La viva imagen de Cuba. Nadie dice nada y los que hablan
los oprimen o los erran como a los ganados. Marcados para toda la vida. No
tenemos tarjetas como los cubanos pero sí las capta huellas, o sea, lo mismo.
Tantas enfermedades en el aire que respiramos y queriendo
tapar el sol con un dedo. La inseguridad está en su punto más alto y que
seguirá subiendo en la cual se ha formados miles de planes y todos han fracaso.
Y siguen echándole la culpa al imperio y a todo el mundo
sin querer asumir su responsabilidad en el asunto, pareciera que es más fácil
culpar que asumir.
Ni comida, ni medicinas, ni aparatos electrónicos, ni
juguetes para los niños, ni repuestos para nada se encuentran en ningún lado,
ni la salud ni vida del venezolano vale un centavo. Y si consigue alguna pieza para
un carro o aparato es usada y más elevado el precio, que uno de paquete que no
los hay. Todos no las ingeniamos para conseguir dinero, no hay empleo, por eso
algunos venden puesto en las colas y venden papelón con limón, otros son buhoneros,
otros atracan o estafan y pare de contar.
Y eso me recuerda a Cuba. Su historia contada por los
mismos médicos cubanos que llegaron por medio del convenio con Cuba y que
llegaron a Venezuela para cambiar sus vidas, “qué ironía Venezuela cambia
petróleo por mano de obra de los médicos o paramédicos cubanos, y que Cuba
vende petróleo, ahora falta que Cuba le venda petróleo a Venezuela” y que desde
hace mucho los mismísimos cubanos nos dice que somos locos ¡que cómo aceptamos
tal desastre! ¡Acaso los antecedentes de su patria no nos ha enseñado nada! ¡Y
no tenemos más pobreza por el poquito de petróleo que nos queda! Y se ríen de
nosotros moviendo la cabeza casi cabizbaja en su tristeza, lástima y las más opresiones
que nos vienen.
Escribe Hogareña
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