El silencio del poeta describe las palabras enmudecidas bajo la triste lluvia de un día de verano.
Los pies fríos en el caminar de un lado a otro preocupado, sin saber cuando vendrá otra vez las rimas que le hicieron famoso aquel día que de la nada recitaba poemas con oraciones de rítmicas que la gente le gustaba.
Ahora quedó el vacío de los cuadernos arrinconados en el olvido de la oscura noche sin esperanza de ser llenado en la carrera de muchas oportunidades donde el brillo de sus ojos gritaban el vivaz juvenil sediento de aventuras en un mundo desconocido ansioso por recorrer.
La vejez le llegó al poeta sin fuerzas que solo lo acompaña los recuerdos de fantasías imaginarias que lo llevaban las palabras y lo hacían bailar en la quimera en lo alto de la montaña.
No estés triste poeta, que aunque no escribas, muchos leerán tus poemas juveniles lleno de vida en este mundo fugaz.
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