OTRA VEZ HACER COLAS

Me levanté muy temprano para preparar el desayuno a la familia. A las cinco de la mañana. Enciendo la radio y mientras el café se cuela, mi esposo me pregunta:

−        ¿Cuándo vamos hacer mercado?

Y yo, me quedo pensando que hacer mercado amerita una semana completa haciendo cola tras cola, un escalofrío recorre por mi cuerpo lentamente, solamente pensando en todas las dificultades que he pasado en días anteriores, entonces le contesto:

−        Mejor mañana, hoy tengo…

Entonces, él como adivinando lo que hay en mis ojos, quizás sea el terror o la rabia que me carcome de a poquito y agrega:

−        Hay que hacer mercado, ya no hay nada en el estante… sé que no es nada fácil hacer cola, pero no tenemos otra opción… prepárate…

Un hijo enfermo desde hace días, no hemos conseguido el remedio. Una tremenda gripe, que ni para eso hay medicinas en las farmacias. Aquí está a mi lado, sin poder ir a la escuela, un poco de mentol en el pecho, guarapo de limón con miel es lo que le ha sanado. Está mucho mejor. Pero el gran temor no es mi hijo, sino yo misma, que sufro de asma crónica y con solo pensar en quedarme sin mi tratamiento comienzo a temblar. Hoy salgo a la farmacia ver si la consigo.

Mañana empiezo hacer las colas para un no sé qué. Porque ahora es así. Simplemente nos paramos en los supermercados a ver que venden, sin saber que si venderán algo o no. Lo cierto es que tengo que salir bien temprano, para no estar en esas colas tan largas de personas llenas de rencor y “engrinchada”.

Tenemos que inscribirnos en esas benditas tarjetas de racionamiento, llegamos cerca a los caminos cubanos. Cada día nos perecemos más y más. Los comercios de todo tipo vacíos, electrodomésticos, carros, telefónicos, papelerías y pare de contar, pero lo que no se acaba son los vendedores de drogas en cada esquina y las injusticias.   

Escribe Hogareña