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jueves, 15 de julio de 2021

CAPÍTULO 20 II

ALGO ESPECIAL

Los comandantes Mario y Juan, subieron los escalones, para luego seguir por el pasillo y tocar el timbre de la mansión Del Monte. Observaron que la puerta estaba entre juntada por lo que le parecieron extraño que la puerta estuviera abierta, por lo que pasaron inmediatamente  con precaución y se dirigieron  a la cocina y no estaban los empleados.

Mario Y Juan se miraron por lo que se dividieron registrar la casa. Juan se fue para la piscina mientras Mario subió las escaleras, y entró en  todas las habitaciones por lo que pareció sospechoso que no se encontrara nadie en casa. Bajó las escaleras y caminó por la sala de recepción y también estaba sola, Volvió a la cocina y no vio a Juan. Para su sorpresa el detective Juan también había desaparecido,  por lo que el instinto le dijo que algo sospechoso surgía desde la piscina. Sacó el arma y le quitó seguro y caminó con prudencia hacia la puerta trasera y no faltó mucho que escuchó un ruido. Y provenía del sótano, siguió caminando poco a poco hasta abrir un poco la puerta y se asombró al ver a un hombre negro con máscara de porcelana.

Mario siguió caminando y se escondió detrás de unos muebles viejos, Y escuchaba voces:

-No aguanto más… y todo este dolor que llevo por dentro –decía el hombre negro.

Mario alzó un poco más la cabeza y vio al detective Juan atado en una silla con sus manos y pies atados. Mientras que el hombre de negro seguía diciendo descontroladamente:

-Todo este tiempo siempre lo supiste y nunca me lo dijiste… dime porqué… dime…

Era Rafael quien se encontraba amarrado en otra silla.

-Te burlaste de mí, tú lo sabías, estuviste conmigo todo este tiempo y jamás tuviste la mínima compasión de decírmelo… y por eso te voy a matar

Rafael tenía la boca tapada, y miraba al hombre de negro queriendo hablar.

-Mira lo que me convirtió, en este despojo, haciendo cosas que no me gusta, obligada y atada a una mujer que no me quiere, pensé que me iba a querer haciendo lo que ordenara y en cambio a eso me he convertido en su esclava…

El hombre de negro le dio una cachetada a Rafael y volvió a decir:

-Creo que es tiempo que te vayas Rafael

El hombre de negro agarró un cuchillo mientras que Mario le habló fuerte y dijo:

-Detente allí

El hombre de negro miró a Mario para luego ponerse detrás de Rafael y decir:

-Si haces algo lo mato, baja el arma.

Mario no dejaba de apuntar al hombre de negro mientras éste desató a Rafael poco a poco y lo levantó.

-Vamos a negociar –decía Mario

-No tengo nada que negociar, baja el arma y tírala, vamos detective, hágalo

Mario fue bajando el arma hasta sentir un golpe en su cabeza. Mario cayó al piso y el hombre de negro salió de la habitación con Rafael. Los dos se salieron del depósito quien se encontró con otro hombre vestido totalmente de negro y cara de porcelana.  Por lo que los tres huyeron la puerta principal, pero él quien llevaba a Rafael se paró y dijo:

-Tengo que terminar este trabajo.

Mientras el otro le dijo:

-No no, no… no lo ha ordenado nuestra diosa –dijo el otro hombre de negro

-Ya no quiero seguir sus órdenes, me ha envuelto en sus engaños, se aprovechó de mí y mis sentimientos hacia ella…

-Déjalo por favor… Rafael no es culpable

-Sí tiene culpa.

Quien llevaba entre brazos a Rafael trató de apuñalarlo mientras que el otro trató de detenerlo por lo que se llevaron a las manos. Rafael salió corriendo.

-Déjame, déjame terminar con todo esto, ya no quiero saber nada de toda esta mentira, todo fue un engaño

-No es así.

En eso llegó Mario y Juan quienes se encontraban sin armas porque se lo habían quitado los hombres de negros antes de salir. Quienes tuvieron que acercarse poco a poco y al ver que estos hombres negros estaban entre golpes le cayeron encima pero uno se escapó.

Mario y Juan cansado por los esfuerzos que hacían el hombre de negro le quitaron la máscara de porcelana y era Diana, quien con lágrimas y gritos decía:

-Mátenme por favor, no quiero vivir, mátenme.

-¡Es usted! Usted es cómplice de rosa roja… la vi una vez en el cementerio.

-Yo soy ella… la rosa roja, mátenme, por favor…

Por más que trataron en ese instante de sacarle otras palabras a Diana solo le salían de sus labios:

-Mátenme, no quiero vivir.

SEGUIDO DE TI

Entre balas entrecruzadas Regia cayó en los brazos de Gabriel, mientras éste trató de auxiliarla. Más allá cayó en el suelo Helena, quien había hecho dos disparos contra Regia y que solo le rozó el brazo, y sólo bastó un disparo en el pecho para que Helena cayera en el suelo. Ella se desangraba en el suelo, mientras Gabriel trataba de revivir a Regia. Sin saber y cómo pero Gabriel le salvó la vida a Regia. No faltó mucho para que Ignacio apareciera y se llevara a Regia al hospital y más atrás Gabriel con Helena, quien también se encontraba con vida.

-Déjala morir… la voy a matar ahora mismo –Decía Ignacio

-Usted no va a matar a nadie, encárgate de Regia que yo me encargaré de ella

De alguna forma Gabriel no tenía el valor de cometer un asesinato por más que lo deseaba, supo que no era de mal sentimiento y que jamás podría vengarse de esa mujer que le había hecho tanto daño, pero que tampoco podría seguir a su lado alimentando ese odio que no lo dejaba vivir en paz.

¡COMO UN PAÑUELO!

El humo a cigarrillo se esparció por doquier, vasos de bebidas alcohólicas se encontraba por todos lados y su olor penetrante de delicia para Uriel quien disfrutaba de una noche de éxitos después de tantos días de mala racha le parecía la gloria, Delia había conseguidos dos chicas más, entre ella a Flaquita, quien con su porte de latina caribeña llamó la atención de muchos hombres. Ella era vivaz, jovial y coqueta que enloquecía con su mirada a muchos hombres. Delia recobró su sonrisa y era la misma mujer alegre de todas las noches en escenario.

Casi cerraba el local cuando llegó Rafael. Uriel se extrañó de su porte y lo harapiento que se encontraba por lo que se dirigió hacia él.

-¿Se encuentra bien Jefe?

-No, no estoy bien Uriel, por favor dame un cuarto.

Más allá salió Raquel de su camerino para irse con David y que se puso tan nerviosa al ver a Rafael.

Raquel ayudó a Rafael a llevarlo a una habitación y lo recostaron en la cama.

-Me tengo que ir –dijo ella.

Rafael le tomó de la mano y le dijo:

-No te vayas, quédate conmigo, por favor, si por eso vine hasta aquí.

Raquel se puso nerviosa y le contestó:

-Te dije que estoy comprometida.

Esa noche en que festejaba el no haberse casado, en la salida de su celebración, se encontró con Raquel, quien se la llevó al hotel donde supuestamente pasaría su luna de miel y la pasaron juntos.

No era la primera vez que estuvieron juntos. Pero esta vez no era por negocio sino por placer y más que placer era el cariño.

Raquel estaba nerviosa porque no sabía en quien elegir, pero que en ese instante todo le pareció claro y fácil. El cariño que sentía por David era incondicional y transparente pero el amor que había surgía hacia Rafael era diferente, desde siempre lo sabía. Desde esa noche de pago, unos cuantos ceros puesto en la mesa de noche después de estar juntos que para ella significó más sentirlo que por trabajo, pero sabía que era un hombre prohibido por lo que en silencio dejaba que tiempo curara ese sentimiento. 

miércoles, 14 de julio de 2021

CAPÍTULO 20

AL CAER EL ATARDECER

La brisa fresca se enredaba entre las palmas que la hacían mover de un lado a otro, ya el sol se había ocultado y se podía sentir como las olas rompían en la arena. En la mesa se encontraba dos copas de vino rojo y Gabriel esperaba a Regia.

La mirada de Gabriel se perdía en el horizonte del mar, y recordaba a Stephanie, en los tantos momentos que observaban juntos el amanecer; no la podía sacar de su mente. En ese instante, pensó en huir, tenía la oportunidad de hacerlo de una vez y olvidar todo, para volver empezar al lado de Stephanie porque nada se lo impedía, puesto que Ignacio no encontraba cerca. Se imaginaba reencontrarse con Stephanie, caminar lentamente hacia ella, de una vez por toda y darle el beso que los dos anhelaban y deseaban pero que nunca se lo dieron por sus promesas puestas en marcha. Gabriel recordaba la sonrisa de Stephanie y una sonrisa aparecía en su rostro. Era lo único bueno que le había pasado en estos últimos tiempo.

No pasó mucho para que Regia llegara con un vestido largo color salmo de seda y en sandalias, la brisa pegaba tan fuerte que se iba a un lado al igual que su larga cabellera. Gabriel se levantó, se acercó hacia ella le tomó de la mano y le dio un beso para luego darle otro en las mejillas. Gabriel sabía el porqué había sacrificado ese amor, por lo que cayó en cuenta que su venganza tenía que seguir adelante. Era tan fácil quitarle la vida a Regia en ese momento, estaba tan vulnerable que hasta podía descargarle el arma encima y huir pero no valía la pena ir a la cárcel puesto que tenía la esperanza de estar junto a Stephanie. Era mejor segur el plan como lo había cuadrado

-¡Estás bellísima Regia!

-Gracias… pero lo dices por decirme o es verdad

-Cree en mi palabra…

-Todavía me cuesta creerte Gabriel…

-Necesito que confíes en mí…

-Es una linda noche para festejar, quiero celebrar nuestro encuentro…

-No diría lo mismo, no tengo nada que festejar, sabes bien el porqué estoy aquí contigo.

-Solo quiero hacer las paces Gabriel, estoy convencida que podemos hacer una bonita pareja, puedo llegar amarte y darle el puesto que te mereces.

-No quiero nada Regia, solo quiero mi libertad, que me dejes ir.

Regia agarra la copa mira el vino y luego dice:

-Vamos Gabriel, dejemos la tristeza y brindemos.

-Sínica

-Dime lo que sea pero esta noche quiero brindar por nuestro amor, dime lo que sea pero esta noche es de los dos.

Por alguna razón Regia empezó a llorar, una lágrima tras otra recorrían sus mejillas.

-Solo brindemos, por ti y por mí….

Gabriel la miraba y se extrañó de la reacción de Regia, nunca la había vista tan vulnerable, por lo que un momento sintió lástima. Por lo que pensó “Pobre mujer que es infeliz, que nunca podrá ser feliz”

-Y qué vamos a brindar

-Por nuestro amor

-¿Qué amor Regia? Tú no sientes amor por nadie, eres tan fría que no sabes el significado del amor.

-Aunque tú no lo creas también sé amar

Regia se tomó la copa de vino y siguió con la botella en la cual se la llevó a la boca y le dio un sorbo.

-Yo te quería mucho Gabriel…

-Me quería y me querías matar –Gabriel empezó a reír con ironía.

-Claro que te amé, pero no soporté tu traición, yo lo pido fidelidad, solo eso, no pido mucho Gabriel, es tan difícil entender que necesito gente en quien confiar.

--tú no sabes amar

-¡Claro que sé amar!… Te voy a contar que una vez amé tanto y mucho, lo sabías… quiero contártelo y lo amé más que ti….

Gabriel se extrañó y quiso saber más.

-¡A quien amaste!

-Te lo voy a decir pero no le digas a nadie...

Regia se levantó y se dirigió hacia la silla de Gabriel y le susurró al oído:

-A ese hombre que también me amó pero ya no está conmigo.

-¡De qué hablas!

-Hablo…

En ese momento, Gabriel se llevó la mano a su espalda y tomó el arma, sabía que se refería a él, por lo que se enfureció y lo dijo:

-Es tu turno Regia… es momento que empieces a pagar.

Regia lo miró, se quedó quieta y no perdió el estribo:

-Imbécil, eres un imbécil Gabriel… pero terminaré decirte que ese hombre no eres tú, ese hombre era un caballero… ese sí que besaba muy bien y mi corazón saltaba de alegría.

Regia sin hacerle caso omiso a Gabriel toma otro sorbo de la botella y agrega:

-¡Sabía que ibas a intentar a matarme Gabriel! Pero sabes qué, esta vez estoy indefensa, no tengo ninguna carta entre mis mangas, acaba con mi vida, ya en este momento no me importa nada. Es mejor que sea en tus manos que en manos de otra persona, además lo he esperado todo este tiempo,

Gabriel apuntó a Regia, mientras ella sonreía. Abrió sus brazos y siguió:

-Acabas conmigo, esos detectives inútiles, todo este tiempo le he dado pista para que me atrapen y no lo hacen ja ja ja… grito un auxilio para que me atrapen y no lo hacen ja ja ja… tantas pistas y no lo ven… acaba tu Gabriel con este sufrimiento ya no quiero vivir.

Gabriel apuntó a su pecho, justo en su corazón, y accionó el arma y de pronto se escuchó una detonación, dos y tres detonaciones.

SI LA HAN VISTO

En los restaurantes más fino de la ciudad se le ha visto disfrutar el menú del día. En peluquerías, centro comerciales y hasta en los parques muy cercanos. Es la información que ha recibido Javier, después que Ignacio habló para a buscara el paradero de Karen.

Y la única noticia que obtiene Javier son informaciones viejas, como si ha alquilado una habitación por quince días o que estuvo es tal hotel pero jamás de su ubicación exacta.

Javier perdía la paciencia y se obsesionaba por encontrarla, pero ella no dejaba pistas, nadie sabía su nombre ni referencias, solo que se llamaba Karen y que dejaba buena propina

Mientras Karen por su parte camina lugares desconocidos, como siempre lo había hecho. Recordaba sus vivencias con Rafael que fue lo más cercano que tuvo y tendría en su vida en tener una vida estable a hombre que la amaba pero que no se arrepiente haber huido, ya que dejaría de ser ella misma.

Mientras tanto, sin saber dónde y cómo llegó a la casa de Kali. Quizás la coincidencia tal vez, de girar en el mismo circulo de una historia que se repite y que a unas cuantas casa vive Kimi y Javier.

Tanto buscar Javier a Karen de un lado a otro; en una búsqueda pertinente de noche y día recorriendo la ciudad y Karen se encuentra más cerca de lo que él se imagina.

Fuera de lo normal Kali sintió compasión de esta chica que le recordaba a Karla por quien todavía lloraba su partida. Karen de alguna forma se apoderó de las pertenecía de Karla y se sentía a gusto de esa casa.

LA SALIDA

En la madrugada en la cama Kimi no dejaba de pensar en Diana, recordaba sus manos temblorosas, en esas manos que recibió a ese bebé y las promesas de cuidarlo, no podía dormir. Se movía de un lado a otro. Y en esa noche de lluvia en ese pueblo donde prometió dejar al recién nacido en buena familia. No dejaba de ver el rostro de Diana y el remordimiento la carcomía lentamente. Por lo que se levantó se cambió de ropa y se marchó en buscarla.

martes, 13 de julio de 2021

CAPÍTULO 19 IV

 ALGUIEN SE LEVANTA

Joe aprendió sucesivamente y sin parar cómo funcionaba el negocio de los hoteles, como la recepción de turistas, promociones, campamentos, las cuentas y el increíble trato con los empleados. Todos los empleados lo querían, y le prestaba atención a su voz y don de liderazgo.

Era fácil llevarse bien con él, mientras que con Regia apenas si le hablaban, pues el ser presumida era más fuerte que ser humilde. Eso le enfurecía cada vez más a Regia. Y aún cuando Regia trataba a Joe como un empleado pues para él le era indiferente. Lo único importante para Joe era salir adelante y demostrar que podía con el trabajo y demostrarle a su padre que merecía su apellido.

QUIERO LA VERDAD

Kimi se encontraba en sus sesiones cotidianas. Por un lado se encontraba la esperaba una mujer que sospechaba que su esposo le era infiel, mientras que por el otro un grupo de jovencitas quería saber su fortuna, más allá varias señoras enfermas querían que Kimi desapareciera su malestar.

Apenas si empezaba el día por lo que Javier se encontraba recostado en su sillón mirando la televisión.

-Mujer calla un poco. Con tus bullas no me deja oír…

-Estoy trabajando Javier, si no te gusta vete a tu taquería.

-Estoy descansando mujer…

Javier hizo una pausa. Se levantó de su sillón y se dirigió a la nevera:

-¿Cuál es tu salidera por las tarde? Tú crees que no me doy cuenta, mientras yo me parto el lomo vendiendo tacos, tú te vas para yo no sé donde… vamos dime para dónde vas mujer…

-Ya te lo he dicho, son pequeños trabajos que me han salido Javier, no tienes por qué dudar

Javier saca una cerveza de la nevera, la despata y luego dice:

-Para mí es que te traes algo en manos… no será Kimi que el viejo Rafael te está dando dinero

-No, cómo crees Javier, cómo lo crees… y me haces el favor no le digas viejo a ver si respeta…

No pasó dos minutos cuando, tocaron la puerta. Javier abrió:

-Mira pues, pájaro de mar por tierra

-Necesito hablar con Kimi

Miren pues, pasa adelante, será que tienes un minuto para un baile para mí…

-Tienes dinero, sabes que así  te bailo Javier.

-¡Ah! Bueno, completo no, pero podrías hacer una excepción conmigo…

-Nunca tienes dinero Javier, tan tracalero como siempre… déjame pasar que quiero hablar con kimi…

Era Diana quien se encontraba nerviosa. Movía sus manos de un lado a otro y sus labios temblaban. Diana pasó adelante y se dirigió a la habitación donde se encontraba Kimi que al verla se echó hacia ella:

-Lo sé todo, siempre lo supe pero nunca quería aceptarlo.

-¿De qué hablas Diana?

-Hablo de mi hijo. Siempre lo supe y solo necesitaba comprobarlo y ya lo sé.

-Vamos Diana cálmate, cómo lo supiste…

-La noche de la recepción de Rafael, con sus palabras lo confirmó. Ahora solo me falta tú que me confirmes si es o no es.

-Sí, sí, sí lo es…

-Explícame Kimi porqué, porqué…

-No tenía otra opción, era eso o un orfanato

-Nunca Kimi, nunca te lo voy a perdonar, son unos monstruos… Regia me tiene en sus manos, desde que lo supe no me deja en paz. Esa mirada, la forma como me habla, tengo miedo Kimi.

-¿De qué hablas?

-Que no aguanto más, es el diablo, echo persona, me tiene atrapada en sus manos.

Kimi tomó por los brazos a Diana y cambió su rostro por una persona más fría y distante:

-Sí, sí es mala, muy mala y las dos estamos en sus manos. Eso es consecuencias de nuestros errores.

-No quiero ser parte de esto Kimi, me estoy volviendo loca, no puedo ni dormir…

-Así como lo hacemos cada noche vas a dormir y guardarás silencio.

-No, no, no… quiero ser parte de esto.

-Mejor me voy… será mejor irme lejos… te pido que le explique a Xavier,  porque yo no quiero ser parte de todo esto… yo me voy, nunca más me verás.

JUNTOS A LA PLAYA

Gabriel se miraba al espejo y pasaba sus dedos por las cicatrices, cerraba sus ojos y recordaba esa noche nefasta, recordaba las apuñaladas, una y otra vez, y estaba seguro que Regia era la rosa roja pero que no podía desenmascararla porque quería vengarse y lo haría en nombre de Karla, Daniel, Marisol, el sacerdote Claudio y cuántas más personas quien ella le quitó la vida, por lo que se puso su reloj, se acomodó su camisa y detrás de ella su arma, y salió de la habitación a quien encontró a Ignacio.

-Te envió Regia a cuidarme…

Ignacio no dijo palabras.

-Acaso no tienes vida propia.

Ignacio lo miraba de arriba abajo.

-Vamos Ignacio… no tienes permiso de hablar conmigo, eres su marioneta, dime algo…

Ignacio que se llenaba de impotencia con ganas de golpearlo pero se aguantaba. Mientras Gabriel con prepotencia le daba por el hombre y lo provocaba:

-Vamos Ignacio reacciona, tu puedes decidir por ti mismo. Esa mujer te está consumiendo, te utiliza…

Sin embargo, en la mente de Ignacio solo le pasaba la imagen del rostro de Lupe, la extrañaba, sus ojos, sus besos, sus caricias y sus abrazos. Y cada vez que Gabriel le tocaba Ignacio sentía correr por sus venas mucha ira.

ADIOS MARTÍN

Esa noche en la funeraria, estaba colmada de gente por todos lados. Los padres de Martín se encontraban desconsolados y maldecían mientras prometían vengarse de la rosa roja. Al igual que Helena en brazos de Xavier no paraba de llorar mientras que también juraba vengarse. Por su parte Stephanie pasaba su dolor de manera diferente. A un lado del gentío, decidía como se tendrían que distribuir la mercancía, no le daba tiempo de llorar y de pasar su dolor. Hablaba con uno y discutía con otro, era tan fácil llevarse bien con esa mujer de vestido negro de botas de tacones altos y una cartera de mano. Parecía tan sencilla que nadie sospecharía que ya era la líder de la mafia.

lunes, 12 de julio de 2021

CAPÍTULO 19 III

SILENCIO

Mucha tensión se había formado en la iglesia, la gente comenzaba a murmurar, y Rafael a impacientar, a pesar de caminar de un lado a otro, tenía la esperanza que Karen se apareciera, miraba el reloj y empezaba a llamarla pero ella no respondía. Joe se acercó y le dijo:

-¿Qué se va hacer?

-Esperar Joe, no nos queda de otra.

En eso llegó el carro en donde se supone que llegaría Karen y Rafael sintió un alivio. Una sonrisa mostró sus labios, vio bajar a Ignacio y que caminó hacia él, sin abrir la puerta trasera de la limosina por lo que supo que Karen no estaba allí.

Ignacio le susurró algo en el oído, y Rafael caminó hacia el cura en donde esperaba para luego tomar el micrófono y decir:

-La novia no llegará.

La gente comenzó a murmurar con las palabras y oraciones de lamentaciones, para luego oír de Rafael:

-No desperdiciemos la noche, sigamos al festejo, pues para eso fue realizado la fiesta, vamos y celebremos.

El público para no hacerle desprecio a la invitación de Rafael se dirigió al club, mientras salían por grupos de la iglesia.

Mientras tanto Ignacio le decía a Regia en discreción:

-Se escapó Regia, se fue de la casa, se llevó todas sus cosas…

-Esa desgraciada me las va a pagar –Dijo Regia mientras veía a su padre que se pasaba la mano por la cabeza.

Joe se acercó a Rafael, igual que Regia, y Rafael les dijo:

-La familia del Monte, no se deja caer por pequeños detalles, sigamos adelante, la vida sigue adelante. Siempre con la frente en alto.

Por ahora quiero que vayan a la reunión y hablen alegres con los invitados.

Por un lado el reportero tomaba nota de lo sucedido, en la cual saldría al día siguiente en el periódico “El empresario Rafael Del Monte fue embarcado por la señorita Karen” y más abajo Explicaba “De una forma muy extraña la señorita Karen nunca apareció en su propia ceremonia, mientras el empresario Rafael Del Monte, un hombre importante recibió su primer golpe al enterarse que jamás lo que sería su futura esposa aparecía, sin embargo, este empresario con agallas asumió su desdicha  con alegría invitando a su allegados al festejar su propio embarque, por lo que los invitados disfrutaron una noche de comidas, baile y muchas bebidas”

Mientras Regia al lado de Gabriel y Joe distraían a los invitados en la boda, Rafael se acercó a Diana quien alegre se reía de su desdicha le dijo:

-Te necesito Diana, vente conmigo, vamos a la habitación reservada.

Diana que no paraba de reír de felicidad le contestó:

-No Rafael ésta vez no me vas a utilizar, jamás volveré a tus brazos.

Rafael que estaba lleno de ira y de rabia le contestó:

-Acaso no crees el porqué me buscas, no soy yo Diana… desde siempre supe tu verdad, por eso nunca te tomé en serio… y sabes qué… espero que tu secreto siga bien guardado por tu bien.

Diana quiso darle una cachetada pero como Regia estaba cerca se quedó tranquila y le contestó:

-Me la vas a pagar Rafael algún día.

-Ya no me importas Diana, haz lo que quiera, ya a estas alturas, no me importa lo que hagas o lo que dejes de hacer.

Rafael caminaba sin dirección, y en cualquier conversación que se incluía, terminaban hablando de la desaparición de Karen y de su estado de ánimo, por lo que se dirigió a la mesa y tomó un pedazo de pastel y dijo:

-Disfruten de la fiesta… yo me voy a mi luna de miel… ya es tarde.

Caminó hacia fuera y vio la figura de una mujer esplendorosa, sabía que la conocía, por lo que se detuvo y fue tras ella.

-También te vas a burlar de mí –dijo él al acercarse por detrás

No soy yo quien para burlarme don Rafael.

-Siempre te he dicho que no me llames don Rafael, por favor, solo Rafael.

Ella lo miró con picardía y le contestó:

-Tanto tiempo Rafael…

-Sí, tanto tiempo… sabes que siempre me gustaste, desde aquella vez que tuvimos juntos.

-Nunca me hiciste caso. Además lo nuestro fue solo trabajo.

-Tú siempre pusiste barreras entre los dos. Siempre estuviste enfocada en tu trabajo y no me diste oportunidad de entrar en tu corazón

-¡Para qué! Para que lo rompiera como a las demás chicas.

-No digas esas cosas… mírame aquí solo y destrozado… soy un mendigo del amor.

-Te lo mereces… has roto muchos corazones.

-Quizás me lo merezca, pero no me voy a dejar vencer, pues soy más fuerte de lo que crees…

-Te veo tan chiquitito, pareces un niño que ha perdido a su madre.

-Ven acompáñame… vamos…

-Estoy comprometida...

-No te estoy pidiendo que te acueste conmigo solo que me acompañes en este momento tan duro para mí. Te juro que no te vas arrepentir.

-Solo un rato, no estoy sola… estoy esperándola. Y ya sabes qué…

AMOR ACUESTA

Regia lloraba por ese amor que no pudo ser, lloraba por ese amor en silencio, lloraba por aquella mirada que no vería más, lloraba por esa voz que jamás escucharía, lloraba por la respiración que jamás sentiría. Era tan difícil sobre llevar ese amor que no pudo ser y que le rasgó el corazón.

-Lo amaba Wichito, cómo pudo ser que se fue de mi vida.

Esta vez era Regia quien recostada en las piernas de Ignacio lloraba. Lloraba sin desconsuelo por el amor de Martín, jamás había sentido tanto amor por alguien como a él, pero el miedo corría por sus venas  y no se daría la oportunidad, por lo menos una vez en su vida perder el control. Era mejor lo que hizo así tomaría las riendas de su vida.

-Ya basta de lágrimas Wichito, borrón y cuenta nueva. Yo soy Regia Del Monte. Y seguiré adelante.

Regia se secó las lágrimas, se levantó del suelo y se miró al espejo.

-Gabriel hará que vuelva ese sentimiento que necesito para olvidar a Martín. Me levantaré como siempre lo he hecho, siempre firme.

Ignacio que guardaba silencio le respondió

-¿Qué quieres que haga?

-Mañana quiero que prepares una cena para nosotros dos junto a la playa, solo nosotros dos.

-Estás segura

-Sí, muy segura.

APACIGUAR UN POCO MÁS

Helena se había interesado de la forma tan vil cómo su hermano murió. Jamás habría pensado que sería una muerte tan cruel. Estaba consciente que en algún momento moriría por el trabajo que realiza pero jamás pensó que sería en manos de la rosa roja. Por lo que surgían muchas preguntas. ¿En qué momento su hermano se relacionó con la rosa roja? ¿Quién sería ese personaje? ¿Por qué lo mató? ¿Qué hizo?

Helena no paraba de llorar. Martín era quien la acompañaba a todos lados, eran inseparables, era el más objetivo y decisión en toda familia. Cómo Martín puso dejarse matar de la forma más tonta. Helena comenzaba a pensar y pensar y llegó a la conclusión que la única forma para que lo maten de la forma como murió era a causa de una mujer.

Helena no podía conciliar el sueño, mientras que Xavier buscaba la forma de consolarla. Quien también se hacía preguntas. ¿Quién en realidad es Helena? ¿Por qué Stephanie había cambiado? Por lo que comenzó averiguar pero no tardó mucho para que se enterara del trabajo de familia.

Ya no había vuelta a tras, pues estaba enamorado de Helena, era su consuelo, su amiga, su novia. En estos momentos no la dejaría. 

sábado, 10 de julio de 2021

CAPÍTULO 19 II

NUEVOS SABORES     

Era una luna clara, sin nubes pero tampoco sin estrellas, pero se veía muy clara, ella la miraba y no dejaba de pensar. Eran pensamientos distantes y sin emociones.  Los destellos de la luna pegaba en su rostro, se sintió rozagante y juvenil. De sus labios apareció una sonrisa un poco menuda y pasó su mano por su mejilla izquierda.

-He pensado mucho en ti… ¿Te encuentras bien Wichito?

-Sí Regia, me encuentro bien.

-¿Por qué hiciste eso?

-¿Qué hice?

-Lo que usted y yo sabemos... no es necesario que lo mencione.

-Ella me ama, y lo va hacer hasta la eternidad.

-No era necesario Wichito, no era necesario quitarle la vida a una extraña.

-No es una extraña, es mi novia y la amo hasta morir.

-Has cambiado mucho Wichito… está perdiendo el control y pues, usted y yo nos merecemos discreción

-Sigo siendo el mismo… solo que nadie más volverá hacerme infiel siempre será mía… a esa mujer la amo con todas mis fuerzas y no permitiré que me abandone…

-Explícame Wichito

-Soy el hombre que te conoce, el hombre que te cuida, el hombre que te ha puesto el lugar que mereces… lo que ha pasado con Lupe es mi asunto…

-Ven aquí Wichito… como has cambiado

Ignacio  fue a la ventana en donde se encontraba Regia.

-Arrodíllate a mis pies.

Ignacio se levantó y se arrodilló a los pies de Regia y ésta pasó su mano por su cabeza.

-Sabes que si no fuera por el amor que te tengo, no estuviera respirando en este momento, no quiero que vuelvas a cometer un error como ese Wichito, no más errores, te he dado Wichito y me pagues con tus locuras.

Ignacio agachó la cabeza y abrazó los pies de Regia, mientras Regia agregaba:

-Me siento tan dolida por tu error, sabes cuánto me va a costar todo eso, lo sabías, mi corazón está tan triste… te quiero aquí conmigo, consciente de tus actos, no vuelvas a cometer más errores.

Ignacio le besó las piernas.

-No más Regia, sabes bien que me tienes, soy tuyo en cuerpo y alma, eres mi diosa y mi ama.

-Así me gusta Wichito, así me gusta… levántate por favor y no más.

Ignacio se levantó sudoroso, tembloroso y luego Regia le dio un beso en la frente.

-Y no lo dudes Wichito que te amo muchísimo… por ahora deseo que no pierdas de vista a Gabriel.

Ignacio salió de la habitación.

Regia se soltó el cabello, lo partió en dos mitades, tomó su cepillo para luego pasárselo por un lado y al mirarse en el espejo vio que detrás de ella estaba Martín. Ella se asustó pero siguió siendo tan fría como siempre.

-Y tienes que interrumpir mi privacidad para verme.

-Hago lo que se me dé la gana.

El se acercó y ella escapó de sus brazos.

-¿Y quién te crees que eres?

-Soy el hombre que amas, soy el hombre con quien sueña, soy el hombre en el cual no puedes vivir.

Martín la buscó y le agarró de la mano llevándola hacia su cuerpo para luego aprenderla con la otra mano y así darle un beso. Regia soltó el cepillo y le dio una cachetada pero él no dejó de besarla para luego ella corresponderle.

-Me podrás maltratar todo lo que tú quieras pero no puedes negar que sientes algo por mí.

-Estoy comprometida.

-Ese hombre no te quiere como lo hago yo Regia… te puedo hacer muy feliz si me lo permites, mira… estoy aquí para amarte, dame la oportunidad de amarte.

Regia lo miró a los ojos y por un momento pensó en dejar todo para estar con él, porque quien sabe Dios, si de verdad serían felices, de tener una casa, un hijo o dos, dejarían esa vida para irse al otro mundo donde nadie los conozca y empezarían una nueva vida, los dos juntos, porque se aman, era la única realidad. Porque al fin y al cabo ambos corrían riesgo, él con su vida criminal y ella llevaba a cuesta un pasado que la seguía a todos lados. Era mejor empezar de nuevo, con mucho amor, uno por el otro.

-Lo sé Martín, lo sé… y sé que me amas como yo a ti… y sí quiero hacer una vida contigo para toda la vida.

Martín rozó su nariz con la de ella y siguió con un beso en la frente. Ella lo abrazó fuerte y él pasó su mano por el hombro hasta bajarle el brezier y seguidamente le besó el hombro, mientras ella seguía abrazándolo muy fuerte, tan fuerte que el sintió un puñal en la espalda.

Detrás de Martín se encontraba el hombre de negro, quien luego con una cuerda sujetó el cuello de Martín mientras él veía a Regia y no paraba decir:

-¿Por qué Regia? ¿Por qué Regia? ¿Por qué Regia?

-No lo sé, estoy confundida, te amo Martín, te amo tanto, pero tengo miedo, mucho miedo, no lo sé…

Martín trató de sacar su pistola pero no le dio tiempo. Y al poco rato dejó de respirar y el hombre de negro cayó en el suelo agotado, porque terminar con la vida de Martín no fue tan fácil, además que tenía mucha fuerza pero poco a poco se fue desvaneciendo.

DE BLANCO

Solo un reportero permitido por la familia se encontraba esperando en la iglesia, aunque ya se sabe que después de todo otros aparecerían. Comenzaba a llegar los invitados, entre ellos Diana quien vestía toda de negro, un lazo blanco el cabeza al igual que el cinturón cartera y zapatos, la acompañaba Raquel quien se había convertido en su fiel compañera.

Más allá, Joe quien era el padrino de la boda y Regia, quien todavía no aprobaba la boda. Esta vez Ignacio se quedaría en casa por órdenes de Regia para cumplir su cometido.

Rafael esperaba emocionado en la puerta de la iglesia a la novia. Vio llegar a Stephanie en representación de su familia quien se bajó de su limosina siempre con su vestido largo con una raja en cada pierna y todo pegado al cuerpo y esta vez era un azul brillante con un lazo en la cintura.

Rafael cuando la vio, no pudo creer que esa fuera esa mujer que había visto en el bar; ya no era la niña inocente de ojos risueños sino de ojos vivaz y brillantes.

-Don Rafael, en nombre de mi familia y el mío propio reciba mis felicitaciones.

Al entrar en la iglesia Stephanie pasó por la alfombra roja y no pudo evitar la mirada de los presentes. Ella se sentó al lado de Gabriel. Mientras Joe desde al lado del atrio más hacia la derecha no la dejaba de mirar.

Ella sin mirar a Gabriel se persignó. Por dentro ella temblaba de miedo al verlo pero jamás perdonaría que él jamás la buscara y mucho menos no haber cumplido su promesa

-¿Cómo le va Gabriel? –dijo ella sin mirarlo.

Gabriel que no se había dado cuenta que era ella se asombro.

-Stephanie.

-Sí soy yo… y no se olvidó tu promesa… me dijiste que jamás me dejaría.

-Jamás te dejé.

-Tus palabras en estos momentos valen poco.

-Stephanie te busqué por todos lados y no te encontré.

-Con permiso me retiro.

-Stephanie por favor

Ella lo miró por unos segundo luego se fue acompañar a Diana y Raquel. Mientras que Regia no dejaba de observar lo que pasaba por lo que Gabriel no tuvo otra opción que quedarse en su puesto.

DE ACUERDO A LAS ÓRDENES

En casa Ignacio se preparó, se repetía en su mente todos los pasos a seguir para eliminar a Karen.

-Todo debe salir bien, en éste momento está en su cuarto –repetía Ignacio

Tomó su cuchillo y le dio un beso, se miró a varias veces a los espejos de su cuarto y se pasó el cepillo con cuidado por su cabellera que se había colocado algo de fijador.

-Todo va a salir bien.

Abrió la puerta y caminó por el pasillo, subió las escaleras, y tocó la puerta pero como nadie respondía, la tiró con fuerzas. En la alcoba no había nadie. Se dirigió al baño y estaba vacío.

Era imposible que Karen se dirigiera a la iglesia sin él. Inmediatamente abrió el closet, y estaba solo algunas prendas, no se encontraban las joyas ni su cosas personales, pues, inmediatamente salió de la habitación y buscó por todos lados sin encontrar una huella de la novia. Ignacio no le encontraba explicación por lo que se dirigió de inmediato a la iglesia.

CUPIDO

En una terraza cualquier y en cualquier lugar de la ciudad, el más romántico paisaje se encontraba el cuerpo de Martín parado por unas cuerdas, entre el escenario vestido de griego, una túnica, corona y un arpa en la mano, la espada en mano y en su espalda entraba una flecha y que salía en su corazón todo machado de sangre seca. A los lados dos pergaminos de corazón rojo y la firma que decía la rosa roja. Y en su pecho decía “todo por amor”.

Mario al ver este escenario, afirmó sus sospechas, pues todo fue una trampa, pues el asesino en serie nunca fue atrapado, que en todo este tiempo solo fue dormido, es decir, que dejo de matar.

Erika y Marisol solo fueron víctimas y cómplices de tales crimen, que este asesino utiliza a la personas a su manera.

Que Lupe le había dado la mejor de las pistas y era que el asesino estaba en la casa Del Monte, y que lo más probable Lupe había muerto por ese descubrimiento.

La impotencia de Mario comenzó a deprimirlo que más que personal, se encontraba involucrada su novia, cayó en ira y cada vez perdía el control por lo que los inspectores Juan y Benjamín se unieron al caso.

Mario comenzó a romper objetos y no paraba de llorar, y aún que lo sacaron del caso jamás lo dejaría.

 
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