Lo que fue un reto ahora es costumbre. Una costumbre donde desahogo mis temores y alegrías, a veces algo de rabia, impotencia e injusticia que después me trae paz y conciliación.
Las alegrías y una sonrisa en cada amanecer aparece cuando escribo. A pesar de las fallas que se producen al momento de escribir.
Gracias a ustedes por llevarme aquí, a estos cinco años escribiendo. Mil gracias.
Escribe
Hogareña
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