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martes, 17 de mayo de 2016

ODISEA


Con entusiasmo me levanto para abrir una cuenta en el banco.  Ya estoy en la cola desde las cinco y media y soy la número cincuenta y dos. Abren a las ocho y media, pero la verdad es que abrieron a las nueve. Pasan los que están en la cola de la tercera edad que son como cuarenta. Después nosotros. Para el departamento en donde me tenía que entrevistar soy la número veinticinco.

Una  de las muchachas de atención al cliente, habla por teléfono, otra conversa con una mujer que llegó después de nosotros y la atiende primero, otro habla por teléfono y la última chica se mira al espejo.

Empezamos a molestarnos pero, sin embargo, mantenemos la educación. Comienzan a atender a la gente y yo con miedo para que no se vaya la luz  porque ayer se fue la luz y no pude hacer nada. Pues la luz vino a las cuatro hora.

Después de levantarme y quejarme de la mala atención, aparece mi número en la pantalla. Paso, revisan mis documentos y resulta que un papel está malo, el papel de la "cita por internet". La bendita cita por internet no funciona, no registra mis datos, y después que los registró no lo imprimió bien y ese fue mi error. Asumo las consecuencias, me regreso a mi casa y tomo la decisión de venirme en microbus.

Al montarme en el microbus estaba vacío, podía escuchar la música alta pero no me molestó, el conductor esperó que la unidad estuviera llena hasta la puerta principal donde la gente tiene la mitad del cuerpo fuera de microbus. El conductor grita para que la gente camine hacia el fondo de la unidad, la gente no hace caso, la gente grita, las groserías salen y yo con dolor de cabeza.

De repente un hombre con un bolso repleto de cajitas de fósforo y dice a toda voz "señoras y señores, muy buenos días, lo que le estoy presentando es un artículo que está escaso... bueno su costo es de cien bolívares, agradezco su colaboración". Algunas personas saca los cien bolívares y compra el producto y otros no.

El hombre se baja en la próxima parada. Al rato entra otro "Muy buenos días"... ¡Uyyyyyy! dice la gente, y el muchacho con cara de malote agrega "se que están muy fastidiado de que cada rato entre uno y otro a pedirles dinero pero estoy aquí para pedirle su colaboración para mi sobrino que se quemó y no tenemos dinero... " Un señor grita - pero pide lo que tiene que pedir y deja de estar gritando..."

El muchacho malote con dos sarcillos y una cadena en el cuello toda escamada finaliza "pa´no fastidiarlos más, bueno, necesito su dinero, es mejor pedir que robar", toda la gente saca lo que tenga en el bolsillo y se lo da...

Se baja el hombre contando el dinero... no había avanzado el microbus cuando otro se paró con un bolso repleto de cinta plástica con la misma historia y que le colaboraran con doscientos bolívares. Ésta vez casi nadie le compró... y así pasó mi viaje en microbus, entre el chofer peleando con los clientes, el atosigamiento de la gente que me apretaban en el microbus y eso que iba sentada; y los muchachos pidiendo dinero en la unidad.

Y aquí estoy con tremendo dolor de cabeza y tratando de sacar el bendito papel por internet y la página del banco del gobierno no abre y cuando abre aparece unos datos que no son. Mejor lo dejo para mañana.

Escribe Hogareña

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