Totalmente feliz, emocionada, alegre,
contenta y todos esos calificativos o sinónimos que se le pueden dar cuando
sientes un ardor en el estómago que significa satisfacción por haber logrado
algo.
Es lo que quiero compartir con ustedes,
otro cuento seleccionado, entre más de dos mil cuentos en todo el mundo,
gracias a “letrasconarte” en España, quien me dio la oportunidad y demostrar
que los sueños se hacen realidad.
Aquí está mi cuento:
PRODIGIOSO
CREPÚSCULO
La tierra húmeda se desliza
entre mis dedos una y otra vez, en cada paso y en cada movimiento. A lo lejos,
las hojas terminan de derramar las últimas gotas de agua y apenas el sol en el
atardecer se pronuncia a través de las nubes grisáceas, aún cuando los grillos
avisan nuevamente el aguacero.
La vestidura descolorida por
el barrial, y comienza a salir miles de luciérnagas engalanadas para divagar
entre los ramales que sobresalen en la carretera desguarnecida, sin casa a la
vista ni mucho menos alguien en quien sostener la angustia. Llevada por enormes hileras de árboles, pequeños
morichales, los cánticos de algunos pájaros y el ulular de los araguatos a
cuesta. Es el pequeño pueblo que se
avista a la distancia por un enorme tronco corroído por los años y sostenidos
por otros dos, y un letrero poco visible dándole la bienvenida a los habitantes
en los pensamientos.
Desde el horizonte se acerca
un hombre de ojos profundos y cabello enchumbado de agua, en caballo, de pelaje
rojizo y de crin brillante pidiéndome que saliera del paso, pues, un rebaño de
ganados se aproxima pronto. Sin poder escapar a cualquier lugar por las
inundaciones provocadas, quedamos atrapados entre vacas y cuernos. En la
ligereza del miedo y mis manos temblorosas,
subí al alazano en la cortesía del caballero después de cruzar nuestras
miradas en el coqueteo. Mis manos sujetadas en su pecho desnudo en medio de
miles de ganados, regocijada en la dicha y el placer de estar protegida.
DAILET
BUTTO
Escribe Hogareña
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