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jueves, 26 de mayo de 2016

A LAS TRES DE LA MAÑANA



Tres de la mañana en cola. Venezolanos casi vampiros, o más bien, hora del otro lado del mundo.





Mi mami y yo.




Escribe Hogareña

lunes, 23 de mayo de 2016

EL SABER VIVIR EN VENEZULEA II


El saber vivir en Venezuela, es salir limitadamente a la calle. Se restringió el cine, los paseos en las plazas, parques o recrearse viendo vitrinas en los bulevares. Si se decide salir a recrearse es mejor en grupos grandes.

El saber vivir en Venezuela es armarse hasta los dientes, para cualquier acontecimiento, que el se duerme en los laureles se los lleva la corriente.

El saber vivir en Venezuela es sufrir cuando solo queda medio paquete de harina de maíz en la alacena. Vivir mortificado por los alimentos. Y vender los objetos del hogar para conseguir un poco más de dinerito. Vender la casa grande para mudarse a una más pequeña en un barrio peligroso para que el dinero alcance.

El saber vivir en Venezuela es tener siempre una sonrisa en la tristeza, para que los hijos sean felices también. 

Mi deseo más grande es que mis hijos no vivan lo que vivimos ésta generación. Aunque hay más niños en las calles pidiendo dinero, es una lástima verlos allí. Entrando en los microbuses cantando cualquier canción y pedir dinero. Sí, un niño de diez otro de ocho años, de la misma edad que tienen mis hijos mayor y menor e inmediatamente una lágrima rueda por mis ojos que al llegar a casa los abrazos muy fuertes. De verdad es que no quiero que mis hijos vivan en ésta Venezuela que nos están ofreciendo hoy en día. Tengo miedo por mis hijos.

El saber vivir en Venezuela  es sacar a ésta generación al extranjero porque cualquier país es mejor que dejarlos en éste país destrozado. Así como lo han hecho y lo siguen haciendo miles de venezolanos.


Escribe Hogareña


domingo, 22 de mayo de 2016

MILITARES Y MILICIANOS PARA LAS CALLES


¡Militares y milicianos para las calles! -dice Maduro y así es. Ayer salí y vi como los milicianos le daban un recorrido a los alrededores de la urbanización con tremendos armamentos. Carros y camionetas de color verde oliva por todos lados y los ciudadanos se paraban para poder mirarlos mejor. Y yo me pregunto ¿será ésto posible? Desviando la atención del pueblo para que se olviden del referendum, o tratar de meternos miedos y así seguir soportar las benditas colas que nos están matando poco a poco.

Pareciera que Venezuela se está preparando para una guerra. Será que el gobierno piensa enfrentarnos, que nos matemos los venezolanos unos a otros. En dónde es la guerra. A lo mejor es la guerra de la cabeza de los que gobiernan, el imaginación, algo así.

Ignorante son la pobre gente que se dejan manipular. No basta con la escasez de los alimentos y medicamentos, los artículos de limpieza que ya hay varias personas con sarnas por falta de jabón, la inseguridad que cada día es peor, con los servicios públicos que son unas porquerías, sino que también los militares en las calles sin ninguna razón.


Escribe Hogareña 


viernes, 20 de mayo de 2016


Dos corazones heridos que se unen para consolarse...

Dos corazones rotos se se juntan para herirse...

Dos corazones amables para se aman y son felices...

Escribe Hogareña

jueves, 19 de mayo de 2016

Y NO PUDE COMPRAR NADA...

Me levanté a las tres de la mañana "ahora parece que mi vida es nocturna, de levantarme a las dos o tres de mañana para ir hacer cola en cualquier lado o lavar la ropa antes de que se vaya el agua o la luz". Lo cierto, es que hoy fue el día que decidí ir al supermercado del gobierno, pues, se vendía 2 espaguetti, 1 arroz, 1 mantequilla, 2 aceite, 2 harina y 1 lavaplato.  No había ido desde que aquella vez que la mujer me ofreció darme unas puñalada si la empujaba y resulta que toda la gente detrás de mí empujaba, imagínense por el miedo que pasé. Desde esa vez me repetí no ir más, pero como no ir si no tengo nada que darle de comer a mis hijos.

Como les iba diciendo, salí a la tres de la mañana, sin tomar siquiera café, sólo un envase de agua, y el dinero guardado entre el pantalón. Con mucho miedo mi esposo me llevó, pidiéndole a Dios que no nos fuera a robar el carro, ya que a una amiga por ir a una cola le quitaron el carro hace unos días. Resulta amigos míos, que había muchísima gente, para mi sorpresa es que la gente estaba haciendo cola desde el día anterior, es decir, desde las nueve de mañana supuestamente había una tremenda lista. 

A esa hora los bachaqueros empezaron a vender los puesto desde quinientos a mil bolívares. Yo no conseguí a nadie que me los vendiera, de lo contrario lo compraría. Había llegado tarde. Llegué al número cuatro cientos personas, caramba nunca iba a pasar. Pero me quedé.

A las ocho y media que abrieron el supermercado, pasaron los funcionarios, familiares y amigos de los que trabajan allí sin hacer cola. Se fue el sistema (internet), allí duramos dos horas más hasta que llegó. Llovía y hacía sol. Y yo con hambre con dolor de espaldas y caderas. 

La gente maldecía al gobierno, sí lo maldecían. Maldecían al supermercado, peleaban con los militares, la gente se peleaban y así pasó el día y no pude comprar nada. De regreso a casa con las manos vacías, débil, con dolor en todo el cuerpo, el bullicio de la gente grabado en mi mente, con mucha impotencia y rabia. 

Y lo que más de dolió fue mirar aquellas personas de tercera edad haciendo tal sacrificio, mujeres embarazadas y discapacitados, ellos y nosotros siendo tratados como animales, más bien creo que ni a los animales se tratan así. Allí  en loas colas todos somos iguales, no hay humanidad con nadie porque todos estamos sobreviviendo y gana el más fuerte. Y hoy fui la débil. 

Me sorprendió mirar a jóvenes hablando entusiasmado de que éste gobierno llegó a su final. Nadie los quiere y me convencí por bocas  de los más humildes que están dispuestos a votar en contra de presidente. No hubo nadie que opinara lo contrario. "Fuera Maduro que nos está matando" decían todos "Está loco Maduro", "cualquier otro gobernante con tal que no sea éste loco".

Y yo por mi parte no iré más para ese lugar, aunque ya lo había dicho con anterioridad y fui. Pobre mi esposo que tendrá que trabajar más para comprarle a los bachaqueros.

Arroz precio regulado 20,00 y los bachaqueros 1.200,00
Espaguetti 17,00 y los bachaqueres 1.800,00
Harina de maíz 20,00 y los bachaqueros 1.000
Crema dental 15,00 y los bachaqueros 700,00

Y así es todo.

martes, 17 de mayo de 2016

ODISEA


Con entusiasmo me levanto para abrir una cuenta en el banco.  Ya estoy en la cola desde las cinco y media y soy la número cincuenta y dos. Abren a las ocho y media, pero la verdad es que abrieron a las nueve. Pasan los que están en la cola de la tercera edad que son como cuarenta. Después nosotros. Para el departamento en donde me tenía que entrevistar soy la número veinticinco.

Una  de las muchachas de atención al cliente, habla por teléfono, otra conversa con una mujer que llegó después de nosotros y la atiende primero, otro habla por teléfono y la última chica se mira al espejo.

Empezamos a molestarnos pero, sin embargo, mantenemos la educación. Comienzan a atender a la gente y yo con miedo para que no se vaya la luz  porque ayer se fue la luz y no pude hacer nada. Pues la luz vino a las cuatro hora.

Después de levantarme y quejarme de la mala atención, aparece mi número en la pantalla. Paso, revisan mis documentos y resulta que un papel está malo, el papel de la "cita por internet". La bendita cita por internet no funciona, no registra mis datos, y después que los registró no lo imprimió bien y ese fue mi error. Asumo las consecuencias, me regreso a mi casa y tomo la decisión de venirme en microbus.

Al montarme en el microbus estaba vacío, podía escuchar la música alta pero no me molestó, el conductor esperó que la unidad estuviera llena hasta la puerta principal donde la gente tiene la mitad del cuerpo fuera de microbus. El conductor grita para que la gente camine hacia el fondo de la unidad, la gente no hace caso, la gente grita, las groserías salen y yo con dolor de cabeza.

De repente un hombre con un bolso repleto de cajitas de fósforo y dice a toda voz "señoras y señores, muy buenos días, lo que le estoy presentando es un artículo que está escaso... bueno su costo es de cien bolívares, agradezco su colaboración". Algunas personas saca los cien bolívares y compra el producto y otros no.

El hombre se baja en la próxima parada. Al rato entra otro "Muy buenos días"... ¡Uyyyyyy! dice la gente, y el muchacho con cara de malote agrega "se que están muy fastidiado de que cada rato entre uno y otro a pedirles dinero pero estoy aquí para pedirle su colaboración para mi sobrino que se quemó y no tenemos dinero... " Un señor grita - pero pide lo que tiene que pedir y deja de estar gritando..."

El muchacho malote con dos sarcillos y una cadena en el cuello toda escamada finaliza "pa´no fastidiarlos más, bueno, necesito su dinero, es mejor pedir que robar", toda la gente saca lo que tenga en el bolsillo y se lo da...

Se baja el hombre contando el dinero... no había avanzado el microbus cuando otro se paró con un bolso repleto de cinta plástica con la misma historia y que le colaboraran con doscientos bolívares. Ésta vez casi nadie le compró... y así pasó mi viaje en microbus, entre el chofer peleando con los clientes, el atosigamiento de la gente que me apretaban en el microbus y eso que iba sentada; y los muchachos pidiendo dinero en la unidad.

Y aquí estoy con tremendo dolor de cabeza y tratando de sacar el bendito papel por internet y la página del banco del gobierno no abre y cuando abre aparece unos datos que no son. Mejor lo dejo para mañana.

Escribe Hogareña

lunes, 16 de mayo de 2016

EL SABER VIVIR HOY EN VENEZUELA I


El saber vivir hoy en Venezuela, es darle gracias a Dios por amanecer vivo, por tener los alimentos del día, por tener salud y que nuestra familia estén seguras.

Regocijarnos en el miedo, que es el que nos ayuda a no salir de nuestras casas después de las seis de la tarde, de hacer rutina nocturnas para que nadie se meta en las casas y nos robe. 

Regocijarnos en no ser aplastado en una cola, apuñalado, atropellado y poder comprar dos harina de maíz por lo menos.

Regocijarnos en no contraer dengue, malaria, chikungunya o zika porque los servicios públicos no funcionan desde recoger la basura en las calles, tuberías rotas hasta los hospitales sin funcionamiento por falta de insumos.

El saber vivir en Venezuela es la sobrevivencia del más fuerte: Los débiles son los que se caen rodando en el suelo en una estampida de gente cuando llega cualquier producto. Tontos los venezolanos que nos calamos una cola tras otra (perdemos partes de nuestra vida en esta mala situación, "el mal vivir"). Sin ahorros, el venezolano se queda al comprarle al bachaquero. Estúpido el venezolano que todavía cree en el gobierno y pregona su ideología. Necia son las mujeres que se pelean a las tres de la mañana por un puesto en el supermercado que abrirá a las nueve de la mañana sin saber que van a vender. 



Escribe Hogareña




viernes, 13 de mayo de 2016

AMOR MUERTO


Las lágrimas recorren lentamente por mis mejillas temblorosas, el fulgor de una pausa sobrepasa la quietud de la soledad. Vuelve aparecer las lágrimas y ésta vez es mucho dolor en el pecho. Vuelvo a levantarme, repico el teléfono en varias ocasiones a un número cualquiera de la agenda, doce veces quizás, vuelvo colgar el auricular sin responder.

Camino de un lado a otro desolada, escucho a los albañiles acomodar el tejado al otro lado de la pared e inmediatamente los imagino deseosos de terminar la labor para llegar a casa y abrazar a su familia. Secos mis ojos hinchados. Me encuentro en la cómoda frente al espejo, parezco un despojo, tiro los frascos que reposan en la fría madera, resuenan en el piso ya manchado de las frescas cremas y el aroma a flores se expande en la habitación. Las almohadas rotas por un lado del closet, el espejo estallado por una botella de whisky vacía.

Dejé de llorar, las fuerzas se desvanecieron, la calma volvió apoderarse de mi ser con la promesa de no volver llorar nunca más por un amor muerto.



DAILET M. BUTTO R. 

Gracias "Letras con Arte"

miércoles, 11 de mayo de 2016

CON MUCHO SUEÑO...


Con mucho sueño... correr a las cinco de la mañana para comprar no es nada fácil. Me levanté a las tres de la mañana y toda asustada por el camino, con miedo de que se apareciera alguien y me robara. Y llegué tarde a la cola, había más de setenta personas delante de mí, al abrir el comercio a las cinco, todos corrimos para agarrar las verduras porque ya las seis no hay nada. Corrí y corrí. Compré todo pero estoy súper cansada, con mucho sueño...


Escribe Hogareña

martes, 10 de mayo de 2016

CARAMBA CÓMO CARRIZO SACO EL BENDITO ITIN


Averiguo por internet ¡Cómo se hace para pagar impuesto en los Estados Unidos! (solo para publicar un libro por Amazon), buscando la bendita página por un buen rato. Después que la encuentro: leí de arriba abajo y de abajo arriba. Llenar la planilla W7 o llamar por un número que te dan allí.

Decido llamar, voy al centro de comunicación como a las dos de la tarde, pues, trabajan hasta las doce porque en la tarde no hay luz. Me regreso por el inclemente sol. Voy al día siguiente, a las ocho. El bendito militar que custodia la puerta del centro comercial me dice que los centros comerciales abren a las nueve que tengo que esperar que la cola de los bancos pasen primero para después pasar los demás clientes, "cómo carrizo avanza un país así, o sea, sólo trabajan dos horas al día".

Me quedo afuera con tremenda rabia porque tenía otras cosas que hacer. Cuando son las nueve y cuarenta entro al centro comercial, voy de inmediato a la cajera pido una casilla y me dice "no hay servicio, tiene que esperar" me siento con tremenda rabia, ya a las diez y quince de la mañana puedo pasar a la casilla y por fin puedo marcar el número, y resulta que no puedo hacer llamada al extranjero porque está bloqueado, tengo que ir a otro centro comercial, la instante se fue la luz, ya son las once de la mañana y me regreso con las tablas en la cabeza y la impotencia de no haber hecho nada.

Le mando correo a unos contactos que aparecen en el "IRS" y sólo me dicen que puedo postularme como agente tramitador como alternativa, pero necesitan mi pasaporte y mi pasaporte está vencido. Si para hacer una bendita llamada paso una calamidad, imagínense  sacar el pasaporte ¡oh, Dios!... mañana vuelvo a intentar llamar otra vez.

Así vivimos en ésta patria revolucionaria. Si ustedes conocen alguna alternativa díganme.

MALA JUGADA II


Con mucha tristeza y sin ganas de hacer nada, pero la vida sigue. Otro joven cercano a la familia muerto. Qué tristeza. El hampas vuelve hacer de las suyas. Solo para quitarle la moto, y él no se resistió y sin embargo lo mataron. La vida del venezolano no vale nada.

Y con la tristeza que ya me envainaba desde hace días y con ésta noticia, lo que provoca es ponerse a llorar, llorar y llorar. 

Escribe Hogareña

lunes, 9 de mayo de 2016

MALA JUGADA


Se mueven las cartas, las posiciones y la estrategia es otra. Los errores que se comenten con tanta frecuencia hace que no perdonemos, aunque la vida dice lo contrario.

La vida cambia por una mala jugada del quien se creía confiar, después se resistirse aceptarlo, para luego, jugar la última carta escondida bajo la manga, a la que se olvidó.

Escribe Hogareña


 
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