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jueves, 11 de septiembre de 2014

RESEÑAS DE AUTORES IV

…Era un hombre de unos cincuenta años de edad, de aire fatigado, con una cara de rasgos corrientes. Gwenda se dijo que era el tipo clásico difícil de recordar después de haberlo conocido accidentalmente… tratábase de un hombre carente de personalidad, como suele decirse hoy. Su voz era suave, agradable. Gwenda decidió que debía de ser un profesional eficiente…
UN CRIMEN DORMIDO
AGATHA CHRISTLE


Escribe Hogareña

miércoles, 10 de septiembre de 2014

RESEÑAS DE AUTORES III

…Es la habilidad o la impericia del príncipe lo que decide los hechos…
… La provincia es dueña de los destinos humanos…
…pero ha visto que los poderosos usan estos métodos para triunfar…
…La honradez presupone la utilidad y todos los medios son buenos para alcanzar un fin político…

EL PRINCIPE
N. MAQUIAVELO



Escribe Hogareña

martes, 9 de septiembre de 2014

Escribe Hogareña: RESEÑAS DE AUTORES II

Escribe Hogareña: RESEÑAS DE AUTORES II: ...Toda la isla de la Margarita estaba acurrucada en torno a la imagen y el mar que la rodea parecía venir adorarla: Un eco de murmullo que...

RESEÑAS DE AUTORES II

...Toda la isla de la Margarita estaba acurrucada en torno a la imagen y el mar que la rodea parecía venir adorarla: Un eco de murmullo que no se extingue pasaba de boca en boca la oración incesante que la nombra. Virgen Santísima, Madre de Dios. Dentro de la iglesia, fuera de la iglesia, en el mar, en la tierra, en la lucha y en la tregua, en las calles soleadas y en los patios sombrosos, el murmullo se confundía con el del viento en las hojas de los árboles y en las ramas de las palmeras...
EL CAMINO DE EL DORADO
ARTURO USLAR PIETRI FIGUEROA
Escribe Hogareña

lunes, 8 de septiembre de 2014

RESEÑAS DE AUTORES I

…Las huellas del autobús amarillento se borraron primero en el polvo de las sabanas y luego en el lecho arenoso de los ríos sin agua, pero no en el corazón de Sebastián. Cuando dijo “Hay que hacer algo”, en el patio de las Villena, no lo dijo por decir, sino porque lo escuchaba como mandato imperioso de su condición humana…
CASAS MUERTAS
MIGUEL OTERO SILVA
Escribe Hogareña

domingo, 7 de septiembre de 2014

CLEMENCIA Y HUMILLACIÓN

Después de ocho horas en la cola y con la piel rojiza, hambre y para completar tuve que regresar a casa muy rápido para tomarme un pastilla para el dolor de vientre y caderas. Y para colmo la ropa interior bañada en sangre. Mi número esta vez era el ciento noventa y cinco, sin meter a la cola de la tercera edad. 
Ese número fue marcado detrás de la cédula porque la nueva modalidad es que de acuerdo al último dígito de la cédula de identidad te venden los productos básico. 
Mis hijos llevando golpe de un lado a otro un sábado, en vez de visitar y recrearse en un parque.
Ya eran las cuatro de la tarde, todos en la cola, languidecidos, con hambre, sed, y las ganas de sentarnos. Pues se había acabado  el azúcar, café y la leche "según el gerente". ¡qué rabia y ganas de gritar!. Acababa de llegar una gandola de leche. Los demás productos por ahora no me importa pero la leche para mis hijos sí.
Un grupo de personas hablamos con la gerente para que nos vendiera aunque sea una papeleta de leche, y ésta nos insulto,"no puedo venderle porque no tenemos autorización, además nosotros ya vendimos mil doscientas papeletas de leche esta semana y ésta es para mañana.
Y ahora digo yo, como carrizo vamos a comprar mañana, que ya no es mañana sino hoy, si mi número de cédula no termina en ocho ni en nueve, o sea, me quedé sin leche para darle a mis hijos.
Y cómo seguíamos hablando nos abarrotó cinco guardia para someternos y la gerente no salió más. todos regresamos como perros regañados a la cola. Quieras o no.
Estas "benditas" para no decir "malditas" medidas económicas del gobierno no sirven para un carajo. Este control tan vil hacia la población venezolana lo que hace que nosotros nos enfurezcamos más y estemos más descontentos que antes.
Todo lo que hagan está malo. Cuando van a entender que la solución no es oprimir al pueblo o aplicar medidas raras, que lo que hace es joder al pueblo.
Más bien, llamen a inversionistas a nuestros país que tanto lo necesitamos.  Decía un señor "nuestra barriga es extrajera" todo lo traen de otros países, hasta  cuando vamos a vivir así. Es injusto esta situación.
Y compré, cuatro harina de pan de Colombia, 2 pollos de Brasil, 2 bolsitas de carne que más bien es pellejo de Uruguay y cuatro lata de atún que el gobierno expropió pero que dueño y señor de la empresa es el presidente de la Asamblea Nacional.
Mucho dijeron "no vengo más para esta..." pero yo sé al igual que ellos que van a terminar en otra cola, y no es porque queramos o es que a mí me gusta sino que no hay en otro comercio. 
Si en cualquier otro mercado privado vendieran los productos básicos aunque sea elevados de precio , de verdad que no me dolería comprarlo con tal de evitar esta humillación, pero si no hay, estoy obligada hacer cola.

viernes, 5 de septiembre de 2014

EL DEDO PULGAR SE PONE A VALER

El dedo pulgar es famoso en casi todo el mundo por pedir cola. Sólo tiene que empuñar los cuatro dedos más y dejar el pulgar bien estirado para que los demás sepan que es pedir cola. Cuando no tiene dinero, claro, generalmente los mochileros, son famosos por pedir cola, ellos saben muy bien de lo que hablo.
Y en mi país no es sólo para pedir cola sino también para captar las huellas, claro que en otros países lo han practicado pero en mi país es común. Como por ejemplo están las elecciones que se realizan cada dos años más o menos, ponemos el dedo pulgar como testigo que votamos, también ponemos el pulgar en el banco para endosar un cheque. Cuando gestiona un papel importante, también se pone el pulgar.
Ahora si vas a retirar cierta cantidad de dinero solo tiene que poner el pulgar en el capta huella, no hace falta ni siquiera que le dé al cajero la cédula de identidad porque pasó a segundo lugar.
Y lo más nuevo es el abastecimiento alimenticio, pues, de primero va el pulgar en una lámina de vidrio oscuro, para luego aparecer un bombillito rojo con un sonido agudo y listo, aparece en pantalla todos tus datos.
Surge en un listado los alimentos que compraste la última vez, cuanto pagaste, tu dieta favorita, dirección y todo lo necesario para fregarte ¡Qué más da!. Más jodido que antes. Y no hay nadie que pare esto, hablen lo que hablen, el socialismo radicalizado está más fuerte. Y el próximo paso es callar a los que hablan y a los que no están de acuerdo con el gobierno para que no embochinche al gentío que está sometido.
El que quiera poner el dedo pulgar que lo pongan y el que no que se vaya o se muera de hambre. No hay para dónde coger. Asume tu condición o ve lo que hace.
En mi caso, como no tengo para dónde ir, pongo mi dedo pulgar sin estridencia. Con el riesgo que algún día falsifiquen y manipulen mis datos.

Escribe Hogareña

jueves, 4 de septiembre de 2014

ENROSQUE Y SACUDÓN I

Caras nuevas, pues, no las hay. Son los mismos. No provoca motivarse ni siquiera hacerse falsas ilusiones porque ya sabemos lo que viene. El que era papá ahora es hijo, el que es tío ahora es abuelo, la que era mamá ahora es la niña.
Es mejor quedarse tranquilo como si nada pasara porque siempre va a suceder lo mismo. Ni más allá ni más acá.
Es como las empresas básicas. Cuando la administración va mal, entonces, lo único que hacen es cambiar al encargado, sin resolver verdaderamente el problema. Que no es solo que el encargado renuncie o se desaparezca del mapa.
Ellos se van felices con los bolsillos llenos de billetes y con el dinero que proclaman que es del pueblo. Se llenan la boca diciendo que ahora sí tienen patria.
Que critican a otros países pero que todos los capitales los tienen invertido allá. Y la pobre gente, los más humildes, los que no saben, se creen tremenda barbaridad, que ese otro país es lo peor.

Escribe Hogareña

miércoles, 3 de septiembre de 2014

SABER VIVIR

Mi amiga la militar, la que está incapacitada, pero que no se pierde ni una cola, parece una arrocera, sobre todo cuando se trata de comprar cemento o harina de trigo. La conocí en una cola cuando necesitaba comprar cemento, fueron dos meses y medio bien largos, que  nos dio tiempo en conocernos muy bien, para luego florecer una bella amistad.
Yo no soy como ella. Yo voy a las colas cuando lo necesito, pero ella está en todas las colas. A veces pienso que es buhonera. Cuando creo que no está, es porque está de primera. Nunca he podido llegar primero que ella. Y es que está enterada de cada sitio en donde se venden los productos básicos. En un día puede hacer dos a tres colas. Será que está fanática, pues no lo sé.
A lo mejor hace cola, porque tiene contacto con los militares o es porque habla con todo el mundo, es decir, ella dice “este país nos ha obligado a saber vivir,”, y es que me explica que ella no ve ni tilde político, religión ni otra cosa, simplemente es amiga de todo el mundo “vivir viviendo para que no te jodan”. Desde kiosquero hasta el doctor. –mira Dailet, habla vale, si quiere conseguir algo, deja la pena… vente para acá… mira éste, mi hermanito querido es pescadero, de la Carioca, allá a la orilla del río Orinoco, cuando quiera pescado anda allá y dile que viene de mi parte que te va hacer buen precio –y yo la miro callada y ella vuelve a decir –éste que tú ves allí tranquilito es albañil, y éste es administrador… mi pana vivir en paz y no meterse en problema, eso se lo dejo a los demás.
−Consigo harina de pan, harina de trigo, azúcar y lo que quiero gracias a los panas  −lo repite con orgullo.
Ese gentío no la salvo a que la atracaran en la canchita como a las cinco de la tarde, lo único que salvó fue el dinerito que tenía guardo en la vagina y eso porque comenzó hablarle a los malandros con mucho carácter pero muy en el fondo estaba asustadísima.

Escribe Hogareña

martes, 2 de septiembre de 2014

ESTDÍSTICAS DE MI PAÍS

En mi añoranza de aquellos tiempos cuando mi país era la urbe de la región suramericana me sentía consentida por ser venezolana. Ahora me siento desamparada con algo de tristeza pero a la vez con los ojos bien abiertos para no caer en las estadísticas. Por ejemplo, están las estadísticas de la inseguridad. Claro tengo dos primos muertos a tiros a causa por venganza, y es que ellos tampoco estaban en buen camino “tampoco merecían morir”. Pero el miedo que me da es vivirlo en carne propio, ese mismo dolor que sintió mis tías.
En la estadística del robo, he sido víctima en mi propia casa, y eso no quiere decir que lo vuelva a caer en este tipo de estadística. Hace unos meses mi hermana compró un teléfono y como viví esa mala experiencia le dije a mi hermana:
−Mana “porque así le digo” sí, mana por favor vende ese teléfono y cómprate uno menos costoso.
Y ella contestó:
−Tú siempre con tus cosas, parece una abuelita, ve peligro en todos lados.
No pasó ni un mes cuando salió de su casa y la esperaban dos hombres en una moto y le robó el teléfono. Lo cierto es que ya la tenían “fichada como decimos en lo criollo”.  La golpearon con la rueda de la moto y el trauma de las palabrerías de los delincuentes fue horroroso. Ahora se la pasa nerviosa y casi todas las noches sueña que la están matando.
En las estadísticas de las colas, por supuesto, casi toda la semana en cola. Y hay personas que prefieren comprar tres veces mayor el precio del producto a los buhoneros que darle gusto el presidente, porque eso es lo que dicen. Yo también haría lo mismo su tuviera mucho dinero, pero no los tengo, así que tenemos que hacer cola. Y estoy segura que hasta el más adinerado ha hecho cola por lo menos para comprar papel sanitario o medicina. Menos el presidente y su cúpula. Que también tiene más de cien guarda espalda quien les cuida el pellejo.
En la estadística de ir al hospital y salir más enfermo que cuando entraste. Primero está que no tienen ni una gaza para limpiar las heridas, todo lo tiene que comprar tu mismo, médicos obstinados para las carencias y por el poco sueldo que ganan, los cubanos ganan más que los propios venezolanos y te diagnosticas enfermedades que no tienen y por último las malas condiciones de la instalaciones y malos olores por doquier.
En la estadística de recolectar agua, en que se le vaya a luz por lo menos una vez al día. Al que cocina en leña porque el gas no se consigue. Al que no puede comprar el uniforme de la escuela de los niños porque cada camisita cuesta cinco veces más caro que el año pasado.
La estadística de las personas que prefieren callar porque tiene miedo de hablar y decir lo que piensa, los que se inscriben en planillas que ni conocen para mantenerse más o menos bien con su propia conciencia, quizás pensando que estarán a salvo y el que no cree en los del gobierno pero tampoco hace bulto en otro lado.
Y los miles que se están preparando para largarse del país. Y los que no pueden irse, siguen clamando misericordia.
Y la estadística del más sapo, así mismo, el más sapo. El que te echa paja si habla mal de gobierno. Y te señalan con el dedo diciendo “éste no está con el gobierno, hay que joderlo” y de verdad que en cualquier momento de joden, te humillan y si es posible te dejan morir como un perro.
Y el sapo siente orgulloso sirviéndole al amo y señor del poderío.

Escribe Hogareña

ESTDÍSTICAS DE MI PAÍS

En mi añoranza de aquellos tiempos cuando mi país era la urbe de la región suramericana me sentía consentida por ser venezolana. Ahora me siento desamparada con algo de tristeza pero a la vez con los ojos bien abiertos para no caer en las estadísticas. Por ejemplo, están las estadísticas de la inseguridad. Claro tengo dos primos muertos a tiros a causa por venganza, y es que ellos tampoco estaban en buen camino “tampoco merecían morir”. Pero el miedo que me da es vivirlo en carne propio, ese mismo dolor que sintió mis tías.
En la estadística del robo, he sido víctima en mi propia casa, y eso no quiere decir que lo vuelva a caer en este tipo de estadística. Hace unos meses mi hermana compró un teléfono y como viví esa mala experiencia le dije a mi hermana:
−Mana “porque así le digo” sí, mana por favor vende ese teléfono y cómprate uno menos costoso.
Y ella contestó:
−Tú siempre con tus cosas, parece una abuelita, ve peligro en todos lados.
No pasó ni un mes cuando salió de su casa y la esperaban dos hombres en una moto y le robó el teléfono. Lo cierto es que ya la tenían “fichada como decimos en lo criollo”.  La golpearon con la rueda de la moto y el trauma de las palabrerías de los delincuentes fue horroroso. Ahora se la pasa nerviosa y casi todas las noches sueña que la están matando.
En las estadísticas de las colas, por supuesto, casi toda la semana en cola. Y hay personas que prefieren comprar tres veces mayor el precio del producto a los buhoneros que darle gusto el presidente, porque eso es lo que dicen. Yo también haría lo mismo su tuviera mucho dinero, pero no los tengo, así que tenemos que hacer cola. Y estoy segura que hasta el más adinerado ha hecho cola por lo menos para comprar papel sanitario o medicina. Menos el presidente y su cúpula. Que también tiene más de cien guarda espalda quien les cuida el pellejo.
En la estadística de ir al hospital y salir más enfermo que cuando entraste. Primero está que no tienen ni una gaza para limpiar las heridas, todo lo tiene que comprar tu mismo, médicos obstinados para las carencias y por el poco sueldo que ganan, los cubanos ganan más que los propios venezolanos y te diagnosticas enfermedades que no tienen y por último las malas condiciones de la instalaciones y malos olores por doquier.
En la estadística de recolectar agua, en que se le vaya a luz por lo menos una vez al día. Al que cocina en leña porque el gas no se consigue. Al que no puede comprar el uniforme de la escuela de los niños porque cada camisita cuesta cinco veces más caro que el año pasado.
La estadística de las personas que prefieren callar porque tiene miedo de hablar y decir lo que piensa, los que se inscriben en planillas que ni conocen para mantenerse más o menos bien con su propia conciencia, quizás pensando que estarán a salvo y el que no cree en los del gobierno pero tampoco hace bulto en otro lado.
Y los miles que se están preparando para largarse del país. Y los que no pueden irse, siguen clamando misericordia.
Y la estadística del más sapo, así mismo, el más sapo. El que te echa paja si habla mal de gobierno. Y te señalan con el dedo diciendo “éste no está con el gobierno, hay que joderlo” y de verdad que en cualquier momento de joden, te humillan y si es posible te dejan morir como un perro.
Y el sapo siente orgulloso sirviéndole al amo y señor del poderío.

Escribe Hogareña

lunes, 1 de septiembre de 2014

HOY

Una taza de café con leche, frente al ordenador rodeada de papeles y libros, pues,  y en mente repasa una y otra vez las palabras de mi madre “qué es eso Dailet, está loca, acomoda esos papeles” y sin mover ni un dedo no lo arreglo, están iguales, como antes, quizás otra página, otra hoja, otro cuaderno y otro lápiz creyón.
Pensando en las máquinas capta huellas que no llevaran al calvario de Cuba, en que Maduro dice que un pollo debe alimentar a una familia de ocho integrantes por un mes y en la oposición más sometida que antes, mi país es una locura.
El sol más brillante que nunca y los niños contentos con deseos de bañarse en la piscina, allá están con una hoja y las acuarelas pintando pájaros y una mata de mango, felices en la inocencia que los caracteriza, sin preocupación ni fatiga.
Claro, cuando no veo la televisión o si no estoy escribiendo simplemente escucho música pero es interrumpida por las habladurías del gobernador metiéndose embuste el mismo y tratando de caerle a coba al pueblo que no le creen una papa. Ni salsa, ni merengue y mucho menos música llanera sino el gobernador dando estadísticas que no existe y diciendo que aquí en Bolívar no se hacen colas. Está en lo correcto porque él nunca ha hecho cola y jamás lo hará porque eso se lo deja a los pobres.
Mi mamá allá y yo aquí, tanto tiempo sin verla y aunque la escucho por teléfono, extraño mucho su cariño y quiero un abrazo de ella, muy pronto estaré a su lado y no espero el día en mirarla a los ojos.
Mi esposo estresado, pues no consigue repuesto para el carro, así que se levantó muy temprano para ir más allá de la ciudad y con la suerte de Dios pueda conseguir alguna pieza.
Y las orquídeas más florecidas que antes, bellas y esplendorosas como el mismísimo sol. Son doce.




Escribe Hogareña
 
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