Y Ana Isabel piensa que
los pobres, los pobres de verdad, no como ella, como Ana Isabel, sino los
pobres como Perico y Carmencita, como Eusebio, Pepe el monaguillo, y Petrica la
hija de Domitilia, no tiene papá, ni Eladio tampoco, ni Eusebio, ni Encarnación,
el hijo de Concha. Los pobres no tienen papá; sólo tienen mamá. La mamá que
lava, que pila, que hace arepas, que carga agua… ¡Por qué los pobres no tienen
papá?
Ana Isabel le ha
preguntado a Gregoria. Gregoria no tiene “pepita” en la lengua y siempre disipa
las dudas de Ana Isabel. Pero hoy Gregoria se ha quedado callada, soplando los
carbones rojos y levantando una nube de cenizas que empolvan los cabellos
dorados de Ana Isabel.
Fragmento de "LA
PIÑATA" de Antonia Palacios "Ana Isabel una niña decente" /
Biblioteca de autores venezolanos
Escribe Hogareña
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