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jueves, 30 de abril de 2015

EL PEOR DÍA DE MI HIJO

Hace dos días cortaron la mata de aceite al frente de mi casa, y mi hijo con lágrimas en sus ojos me dijo “éste es el peor día de mi vida” y yo para animarlo le recordé que hizo una niña para que no cortaran una mata “se subió sobre ella para impedir que la cortaran”, pues, esto sucedió en una película, nada real.

Ayer me dijo “siento un gran vacío” y su papá le contesta “sí es una gran tristeza, pero hijo acuérdate cuantas veces teníamos que sacar a los jovencitos con regañadiencia y a la vez con miedo,  para que dejara de consumir drogas detrás de ella, en las noches carros sospechosos llegar que no nos dejaba dormir, muchos condones en la arena y  hombres que llegaban para orinar”. O sea, lo que supuestamente debería ser un regalo de la vida, más bien era, un dolor de cabeza por parte de los vecinos y de conmigo mismo, porque dónde estaba la seguridad”.

Por supuesto que no fuimos nosotros quienes la cortamos ni mucho menos los vecinos, sino una nueva construcción que se iniciará, que todavía no sabemos que será. Un dolor de cabeza menos para nosotros aunque mi hijo esté triste porque en su inocencia no comprendió lo que sucedía detrás de la mata de ceiba.
No era que, solamente él fuera a manejar bicicleta bajo su sombra, ni mucho menos los nidos de paraulatas que él observaba con mucho entusiasmo en los atardeceres y las bandadas de loros que reposaban en el amanecer o el águila vigilante de los polluelos recién nacidos, era más que eso, detrás de esa inocencia se esconde el horror de una mata en plena ciudad.

Escribe Hogareña

miércoles, 29 de abril de 2015

PAGAR LAS CONSECUENCIAS II

Yo me he equivocado una y otra vez y he pagado las consecuencias bien caro, en algunas no me he arrepentido pero me ha pesado que todavía la llevo cargada en mi hombro. A pesar de seguir adelante y superado muchas dificultades por las consecuencias de mis errores.

A otros le ha costado la vida como a esa chica que por diversión tuvo una noche de romance con el vecino y resulta que el vecino tenía sida, o el chico que se fue a una fiesta con sus amigos y le quitaron la vida en una pelea, o al que quiso darse de héroe defendió a una mujer casada y el esposo vengó su ira contra él o la mujer que nunca denunció al marido maltratador que después le figuró el rostro.

Por tener temor no habló, el que no quiso ir a una entrevista, el que se llenó de ira y ofendió a su ser querido, el que se quedó dormido, el que no tuvo el valor para defender lo que más quería, el que se quedó sentado lamentándose de lo que pudo ser. Por ser tan necio y terco, el no querer escuchar consejos, por creernos más que los demás o al contrario, creernos menos que los demás, por la melancolía y depresión, y cientos de decisiones que no se tomó por alguna cosa o pensamientos turbados, a todas esas pagamos las consecuencias.


Escribe Hogareña

martes, 28 de abril de 2015

PAGAR LAS CONSECUENCIAS I

No te equivoques, porque por causa de cualquier error vas a pagar las consecuencias. Es como las matemáticas “dos más dos son cuatro” ni más ni menos. Hay pensar bien lo que se va hacer, decir o escribir. Jamás pero jamás, se van a devolver el tiempo o te van a dar otra segunda oportunidad, jamás pero jamás. Y si te dan otra oportunidad nunca va hacer igual y siempre habrá la desconfianza.

Escribe Hogareña

lunes, 27 de abril de 2015

MEJOR CALIDAD DE VIDA

Desear lo que no se tiene y lo que no se puede, a lo mejor es envidia, querer alcanzar lo que no puede, soñar lo imposible o no ser realista a la situación. Pero que importa es mejor imaginarse cosas, soñar y más soñar porque es lo único que no nos pueden robar ni quitar.
Que más vale, si más bien vale mucho, más que cualquier cosa, soñar por un mundo nuevo, mejor calidad de vida.
No podemos desaparecer del mundo en que vivimos, ni tenemos varita mágica para mejorar la que tenemos, huir mucho menos, sino seguir adelante con lo que vivimos, sin dejar de soñar por un futuro mejor y desear lo que no tenemos hasta que se haga realidad. Eso sí, sin perder el control y la compostura, decentemente con la elegancia que nos caracteriza.

Escribe Hogareña

viernes, 24 de abril de 2015

TAMBIÉN LLORÉ II

Dos lágrimas rodaron por las mejillas de Nancy, sólo dos, nada más, eso sí no dejaba de fumar y las manos de temblar. Era peor que llorar. Y María volvió a despertarse entre gritos e incredulidad de lo que le había ocurrido a su único hijo. “Una bala en la cabeza por ajuste de cuentas” decía sus amigos que también agregaban “que iban a vengar la muerte de su amigo”. Yo tampoco lo creía, a pesar de ver el cuerpo dormido en esa caja fría.

Por instante, al verlo fijamente al rostro esperaba que moviera las pestañas pero nada ocurría. Más bien era un vacío sin fondo, el silencio más atormentado y el dolor que se sentía en el estómago queriendo retroceder el tiempo.

Más allá se oía hablar a las mujeres decir las anécdotas vividas con el muchacho y más que eso era su sonrisa, las bromas, los juegos, los mandados y miles de consejos que le daban para que cambiara de vida. Yo nunca le di consejo solo lo miraba y le sonreía, su vida parecía nublada con una cortina de humos sin salida, solo le daba un abrazo y un cuídate por favor, aunque sabía que nunca lo haría.

Ya en el entierro sus amigos lo despidieron con disparos para el cielo que todos los presentes nos escondimos e inmediatamente desaparecimos del cementerio. Me despedí de María que ya no tenía voz y ni siquiera lloraba, caminos juntas hasta el carro, ella acompañada de su esposo que también lloró y mucho. El sol y la tierra misma nos pareció muy grande y los transeúntes indiferentes seguían su camino.

Todo había acabado, aunque para María comienza el dolor hasta que llegue el final de sus días. Desde entonces no he llorado más, a veces, oigo llorar a María detrás, en el patio, ella solita con el pañuelo de su hijo y solo me queda acompañarla en su soledad.
 Escribe Hogareña


jueves, 23 de abril de 2015

TAMBIÉN LLORÉ I

Claro que María lloró y mucho, y tanto y tanto, que quise consolarla pero ni siquiera mis manos en su hombro y algunas palabras hacían que se callara. También lloré, no tanto como ella pero lloré. Y como no llorar al verla destrozada. Todos llorábamos sin cesar, también Nancy que nunca ha llorado por nadie ni siquiera por su papá, jamás le vi una lágrima y solo decía "que ha había sufrido por él cuando estaba vivo al verlo postrado en una cama, qué más calma que eso". 

El único que no lloraba era el sol cuando era de día ni la luna cuando era de noche, el viento seguía su dirección y las hojas seguían cayendo en la tranquilidad asolapada. Solamente el silencio en el salón cuando ya María dormitaba en el sillón o cuando Miguel salía a buscar velas, cigarrillo o algo de café.

La gente llegaba y en cada pésame el llanto volvía otra vez a los dolientes y era como si se enterara otra vez de la muerte de Merquiades. Yo no lo conocí mucho pero al ver a María llorando, también arranco a llorar, es por eso, que de vez en cuando salgo al patio y para salir tengo que pasar por el salón en dónde está el lecho del cuerpo solitario que en pocos minutos lo llevarán en un corte fúnebre entre rezos y más llanto hasta el cementerio viejo que ya no le entra un muerto más.


Escribe Hogareña


miércoles, 22 de abril de 2015

LO QUE NO SE HACE

"La peor diligencia es la que no se hace" dice el abogado. Si vas a la policía y no oyen, vas a la fiscalía, y si no te oyen, vas a la fiscalía general, si no te oyen, vas a la casa del pueblo, si no te oyen, vas a la fiscalía del ministerio público allá en la capital, y si no te oyen vas a la guardia nacional y si no te oyen,  vas a la casa rosada y si no te oyen has una exposición de motivo y si no te oyen, vas a la prensa porque alguien te tiene que oír. Pero no dejes de hacer lo que tienes que hacer y toca todas las puertas que hay y las que están por haber. 

Tienes que gritar y fuerte porque nadie sabe lo que te está sucediendo y como no saben están tranquilo hasta que tú digas algo. 

Eso que dicen que no sabemos leer la mente, que no somos adivina y que no se sabe lo que sucede, depende de la persona misma. 

Así que no te calles, gritas si es necesario.

Escribe Hogareña

martes, 21 de abril de 2015

LA MENSTRUACIÓN

Lo que sufre las mujeres en todos los meses cuando la menstruación está cerca. Se hincha los senos al igual que el vientre. Dan antojos por comer dulce, o cualquier comida extraña. Salen bastantes acnés en el rostro. Esos días nos ponemos más activa y lo peor de mal humor. De vez en cuando nos molesta la presencia de alguien o de algo. Lo que haga otra persona nos parece malo y el perfeccionismo aflora. En algunas ocasiones nos deprimimos y arrancamos a llorar como desesperadas y nos ponemos tan sensible que lloramos por cualquier cosa. Se nos hace difícil conciliar el sueño

Queremos acomodar el mundo a nuestra manera sin que nadie nos diga una palabra. Y total silencio, en la soledad que nos hace feliz hasta que aparece el sangrado y es cuando podemos dormir tranquila, después de haber tomado una pastilla para el dolor de vientre, cadera y pies. 

Algunas mujeres sufren más que otra y con síntomas peores. 

Escribe Hogareña

lunes, 20 de abril de 2015

PERRO SANORSO

Los ojitos de la señora de ojos azules me mirada aterrada queriendo salir de la cola, el niño llora sin cesar a pesar que la madre le da la teta. Los carros pasan y nos miran con cara diciéndonos "pobres diablos", la que está de primera pasar a cada rato la lista echa por ella misma diciendo "que los que no están en la cola los va a eliminar", un hombre por allá le ofrece algo de dinero para que lo meta en la lista, no son una ni dos litas son cuatro lista de doscientos cincuenta, la mayoría tenemos la cara rojiza y el sol es inclemente, una viejecita llega y se pone de primera y una mujer grita "mírela pues, por creerse vieja se aprovecha de nosotros" lo demás también grita pero también hay quien la defiende y a la final la doña entra.

Un perro sarnoso se pone al lado de un señor que espera pacientemente en la acera mientras se fuma un cigarro y los dos parecen uno y todos los que estamos allí parecemos perros y nos creemos perros sin remedio. el perro se echa para rascarse la sarna y nosotros también, el perro busca algo de sombra y nosotros también, la gente que pasa al lado del perro lo espanta y nosotros también nos espantan los que transita en la vía. El perro pasa hambre y sed, y allí estoy yo con mucha sed y con ganas de vomitar pero que no lo hago por no tener nada en el estómago. Por fin el perro sarnoso de pierde entre el camino y yo me quedo mirándolo perderse en la esquina mientras yo deseo también hacer lo mismo.

Escribe Hogareña





viernes, 17 de abril de 2015

ENTRE PALABRAS

El sol más brillante que nunca y ya se siente el sudor rodando en mi piel hasta mojar la ropa, aún sin tener ninguna actividad. Tremendas oleadas de polvos en forma de espiral se siente en el aire y un vaso de agua helada en mi mano calma la sed.

Quisiera apaciguarme entre la lluvia mientras cae lentamente, mecerme en el columpio como los niños allá en el parque y solo me quedo mirando el mangal de la vecina mientras los pájaros comen el amarillento fruto para luego caer en el suelo, mientras los pájaros inmediatamente emprende el vuelo sin ni siquiera mirar el que está al otro lado.

Escribe Hogareña




miércoles, 15 de abril de 2015

TOCARA A MI PUERTA

Si en éste momento la  esperanza tocara a mi puerta le diría que no seas mentirosa dime la verdad.

Escribe Hogareña

martes, 14 de abril de 2015

DÍA DE CEDULACIÓN

Cuando voy a llevar a mis hijos a la escuela. Me encuentro que hay un operativo de cedulación en la institución, y como mi identificación le falta solo un mes de vencerse, aproveché el operativo para sacarla. Cuando entré en la cola era la número sesenta y cinco.

Había llegado a las siete, y eran las diez de la mañana y todavía las mesas no habían sido instalada, y la gente comienza a llegar a cántaros y perdiendo la paciencia por las horas paradas.

Allá adentro, después que las mesas estaban instaladas, comenzaron a pasar a los amigos, y el amigo del amigo. Para luego, pasar a la gente de la tercera edad. 

Una mujer sale, con el carnet de la gobernación a un lado de la camisa toda roja, y dice que las cédulas van a salir borrosas y que no va a servir para hacer trámites. Entonces, para qué sirve la cédula de identificación, y después contesto, será para hacer cola.

Ya estábamos enfurecidos, cuando nos dijeron que solo iban a pasar sesenta personas y resulta que en la cola habían más de quinientas personas, porque desde hace meses no hay proceso de cedulación en la región. Y ya se habían coleado varias personas.

Luego, de tanto discutir pude pasar. Una vez adentro toda nerviosa que si sacaba o no la cédula se hizo todo el proceso y cuando solo me faltaba firmar, el gentío rompió la cerca y entró como caballos suelto en sabana, todos nos asustamos. La gente llegó a los trabajadores para exigirle que le sacaran la cédula a costa de lo que sea. 

Pobre gente estaban asustadas al igual que yo, los niños corriendo a sus salones, pues llegaba la policía. Gente corriendo sin dirección. Las voces se confundían y el griterío por todos lados y el sol más caliente que nunca. Lo primero que relucía eran las ofensas y groserías.

Después de un rato llegó la calma, pudo pasar veinte personas más, y los demás resignados de que no iban a poder sacar su identificación se regresaban en grupos. 

Hombres y mujeres una vez más pierden el día de trabajo para sacar su identificación, hoy no es por leche ni por papel sanitario. Y todos maldicen el gobierno pero lo aman el día de las votaciones.

Por fin mi cédula en mis manos, una foto borrosa pero soy yo, con mi número y mi huella.

Así somos los venezolanos hoy en día.

Escribe Hogareña


 
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