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martes, 8 de junio de 2021

CAPÍTULO 13

 INTRIGAS

Es día de descanso y lo que más se anhela los empleados de la familia Del Monte es estar con su familia. Marisol y Lupe suben algunos escalones, a través de una vereda, entre casas y casas de colores muy llamativos. La gente corresponde los saludos que éstas mujeres dan por cortesía o por el simple hecho que  conocen a todos  los pobladores de la comunidad.

-Es una familia con muchos problemas Lupe, solo tienes que concentrarte en tu trabajo y verás que todo te saldrá bien –Aconsejaba Marisol

-Son extraños…

-Usted no está allí pa´ pensá Lupita, solo tiene que trabajar y listo.

En un cordial saludo se despidieron. Y Marisol entró a su casa. Xavier que se encontraba en la cocina salió apresurado y la recibió con un gran beso, inmensamente apasionado que siguió  con unas caricias y algunos susurros al oído que decía “te extrañé muchísimo mi amor”, mientras el otro, repetía “contaba los minutos para verte”.

Mientras tanto Lupe fue recibida por los niños que la abrazaron y la invitaban a jugar pelota.

-Les prometo que mañana si jugaremos una partida –Les repetía Lupe que deseaba llegar a casa.

Siguió caminando y fue sorprendida por Kimi.

-¡Epa muchacha, ven acá!

Lupe que ya había oído hablar de ella y que era superticiosa de los supuestos poderes se le acercó.

-Diga usted.

-Los espíritus me han hablado que tengo que protegerte muchacha,

Kimi la tomó de su mano, sintiendo algo extraño en su cuerpo en la cual comenzó a decir:

-¿Vas a sufrir mucho?

-¿Qué estás diciendo?

-Que te vas a enamorar, y ese amor traerá muchos cambios en tu vida que no serán muy buenos…

-¡Estás loca! Yo enamorarme

-¡Sí! te vas a enamorar, los espíritus no mienten… y serás correspondida. Pero tendrán que luchar para mantener vivo ese amor.

--No señora, usted está equivocada, yo jamás podría enamorarme.

-Esa familia tiene muchos secretos, esa familia será tu perdición, esa familia te traerá muchos problemas. La conozco muy bien, una vez fui como tú, una vez fui inocente, una vez tenía sueños…

Desde su cuarto Javier grita;

-Ya vas a empezar otra vez con tus cuentos… la cagaste kimi, debiste sacarle mucho dinero a esa gente y no estuviéramos en este barrio inmundo. Al contrario, estuviéramos en la alta alcurnia, conviviendo con gente refinada como nosotros, con gente de poder, eso es con la gente que debemos relacionarnos.

-Deja de hablar

-Claro que sí, te dije mil veces que pidieras y que pidieras, pero tú y tus benditos espíritus son unos fracasados, y mira en donde nos tiene…

Kimi sacó algo de su gaveta y era un amuleto.

-Ponte esto que te protegerá… lo siento mucho, no puedo concentrarme con las quejaderas de Javier… a veces se pone insoportable, será mejor que regreses otro día.

EL PLAN

De mucho amor, caricias y besos terminaron abrazados en la cama, hablando de los sucesos que habían acarreado a la familia Del Monte. Esa tarde Xavier y Marisol sabían muy en quien era Gabriel y solo quisieron sacarle provecho a la situación de una cena gratis. Desde el principio fue sacar información de un posible relación entre Karla y Gabriel y así poder manipular a Gabriel.

-¿Qué vamos hacer? –Decía Marisol

-No hagamos nada Marisol, mira yo soy feliz contigo, me basta con tu amor, no seas tan inquieta, sigues trabajando allí es tu decisión, pero creo que con mi trabajo podemos vivir bien los dos.

-Tú siempre tan simple amor, hay que aprovechar que estoy allí y ver cómo sacarle jugo a mi suerte.

-Mi amor por favor, quiero quedarme abrazo contigo aquí, déjame disfrutarte por favor sí.

-Vida, ya sé, sigamos a la señorita Regia para ver qué hace y si la vemos en algo malo, y zasssss… pedimos dinero…

-Mi amor por favor no hablemos… ven abrázame…

-Mejor a la señora Erika… se la pasa encerrada en su cuarto, debe ocultar algo.

-No sé cómo pude enamorarme de ti, no sé como tienes el poder de volverme loco, no sé cómo me arrastra a tus locuras…

-Estoy casi segura que el señor Rafael tiene muchos secretos… pues necesito descubrirlo ¡qué será!

-Un día de estos te vas a llevar un susto, un día de estos por estar de fiscona te llevarás una sorpresa, no seas tan inquieta y deja ese trabajo, yo puedo pagar las cuentas Marisol, poco a poco vamos.

-No me pidas eso corazón, soy yo la que siempre tengo que salir adelante, sabes muy bien que necesitamos ese dinero, sabes muy bien que no quiero vivir aquí, sabes muy bien que tu sueldo no nos alcanza para vivir.

-Pero nos tenemos el uno al otro.

-Eso no basta y tú lo sabes, yo quiero más… voy hacer un plan ya verás…

 

 

 

 

lunes, 7 de junio de 2021

CAPÍTULO 12 III

EL PASADO

Fue imposible olvidar aquella noche fatídica. La gente asombrada por dos muertes extrañas. Revisaron cada turista, empleados, allegados y a todos los presentes. Revisaron hasta debajo de los jarrones. Sin encontrar alguna pista que llevara a sospechar o investigar. Estaban como al principio, era una asesino en serie que tiene un modo operandi singular que lo identifica de cualquier otra persona.

La familia Del Montes fue la más investigada, ya que todos los que han muerto han tenido que ver con sus integrantes.

-Estaba desconsolada y triste… ¿Cómo cree que voy a cometer un crimen tan feo como ese? Además el inspector Daniel tiene más fuerzas que yo… -Decía Regia una y otra vez.

Ignacio miraba a Regia de reojos con algo de temor, pero a la vez con desprecio, porque estaba convencido que era la rosa roja. Aunque no preguntaba, ya era un hecho que su señora era una asesina. En las noches en su lecho pensaba y tenía pesadillas con la Guaricha y a la vez en aquel puñal que sorprendió aquel inspector.

Pasaron días para que la vida siguiera normal. El entierro de Gabriel fue en total silencio. Y con su muerte quedó saldada las deudas de su padre.

En ese día, la gente vestida de negro se encontraba en el cementerio. Los más dolientes sentados en sus sillas lloraban sin cesar. Tampoco Regia dejaba de llorar, fue la más afectada de todos los presentes, su madre Erika se la arrimó al pecho y secaba sus lágrimas.

Entre el gentío, se encontraba el comandante Mario, y su nuevo compañero Gutiérrez. Y varios inspectores que se hacían pasar como un ciudadano común y corriente. Uno disimulaba ser jardinero, otro vendedor de helado, más allá el ayudante del sacerdote Claudio con quien ya habían hablado y en cual se encontraba nervioso.

-No lo van a creer –Repetía y repetía el sacerdote Claudio

-Cloro que sí –Le contestaba Mario firme en sus palabras.

En la bendición del padre y después que roció agua bendita a la urna,  Mario observaba a Regia, incrédulo de su dolor, miraba a Rafael que no daba algún signo de compasión, de repente miraba a Joe el chofer de Regia que se encontraba lejos leyendo periódico, y Mario pensaba “podría estar disimulando, será el asesino”, luego miraba a Ignacio que se encontraba detrás de Regia, y hasta en la misma Erika, que mostraba ser indefensa y triste.

La ceremonia seguía, y de la nada apareció una mujer extravagante que fue detenida por Maxi:

-¿Qué quiere señorita?

-Quiero hablar con Rafael, yo soy la señora Del Monte –Dijo Diana embriagada, vestida con una minifalda,  un escote en el pecho, algo de escacha en el cuello, unos tacones altos, gruesos y brillantes y una cerveza en la mano.

-No señorita, usted no va a ningún lado, venga para acá.

Joe que se había percatado de la situación y quien Maxi le movió la cabeza como dándole ordenes, llamó a Rafael.

A cabo de un rato aparece Rafael. Algo nervioso por la presencia de aquella mujer.

-¿Qué haces aquí?

-Tú me prometiste que sería la mujer Del Monte.

-No te prometí nada.

-Sí me lo prometiste… me lo prometiste cuando te regalé…

-Caya mujer, caya… olvida el pasado… te pagué muy bien.

-Me siento sola, si tan solo no te habría entregado a…

-Vete de aquí… vamos, vete de aquí, y me espera en el bar…

-No… yo te quiero mucho, muero de amor por ti, mi vida… ven conmigo y hagamos travesura aquí mismo…

-Estás loca… vámonos a tomar un café

Los dos caminan entre las cruces y cementos, entre flores y recuerdos, entre tristezas y restos de cuerpos humanos.

-Acaso no te gusto –Sigue Diana

-Claro que sí Dianita, claro que me gustas mucho

Diana recuesta a Rafael hacia un árbol de pino, y le comienza a dar besos por el cuello mientras le afloja la correa, desabotona la camisa y baja la cremallera del pantalón…

-No mi amor, no estás bien…

-Sí Rafael… estoy bien, yo quiero hacerlo aquí contigo, ahora mismo, qué nos detiene…

-Nos detiene que no estás bien y no te quiero así… claro que te deseo pero no así…

Rafael la aparta a un lado y luego le acomoda el escote, y se acomoda la camisa, sube la cremallera y siguen caminando. Más allá, desde lejos, los observa Erika quien con desdeño y melancolía se seca las lágrimas y vuelve al entierro.

LA DESAPARICIÓN

El sacerdote da la orden que pueden bajar la urna, y poco a poco la gente comienza a tirar las rosas en el hueco. De repente el mecatillo se suelta, como si con intención fue cortado y la urna cae de golpe en el hueco. Los presentes salen corriendo muy asustados, menos Regia, Erika, Maxi e Ignacio, era como si ya sabían lo que vendría.

Mientras Mario corre hacia el hueco y observa la urna rota, mal puesta y algo que salía de ella por lo que bajó a investigar. Inmediatamente abrió la urna y solo se encontró bolsas y bolsas de arena.

-¿Dónde está el muerto? ¿A dónde se fue? –Dice Mario.

-Es arena comandante ¡El muerto no está! ¡-el muerto desapareció! –Agrega Gutiérrez.

-El asesino se burla de nosotros –Dijo Mario con impotencia mientras empuñaba la arena.

Desde ese momento Mario comenzó a sospechar de Regia, al observarla tan fría por tal escenario,  pero no tenía evidencias, por lo que quiso hacer sus investigaciones por su propia cuenta ya que lo tomó personalmente.

sábado, 5 de junio de 2021

CAPÍTULO 12 II

 SENSACIÓN DE DOLOR

La gente salió corriendo sin dirección, mientras los guardias auxiliaron a Gabriel que se encontraba en una cruz agonizando, apenas si se le escuchaba los balbuceos y los gemidos de dolor, más atrás corrió Regia llorando y junto a ella Ignacio quien le sostenía de los brazos.

-Mi señora es mejor marcharnos.

-No mi wichito quiero estar con mi novio, quién le hizo esto, no, no, no puede ser…

-¡Sácala de aquí Ignacio! –Exclamó señor Rafael del Monte con autoridad.

Mientras Gabriel en el suelo decía, fue, fue, fue… hasta que se quedó quieto… su cuerpo desnudo desangrado fue cubierto por una sábana hasta que llegara las autoridades.

-Ya no hay que hacer –Agregó Rafael preocupado

Por su parte Karla no paraba de llorar, inmediatamente recogió sus cosas y salió del gran salón, pero los detectives ya habían mandado a cerrar el hotel, ya que el criminal se encontraba entre la gente y todos necesitaban ser investigados.

-¿Por dónde comenzamos mi comandante? –Dijo Daniel mientras veía a la gente.

-Asegúrese que nadie salga del hotel –Le dijo Mario

-Es una orden mi comandante.

Contestó Daniel mientras sacaba una libreta de su bolsillo.

Karla que se encontraba entre los trabajadores del hotel fue sorprendida con la presencia de Octavio

-¿Cómo te encuentras Karla?

-Lo mataron Octavio, lo mataron. Es horrible, si lo habrías visto.

-Ya, ya, ya… cálmate, ven a mí mi niña…

-Qué bueno que estés aquí… siempre estás conmigo en los momentos más difíiles…

Octavio le secó las lágrimas, la llevó hacia su pecho.

-¿Cómo supiste Octavio? No entiendo

-Ya, ya, ya… eso no importa en estos momentos.

SILENCIARLO

Daniel camina por el pasillo de las habitaciones, y el silencio reina en las habitaciones, nadie habla, nadie dice nada y solo se escucha un murmullo. Daniel se va acercando y pone atención de lo que se habla al otro lado de la puerta. Se acerca un poco más y escucha la voz de Regia.

-Viste Wichito lo que le pasa a los que me engañan… si yo soy una buena mujer, solo deseo que me amen, solo deseo un poquito de amor, yo no pedía más nada, sino amor… acaso es difícil que me amen…

Daniel se acerca un poco más y mira por la puerta. Y observa a Ignacio sentado en la cama y Regia en el piso recostada de Ignacio mientras le pasa la mano por la cabeza.

-Ya señora mía, estoy aquí.

-Todos Wichito, todos son unos traidores… esa periodista lo único que tenía que hacer era hacerme famosa ante el mundo, y pues, mira como quedó, la Flaquita por no ser discreta mírela entre las aguas… pero, pero, pero, no me culpe wichito por la muerte de la Guaricha, yo no fui wichito, esa si no fui yo, yo te lo juro que no…

Por un instante, Ignacio  mira con desprecio a Regia, aún sabiendo que es culpable de su muerte. Pero sabe que no puede ir al contrario de sus palabras y vuelve acariciar su cabello.

-Es un mugroso mi Gabriel, le brindé la oportunidad de pagar sus deudas con su fidelidad y mira como me pagó… no merecía estar con nosotros wichito… lo único que le pedí fue amarme… no le pedía mucho wichito, solo amor… dime que tengo de malo, tú me ves que soy mala, dime wichito soy mala…

Mientras Daniel escuchaba esa conversación, trató de alejarse, pero se tropezó una figura, vestida de negro, con cabello negro y una máscara de muñeca de porcelana.

-Quédese quieto, no se mueva –Dijo Daniel.

La persona no respondió.

-Soy comandante del departamento de investigación criminalística del estado, le pido que se quede quieto y ponga sus manos atrás, es una orden.

Daniel se moría de nervios y no sabía qué hacer, desenfundó el arma pero para cuando lo hizo, Regia por detrás lo apuñaló.

-Otra muerte Wichito, otra muerte… tú crees que me gusta matar gente… no wichito, no me gusta… Yo soy noble, tranquila, amable y bella.

Era la primera vez que Ignacio presenciaba un crimen de Regia. Y sus manos comenzaron a temblar.

-No me gusta estar mirando como sus ojos se apagan al frente mí, no me gusta la muerte, al contrario wichito,  vivir para ser felices.

Daniel que todavía estaba vivo, hizo un disparo, pero sin dirección.

-Vamos wichito ayúdame, vamos wichito…

-No, no, no me pidas esto Regia, yo no puedo.

-Ven wichito…

Ignacio se fue a la habitación dejando sola a Regia. Mientras ella decía;

-Odio ensuciar mi vestido, estoy muy hermosa acaso no me has visto, y más odio tener que quitarle la vida, sin ni siquiera conocerte, odio verte así miserable, dime que hacías de metiche…

El hombre negro ató las manos de Daniel, mientras agonizaba y suplicaba por su vida. De arrastra lo llevaron a la capilla. Mientras los policías que escucharon el disparo comenzaron a buscar por todos los rincones de dónde provenía el disparo. La gente estaba alborotada.

Ya en la capilla Regia con su puñal escribió en la espalda de Daniel “por ser metiche”, lo colocaron de rodilla hacia la imagen de la virgen María y el hombre negro le pasó un cable por su cuello, y comenzó apretarlo. Mientras Regia giraba y giraba en aquella capilla de olor armoniaco e incienso, sus brazos subían y bajaban y giraba y giraba,  de un lado a otro como si escuchara una balada. Hasta que Daniel dejó de respirar.

EL ÚLTIMO SUSPIRO

El inspector Mario llegó a la capilla pero ya era tarde, encontró a Daniel, de rodilla frente a la imagen, con los ojos abiertos y mano untadas, con una rosa en los labios y un escrito en la pared que decía “la rosa roja”.

No se podía tocar la escena hasta que llegara el forense, mientras que revisaba el lugar, se encontró a Regia dormida en la cama junto a Ignacio con el televisor encendido a todo volumen en la habitación al final del pasillo.

-Usted no escucho nada –Dijo Mario

-No escuché nada. Solo miro esta película, sí que está buena… no sabemos nada de la muerte de Gabriel, por fin logré que mi señora durmiera y no quiero que la moleste.

-No digo de esa suceso, digo del inspector Daniel.

-¿Quién es Daniel?

-Apareció muerto en este mismo piso.

-No sabemos nada, sí escuchamos algo pero no quise salir sabiendo que mi señora está muy mal.

-No se muevan de este lugar… me esperan aquí.

-Y para dónde nos moveríamos señor.

viernes, 4 de junio de 2021

CAPÍTULO 12

UN BESO LO CAMBIA TODO

Era día de fiesta, en el hotel del “Montes”, la aglomeración de los turistas se hacían presente en el gran salón, caminaban de un lado a otro, tomaban licor y reían, la música en vivo se hacía sentir y  algunas parejas bailaban,

Karla con la bandeja en sus manos servía copas de vino a los turistas que iban llegando. Desde la distancia notó que se acercaba Gabriel, bien vestido con su saco negro de noche y corbata azul marino. Karla se sintió nerviosa pero se concentró en su trabajo para olvidar lo que había sucedido en la noche anterior cuando la llevaba a  su casa.

Gabriel tomó una copa vino, tomó un lirio que se encontraba en el ramo de flores del centro del mesón y se acercó a Karla.

-Este bello lirio es para ti.                                                                

Gabriel le puso el lirio ajustado en la parte derecha de su pecho en donde se encontraba su camisa.

Karla se enrojeció y sin decir palabras siguió adelante.

Todos bailaban y reían, mientras  la puerta principal apareció una mujer de vestido rojo, algo descotado en la espalda y medio mostrar de sus pechos, todo pegado al cuerpo, el cabello recogido con un gancho rojo, también sus labios se hacía verse de un rojo intenso, tan glamurosa que todo los que estaban presentes comenzaron aplaudir. Era Regia la anfitriona de la fiesta. Toma de la mano de Ignacio que también estaba vestido a la ocasión con un pañuelo rojo en su saco que lo hacía sentir parte de Regia.

Gabriel se acerca a Regia, quien lo recibe con un beso sutil en las mejillas y la invita a un baile. Los dos se van a la pista sonrientes y comienzan a girar de acuerdo al ritmo de la música.

-Anoche te esperé amor –Tenía algunos tratos que cerrar.

Juntas sus mejillas y vuelven a dar otra vuelta.

-Estas muy hermosa Regia

-No parece bastar ante tus ojos amorcito.

-Si eres hermosa.

-Si lo sé… pero al parecer no es suficiente para ti

-¿De qué hablas?

-Déjalo, no nada… a veces hablo por hablar amor… solo bailemos que la gente nos mira.

Karla no deja mirar a la pareja bailar, siente algo extraño en su corazón y se aleja del salón, entra a la cocina con algunas lágrimas en sus ojos, y sigue caminando hasta salir afuera. Sin saber cómo y dónde apareció Gabriel y le extiende un pañuelo.

-Toma sécate las lágrimas

-Ella lo miró y secó las lágrimas con sus manos

-Es un compromiso que tomé, mi padre le debe mucho dinero a su padre, y la única manera de saldar la cuenta es casarme con Regia. Solo pretendo salvar a mi familia.

-No tiene porqué decirme estas cosas.

-Te lo digo porque me importas más de lo que te imaginas.

-Qué te puedo importar, acaso no la viste… es bonita, educada hermosa es…

Gabriel le pone su mano en los labios y le dice:

-Desde hace tiempo me gustas mucho, y más que gustar, estoy enamorado de ti, no coordino mis ideas cuando estoy contigo y no dejo de pensar en ti. En mis sueños está tu rostro, tus ojos, tus labios y solo deseo que esa noche termine para verte otra vez. Dime que sientes lo mismo por mí y soy capaz de abandonar todo por ti. Dime que me amas y soy capaz de ir allá y decirle a Regia que eres todo para mí.

 

Gabriel se fue acercando poco a poco  y con ternura tocó los labios de Karla, su mano entre el rostro y su cuello, y  la llevó junto a él y se besaron. Karla lo abrazó y por un instante se olvidaron del mundo.

-También te pienso mucho –Dijo Karla

Desde una esquina Ignacio tomaba fotos de aquel encuentro.

CAMBIO DE PLANES

Regia hablaba con algunos clientes cuando fue interrumpida por Ignacio. Ella lo siguió hacia un cuarto y éste le mostró las fotos.

-Éste hijo de puta, se atrevió engañarme, este hijo de puta quién se cree que es…

-Cálmate mi señora, cálmate…

-No me pidas que me calme, y menos con esta mujersuela.

-Sé inteligente mi señora, no pierdas el control.

Regia comienza a tirar jarrones, a romper ventanas, espejo y todo lo que se atraviese. Mientras Ignacio, con voz temblorosa le repetía cálmate mi ama. De repente Regia se tranquiliza y se mira en el poco espejo que quedó pegado en la pared y dijo:

-Sí Wichito, tengo que calmarme, tengo que calmarme, vamos a fuera y que siga la función.

De regreso, Regia vuelve a socializar con la gente y se pasea de un lado a otro con una sonrisa risueña y generosa.

Atiende una llamada discreta que hizo para verificar que todo saliera como ella lo quería.

LLEGÓ LA HORA

Karla estaba en su hora de descanso, en un salón conexo a la cocina donde degustaba algunos aperitivos. En eso apareció Regia y Karla que ya lo conocía se levantó inmediatamente.

-Con que tú eres Karla

-Sirva usted señora

-Con que usted es quién está detrás de mi novio

-Perdone usted señorita pero no le permito que se meta en mi vida

-Gabriel es mi novio, apártate de él o si no te vas a arrepentir.

Regia se volteó después de mirar a Karla con desprecio y caminó por otro pasillo. Luego dobló hacia la derecha y abrió la habitación.

En una silla encontró a Gabriel amarrado y sentado en una silla, con una venda en los ojos.

-¡Cómo te atreves engañarme Gabriel, cómo pudiste hacerlo! Jamás permitiría que nadie me engañes y mucho menos un mugriento como tú… pero si yo te amaba, eres un tonto por no amarme, si soy bonita, rica…

Detrás de Gabriel había una persona, no muy corpulenta con una máscara puesta y que no hablaba.

-Por alguna razón pensé que me engañarías, que me traicionaría, pero no pensé que fuera tan pronto… no pensé que te fuera tan pronto de mi vida querido… Dios, Dios, Dios a los traicioneros no lo soporto.

Regia le quitó el pañuelo de la boca y le dio un beso en los labios. Luego agregó:

-Hasta hoy me engañas Gabriel. Prefiero verte muerto antes que la gente diga que fui engañada a cambio de una mugrosa.

Regia tomó un cuchillo bien afilado y abrió su camisa, escribiendo en su pecho “mal mentiroso” Luego dijo:

-Me puedo ensuciar mi vestido –Tengo que irme

Una lágrima seca rodó por su mejilla y susurró:

-Pudimos ser felices imbécil

Otra vez en la reunión, se acercó a Ignacio y le dijo:

-Ya estoy bien y que siga la fiesta.

-¿Qué hiciste Regia?

-No, nada, la vida continúa…

En ese instante desde el segundo piso se abrió una cortina y apareció el cuerpo de Gabriel montado en una cruz con unas espinas en la cabeza sangrienta y una rosa rojas en sus labios con un escrito que decía la rosa roja, su pecho no dejaba de sangrar y solo se le escuchaba decir:

-Ayúdenme, por favor ayúdenme…

jueves, 3 de junio de 2021

CAPÍTULO 11 CONTÍNUA

PRIMER DÍA

Maxi llevó a Lupe a una habitación muy cerca de la cocina, al lado junto al de ella. Era una habitación modesta con algunos libros al lado y una lámpara junto a la cama. Había un closet con algunos uniformes en la cual utilizaría para el trabajo. Totalmente negro.

Apenas empezaba el día, y la orden de Maxi era cambiarse para empezar a trabajar. En el rostro de Lupe reinaba la tristeza pero aún así obedeció.

Maxi le ajustó el moño que debía llevar en el momento de trabajar y se fueron juntas a la cocina, en donde se encontraba la cocinera la señora Marisol.

Lupe al verla se emocionó porque sabía que era del mismo barrio donde ella vivía. Sin pensarlo dos veces se abrazaron.

-Se conocen ustedes –Pregunta Maxi

-Sí, claro que sí –Contesta Marisol un poco arisca

-Así no estoy sola, ¡Me haces feliz!

De pronto suena el timbre, y Maxi le ordena a Marisol servir el desayuno para la familia y se retira de la cocina.

Marisol le da algunas instrucciones a Lupe como servir la mesa, pero Lupe no sabe cómo hacerlo, sin embargo, Marisol la ayuda en todos los quehaceres.

-Apúrate muchacha que los señores van a bajar.

Mientras tanto, Maxi abre la puerta y es el inspector Mario con su ayudante Daniel.

-Se encuentra el señor Montes.

-Sí señor, pase adelante

En ese momento el señor Rafael baja por las escaleras tomado de la mano junto a su esposa Erika.

-¡Caramba, cuál es el honor de su visita inspector! Otra vez lo tenemos aquí

-Estamos por lo mismo –Dijo Daniel

-¡Cálmate Daniel! –Exclamó Mario y agregó –Estamos aquí para hacerle unas preguntas a su hija.

-¿Por qué a mi hija?

-Es que acaso no sabe, que la señorita Guaricha y el que fue su máximo colaborador, el señor Manuel, amanecieron muertos

-¿Cómo saberlo? Usted sabe que somos una familia sumamente ocupada y no nos pasamos averiguando chisme de nadie

 -No es chisme, es un crimen, donde ustedes son sospechosos, ya que por lo que recuerdo ustedes son rivales desde hace tiempo.

-Mire inspector acaso somos culpables de todos los crimen de la ciudad.

-¿Dónde se encuentra su hija señor Montes?

En ese instante, Regia baja la escalera.

-Padre, madre… quienes nos visitan

-Es el inspector mi niña –Contesta Erika nerviosa

Regia con ironía mira a Mario de arriba abajo para luego decir:

-Otra vez usted inspector. Acaso no le quedó claro, la última vez…Creo que se está haciendo costumbre sus visitas en el desayuno.

-Sabía usted que la señorita Guaricha fue asesina.

-¿Cómo puede ser eso inspector? No creerás que fui yo la que la maté ja ja ja… lo que recuerdo que también me culpó por el crimen de Mia, esa reportera metiche…

-Crimen que todavía no se ha resuelto, ya sabemos que es un asesino en serio… –interrumpió Daniel sin medir lo que decía.

Regía miró a Maxi con picardía y luego agregó:

-Lo invitamos a desayunar

-He venido aquí solo para hacerle algunas preguntas –Siguió Mario

-Mientras desayunamos nos realiza las preguntas

-Dígale a su abogado que esté presente

-No necesito abogado –Dijo Regia sutilmente.

Ya en la mesa, Marisol se apresura a servir la comida. Regía toma una rebanada de pan tostado y le unta un poco de margarita para luego decir:

-Mire usted, la Guaricha fue mi rival desde hace tiempo, pero muy en el fondo de mi corazón la quise muchísimo, era mi amiga, casi éramos hermanas. Y la verdad le digo que no es extraño que haya terminado de esa manera. Porque de lo que me enteré, estaba en muy malos pasos con ese tal Manuel, no sé, algo escuché en los baños de damas y que estaba enredada con alguien en el cartel, no sé, solo digo lo que oí, a lo mejor era amante, de uno de ellos, no sé, solo digo que tiene que investigar…

En ese instante, entró Lupe con la jarra de café caliente, para servir.

-Por la derecha –Le dice Marisol al notar que Lupe estaba nerviosa.

Lupe le sirve a Rafael, luego a Erika, le sigue a Daniel y cuando llega a Mario se le cae el café en las piernas de éste. Lupe pega un grito de nervios y más atrás Mario, Rafael se levanta y ofrece una servilleta. Mientras Erika se queda pasmada sin saber qué hacer. Por lo que Maxi se acerca al inspector y le ofrece ir al lavandero

-Perdón, perdón, perdón –dice Lupe con las manos en la cabeza

Regia se la queda mirando sonriendo y luego dice:

-¿Quién eres tú muchachita?

-Me llamo Lupe para servirle, empecé a trabajar hoy,,, perdón señor...

-Favor que me hiciste muchachita ja ja ja… hasta puedo decir que me caes bien ja ja ja … pobre inspector… ahora vete de mi vista…

Lupe con lágrimas en los ojos se dirige al lavandero donde se encuentra Mario, Maxi y Marisol

-Perdón señor

-Fue un accidente

En ese instante, Mario se quedó mirando aquella muchacha de rostro inocente y su actitud cambió:

--No es nada, la próxima vez tenga un poco de cuidado.

miércoles, 2 de junio de 2021

CAPÍTULO 11 II

 OTRO ASESINATO SIN RESPUESTAS

Al día siguiente, en l habitación 43 se encontraba dos asesinatos, descubierto por la camarera que cada mañana le llevaba el desayuno a la niña Guaricha. La encontró con una rosa roja en la boca junto a Manuel, labio a labio. No era la primera vez esta simbología. También lo había encontrado en la Flaquita la viajera inoportuna, en Mia que fue la reportera de un canal de noticias, el Simón. Pedro, Mateo y en un muchos más, con muertes diferentes pero con el mismo significado que lo marcaba a todos.

-No hay huellas, no hay rastro y no hay a quien culpar –Decía Mario el inspector de investigación criminalística…

Junto a Mario se encontraba Daniel su compañero que lo repetía todo.

-Sí, sí, sí… no hay rastro, no hay huellas y no hay a quien culpar.

-¡Revisaron todo! y qué dice el forense –Dijo Mario

-Vamos chicos qué dice el forense –Repitió Daniel

Se había encontrado a la Guaricha, abrazada de frente junto a Manuel, con los ojos abiertos los dos, la flor entre cruzada en los labios, semi desnudos y el equipo de sonido encendido con una balada muy suave.

DESPUÉS DE TODO

Regia recostada en cama se encontraba poco deprimida, recordaba la noche anterior. Le pasaba por la mente las lágrimas incontenibles de la Guaricha pidiendo que se marchara y en la mirada fría de Manuel.

De regreso, entro sigilosamente en su casa, con la ayuda de su cómplice, su chofer, luego envolvió el disfraz en una bolsa negra y la llevó al sótano. Y en una caja guardó las fotos instantánea que tomó en esa noche y lo metió detrás de la biblioteca abandona, en donde pasaba horas jugando a solas, junto a los libros de fantasía que su tía le regalaba para pasar el tiempo.

Mientras recordaba y recordaba se le acercó Ignacio y junto a ella, y se refugió entre sus brazos muy fuerte y ella lo dejó que la abrazara.

-¿Qué pasa Wicho?

-No pasa nada, solo quiero tu cariño.

-Está bien Wicho

Ignacio no podía decirle a Regia que la tristeza que llevaba por dentro era a causa de que se enteró de la muerte de la Guaricha, no podía hablarle que desde hace tiempo amaba a su enemiga, y que ahora no estaba a su lado.

-Me quieres contar lo que te sucede –Insistía Regia en preguntar, aún sabiendo que Ignacio lloraba por la muerte de la Guariccha

-Nada mi señora, aquí estoy para servirle.

-Hay Wichito, nadie nos quiere, solo tú me amas, estás aquí consolándome, no estés triste por mí, aquí siempre estaré para ti y tú para mí.

Ignacio se queda mirando a Regia confundido y sin entender aquellas palabras, pero no dice nada y Regia continúa diciendo:

-Sé que estas triste por ella Wicho, tú crees que soy pendeja, tú crees que yo no sabía tu aventura con mi peor enemiga, lo sé todo Wichito, lo sé todo.

El corazón de Ignacio comenzó a latir fuerte.

-¿Qué sabes Regia?

-Nunca más te atrevas a mentirne, nunca más… yo lo sé todo… te recuerdo que cada paso que das está mi nombre, recuérdalo siempre.

-No fue mi intención Regia, yo me enamoré…

-Siempre lo supe… Tus encuentros en cada restaurante, en cada hotel, en mi propio club… ¡qué pasaba por tu mente Wicho! ¡qué me ibas a engañar!… ¡pensabas burlarte de mí!…

-Y mira como te pagó la Guaricha mi Wichito

Regia saca una foto en donde se encontraba la Guaricha besándose con Manuel en varios encuentros de la ciudad.

Ignacio miró cada foto,  secó sus lágrimas y dijo entre sus labios, y sin que Regia escuchara

-Pero si dijo que me amaba…

Regia lo miró de reojos, se levantó e Ignacio la siguió:

-Perdóname Regia, perdóname…

-Eres un imbécil Wicho, y tú pensaba que una mujer como la Guaricha te iba a querer… qué pensabas Wicho… si ella sabe que eres mi mano derecha… claro que ella iba a buscarte para hacerme daño a costa de lo que fuera…

-Perdóname Regia, no lo volveré hacer…

-Párate de ese suelo y ven a mí…

Ignacio se levantó prometiéndole que desde ahora en adelante le iba ser fiel, mientras ella le dio un beso en la frente.

UN NUEVO COMIENZO

Luís y Lupe caminaban entre inmensas casa de aquella urbanización, todo aquello parecía de película, Luis no dejaba de mirar las casas y trataba de descubrir cada paisaje que jamás en su vida había visto.

-Hermano, cuántas veces te digo que no quiero estar aquí, yo quiero estar con mis muchachos, ellos me necesitan –Decía Lupe

-No está en mis manos Lupe, yo no he tomado esa decisión, no puedo hacer nada.

-Vamos hermano convence a mis padres.

-Te dije que no puedo hacer nada, cuando ya estés adentro me buscas trabajo de cualquier cosa, aunque sea de jardinero, con gusto lo haría; hasta barrendero de la calle.

-¿Qué hablas? Solo quiero irme a casa.

Habían tocado el timbre y se abrió la reja. El jardín era grande y lleno de flores, se podía visualizar un estar al aire libre, a lo lejos la piscina, fuentes y casas adicionales. Al frente estaba mansión de Los Montes.

Lupe apretó las manos de su hermano mientras este tocó el timbre, Inmediatamente abrió Maxi, vestida de traje.

-Estamos aquí de parte del sacerdote Claudio –Dijo Luís.

-Entiendo. Pase adelante, pero solo ella, que es hora de trabajar.

Luis se despidió de su hermana. Ella lo miró con ternura y miedo a la vez.

 continuará

martes, 1 de junio de 2021

CAPÍTULO 11

SE PERCATÓ EL SILENCIO

La brisa era fría, la luna se ocultaba entre las nubes cargadas de agua, parecía llover, las calles estaban solitarias y solo se escuchaba las pisadas de unos tacones my fino, cruza en una esquina, y sube las escaleras de escape. Alguien se acerca y se esconde detrás de la puerta del frente.

Sigue caminando, hacia la habitación 43, ya lo sabía. Desde niña y desde siempre porque siempre fueron amigas. Conocía cada cuadro, florero, cortina de aquella habitación y hasta su propia respiración.

La expresión de los ojos de aquella mujer eran frío y distante, no había una gota de empatía, solo emanaba odio y rencor, solo quería venganza. Se había cansado de que siguiera interviniendo en sus planes, ya quería quitarse la piedra de sus zapatos.

Nadie podía hacer el trabajo más que ella misma, todos son unos inútiles y podrían dejar huellas, todo tenía que ser limpio y sin cabos sueltos. Eran los pensamientos que pasaba por la mente de Regia una y otra vez.

Lo que rebasó el vaso fue las distracciones de Ignacio con la Guaricha que a pesar de que Regia se había percatado de sus aventuras, lo había dejado a que disfrutara solo por el hecho de darle una lección que ahora aprenderá.

Lo que no sabía Ignacio es que Regia nunca perdió sus pasos y que sabía cada paso de su lambe botas. Pero se había cansado de las llegadas tardes, de que no respondía el teléfono y que no llegara a tiempo a su trabajo. Y eso no lo iba a permitir.

Desde siempre supo las intenciones de Manuel y la Guaricha y su final había llegado.

Ya Regia se había cambiado de ropa y llamó a la puerta:

-Servicio señores.

-No he pedido servicio

-Es de parte de un cliente especial

Manuel abrió la puerta, y lo primero que vio fue el arma de Regia apuntándolo en la cabeza. Manuel que estaba en pantalocillo quedó frío.

-No Regia, no Regia…

-Mi amor quién es… -grita la Guaricha desde el baño.

Manuel se queda pasmado, sin decir palabras.

La Guaricha sale del baño y mira aquel escenario donde Regia con un peluca y vestido de color negro apuntaba a Manuel. Inmediatamente reacciona pero ya es tarde.

-¿Estás loca Regia?

-Loca tu Guaricha, muchas veces te advertí que no te metieras conmigo. No haces caso Guaricha. Te quitaré de una vez de mi camino

-Eres una loca, baja esa arma y vete

-Esta vez no Guaricha, esta vez no… éramos amigas… haberlo pensado antes, tu sabes de lo que soy capaz.

-Pero, pero, pero Regia

-No hay pero que varga Regia

-Por la amistad que tuvimos…

-Acuéstense desgraciados, vamos acuéstense y no digan que somos amigos…

-Para qué… nos va a dejar tranquilos… vete Regia no vamos a decir nada…

La pareja se acostaron, como lo había pedido Regia. Abrazados uno al otro y besándose, para que luego Regia toma muchas fotos de la pareja. Luego, destapó una botella de vino y se sentó en un sillón y la pareja seguían en cama semi desnudos.

Regia sirvió tres copas y les hechos varias gotas a dos copas de un frasco que sacó del bolsillo sin que la pareja se percatara y se los dio, para luego agregar:

-Brindemos por ustedes, por ti Guaricha, por ti Manuel, les hago saber que fueron  muy fuerte en esta pelea… ja ja ja… brindemos por Ignacio, mi perrito fiel, por quererlo manipular, y te digo que te va a extrañar mucho, sé que está enamorado de ti. Y cuando esté llorando abriré mis brazos para abrazarlo y consolarlo, lo que tu no podrás hacer más Guaricha. De mi parte jamás te voy a extrañar.

Poco a poco la Guaricha y Manuel se quedaron tranquilos  como si estuvieran durmiendo.

Una sonrisa risueña se dibujó en el rostro de Regia para luego se levantarse y escribir en el espejo “la vida es roja”

 
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