Es designio de Dios de
que el está pasando vaina siga pasando más vaina como si fuera un castigo. Del
que está jodido esté más jodido en el transcurso del tiempo. Del que es
miserable siga siendo el mismo miserable que vemos todos los días.
Que nunca veamos alguna
lucecita al final del camino que nos diga “ésta es la esperanza”. Al contrario
vemos más calamidad que se va apoderando de a poquito de nuestras vidas que no
va ahorcando. Que a pesar de las inmensas luchas para ganar terreno solo se vea
el cansancio sin ninguna recompensa. Es el cansancio acumulado en nuestros
hombros, es como los hombres de aquella novela “camino al dorado” que a pesar
de sus imaginaciones de llegar al dorado en medio de la calamidad solo
encontraban la muerte lenta.
Así describo la vida de
Joli, muchacha rústica, torpe y sin saber hacer nada pero que se casó con un
hombre modesto y de ellos nacieron tres lindos niños. Esa misma muchacha que
pasó mucho trabajo en su niñez, que fue violada de niña y vendida una vez por
su madre a un viejo asqueroso por tres
locha. La que se casó y solo sabe atender a sus hijos y marido que tanto la
quería, y que aún en la inmensa pobreza la familia era feliz. Una, en muchas
familias que veía la vida de otra forma, hasta que alguien atropelló al esposo.
Está muerto. Ahora que será de Joli con sus tres niños sola, de que va a vivir,
otra vez sola en el mundo, entre la pena y el dolor. Claro el esposo se llevó
la peor parte pero es ella la que tiene que seguir luchando. Me pregunto ¿Qué
hará ahora, que está sola? Dios tenga
piedad de ella y los suyos.
Escribe Hogareña
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