Hoy el sol brilla más que ayer, y la brisa
pega en los árboles mientras éstos se regocijan con los canticos de los
pájaros. También cantan y la brisa se enreda en los ramales luciéndose con sus
flores que se disipan por doquier.
Los estoy mirando y la nostalgia golpea mi
corazón a pesar de que aún la luna se ve blanquecina con sus siluetas grisáceas
relucen en su belleza, quizás acompañando al sol, u homenajeando a cielo
azulado.
Las vida sigue adelante, sin miramiento a
pesar de que perdamos a un ser querido, a pesar de las dificultades o problemas
que podamos tener.
A pesar de que ese muchacho se haya
despedido de la familia porque ya sabía que lo iban asesinar, a pesar de
habernos dicho que no lloremos ni que dejara que la tristeza golpeara a
nuestros corazones, así como el mismo viento golpea a los árboles. Pero como no
llorar y estar triste.
“En malos pasos” dicen algunos, pero la verdad
es que la tendencia es esa. Y él eligió ese camino que ni su madre pudo
ayudarlo. Ahora lo llora.
Escribe Hogareña
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