CAPÍTULO
8
LA VIDA DE UNA MALCRIADA
Hacía un sol esplendoroso,
el cielo estaba despejado y a pesar del disfrute de los turistas en la piscina,
para Regia no era suficiente. Tenía puesto el último traje baño de la línea de
Victoria`s Secret.
-Mira esta mugre ensuciando
el agua, así no me puedo bañar, pero tomaré un poco de sol, sino fuera por mi
padre los echaría ahora mismo de la
piscina. Que se vayan a una piscina pública, donde pertenece la gentuza. Aquí
es para gente de glamur y caché. –dice Regia mirando con desdén a las personas
que pasan por su lado.
-Así es mi niña Regia, pero
debe saber usted que su padre es el dueño de este hotel y es él quien dice
quien entra y quién se va. –Contesta Maxi, tratando de contrarrestar las
palabras de aquella mujer de ojos despampanante y de cuerpo exuberante.
-Maxi algún día seré a dueña
de este imperio y cuando lo sea, a todos los echaré como perros.
En ese instante llega Erika
madre de Regia con un bolso de Louis Vuitton, toda tímida y trata de darle un
beso a Regia en las mejillas a Regia, pero Regia esquiva el beso.
-Ya mamá no me vengas con
cursilería por favor.
-Hija solo vine a traerte el
bolso que me pediste, te es para ti.
-Ya no lo quiero mamá, ya
pasó de moda, te dije que lo quería para la reunión del sábado, mejor dile a
Carolina Herrera que me diseñe uno para mí solo, uno especial que lleve mi
nombre.
-Pero Regia pides mucho
--ya no vengas que no puedes
llamarla, vamos toma el teléfono y llámala
-Necesito un trago urgente,
Maxi por favor dile al camarero que me sirva un trago.
-Hasta cuando bebes madre,
deja tu infantelería y comienza a trabajar, anda al gimnasio ponte hacer algo,
no puedes pasar el día borracha, me haces pasar vergüenza, que dirán mis
amigas, ni te aparezca en mis fiesta, me das pena madre.
Unas lágrimas se le vieron
rodar por las mejillas de Erika, sin embargo se las secó, mientras Maxi se la
llevaba a la habitación.
-No le hagas caso a la
señorita Regia, ya sabes cómo es ella, siempre con sus cosas, pero ella la
quiere mucho, ya verás que cambiará cuando tenga su bolso
-Eso mismo me dijiste,
cuando quería irse a Francia, cuando quería aquellos zapatos de rojos, aquella
fiesta y todo lo demás, ella nunca cambiará, ¿En qué fallé?
--usted no ha fallado seña
Erika, usted ha sido la mejor madre que alguien pudo haber tenido.
Por otro lado, cuando Regia
recostada en el sillón con sus gafas negras, tomaba un jugo de naranja, esperaba
respuesta de su asistente personal.
-¿Dónde se habrá metido este
menso? Deja que cuando llegues, ya verá lo que le va a pasar.
Toma el teléfono marca su
número e Ignacio responde:
-¿A dónde te has metido? Tengo
rato esperando que llegues con tu investigación.
-Espera jefa estoy en eso,
investigo todo lo que usted me ha mandado, he trabajado día y noche para darle
fresquita su encomienda.
Contesta Ignacio aún en
cama, en los brazos de la guaricha, enemiga mortal de Regia. Otra adinerada
niña mimada que siempre está en competencia con Regia.
-Me tengo que ir mi amor –Dice
Ignacio vistiéndose urgente
-No te vayas gordito –Qué
haces con esa vieja que se aprovecha de ti
-Sabes que no puedo dejarla,
ella me salvó mi vida cuando verdaderamente la necesité
Fue un día en que Regia se
encontraba, en un bar buscando a su padre, como siempre lo hacía las veces que
necesitaba dinero. Encontró a Ignacio afuera del bar sometido por dos hombres
queriendo quitarle los cigarrillos que tenía en venta. Y fue la primera vez que
Regia miró a alguien con piedad y sacó su arma, amenazando a los hombres para
que dejara en paz.
-Mira tú puedes entrar allí
y llamar a un hombre de cabello castaño y alto bien vestido que venga acá
afuera, te pagaré aquí tengo dinero para ti.
Ignacio sin pensarlo dos
veces y sin hacer preguntas, entró al bar y encontró al padre de Regia en un
baile privado con una chica. Y lo trajo como lo había pedido Regia. En ese
instante Regia le ofreció trabajo rescatándolo de las calles.
0 comentarios:
Publicar un comentario