Es como si el país caminara en la cuerda floja. Está tan
cerca de llegar al otro lado pero a la vez
tan lejos. Y estando en esa cuerda no quiere mirar al suelo pero se
arriesga a pesar del temor y mira al fondo, pues, es la miseria, el terrible
fin de una historia que no termina. Una gota de sudor de mucho sufrimiento y
dolor. Y está la agonía con el deseo de llegar al otro lado pero no fácil
caminar por esa cuerda, a paso lento, un pie y otro, uno más y otro y otro… y
todo esto me deprime al ver a mi
Venezuela destrozada.
Escribe Hogareña
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