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martes, 14 de abril de 2015

DÍA DE CEDULACIÓN

Cuando voy a llevar a mis hijos a la escuela. Me encuentro que hay un operativo de cedulación en la institución, y como mi identificación le falta solo un mes de vencerse, aproveché el operativo para sacarla. Cuando entré en la cola era la número sesenta y cinco.

Había llegado a las siete, y eran las diez de la mañana y todavía las mesas no habían sido instalada, y la gente comienza a llegar a cántaros y perdiendo la paciencia por las horas paradas.

Allá adentro, después que las mesas estaban instaladas, comenzaron a pasar a los amigos, y el amigo del amigo. Para luego, pasar a la gente de la tercera edad. 

Una mujer sale, con el carnet de la gobernación a un lado de la camisa toda roja, y dice que las cédulas van a salir borrosas y que no va a servir para hacer trámites. Entonces, para qué sirve la cédula de identificación, y después contesto, será para hacer cola.

Ya estábamos enfurecidos, cuando nos dijeron que solo iban a pasar sesenta personas y resulta que en la cola habían más de quinientas personas, porque desde hace meses no hay proceso de cedulación en la región. Y ya se habían coleado varias personas.

Luego, de tanto discutir pude pasar. Una vez adentro toda nerviosa que si sacaba o no la cédula se hizo todo el proceso y cuando solo me faltaba firmar, el gentío rompió la cerca y entró como caballos suelto en sabana, todos nos asustamos. La gente llegó a los trabajadores para exigirle que le sacaran la cédula a costa de lo que sea. 

Pobre gente estaban asustadas al igual que yo, los niños corriendo a sus salones, pues llegaba la policía. Gente corriendo sin dirección. Las voces se confundían y el griterío por todos lados y el sol más caliente que nunca. Lo primero que relucía eran las ofensas y groserías.

Después de un rato llegó la calma, pudo pasar veinte personas más, y los demás resignados de que no iban a poder sacar su identificación se regresaban en grupos. 

Hombres y mujeres una vez más pierden el día de trabajo para sacar su identificación, hoy no es por leche ni por papel sanitario. Y todos maldicen el gobierno pero lo aman el día de las votaciones.

Por fin mi cédula en mis manos, una foto borrosa pero soy yo, con mi número y mi huella.

Así somos los venezolanos hoy en día.

Escribe Hogareña


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