Al cruce del río Orinoco se encuentra un isla donde habitan 2 familias de un mismo apellido.
Recogen melones a la orilla del río en el surco del golpear las olas al romper en las hojas verduras que pronto brotaran las flores para hacer brillar el arenal.
Más allá dos burros cansados amarrados bajo una mata de mango que plantó el abuelo cuando llegó al lugar.
Los niños después que llegan de la escuela en el cruce de una canoa se relajan con la comida ya preparada a fogón sentados en el banco de madera comen sin prohibirse de las manos para agarrar la presa y llevarla a la boca. Algunas moscas rondan por encima del plato de peltre mientras tratan de espantarla con el golpe de las palmas de la mano. Casi semidesnudos se les nota la barriga hinchada como si tuviera un balón dentro de ellos.
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