CAPÍTULO
9
Los niños jugaban fútbol en
la calle y algunas mujeres sentadas en las aceras observaban el sol, el ritmo
de la salsa brava se escuchaba a los lejos mientras los más adultos tomaban
cervezas en la esquina. Más allá alguien se fumaba un cigarrillo y Luipita le
quita el cigarrillo y lo pisa con los pies diciendo:
-Aquí en frente de mis
muchachos no... Fúmeselo en su casa si le da la gana, allí donde nadie lo vea.
Lupita sigue caminando a
cuesta arriba, en un cerro de largas escaleras, en donde se puede visualizar el
paisaje de la ciudad. Ella mira con pasión aquella linda ciudad y sonríe.
Criada con siete hermanos y ella la menor en donde ella usaba la ropa de sus
hermanos y caminaba como ellos, parecía uno más de hermanos. Con la gorra revés
en la cabeza, pantalón descolgado y camisa por fuera.
-Venga para acá mijita que
llega tarde –dice su padrino Claudio, el sacerdote del barrio.
-Écheme la bendición padrino.
-Dios me la bendiga muchacha
terca… ven acércate para acá…vamos carricita
-Qué pasó padrino, ahora que
hice.
-Te dije mijita que dejara
de meterte en problemas, esos hombres son peligrosos y un día de estos puedes
amanecer con un mosquero en la boca, pues, ya me tienes preocupado, y no quiero
rezarte en las misas. Eso no me lo perdonaría tu padre jamás. Tus hermanos
hacen lo que pueden y Luis me ha pedido que te saque de este barrio.
-A no padrino. Luis no tiene
nada que ver con mi vida, eso sí que no, deja que llegue a casa y lo voy…
-Nada mijita… tu hermano
está preocupado por ti eso es todo
-El no tiene derecho a elegir
en vida…
-Con todas esas palabras que
te he dicho, y con la autorización de tu madre he decido sacarte del barrio, ya
que no quieres estudiar, pues, irás a trabajar, junto a una amiga que he
hablado con ella, y me dijo que te conseguiría trabajo en la casa donde ella
trabaja.
-Trabajar yo no, no, no… yo
no voy a trabajar en ninguna casa… yo estoy bien aquí… mis muchachos me
necesitan… ya comienza la final del fútbol y sin mí no pueden ganar…
-Mira Lupita, óyeme es una
decisión tomada desde hace días, tu madre y tus hermanaos están de acuerdo, y
allí en esa casa podrás mejorar un poco tu educación y quizás más adelante
puedas ser una chica decente… quien sabe
-Mire padrino nadie puede decidir por mí.
Lupe comenzó a llorar. No
era por irse sino por niños del barrio. Que de alguna forma ella los protegía
de caer en cualquier vicio.
-Aquí está esta dirección
El sacerdote Claudio le da
un papel con una dirección y el nombre de la mujer con quien tiene que
entrevistarse, su nombre es Maxi y sigue diciendo:
-Pregunta por esta mujer,
que ya todo está hablado, ella te dirá lo que tienes que hacer, es una buena
mujer.
-Pero padrino porqué me
haces esto…
-Ya Lupita deja de llorar y
vaya a la sacristía para que le pida a Dios por su alma, para que le vaya bien,
ahora voy hablar con mi muchacho antes que se vaya a estudiar.
El sacerdote se dirige a la
puerta de la iglesia y se encuentra a Octavio.
-Bendición papá
-Dios me lo bendiga.
Claudio se enamoró de una
chica cuando era muy joven. Y la chica salió embarazada. Fue un embarazo muy
complicado por lo que el día de labor de parto la chica murió, dejando en su
lecho a un hijo.
Desde ese momento Claudio
decidió dedicarle su vida a Dios. Y se convirtió en sacerdote y al mismo tiempo
que criaba a su hijo.
-Mire padre mío, deme un
abrazo fuerte y quiero que sepas que lo quiero muchísimo
-Lo sé hijo mío, todas las
mañanas me lo recuerda, eres mi bendición.
-Papá voy a buscar a Karla
-Y vas a seguir con ese tema, esa chica te ha dicho que no
quiere nada contigo, dedícate a terminar tus estudios que es lo más importante.
-Eso hago padre, ya me voy
antes de que se me haga tarde.
-Vaya con Dios y la virgen.
EN LA BAJADA AL BARRIO
Octavio sigue caminando y ve
en la acera algunos niños.
-¿Qué hacen aquí niños?
-Estamos esperando a Lupita
-¿Para qué?
-Pa’ qué más caray… para
practicar
-Aaaaah allá la vi rezando,
van a tener que esperar que salga. Se quedan aquí y no se metan en problema.
-Si padrecito.
-El cura es mi padre no yo.
Octavio sigue caminando,
sendero abajo, camina una cuadra y puede sentir el olor pan fresco, respira
profundamente, compra dos café pequeños para llevar y sigue adelante. A tres
casa adelante, de una pared amarilla de
rejas blancas toca la puerta.
-¡Ah! Ya llegaste.
-Vámonos...
-Espera…
-Apúrate que vamos a llegar
tarde.
-Ya te he dicho que yo no
creo en esas cosas, solo lo hago para complacerte. Hasta luego tío
-Señor Kali, descuide que le
cuido a su sobrina.
-Más te vale Octavio y usted
lucecita haber si no llega tarde hoy –Dice Kali mientras hace el desayuno.
Karla sale de la casa, y Octavio
le ofrece el café.
-Ya verás que esta mujer si
sabe.
-Yo no creo en esas cosas.
-Si mi padre se entera que
creo en el tarot, me descomulga de la iglesia
-Ja ja ja… creo que sí Octavio…
y cómo me dejo llevar por ti.
-Vamos por aquí… ven
Octavio desde niño ha
sentido algo por Karla. Y en su silencio la hace sentir como especial. Siempre
está con ella en los mejores y malos momentos de su vida. Mientras ella lo considera como su mejor
amigo. Muchas veces él le ha declarado su amor incondicional y recibiendo como
respuesta una negativa, sin embargo, no pierde las esperanza y sigue a su lado.
Llegan a una aglomeración de
gente, cada uno con dolencias, tristezas y ansiosos. Cada uno tenía en sus
manos algunas velas negras, blancas, rojas y azules. Un santo a un lado y por
el otro una vasija de agua, algunas palmas más allá, un niño que no deja
llorar, el olor de licor por doquier y el ambiente a humo de tabaco.
-Vente por aquí, que ayer
cuadré una cita con ella.
Esquivaron a la gente por
una vereda angosta y llegaron a la puerta trasera. El chico tocó la puerta y
abrió una mujer elegante de voz pasiva.
-Pase adelante
Había algunas bambalinas por
un lado, y frutas en descomposición debajo de ella, una estatua que no se podía
distinguir quién era, pero no le tomaron importancia.
Pasen por aquí… -siguió
diciendo la mujer.
Mientras se escuchó un hombre en una habitación en
donde había un televisor de plasma que abarcaba toda la pared, con luces
intermitente, aire acondicionado encendido, una cama de agua y un sofá
espacioso.
-Mujer te dije que tus
clientes tienes que atenderlo desde tu oficina –dijo Javier mientras destapaba
una cerveza.
-Cállate mi amor, que este
es un favor especial que le hago al lindo.
-Aaaaah el lindo está aquí,
si con este es el hombre con quien quiero hablar.
Javier sale de la habitación
descalzo, estrecha la mano con Octavio y le dice:
-Hermano, me enteré que
usted sabe de negocios y de esas cosa que haces… y quiero que me ayudes a
montar mi negocio propio carajo… quiero ser un empresario, y ya ves que quiero
hacer la inversión de mi vida. Y necesito de su asesoría.
-En qué lo puedo ayudar…
-Yo quiero ser único, que
las mujeres vengan a mí a pedirme cacao, lechuga y tomate, que me pidan de esta
cremita que tengo yo.
-Diga hermano en qué puedo
servirle.
-Yo quiero algo grande
glamuroso, elegante y que todos vean al empresario que soy y de lo que soy
capaz… he decidido montar un puesto de tacos.
-De tacos…
-Si de tacos, que todos
vengan a mí a pedir su taquito de guacamole, de chile, garbanzo, de frijoles,
carnita, pollito y de lo que sea, hasta yo mismo me ofrezco de taquito.
-Un puesto de tacos… un
puesto de tacos…
-Qué más compadre, se está
burlando de mí
-No hermano… claro que lo
voy ayudar en lo que me pida. Pasa esta noche por mi casa y lo hablamos.
-Si va… paso por allá a las
ocho.
Se dan las manos, y cuando
Javier se le acerca a Octavio para darle unas palmadas en la espalda. Y le
pregunta:
-Y todavía nada con Solecito
-Que pasa hermano respete.
-Si usted no se apura pues
lo hago yo… por allí anda un viejo bien estirado que le ha puesto el ojos, y
antes que otro se la pille, lo hago yo primero je je je...
-Un hombre, como así…
explícame.
-Sí un hombre estiradito él
de mucho billete, yo lo vi con estos mismos ojitos con que lo estoy viendo yo,
como me llamo Javier Pacheco de la Concepción Vargas Guzmán.
Octavio se lo queda mirando
y Javier sigue diciendo:
-Alguien me pagó para que le
diera información del estiradito y le dije todo, por el dinerito, que me ha
caído muy bien, no lo voy a negar, pero le dije otra dirección, parece que
solecito está metida en un rollo bien feo…
continuará...