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jueves, 17 de junio de 2021

CAPÍTULO 15

EL PASADO

Era una noche sin luna ni estrellas, era una noche triste y silenciosa, cuando una mujer gritaba en una cabaña. Era un dolor indescriptible y sin piedad, muchas lágrimas y emociones encontradas  corrían por las mejillas de aquella mujer, que parecía morir, y era que deseaba morir, y para que vivir si el dolor la arropaba y no parecía tener fin. Solo la ayudaba su mejor amiga de siempre, y que a escondida de su familia en la cual nunca se enteró que estaba embarazada y que no tenía el valor de decirle ya que pronto iría a la universidad con una beca como la mejor estudiante de su promoción.

Solo sabía que estaba embarazada, y  su novio, que por su juventud no supo asumir el papel de padre de un niño que vendría al mundo. Ella tampoco tenía la madurez de asumir el rol de madre, ya que también era una niña.

ELLA ESTÁ DE VUELTA

Tres días había desaparecido Marisol y Lupe asumió su papel de cocinera de la casa conjuntamente con Maxi. Lo único que se supo de Marisol por parte de Ignacio  que fue premiada para una estadía con los gastos pagos en un club de la familia cerca de la playa.

Marisol entró por la puerta lateral de la mansión que da a la cocina, encontrándose con Lupe:

--¿Dónde estaba Marisol? Me tenía preocupada

-Estoy bien muchacha, ¿Cómo han estados las cosas por aquí?

-Es duro no tenerte aquí Marisol, me costó aprender en dónde están las cosas, aunque no serví de nada ja ja ja… todo lo hacía Maxi

Ya estoy aquí muchacha, y póngase hacer los quehaceres que ya vengo… voy a mi habitación un momento.

Marisol se dirigió a su cuarto y sintió que ya no era la misma, eran dos noches largas sin poder saber en qué parte estaba y solo recordaba el rostro intimidante de Regia cuando comenzó a preguntarle lo que sabía de ella.

Esa noche cuando Ignacio y el hombre vestido de negro con máscara de porcelana  la subió al carro no supo de ella, solo recordó que a su lado estaba Karla herida. Había pasajes en su memoria que el camino se le hizo largo y que llegó a una casa en el bosque y allí el hombre de negro la cargó y la ató en una silla.

Marisol estaba tan embriagada que sus palabras divagaban entre pedir ayudar y quedarse despierta, hasta recordar que Ignacio la bañaba con agua fría y le daba tazas de café para que despertara. Recordaba que Ignacio le pedía a Regia que si podía encargarse de su cuerpo pero Regia solo lo miraba tiernamente y le negaba tiernamente.

- Marisol, Marisol, Marisol, acaso creías que no me iba a dar cuenta que entraste a mi cuarto y que  hurgaste entre mis cosas.

- No señora disculpa, fue un error de mi parte

- ¿Crees que soy tonta Marisol? ¿Crees que no sabe qué hacen cada uno de ustedes en mi casa?

-Señora perdón, perdóname mi señora, no diré nada, soy una tumba mi señora… En donde está Karla…

Regia empezó a llorar, mientras pasaba el puñal por el rostro de Marisol. Y Dijo:

- Tu y nadie más que tú eres la culpable que mi Wichito sea un asesino, tú y más nadie que tú eres la culpable que Karla no esté viva y tú más nadie que tú eres culpable que esté aquí perdiendo mi belleza cuando debería estar durmiendo, de interrumpir mi paz y de romper mi promesa de no llevar a la gloria a alguien más.

Marisol recordaba el rostro de Ignacio de maldad y no era aquel niño inocente que caminaba por la casa detrás de Regia solo para tener su aprobación. Esta vez era un hombre fuerte, atrevido y lleno de maldad. A cada instante le vaciaba un balde de agua fría en la cabeza de Marisol.

- Karla está muerta verdad, mataron a Karla, y me mataran también verdad, no saldré viva de aquí, auxilio por favor ayúdenme…

Marisol comenzó a gritar tan fuerte que quedó afónica.

- Grita todo lo que quieras, que nadie te va a oír –decía Ignacio con una sonrisa de malicia

Regia volvió a tomar la palabra:

- Pero sabes algo que me gusta de ti… y te diré que es tu ambición, te gusta la buena vida… y yo puedo darte todo Marisol, puedo darte lo que te gusta… dinero, joyas, carro, viajes y lo que me pidas, solo tienes que estar a mi disposición.

-No quiero nada de usted señora… por favor suélteme y no digo nada.

- No puedo dejarte ir Marisol… o estás a disposición de mí y te doy todo lo que nunca tuviste o mueres aquí mismo.

Ignacio empezó a reír.

- No señora no quiero morir…

- Buena elección Marisol… Mañana irás con Ignacio a las mejores tiendas de la cuidad, te compra lo que quieras y pasarás dos día en la playa…

- No hace falta mi señora.

- Eso era lo que querías Marisol… dinero, era eso Marisol mucho dinero… te ayudaré en todo… mira  aquí tienes este dinero para que pagues la hipoteca de tu casa… tus deudas han sido saldadas.

- Gracias señora, usted es muy buena conmigo… y qué quieres a cambio señora…

- Como crees Marisol que quiero algo a cambio, solo disfruta de tu fortuna… solo me firma este documento…

Marisol desde esa noche firmó su sentencia y le entregó su alma a Regia.

DESPUÉS DE LA MISA

Diana se encontraba indignada por la ausencia de Rafael, y salió de la iglesia sentándose afuera melancólicamente, de repente su alegría se convirtió en tristeza y sacó de la cartera una pequeña botella de licor y le dio un sorbo.

-No importa Diana, lo verás otro día, te aseguro que ésta noche mismo se aparece en el bar –Dijo Raquel mientras la acompañaba en su tristeza.

-No es eso… es mucho más que eso Raquel, llevo un dolor en el alma que me carcome lentamente y quiero gritar ese dolor pero debo callar y llevarme este secreto a la tumba.

-Puedes decirme Diana, soy tu amiga…

Diana se secó sus lágrimas y le dio otro sorbo a la botella.

-Lo que pasa Raquel que juré no decir nada…

De pronto apareció Kimi y Javier tomados de brazos.

-Tiempo sin verte Diana –Dijo Kimi mirándola a los ojos

-Qué haces aquí Kimi…

-Soy allegada a la familia y vine dar mis condolecías

-No sabía de ti, desde aquella vez…

Kimi interrumpió

-Desde aquella vez nada Diana, no ha pasado nada, aguarda silencio…

Javier no perdió la oportunidad para extender la mano y conocer a Raquel, ya que a Diana la conocía desde  el mismo momento que dejó ser amiga de Kimi

-Es un gusto conocerla señorita

Raquel lo miró de arriba abajo con desprecio.

-Es un gusto caballero... vámonos Diana es tarde… dónde estará Stephanie… se quedará, ya vámonos.

Raquel y Diana se levantaron y se perdieron entre la gente que no dejaba de mirarlas, pero que ellas no les importaba porque sabía que cada hombre honesto y buen educado que ahora disimulan despreciarla, se la pasaban en el bar mirando sus baile, ellas sabían las historias de impotencia con sus mujeres, esas mujeres que no sabían complacerlos y que ellas son las que guardaba el secreto de la impotencia y frustraciones de su hogar.

ENTRE FAMILIA

-Quiero que te vayas con nosotros –Dijo Helena

-Que no me voy con ustedes –le repetía Stephanie una y otra vez.

-Mis padres están preocupados por ti –Siguió Martín

-Dígale que estoy bien. Y que me puedo valer por mí misma.

-No vas a poder sobrevivir sola –Volvió a decir Helena

-Hasta ahora lo he hecho, sin ayuda de ninguno de ustedes.

-Pero si estás trabajando en un bar de puta –repetía Martín moviendo la cabeza en negación.

-No soy puta, soy mesonera y hasta ahora no he tenido que entregar mi cuerpo para ganarme el plato de comida, pero si tengo que ser puta… lo haré y prefiero eso que estar al lado de ustedes.

-Haz lo que quieras pero te vas arrepentir, y pronto volverás con nosotros –Finalizó Helena

Desde que la familia decidió confesarle a Stephanie de cuál era su trabajo y cómo se ganaban la vida, ella decidió apartarse de ella. Después de ver morir a un grupo de jóvenes por el control de una zona. 

miércoles, 16 de junio de 2021

CAPÍTULO 14 IV

 LA MISA

El barrio estaba desconcertado por la muerte de Karla, Su tío Kali no paraba de lamentarse de que no hizo su trabajo y que había faltado a su hermano por no cuidar a su hija. Mas allá se encontraba Octavio que no paraba de llorar y lo acompañaba con la mirada su padre que también estaba muy triste mientras dirigía la misa.

En otro lado estaba Luis, quien disimulaba estar acompañando a los dolientes pero en realidad espera a la familia Del Monte para pedirle noticias de su hermana y a la misma vez solicitar trabajo. Y en su inquietud caminaba de un lado a otro  desesperado,  la gente lo miraba con desdén por lo que tuvo que salir para respetar a los presentes.

Era una misa en honor al cuerpo de Karla, quien ya había sido enterrada con disimulo ante las miradas de la gente para evitar cualquier escándalo como pasó con el cuerpo de Gabriel.

Al frente de la iglesia se estacionó una limosina color blanca y de ella se bajaba una dama muy elegante y bella, de vestido negro pegado al cuerpo hasta la cintura y debajo de pequeños frises con un pequeño lazo junto a la cintura y  una cartera de mano del mismo color del vestido, y junto a sus brazos un caballero de traje negro, con algo de barba y cabello largo recogido por un pequeño liguero.

-Me veo bien Martin –Dijo Helena

-Muy bien Helena como siempre –Contestó Martín al darle un beso en la mano.

Martín tomó de brazo a Helena y caminaron a la Iglesia. Quien con su extravagancia todos voltearon para saber quién era esa gente extraña.

Helena y Martín caminaron lentamente por el medio de la iglesia y se sentaron en cuarto banco.

Más atrás entró Kimi quien llevaba una cartera grande terciada entre los brazos, una blusa rosada y un pantalón azul pegado al cuerpo y junto a ella Javier quien llevaba una camisa blanca y un pantalón marrón. De alguna forma Kimi logró que Javier aceptara tomarla de la mano y se sentaron en el último asiento de la iglesia.

-No sé para qué vine… estuviera en mi cuarto mirando Hawai 5-0, a esta hora es que lo dan y me lo estoy perdiendo… tú siempre con tu locuras me arrastra hacer lo que da la gana.

-Mira Javier se lo dije a Karla, se lo dije… que su vida corría peligro, y fue por un culpa de una mano poderosa lo puedo presentir… parece coincidencia pero no lo es… tarde o temprano iba a terminar así.

-Ya vas a empezar con tu vaina, entonces me voy…

Javier se levantó para marcharse hasta que miró al frente y miró a Helena y Martín y de repente se volvió a sentar.

-¡Ay no! De aquí no me muevo… ya pronto voy a tener más billeticos bien fresco…

-¿Qué te pasa ahora Javier?

-A esto le va a gustar a la jefa de Ignacio… ya verás Kimi, que terminaré de poner mi negocio en grande, pondré mi negocio que todos admiren y me digan el jefe, el empresario, el poderoso, ya verás Kimi…

Claudio siguió la misa mientras Luis se asomaba a cada momento a la casa parroquial y regresaba a la iglesia y caminaba y no de paraba de caminar, y en su locura escuchó una voz débil en el depósito de la iglesia. Por curiosidad entró por un pasillo oscuro y se topó con una puerta de madera y al verla con llave trató de abrirla, la golpeó.

Lo hizo porque estaba seguro que había oído a alguien pidiendo ayuda. Siguió adelante y se encontró a un hombre en cama, nunca Luis había nada igual, era un despojo de hombre, con rostro hinchado y con cicatrices en la frente, su pecho estaba envuelto de vendas y de sus labios resecos no podía articular palabras claras.

Luis no dejaba de mirarlo, y quiso marcharse pero de pronto escuchó entre gemidos.

-¡No te vayas, por favor!

-¿Quién eres tú?

-Todavía no lo sé… pero quiero salir de aquí

Luis se fue acercando con precaución y algo de temor.

-Solo sé que ese señor cuida de mí y no me quejo… pero sé que hay algo más… esa mujer, esa mirada de odio…

-De qué hablas…

-Todavía no lo sé… pero sácame de aquí por favor.

-No lo sé si hacerlo

Luis trató de levantar a Gabriel como pudo y lo vistió… pero lo difícil sería sacarlo sin sospecha por la debilidad que éste tenía, pero por otra parte todos estaban en la misa. Así que caminaron juntos, y en la salida de la iglesia miró a David, Stephania, Raquel y Diana quienes también conocían a Karla.

-Pueden ayudarme por favor, decía Gabriel agonizando…

-¿Este quien es Luis? ¿En qué rollo te has metido Luís? –Dijo David

-Necesita ayuda y pues lo ayudaremos…

-Toma mi carro dijo Diana con misericordia pero a mi casa no lo lleven…

-A la mía tampoco –siguió Raquel

-Yo, no puedo, ya saben que mi padre no lo permitiría –Habló Stephania

-Al bar, lo llevaremos al bar…-agregó David y siguió diciendo -En la bodega de los licores, allí yo solo entro y tengo las llaves

Gabriel por el esfuerzo que hizo se desmayó por lo que David y Luis se lo llevaron. A su vez, Diana, Stephania y Raquel como todas unas divas de la comunidad entraron en la iglesia cuando casi terminaba la misa. Y en realidad no era por la afinidad con la muerta y mucho menos con la familia sino porque Diana deseaba una vez más encontrarse con Rafael. Raquel que la quiso acompañar le repetía

-Diana vales mucho, ese hombre no te mereces.

-Usted solo me acompaña, y guarda silencio Raquel.

-Observen con esta gente nos mira –dijo Stephania al sentirse incómoda por los presente…

Las sorpresas no podían faltar, todos comenzaron hacer comentarios cuando Raquel, Stephanie y Diana con sus vestidos brillantes entraron por la puerta grande. Las dos se sentaron al otro extremo de la iglesia mientras Kimi no dejaba de mirar a Diana y Diana a Kimi. Era como si se hablaban entre ellas pero no decían nada.

Javier por su parte, quedó encantado por Raquel que atrapaba miradas de los hombres, la veía con lujuria de arriba abajo y se estrujaba las manos.

--¿Qué te pasa puerco? –dijo Kimi un poco molesta

-¡Por qué me dices puerco! Es ella que viene así con ese vestidito bien chiquitito provocando a los hombres.

No había terminado de hablar cuando entró Regia de la nada, también vestido de negro, con un sombrero muy grande y como siempre con Ignacio a su lado. Ya la misa había terminado por lo que se le acercó a Kali para darle sentido pésame y ofrecerle un cheque por el trabajo de Karla además de un bono extra.

Regia extiende la mano a Kali e igualmente  a Octavio y dice en voz pasiva:

-He venido en representación de mis padres y reciba mis condolencias.

La gente no dejaba de mirar a Regia, sobre todo Kimi y Diana que no dejaban de entrecruzar miradas pero que no se atrevían hablar entre ellas.

martes, 15 de junio de 2021

CAPÍTULO 14 III

 EL DEBER SER

Sí habría escuchado bien las instrucciones, sí habría puesto atención en las palabras salidas de la Rosa Roja, Si no habría tenido tanto miedo como tuvo hace dos días, pues, la  historia no fuera la misma, aún Karla estaría viva.

Como una equivocación tan vil pudo pasar para equivocarse, y quien tuvo la culpa ya no importa puesto que ya estaba muerta.

Ignacio moría de nervios, la sangre de su cuerpo corría con más rapidez, jamás pensó que esa noche su vida cambiaría tan fácilmente. No había otra salida y tenía que elegir como lo propuso Regia.

-Vamos wichito, sabes mucho de mí… está conmigo o no lo estás… sabes bien que dejarte ir no puedo…

-Mi señora, no puedo hacerlo…

-O estás conmigo en esto o hasta aquí llegas… tú decides… yo te quiero mucho Wichito… tu sabes bien que doy la vida por ti, pero también quiero saber que eres capaz de hacer por mí… Toma agarra ese puñal y haz lo que tengas que hacer.

Ignacio sabía lo que le esperaba, la verdad era que si no hacía lo que le pedía Regia, moriría como todos los demás, y aunque él no tenía  la certeza que fueron todos muertos por sus manos, pues lo que sí estaba seguro era que no lo iba a dejar otra salida que morir.

-Toma Wichito este jugo de naranja, tómatelo, no te dolerá y lo dejaré en tus manos también… tú decides… pero sabes que te quise muchísimo, me voy porque  no aguanto ver tanto dolor…

Regia se salió de la habitación del hotel llorando, dejando en manos de Ignacio en que eligiera entre jugo de naranja que sabía que era veneno y el puñal que estaba manchado de sangre desde hace tiempo.

Ignacio tomó el puñal y se dirigió al restaurante donde estaba Marisol, y con el corazón latiendo a mil, deseaba que Marisol se perdiera de vista, pero ella seguía allí, bajo la sombra de ese alguien vestido de negro y máscara negra. Marisol celebraba, comía y bebía e Ignacio lloraba de miedo.

Y todo esos nervios y lloros terminó cuando vio salir a Marisol acompañada de otra mujer, Las dos mujeres juntas, caminaban por el estacionamiento  e Ignacio las siguió, donde estaba Marisol, se le perdió de vista, el miedo de Ignacio corría por todo su cuerpo y el puñal se le cayó de mano, no encontraba a la mujer, en algún lado estaba, y vio a Marisol caminar por el estacionamiento, señaló al hombre de negro quien la detuvo y con toda frialdad que tenía la apuñaló por la espalda, vio que Karla cayó al suelo y que se quejaba del dolor, así que sacó el puñal y otra vez la apuñaló, y la volvió apuñalar, una y otra vez, hasta que el hombre de negro lo detuvo.

Ignacio empezó a reír de felicidad, era como si alguien lo había liberado, o como si había cruzado una barrera a otro mundo, pasó los límites y no podía parar. Quería más y reía, hasta que el hombre de negro le dio tres cachetadas y pudo parar. Y no fue hasta allí que visualizó que Marisol no era Marisol sino, otra mujer. Era Karla.

Entre el hombre de negro e Ignacio recogieron el cuerpo antes de que alguien llegara y la metieron en el carro. Y más atrás, en el suelo donde encontraba Marisol revolcándose en el suelo entre su vómito, también la recogieron sin dejar evidencias que por allí habría pasado algo.

En una casa que se encontraba a pocas horas de la capital se encontraba Regia que gritaba y que moría de rabia por la equivocación que cometió Ignacio, no dejaba de maldecir porque no era lo que había planificado.

-¡Cómo maldición te equivocaste Wicho! Eres un imbécil –decía Regia, pero luego agregaba –No Wichito, no eres imbécil soy yo la que tiene la culpa.

Regia empezó a romper todo lo que veía en su paso

-No quería más muertes, y me dije a mí misma... Regia te vas a comportar bien, solo esta vez y listo… pero no… no puede ser que todo lo tenga que hacer yo…

Ignacio que le había agarrado el gusto de apuñalar a Karla le repetía

-Vamos a matarla mi señora, yo lo hago si usted me da su permiso

-No Wichito, las cosas no son tan fáciles como tú crees, a mi me gusta las cosas limpia y perfecta,,, y esto salió de mi control… así no me gusta las cosas… aquí se hacen las cosas como yo quiero y lo que se me antoje.

Regia mira fijamente los ojos de Ignacio y se ríe.

-Te veo vivo Wichito, te gustó verdad, sé que te gustó, eso es bueno mi Wichito, sabía que te iba a gustar…

Desde ese día murió la poca inocencia que quedaba en Ignacio, ya no sería compasivo, y no tendría nunca más pesadillas por la Guaricha y mucho menos por la muerte de aquel inspector Daniel. Su maldad y su frialdad bloqueó cualquier sentimiento de amor, solo lealtad por Regia, quien ahora la veía como una diosa.

MÁS TARDE

En el parque se encontraba otra vez el comandante Mario, con mucha ira e impotencia en descubrir quién era la Rosa Roja. Ese día en especial unos deportistas encontraron sentada en el banco una muchacha vestida de blanco, con traje de novia, con un ramo de rosas blancas entre las manos y una rosa roja en entre sus labios, tenía los labios rojos y ojos abierto con palillos, y un moño en su cabeza sostenido por un tocador que también era blanco y un velo que cubría su rostro.

Como era normal el forense había revisado toda la escena y no encontró ni una huella en el cuerpo de aquella mujer, pero había una diferencia en este cuerpo que lo confundió y que hizo dudar que fuera la Rosa Roja la autora del crimen, y era el escrito en el cuerpo de la causa de su muerte y en algún otro lugar su firma que decía la Rosa Roja.

-Será un imitador, será alguien que quiere culpar a la Rosa Roja de tal crimen… alguien sabe que estamos buscando a un asesino serial.

lunes, 14 de junio de 2021

CAPÍTULO 14 II

 ÚNICA INVITACIÓN

Aquella noche, el señor Rafael tenía una cena de suma importancia con la red hotelera en una hacienda apartada de la ciudad, por lo que era necesario la presencia de su esposa Erika como símbolo de un matrimonio feliz, y con ello no podía faltar Joe el Chofer y Maxi su ama de llaves.

Dichosa estaba Erika entre risas y elogios para su esposo que poco caso le hacía.

-¡Estás embriagada otra vez  -Le repetía Rafael

-No señor mío, mi amo, estoy muy bien, ni una gota he tomado hoy… voy a resplandecer entre los invitados y vas quedar como el grande ante todos esos empresarios y mafiosos  que tienes por amigos.

La alegría de Erika era por Joe.

-No son mafiosos son nuestros amigos… ¡Vamos apúrate que vamos a llegar tarde!

Luego de salir,  la casa quedó en silencio como era casi normal. Se podía sentir los pasos desordenado de Lupe que andaba de un lado a otro. Cantando a toda voz porque sabía que la señorita Regia también había salido. Cuando se pronto encontró una invitación que entró por la rendija de la puerta que decía para Marisol. Lupe lo tomó y se llevó a Marisol. Ésta lo abrió. Y era una invitación para el hotel Del Monte, era una invitación para una cena, de parte del señor Rafael y la seña Erika por la mejor empleada de la familia.

Marisol se emocionó al primer momento, su felicidad era inevitable y se le podía notar en su rostro, por lo  que le dijo a Lupe que se alistara para ir juntas. Pero como sabía que la casa no podía quedar sola, retiró la invitación.

Ya en su habitación cuando estaba lista para salir, se detuvo en la puerta y pensó fríamente.

-Y si solo es para darme dinero por las fotos, y si en realidad vio cuando le tomaba fotos, pero cuando supo que tenía algo de ella, como lo sabe… Será por Joe, será que Joe, Joe, Joe, Joe, le dijo que sospechaba de mí… no, no, no… es mejor no ir, mejor me quedo aquí… guardaré el vídeo en un lugar secreto donde nadie lo pueda ver… mejor lo guardo.

Marisol regresó, y guardó su celular en un lugar donde nadie lo podía encontrar solo una persona por si le llegara a pasar algo. Regresó a su cuarto, y dejó la cartera a un lado y se quitaba los zapatos cuando volvió a pensar.

-Y si estoy perdiendo la única oportunidad que pueda tener, me hace falta ese dinerito extra… no me caerá mal esos billeticos… la señora Erika tiene mucha plata, debo sacarle provecho a la situación, digo que es mejor ir, no debo perder esta oportunidad… además el señor Rafael estará allí…

Volvió a tomar la cartera, y salió por la cocina, sin volverle avisar a Lupe que sí saldría de casa. Y seguía pensando:

-¿Qué me puede pasar? Es un lugar concurrido, hay mucha gente… y si veo algo raro me marcho… La señora Erika es muy sensible… solo tengo que hablar con ella… todo va a salir bien… sé que caerá facilito…

Ya en hotel Marisol seguía pensando y su corazón no paraba de palpitar, se sentía sola a pesar de que el restaurante estaba concurrido.  Siguió caminando y preguntó al encargado por su mesa, éste llamó a la chica que la iba atender.

-Siga por aquí señorita –Dijo Karla.

-Karla, Karla eres tú amiga.

-Sí soy yo, siga por aquí…

-Que bueno encontrarte, me da alivio saber que alguien que conozco está aquí, dame un abrazo…

-No puedo Marisol estoy trabajando… pero me alegra verte… ¡qué haces aquí!

-El señor Rafael y la señora Erika… me invitaron a una cena.

-Es extraño, a ninguno de los dos los he visto por aquí.

Marisol fue llevada frente a la orquesta que tocaba Jazz, y aprovechó la situación para pedir del menú los platos más costosos.

-No llega el señor Rafael ni la señora Erika…

-No Marisol, no llegan.

-Ven Karla siéntate conmigo, aunque sea un rato.

-No puedo Karla.

-Entonces voy a pedir comida para llevar, quiero que se lo lleves a mi amorcito… el también merece comer lo que yo comí… puedes hacerme el favor…

-Claro que sí Marisol

A pesar que Marisol la estaba pasando muy bien, entre copas de champagne y el jazz seguía inquieta pensando.

-Será que la señora me dio esta cena con gratitud de lo que viene en adelante si me comporto bien… es para que no nada. Padre santo, este es el comienzo de una nueva vida, es el comienzo de una vida de lujos, este si es buena vida… esto sí es vida…

Marisol empezó a reír y brindar con los músicos, se había levantado de la mesa y brindaba con la pareja que se encontraba al lado. El encargado se acercó para tranquilizarla pero ella no hacía caso. Tomó la botella entre sus brazos y en la mano derecha tenía la copa y empezó a caminar por el pasillo de la cocina buscando a Karla.

-Karla vámonos, es mejor que me vaya contigo, estoy muy feliz y quiero ver a mi esposo, sabía que lo amo muchísimo, que es lo único hermoso que me ha pasado en ésta maldita vida, a veces pienso que no soy merecedora de su amor, y eso quiero decírselo en persona, quiero decirle que lo amo, que lo amo muchísimo, vámonos Karla, vente…

Karla la tomó entre los brazos y se la llevó hacia fuera, tomó su cartera y se terció, al igual que la botella que pretendía dejarla en el contenedor. Siguieron juntas por el estacionamiento y así esperar a Octavio que llegaría a recogerlas después de clases.

Karla divagaba entre palabras sin sentidos.

-Yo tengo fotos de la señora Erika con Joe, la tengo en mis manos, por eso me dio la cena… sabes que también encontré algo extraño en la habitación de la señorita Regia, era un traje negro, un traje raro… sabes que no he podido dormir bien después de ver ese traje, sueño con eso cada noche…

Karla le tomaba el cabello mientras Karla vomitaba en la grama, y no podía entender lo que decía Marisol, apenas si alcanzaba escuchar fotos, Erika, traje y miedo.

Marisol estaba sin fuerzas, era la primera vez, que había comido tanto en su vida, era la primera vez que había bebido tanta champagne en su vida, era la primera vez que había escuchado tanto jazz  en vivo, era feliz y esa felicidad se convirtió en delirio y dolor, no pudo más y se desmayó.

Karla se puso muy nerviosa y se acordó de los taxis que se encontraba a las afuera del hotel, salió apresurada, cuando de pronto un hombre vestido de negro con una máscara de porcelana se le paró de frente. Más atrás, sintió una apuñalada en su espalda. Esta siguió adelante pero sintió otra apuñalada. Por su parte el hombre de negro solo miraba a la chica en el suelo agonizando pidiendo ayuda pero solo la miraba como se apagaba sus ojos.

sábado, 12 de junio de 2021

CAPÍTULO 14

COMIENZA EL JUEGO

Marisol colocó cada objeto y prenda en su lugar y bajó prudentemente por las escaleras y se encontró con Maxi. Marisol pegó un brinco soltando la bandeja que tenía en la mano.

-¡Ay Maxi! Me asustó

-¿Qué haces arriba Marisol?

-Le llevaba el jugo de la señorita Regia.

-La Señorita Regia no se encuentra y usted lo sabe.

-Se me olvidó…

-Usted sabe que no tienen autorizado de subir a menos que se lo pida.

-Pues, claro Maxi si por eso subí, escuché oírla…

Marisol empezó a recoger los vasos que se rompieron en el piso cuando en ese momento bajaba Joe.

-Joe que haces allá arriba, nadie tiene permitido subir sin autorización… usted sabe que hasta la cocina puede llegar…

-Nada Marisol, solo le hice un mandado a la señora Erika y le daba razón de la misma.

Marisol con picardía lo miró y empezó a reír.

--¿De qué ríes Marisol?

-No nada, solo me acordé de un chiste.

Joe le pareció extraño la actitud de Marisol pero siguió adelante.

POR MOTIVOS

Como siempre Octavio había regresado de la universidad cuando entró en la Iglesia. Era fácil ver a su padre Claudio en el confesionario confesando a alguien o en la casa parroquial reposando entre libros de lecturas que le gustaba mucho leer al caer el atardecer.

Ese día fue extraño, el sacerdote Claudio no se encontraba en la Capilla ni en la sacristía, mucho menos en la iglesia. Por lo que Octavio comenzó a preocuparse por su padre y recordó las actitudes muy sospechosas que tuvo en días anteriores. Así como el día en que le ayudaba arreglar un cableado de electricidad y no quiso que pasara más allá del sótano, o esa misma mañana no quiso desayunar sino que moría de nervios. Claudio parecía distante e indiferente, no dormía y caminaba mucho, sus gasto había aumentado y divagaba entre conversaciones él solo.

LA SOSPECHA

Regia regresó de su viaje de las islas Canarias, donde necesitaba relajarse por el evento ocurrido por su novio, era un viaje corto, discreto y sin mucha premura, era un viaje de placer, acompañado de su más leal y fiel hombre.

Entró por la puerta principal con la misma elegancia de siempre y la seguía Ignacio con todas las compras y bolsas que había hecho Regia en tal isla.

-Vamos Ignacio para la habitación

-Sí mi señora.

Los dos subieron las escaleras, uno tras otros, Regia en sus tacones altos y vestido blanco con un enorme sombrero, y atrás Ignacio con su chaqueta y gorra blanca combinado siempre con el vestuario de Regia.

-¡Ay no! ¿Dónde estarán todos en esta casa Ignacio? Siempre es lo mismo, estoy sola, nadie me espera, nadie me llama y nadie vela por mí.

Regia entra a su habitación e inmediatamente se dio cuenta que sus prendas no estaban en su lugar, los perfumes categorizado por fragancia estaban revueltos, los aretes pues de un angular que ella jamás cambiaría por ser tan detallista y maniática de poner las cosas.

Regia pensó en el baúl y salió corriendo a la habitación en donde reposaba sus zapatos, abrió el baúl  y  encontró algo diferente. Regia tomó el vestido negro del baúl y lo empuñó entre sus manos.

-Wichito, Wichitom Wichito ven a mí,,,

-Sí, sí, sí dime mi señora

-Alguien estuvo aquí sin mi permiso… averigua quien fue…

La mirada de Regia fue aislada, algo fría y distante. Ya Ignacio conocía esa mirada y otra vez sintió miedo, sabía que era la misma personalidad que tenía de aquella noche en el hotel y sin más nada salió de la habitación con el corazón acelerado y ganas de abandonar a Regia. Quería irse de una vez, lo había pensado en la noche anterior, y la anterior y cada día. Pero a la vez, sentía una pasión indescriptible por Regia, la amaba era verdad, no era un amor de pareja sino un amor de hermana y amiga, era un amor más que una madre, su diosa.

ENTRE PALABRAS

Ignacio llegó a la cocina, con una sonrisa de engreído. Tomó un vaso y se dirigió a la nevera. Se sirvió jugo de naranja mientras que Marisol dejó de hacer lo que estaba haciendo para ponerle atención, igual que Maxi que seguía dándole instrucción a Lupe de cómo colocar las servilletas en cada vaso.

-Alguien estuvo en el cuarto de mi señora –Por fin habló Ignacio

El corazón de Marisol comenzó a palpitar muy fuerte.

-Sí Ignacio… fue Marisol que pensó que la señora había llegado.

-Solo pregunto Maxi –Agregó Ignacio mientras sonreía risueñamente.

-Perdone usted señor Ignacio, solo llevé jugo a la habotación pero la señora pero no se encontraba.

-Tranquila Marisol, parece nerviosa.

-Es que en esta casa desconfían de nosotros, porque si es así mejor me marcho –dijo Lupe con un poco de ira por la actitud  de Ignacio.

- ¡Y tú, quien eres!

-Soy Lupe para servirle.

-No te había visto antes…

-Está trabajando con nosotros desde hace unos días.

-Me gusta tu rostro angelical y sí verdad, fue quien le echó el café al comandante –siguió Ignacio caminando hacia Lupe.

-Lupe bajó la cabeza con un poco de vergüenza…

-Eres muy bonita señorita –continuó Ignacio, y tratando tocar las mejillas de Lupe.

-¡Epa, pare allí señor, no te atrevas a tocarme!

Fue la primera vez que Ignacio dejó de pensar en la Guaricha, y un pálpito de emoción llegó a su corazón que comenzó a florecer la alegría.

 

 

 

 

 

 

viernes, 11 de junio de 2021

CAPÍTULO IV

 UN POCO MÁS

Era un sitio totalmente solitario, un rincón de la ciudad, poca gente concurría, en ese lugar remoto, pero para Mario era perfecto porque contaba con la discreción que necesitaba para hablar con libertad.

-Me dijo que tiene poco tiempo trabajando en la casa Del Monte –dijo Mario mientras le daba un sorbo a su café

-Sí señor, es mi primer trabajo, no creas que he trabajo en otras ocasiones, todavía me da vergüenza, lo siento mucho, se quemó bastante las entrepiernas…

-Ya, ya, ya… usted nunca para de hablar, por favor tome un poco de calma… y si estoy bien…

-Para qué me invitó aquí, en qué lo puedo ayudar, yo no sé nada…-dijo Lupe, que se sintió un poco intimidada por la mirada fija de Mario, y aunque no quería pensar que no le gustaba pues sentía algo diferente en su estómago

-¡Has visto algo anormal en esa familia!

-No, claro que no, nada que pueda decirle…. No, no, no espera... la otra noche limpiando el cuarto de la señorita Regia encontré, un baúl… es raro que una señorita tan educada y con mucha delicadeza tenga un baúl en su cuarto y raro como ese… sabes que me da curiosidad saber que tiene en ese baúl,

-¿Cómo es ese baúl?

-Es grande, negro y tiene una llave, y sé que la llave está por allí, solo necesito tiempo para buscarla, allí guarda un secreto, lo presiento… mis hermanos me advirtieron que me comportara,  pero como compórtame si allí hay un misterio y quiero descubrirlo.

-Señorita Lupe por favor, tenga cuidado, quisiera  averiguar lo que se esconde en ese baúl, pero también tenga cuidado con su trabajo.

Mario se intrigó por esa pista, que de alguna forma sabe que Regia tiene algo que ver con la Rosa Roja, no es solo una palpitación sino también algunos hechos que recurre alrededor de esa persona.

-Muchas gracias Lupe me ha ayudado más de lo que imagina, solo le pido que se cuide, sin embargo, busque esa llave y trate de abrirlo y le toma foto, no toque nada sin ponerse antes unos guantes por favor…

-Sí mi comandante… pero aunque usted no me lo diga también lo haría…

VOLVER AL TRABAJO

Ya en el trabajo Lupe y Marisol se encontraba en sus labores cotidiana, Marisol en la cocina recordaba que en la mañana cuando se despedía de Xavier y como es cada mes, era una despedida de nostalgia, de un te quiero  y una promesa de volverse a ver.

-Encontraré algo, ya verás mi amor…

-Mi vida solo quiero que estés conmigo, te amo, quédate por favor conmigo…

-Yo estaré bien mi amor, yo sé lo que hago.

Marisol Miró a los alrededores, y solo se veía Lupe limpiando los corredores, mientras Maxi le indicaba lo que tenía que hacer. Subió por las escaleras lentamente con una bandeja en la mano, para prevenir cualquier eventualidad, y lo primero que vio fue la puerta de la habitación de Erika, siguió caminando y medio abrió la puerta y encontró a la señora Erika semidesnuda y junto a ella Joel, que le besaba el hombro mientras le seguía quitando el brazier. Marisol sonrió, porque sabía que podía sacarle provecho a tal situación. Sacó su móvil y empezó a tomar fotos, una, dos y tres fotos, y un video corto, donde se mostraba los besos, las caricias y los gemidos de lujuria y pasión.

Marisol sonreía con malicia y como no le parecía suficiente, siguió adelante y entró a la habitación de Regia. Era una habitación amplia, de muchos lujos, ropas, joyas, zapatos y perfumes. Marisol.  Esta no se pudo contener y se colocó unos aretes, zapatos fucsia de tacones muy alto, un abrigo blanco de plumas que se encontraba a la vista, se deleitaba en cada aroma de perfume que tomaba y comenzaba a decir mientras se veía en el espejo:

-¿Dónde está Wicho?

Marisol no para de reír al imitar la voz de Regia, y volvía a decir entre burlas:

-¿Qué es esto Marisol, este jugo parece de cartón? Quítalo de mi vista… zasssss vete de aquí que no te quiero ver…

Marisol empezó a buscar por todos lados algo que pudiera ser útil, en la cual poder chantajear y pedir algo de dinero, algo que valiera la pena, sabía que encontraría algo. Caminó de un lado a otro, buscando algún secreto de un amante o algo comprometedor. Miró el closet, el baño, la peinadora y se percató de una pequeña habitación en donde reposaban los interminables zapatos, correas y carteras. Y era allí donde estaba el baúl. Ello lo miró y trató de abrirlo, acordándose que había visto las llaves en una cómoda, corrió hacia ella para buscarlo y abrió el baúl.

Se encontró lo que nunca habría sospechado, una máscara de porcelana, un traje negro y un puñal muy afilado.

-¿Qué hará la señorita Regia con esto tan feo? ¿Qué será? Pero le tomaré foto por si acaso je je je…

jueves, 10 de junio de 2021

CAPÍTULO 13 III

¡QUÉ TIENEN TUS OJOS!

-Y usted señorita, la he visto en la casa Del Monte.

-Sí señor, trabajo desde hace unos días, pero para que sepa solo tengo una semana trabajando allí.

Mario sonrío y agregó:

-Lo noté al servir el café.

-Fue un accidente…

-¿Cómo te llamas señorita?

-Lupe para servirle

-La única forma de pagarme es que me acepte un café.

-Un café, no sería mucho

-Solo le pido que se tome un café conmigo y quedamos a manos.

-Está bien, pero le digo que no tomo café.

-Entonces un jugo.

Karla al ver la mirada de los dos se despidió excusándose que tenía que ayudar a Octavio.

ENCUENTRO A SECRETOS

Joe medía el aceite del carro cuando desde el jardín apareció Erika. Tan risueña como siempre y sin dirección a dónde ir. Tenía una bata beis de seda, en pantuflas, cabello recogido y un labial rosa suave que la hacía resaltar su belleza. Joe al verla desorientada se dirigió hacia ella deteniéndola por el brazo

-¿A dónde va señora?

-Joe, Joe te buscaba… no me dejes tanto tiempo sola… porqué te escondes mi Joe…

-Señora silencio que cualquiera nos puede descubrir.

-Sabes que te necesito a mi lado…

-Y yo a usted, pero debemos ser discretos porque alguien nos puede descubrir…

Joe tomó por la cintura a Erika y se la llevó en donde se encontraba las azucenas, los helechos y los orquídeas.

-Yo también la necesito –Dijo el chofer mirando a los lados, luego dirigió su atención a los ojos hondos y ojerosos de Erika para luego tocarle sus labios sutilmente con sus dedos y con la otra apretaba su cintura hacia su cuerpo y juntaron sus labios lentamente y sin premura.

-Sabes que te amo señora, sabes que muero por tus besos, sabes que muero por ti bella dama.

Joe era el hijo del chofer anterior que le servía a la familia desde hace años, en la cual fue creciendo y criado con Regia, los dos son de la misma edad y muchas veces jugaron juntos en los alrededores de la mansión, hoteles y piscina, pero desde que Regia viajó a Europa cambió su forma de ser. Era como si le hicieron un lavado psicológico de lo que era en realidad. Desde entonces, Regia dejó tratar a los empleados, a sus amistades, amigos  y en especial a Joe que luego después le dio el puesto de su padre. En la cual Joe tuvo que aceptar porque no sabía hacer otra cosa que trabajar como chofer mientras termina sus estudios.

-Tú sabías Joe que mi esposo es infiel…

-Tranquilízate mi amor, no pienses en eso… aquí estoy yo

-Nadie me quiere, ni siquiera mi hija

-Yo no solo te quiero, también la amo.

-¿Qué Sabes tú del amor Joe?

-Sé más de lo que piensas, siempre estuve enamorado de ti, desde niño, siempre te veía en los pasillos y no dejaba de mirarte.

-Joe llévame a mi cuarto por favor…

-Ahora no mi amor, solo quiero que respire aire puro… ven toma mi brazo y caminemos un poco.

Un día Joe estaba en la cocina, cuando escuchó un grito. El servicio doméstico tenía el día libre por lo que era el único que se encontraba en casa. Al encontrarse con la señora Erika la miró desnuda, mojada, nerviosa y gritando que matara el insecto que estaba en el baño.

Este sin mediar palabras se deshizo del insecto, tomó un paño y lo puso alrededor del cuerpo de aquella mujer. Joe temblaba de miedo y no era por el susto sino por tan hermosa figura de esta dama. Ella que estaba en sus cabales notó su mirada así como todas las miradas que él ponía al verla.

-Mi esposo no me mira como lo haces tú

-¡Qué dice señora!

-Siempre lo he notado, solo que disimulo porque sé que eres un niño.

-No soy un niño

-Sí lo eres, más bien pareces mi hijo…

-Señora no me conoces

Joe se e fue acercando

Tu y mi hija son como hermanos, me haces el favor y me respecta, deje de estar mirándome así, podría ser tu madre

Joe se la acercó aún más, y la miraba con lujuria  y dijo en susurro le dijo:

-Con el permiso de usted, la voy a besar

-Siempre esperé este momento.

miércoles, 9 de junio de 2021

CAPÍTULO 13 II

 EN OCASIONES

Al amanecer, los niños asistían al colegio y  la clase trabajadora salían a sus trabajos. Luis se alistaba para ir a su puesto de mercado y con él Lupes quien haría el mercado de esa semana.

-No voy a regresar hermano, yo quiero quedarme aquí con mi gente, esta es mi vida, mi alegría, mis muchachitos me necesitan…

-Ya no insistas Lupita, usted está metida en tremendo rollo con esa gente, y si no te vas pues vas a morir.

-Te prometo que no voy a buscar más pléito.

-Nada de eso y apúrate.

Los dos salieron de casa, y caminaron por la misma acera de todos los días, sumergida entre la soledad y abismo, con gentes conocidas  y alegres, pero esa alegría que esconde una tristeza desconocida.

-¡Hermano! –Exclama Luís

-Vamos temprano –Contestó Octavio

Después de saludarse, con un apretón de mano siguieron a la macha por aquella calle solitaria.

-¡Sí! tenemos que llegar primero que los camiones.

Siguieron bajando y se encontraron con Karla que los esperaba desde su casa. Es evidente que Karla desde aquella noche fatídica, no puedo estar más sola, ya que en su mente veía el rostro de Gabriel sangrienta y aquellos gemidos de dolor, llegando a la conclusión que en cualquier momento ella sería la próxima víctima.

Octavio y Karla iban tomados de manos, puesto que días anteriores, ella por fin después de muchos años de insistencia, después de mucho tiempo de cariño y atenciones, después de días y noches de estar a su lado, aceptó ser su novia. Octavio todavía no se lo creía, y se veía en el espejo en varias ocasiones recordando ese día en que ella le dio el primer beso en una cafetería común, colmado de gente, pero que para ellos solo existían ellos dos.

-Te amo Karla, sabes que te amo y te amo desde niño, ya no lo puedo evitar, ya no puedo seguir siendo tu amigo, creo que lo mejor para los dos es que no te vea más, porque seguiré insistiendo, y me hará más daño…

Karla lo miraba confundida, recordando aquella noche cuando Octavio la consolaba en su pecho; sentía un palpitar diferente, sentía un ardor en su estómago, sentía que moría de nervios al rozar su piel con la de Octavio, y descubrió que estaba enamorada de él.

Ella sin pensarlo dos veces y por impulso entrelazó sus manos con las de él. El la miró fijamente a los ojos, y se levantó, ella también lo hizo. Y sin mediar palabras juntaron sus labios mientras sus corazones palpitaban muy fuertes.

-También te amo Octavio, también te amo…

Luego se abrazaron muy fuertes y desde entonces los dos están juntos, muy juntos y felices.

EN EL REENCUENTRO

Bajaban la mercancía de los camiones, cajas de bananas, manzanas, uvas, peras, mangos, tomates… Octavio y Luis estaban ocupados mientras, Karla y Lupe se paseaban por los alrededores.

-Regresarás al Hotel –Dijo Lupe

-Tengo que regresar, necesito el dinero

-A mí me obligaron a trabajar en esa casa, es un tormento que llevo por dentro y me ahoga...

No terminaba de hablar cuando las dos fue sorprendida por el inspector Mario

-¿Buenos días señoritas? Mi nombre es el inspector Mario y necesito hacerles unas preguntas.

Lupe lo miró a los ojos y de la nada empezó a reir.

-Perdón, perdón…

-De qué se ríe señorita

Lupe se acordó del café caliente que por accidente derramó en su pantalón

-No nada perdone usted…

-¿De qué quiere hablar usted inspector?

-Solo quiero hacerles unas preguntas a las dos.

-Diga usted –Seguía riendo Lupe

-Me podrían explicar qué relación tienen ustedes con la familia Del Montes

-Solo de empleados inspector –Contestó Karla

-Me podrían decir que si han observado algo fuera de lo normal.

-Esa noche la señorita Regia fue a mi lugar de trabajo con amenazas para que me apartara de Gabriel.

-¿Por qué?

Karla bajó la cabeza, luego agrega:

-Porque Gabriel me había invitado a cenar, una cena que rechacé pero insistió

-Hubo algo entre ustedes dos.

-No señor nada.

-¡Está segura!

-Había una atracción entre los dos… ahora me arrepiento de haber correspondido a ese sentimiento, pero aún así ni hubo más que atracción.

El inspector no dejaba de mirar a Lupe que tenía dos clinejas que le llegaba al hombro y vestida con una braga con broche en el pecho. Le parecía una chica rebelde y angelical.

 
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