skip to main |
skip to sidebar
A QUIEN LE GUSTA LEER “I”
La prima Janni me enseñó a leer, claro a veces mamá también me ayudaba
con la lectura, pero fui yo quien tomó las riendas y decidí juntar aquellas
palabras que me ayudaron a forman
oraciones para después disfrutar de la lectura, libros tras libros y todo lo
que se me atravesara. Mi padre por un lado llegaba del trabajo con un periódico
bajo del brazo y en el patio se sentaba a leer cada artículo. Y yo al lado de
él también agarraba una parte para ver que conseguía. Pero nada aprendía porque
esas palabras eran muy difíciles. Había acabado de leer todos los libros de
cuentos que se hallaban en la casa y mis padres nunca se dieron cuenta de la
habilidad que tenía para leer, luego, cuando escribí mi primer cuento a los
siete años, recuerdo que era de dragones de cinco cabezas que volaban entre las
nubes y eran mis amigos, pues, se los enseñé y ni caso me hicieron. Así fui
creciendo entre un grupo familiar en donde nadie leía ni escribía con fervor,
solo yo, la diferente de todos, la que nunca encajó, siempre en las nubes
soñando tonterías. Pero eso no me detuvo seguir escribiendo, aunque escribía
cosas de juegos, nada en serio.
Mi madre en su quehaceres diario, cinco hijos que atender, a la abuela,
la casa y que todo marchara bien, mi padre en el trabajo, el llegar a casa
cansado y disfrutar en su tiempo libre el jugar de dominó y truco. Hasta que se
divorciaron y fue lo peor que me pasó en la vida, mi mundo mágico se convirtió
en desastre. Sino hasta en la adolescencia cuando volví a escribir. Aunque papá
durante muchos años me estuvo abarrotando de caligrafía día tras días y porque
la tenía muy fea “tú si escribe feo, hazlo otra vez” me decía, borraba la
caligrafía y empezaba otra vez, cuadernos de caligrafía como Josefina,
Izquierdo y otros que no recuerdo, desde la una hasta cinco o seis parte, una y
otra vez. Me sirvió tanto que puedo hacer las letras de cualquier forma, de cualquier
persona, las imito, gracias a papá.
Volví a escribir a los catorce años en un diario que me regaló Janni,
luego mamá y cuando los terminé, empecé las libretas, todas aquellas que
conseguía.
0 comentarios:
Publicar un comentario