no llegan a ningún lado, por más que se esfuerce hablando, hablando
o escribiendo, escribiendo, jamás, pero
jamás pero llegan a comunicar algo significante.
Pero a veces, hay
personas que solamente quieren escuchar o leer cualquier cosa, con tal de salir
de la rutina o cambiar un poco los paradigmas. Aún teniendo en cuenta que en su
realidad lo que está escuchando o leyendo no tenga sentido común.
Hay muchos eruditos que
meditan y aprenden lo que están leyendo o escuchando y simplemente se quedan
callados sin montar un escándalos se sus concepciones. Sin embargo, hay otras
que explotan y defienden sus objetivos y hacen hincapié en sus conclusiones. Y
en esa misma vertiente, están los que ofenden al que habla o al que ha escrito,
y los otros que tratan de corregir con prudencia y respeto las palabras dicha.
Están los que se burlan
del que habla o escribe. Que no les importa el pensar de los demás. Y vuelvo a
mencionar a los políticos. De los que están a favor o en contra de los
gobernantes. Como por ejemplo “cuando el presiente mete la pata, en la forma de
expresarse” o “inventa promesas que no se puede cumplir”. Por otro lado, están
las creencias religiosas, por ejemplo, sería los católicos con los evangélicos y
testigo de Jehová, tres cosas diferentes que uno critica del otro y viceversa.
Escribe Hogareña
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