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martes, 6 de julio de 2021

CAPÍTULO 18 IV

AMOR INFINITO

El amor que Rafael sentía  por Karen crecía cada vez más. Su amor se iba fortaleciendo cada día aún más. Rafael pasaba días sumergido en sus negocios. De estar en un lugar a otro mientras en ocasiones Karen lo acompañaba y en otras solo se quedaba en el hotel disfrutando de los servicios que las instalaciones que le brindaba.

Llegaba la hora para que Rafael llevara a Karen a la mansión. Esa noche él se vistió todo de blanco con un pañuelo morado en la parte izquierda de su pecho. Y a su lado Karen con un vestido todo pegado a su cuerpo que le hacía notar toda su silueta y un poco más arriba de sus rodillas, tenía unos tacones muy altos como a ella le gustaba, en su mano derecha un cartera de mano brillante con piedras moradas también y el cabello todo recogido.

En la entrada de la mansión, Rafael la detuvo y sacó de su saco una cajita dorada y la  abrió para luego decirle, esto es para ti. Karen se emocionó y el dio un beso en los labios para luego agregar:

-¡Qué hermoso mi amor!

Ella abrió la cajita y era un collar con incrustaciones de brillantes y en el medio había un corazón también con una incrustación de diamante. Rafael tomó el collar y se lo puso en el cuello y luego le dijo:

-Es tuyo mi amor. Es símbolo de nuestro amor.

Joe terminaba de acomodar el carro, que todavía le hacía favores a Rafael cuando en eso pasó Diana furiosa.

-¡Él es mío! Ese vestido es mío, ese collar es mío…

Karen se quedó asombrada sin saber lo que pasaba, se quedó pasmada. Rafael inmediatamente sostuvo a Diana por la cintura por lo qué no dejó que tocara a Karen

-Diana qué te pasa, qué haces aquí.

-Me juraste que me amabas y que te ibas a casar conmigo.

Diana que estaba un poco embriagada comenzó a caerle cachetada a Rafael.

-¡Cálmate Diana! Nunca te prometí nada…

-Sí lo dijiste.

-Acaso no te acuerdas…

Rafael se le había olvidado todas aquellas noches de pasión  y lujuria que alguna vez tuvo con Diana. Ahora solo le importaba estar al lado de Karen, quien le despertaba momentos de pasión y placer, sobre todo el cariño que tanto deseó desde antes casarse con Erika, esa misma pasión que sintió con la madre de Joe. En Diana solo buscó cubrir esos momentos de soledad y nostalgia, sin embargo, jamás pensó en dejar, seguiría de la misma manera saciando los deseos impropios, pero por ahora solo se concentraba en Karen.

-No me detengas imbécil, suéltame, ahora mismo vas a saber quién soy –Repetía Diana colérica.

En eso llego Joe, quien tomó por el brazo a Diana y se la llevó a la cocina, por órdenes de Rafael.

-Dale un poco de agua… que se calme y luego la llevas al bar

-Sí señor.

Rafael se acomodó el traje y volvió a tomar por el brazo a Karen y entraron a la casa.

-¿Quién es ella?

-Mi pasado mi amor, tu eres mi presente y mi futuro.

Karen se lo quedó mirando para luego agregar:

-Debo preocuparme…

-No mi amor… aquí estoy para ti.

Ya adentro se encontraba Regia quien con recelos y ansiosa esperaba la llegaba de Karen, mientras Ignacio con calma solo pensaba en Lupe, y las ganas de volverla a ver, a pesar de que no hacía cinco minutos que la había visto.

-Wichito, tienes la cara de estúpido otra vez –dijo Regia mientras con rabia veía a Ignacio

-¿De qué hablas?

-Que te pones atontado, ido, no me haces caso y eso me enfureces porque pierdes la concentración. Sabes que te quiero Wichito y no te quiero ver sufrir

-Sí es verdad Regia, estoy enamorado, pero muy enamorado otra vez, esta vez no te quiero mentir.

-Miren pues, mi Wichito está enamorado.

-Es una chica humilde, no tiene mucho que dar, pero así la amo.

-Confío que esta vez Wichito, elijas muy bien lo que vas hacer.

-Seguro que sí Regia, ya la vas a conocer.

Rafael se acerba con Karen tomada del brazo y se acercó a Regia para darle un beso en las mejillas.

--Hija mía te vez radiante como cada día.

Regia llevaba un vestido color aguamarina todo pegado arriba y abajo con frices y un cinturón del mismo color del vestido y un lazo en su cabellera con unos zarcillos largos de delfines y una bufanda que la rodeaba por el cuello.

-Padre… qué bueno verte, te ves tan galán como siempre.

-Ella es…-dijo Rafael

-Karen, es un gusto conocerte. –Agregó Regia

Rafael se quedó asombrado por la respuesta de su hija, pero no quiso preguntar, por su parte Regia se acercó a Karen y le dio un beso en la mejilla izquierda para luego abrazarla y finalmente dijo:

-Eres bienvenida Karen, presiento que seremos buenas amigas.

Karen le correspondió el saludo y le pareció que Regia era una jovencita muy educada y le inspiró confianza.

-Es un gusto señorita Regia

-No me llames señorita, solo Regia.

-Así será Regia…

Regia sonrío al igual que Karen. Mientras en los pensamientos de Regia decía “ni por mil años serás mi madrastra, perra y no mereces a mi padre, tampoco mi dinero, primero muerta” y en los pensamientos de Karen resonaba “todo esto será mío, es muy fácil acostumbrarse a esta vida”.

EN CONSECUENCIAS

Mientras tanto en la cocina se encontraba Joe con Diana, quien trataba de calmarla y quien lloraba de despecho y rabia.

-Sabes que tengo años esperando por él –Dijo Diana lagrimosa.

Joe sacó un pañuelo de su bolsillo y se le dio.

-Sé que es así, pero no puedes hacer nada.

-Me dijo que no se podía casar conmigo porque estaba casado y ahora que está libre… pues se busca a otra… tu me entiendes, me dijo que se casaría conmigo, ahora otra vez estoy afuera de su vida… porqué tuve que enamorarme de él así, dime señor.

-Joe, mi nombre es Joe…

Está bien Joe, dime en dónde está él… llámalo que quiero hablar con él…

En eso, entró Regia a la cocina, quien casi nunca lo hacía. En eso Diana se silenció y se levantó de la silla. Se secó las lágrimas por lo que Joe se asombró por la reacción de Diana, quien se suponía que no la conocía.

-Diana qué haces aquí…

-Vine por tu padre.

-Sabes bien Dianita que mi padre no es hombre para ti.

-Claro que sí, claro…

Regia interrumpió a Diana para luego agregar:

-¿Qué te he dicho Diana?

Diana volvió a cambiar la actitud de su rostro para luego decir:

-Lo que usted diga Regia.

-Muy bien mi niña, muy bien, eres muy obediente.

A Joe le pareció extraña toda esa conversación, para luego decir:

-Puedo preguntar lo que está pasando aquí.

-Nada Joe, Dianita y yo nos conocemos desde hace años, gracias a la putería de mi padre. Nos hicimos amigas.

-No tan amigas.

-Solo te pedí distancia Dianita, no te quiero ver en mi casa, toma tus cosas y vete de aquí inmediatamente.

Diana sin más nada y sin  réplica se acomodó y Joe la siguió para llevarla a su hogar.

lunes, 5 de julio de 2021

CAPÍTULO 18 III

UNO CONOCIDO Y OTRO DESCONOCIDO

Los días iban pasando, y el amor que Lupe sentía por Ignacio iba creciendo. Era inevitable corresponderle los besos que él le daba descuidada; ya no era robos de besos, sino que esos besos eran correspondidos.

Poco a poco se fue alejando de Mario, sin ninguna explicación, sino que simplemente le ponía escusas para no verlo. Cada vez se le hacía más fácil decirle que estaba ocupada o que estaba enferma. Mientras que Mario la pensaba a cada instante y se decía:

-No es la misma, jamás me daría un no de respuesta.

Las citas de cada semana se convirtió en cada quince días y veces hasta cada tres semanas que no se veían, sin embargo, Lupe no tenía el valor de romper su compromiso con Mario, porque aún existía ese cariño que una vez los unió. Muchas veces, Mario visitó a los padres de Lupe para saber si todo se encontraba bien, pero los padres, no tenían respuestas a sus preguntas, por lo que Mario se sintió impotente por la actitud de su prometida.

Sus obligaciones no le permitía ir más allá de lo que era necesario, por lo que quiso también respetar su espacio, darle unos días para que pensara.

Mientras ese espacio Ignacio aprovechó para acercarse aún más a Lupe, y seguir conquistándola con hermosos detalles y bellas atenciones.

-¿Quieres ser mi novia?

La sorprendió Ignacio de rodilla, con un anillo con el diamante más grande que Lupe jamás haya visto. Estaba tan emocionada que solo pensaba en ese momento mágico en donde solo existía ella e Ignacio.

Lo primero que se le vino a la cabeza fue a Mario, su amor sincero y honesto, pero a la vez amaba a Ignacio, era su sonrisa en ese instante, el vivirlo, se imaginó una vida eterna junto a él.

-Sí, sí, sí Ignacio, claro que sí… Ignacio

Ignacio se levanto le puso el anillo en su dedo anular para luego cargarla y besarla.

LOS ERRORES CUESTA CARO

Por primera vez a Regia se le salió todo de control, lo pensaba muchas veces y no entendía como había cometido un error tan tonto. Sentir algo por el hermano de su enemiga y más que eso tener alguna emoción por quien siempre ha luchado en su vida.

-¿Wichito en dónde estabas? ¿Por qué me dejaste sola?

-Se me perdió de vista… no sé en qué momento

-Siempre supo Wichito que lo vigilábamos, siempre supo que nosotros estábamos allí…

Recordaba ese beso, era tan diferente de lo que había sentido con Gabriel. Ya que Gabriel era algo casi obligatorio y era ella quien llevaba el control. Sin embargo, con Martín, era a voluntad propia, pues lo hizo por iniciativa propia y no por compromiso. Su dominio por ese hombre hacía ella le dio un poco de temor

Recordaba sus labios, su cabellera larga y sus ojos profundos. No podía olvidarlo, más bien, no quería hacerlo y lo revivía cada noche. En muchas noches fue su alivio de las constantes pesadillas que la seguía y era una sensación de tranquilidad pero que a la vez la perturbaba.

 No sabía si era amor o atracción pero lo que sí estaba segura es que no lo dejaba de pensar. Por lo que decidió traer de vueltas a Gabriel, quien era el único que podía olvidar ese recuerdo imposible.

Después del beso, Regia le dio otra cachetada.

-Eres un atrevido pervertido

-Acaso no sabes quién soy

-Sí claro que sí sé quién eres… eres una mujer hermosa y deseable

Regia se sonrojó y luego agregó

-Soy Regia Del Monte y conmigo nadie se mete

En eso llegó Ignacio, y tomó por el hombro a Regia y Martín finalizó:

-Te voy a buscar Regia Del Monte, cuando yo quiera y donde sea… espérame dama.

SEGUIR EL CAMINO

Gabriel seguía su camino, poco a poco fue levantándose con mucho esfuerzo. Aunque a veces sentía desvanecerse por los cambios que habían surgido en su vida. No era fácil superar de una muerte casi segura y en la  que ahora padece las secuelas de un cuerpo algo débil, las cicatrices y los pensamientos que constantemente lo llenaban de ira.

Su luz era esa mesonera quien con su apoyo lo ayudaba a sonreír y ver a vida de otra manera

-Ven caminemos juntos –decía ella después del trabajo.

En la madrugada caminaban por la calle mientras el rocío del amanecer le pegaba en sus cuerpos y veían como el sol salía por el horizonte, alumbrando con sus rayos de luz las plantas, la tierra, los ríos, las gentes y todo aquello que pertenecía en el planeta.

-¿Qué hermoso amanecer Gabriel?

-Simplemente bello –contestaba él risueñamente

Quería decirle que sentían algo por ella, pero no se atrevía involucrarla en su vida tan difícil, estaba en juego en dejar a un lado su venganza contra Regia, o estar con Stephanie y empezar una vida nueva.

Cada día mirando el amanecer y regresar junto a ella con los deseos de tomarla de la mano, mientras Stephanie también tenía su historia complicada sin resolver. Helena cada día la llamaba para presionarla y así que regrese a casa, respuesta que cada día decía que no.

-¿Qué hago Gabriel?

-Quédate conmigo que te protegeré…

Hacían un equipo en la que los dos calzaban muy bien. En el trabajo y en las horas libres siempre estaba unos por el otro.

Uriel que ya le había dicho a Martín de la relación tan cercana  que había entre  Stephanie y Gabriel, se propuso alejarse al recibir las órdenes de Martín.

-Déjelos Uriel, utilicemos a este hombre para acercar a Stephanie a la familia.

sábado, 3 de julio de 2021

CAPÍTULO 18 II

COINCIDENCIA

No era raro ver a Regia en cenas y reuniones con las damas de sociedad, promocionando su marca y haciendo obras de caridad para los niños desamparados. Aún cuando tenía un corazón frío y ausente por la compasión de su semejante, afloraba en ella ese carisma en ayudar a los demás. No era la apariencia y darse el lujo obtener lo mejor sino también poner en alto aquel patrimonio que desde niña obtuvo desde su bisabuelos. Reinaba la paz y la armonía porque nadie invadía su espacio, ya que era dueña de ese poder que tendrían de su padre en un futuro y no le quedaba más nada que mantener la futura herencia de su padre.

Para ella Joe representaba un peón en la que podrían mover a su conveniencia. Y si algún día Joe representa un peligro pues lo quitaría del medio, sin que le temblara la mano, de la única forma que sabe hacerlo. Mientras tanto solo lo deja que haga lo que él crea conveniente. Y a su padre que termine hacer sus caprichos.

Rafael que creía que su hija era delicada, porque eso era lo que ella da demostrar ante sus ojos, le brindaba toda la confianza que ella necesitaba para manejar los negocios que ella quería.

Regia no dejaba nada a la suerte, nada se le escapaba. Rafael creía que ella no sabía nada de sus andanzas con Karen. Al contrario llevaba sus pasos contados y hasta el último centavo que Karen gastaba sin remediar los gastos, sin embargo decía:

-Es un caprichito de mi padre…

Ignacio miraba a Regia y sabía que en su rostro se reflejaba una inquietud, esa misma cuando sabía que alguien le estorbaba el camino.

-¿Qué piensas hacer Regia? –le decía Ignacio las veces que veía las cuentas y se llenaba de rabia por los gastos que esta hacía.

-Por ahora nada.

Sólo sabía de Karen el nombre ya que en ningún lado se encontraba registro de esta mujer misteriosa. Solo de haber trabajado en el bar de Uriel.

Mientras tanto Ignacio le seguía los pasos para saber si cometía un error y así poder actuar. Pero nada encontraba porque la vida de Karen solo giraba alrededor de Rafael.

Decir que la vida de Regia estaba actuando al azar, era una falsedad, todos sus pasos estaban contados para cada día; su perfeccionismo tanto su vida, personalidad y cuerpo propio estaban dirigido hacia la pulcritud, el buen gusto y una imagen sin tachas.

Hasta aquel día cuando todo se salió de control. Era una noche de etiqueta, donde las damas se presentaban en el té de las damas blancas. Las mujeres llegarían al salón vestidas de blanco, tomarían té mientras charlaban de posibles ayudas a jóvenes enfermos por el vicio de la droga y harían recolecta de dinero.

De alguna forma se subastarían objetos antiguos y así con lo recaudado formarían la campaña contra la droga, así como asistencia social para niños con droga.

Había comenzado la subasta cuando apareció Martín, en traje de blanco, con reloj y cadena de oro, y zapatos pulidos también totalmente blancos. Se sentó en la última fila de la subasta. Sin perder tiempo comenzó la subasta, primero un cuadro de un artista conocido y famoso, seguidamente, un juego de vajilla de plata con incrustaciones de perlas y cuarzos, un crucero con todos los gasto pagos por alrededor del mar Caribe y así se iban mostrando cada pieza de valor que podrían traer muchos beneficios a la fundación. Por lo que no podría faltar la participación de Martín, quien Regia conocía y sabía la procedencia de su dinero, que parecía ser contradictorio estar allí presente si cuando en su propia familia  llevaban a la perdición a miles de jóvenes.

Martín para ayudar a la fundación y quien se escondía detrás de una fachada de lavado de dinero a través del negocio del  turismo, una empresa de distribución de alimentos y otras más pequeñas empresas que en realidad no producían tanto dinero como que el verdaderamente realizaba.

-Es hipocresía lo que hace usted y su familia hace –dijo Regia en un momento

-Mi dinero al igual que el de ustedes es bien ganado –le contestó Martín

No se podía evitar aceptar el dinero que Martín ofertaba, ya que había alcanzado ofrecer el la cantidad más alta que nadie pudiera superar.

Las relaciones y conversaciones seguían, un asunto, intercambios de ideas, la comida, unas copas y otras copas. Ignacio que siempre cuidaba de Regia no se le apartaba de su lado, cuidaba de los comentarios y estaba atento de cualquier situación que pudiera salirse de control, pues estaría allí para defenderla. Ignacio aprendía muy rápido, y se grababa las conversaciones y dichos de cada uno, también las de Martín quien lo seguía por orden de Regia.

Martín que estaba atento de lo que sucedía a su alrededor, y quien también estaba acostumbrado a cuidarse las espaldas sabía que Ignacio lo seguía. Por lo que disimuló ir a la cocina e Ignacio lo perdió de vista.

No tardó que Regia se apartara del gentío para que Martín la detuviera y le dijera:

-¿Por qué me sigues? Acaso crees que soy tonto.

-Sigo a quien me da la gana

-Eres una niña mimada y estúpida.

Regia sin pensarlo dos veces le dio una cachetada, Martín le devolvió con la misma respuesta, ella trató de devolverle otra más y él la tomó por la fuerza y se le acercó a los labios, ella trataba de alejarse con golpes hacia Martín, pero él la tomó más fuerte y la besó, ella empujaba pero poco a poco fue cediendo lentamente hasta que lo abrazó y le correspondió el beso.

¿QUIÉN ES ELLA?

No sabía quién era, pero lo hizo sentir diferente, había revivido aquel sentimiento que jamás pensó sentir otra vez, por primera vez después de tanto tiempo, acomodó su habitación, lavó los platos y reía de felicidad. No sabía lo que vendría pero lo que sí estaba seguro era que le gustó muchísimo esas noches placer que tenía con Helena y seguiría amando a esa mujer si se lo permite.

Xavier, era otra persona, ahora más jovial y alegre, poco a poco dejó de asistir al bar, y comenzó a ponerle atención a su trabajo, sobre todo a seguir buscando a su hijo que era su objetivo principal.

Diana no proporcionaba más de lo que sabía por lo que comenzó a buscar a la partera, mientras tanto, seguía viéndose con Helena cada semana, bajo las condiciones que ella misma impuso y que él no entendía. Pero solo le importaba tener su cariño, y trataría de disfrutar al máximo aquellos momentos que llegó a su vida en el menos esperado.

REVUELTA

Javier surgía en su puesto de tacos, cada día le llegaban clientes, sobre todos en el atardecer y parte de la noche. Llegaba en la noche cansado a la casa, pues era la primera vez que verdaderamente tenía un trabajo fijo.

-Creo no poder más Kimi

Kimi se le acercaba y le daba un masaje por la espalda mientras lo animaba

-¡Claro que sí mi amor! Ya verás que saldrás adelante y podrás ser lo que siempre has deseado.

-Tú sabes bien lo que deseo Kimi… y no es precisamente estar esclavizado a este trabajo… quiero un porche, muchos viajes, ir a donde me dé la gana, comprarme lo que quiera…

-Mi amor pero para eso hay que trabajar, nada se obtiene de la nada, hay que esforzarse mucho

Javier guardaba para sí mismo, aquellos deseos que jamás le revelaría a Kimi y era que en cualquier momento la dejaría. Pero Kimi que venía lidiando desde hace años las ambiciones de Javier pues sabía sus intenciones.

Sus deseos más vehemente era estar en la playa, rodeado de una o dos mujeres que le dieran mucho placer. Quizás hoy tener una mujer entre brazos y más adelante a otra. Por lo que Kimi reía de la picardía de Javier, porque sabía que no lo dejaría tranquilo en su fantasía.

-Y no le pediste dinero a don Rafael cuando hablaste con él en el bar

-¡Tú estás loco! No, jamás le pediría dinero.

-No nos caería mal ese dinero extra Kimi.

-Ya nos ha ayudado demasiado durante todos estos años

-Tú fuiste quien le salvó la vida Kimi… tú mereces mucho más que eso… y lo sabes bien.

-Ya deja de estar pensando así

-Por tu procedencia  nunca salimos de aquí, siempre estaremos en este mugriento barrio.

-Aquí, Javier, pues, aquí es mi trabajo, aquí está mi gente a quien puedo ayudar, aquí es mi casa y la tuya también, aquí es donde me siento libre y puedo ser yo misma… así que deja de estar pensando en pendejada y coloca el bombillo del baño que es tarde.

viernes, 2 de julio de 2021

CAPÍTULO 18

 TAL PARA CUAL

Rafael se sentía cada vez más a gusto al lado a Karen, pues ella tenía la magia de la picardía de una mujer ardiente. Era lo que necesitaba Rafael para revivir el amor que había dejado sentir desde hace tiempo. Con Diana era la satisfacción de una noche, que muere por su amor, pero es tan dominante que le inspira un poco de temor de entregarle su amor, sin embargo, con Karen era diferente, ella es libre de amar y odiar, tomar y dejar, es cuando ella diga y disponga; y eso vuelve loco a Rafael. Lo ama y lo deja, se va y viene cuando quiere. Con solo tres palabras y un susurro en la oreja de un “te deseo” Rafael condecía lo que ella quisiera.

Noches de placer y lujuria Rafael había pensado en entrelazar ese amor en un anillo. Pero no antes de hablar con su hija.

-Quiero que conozca a mi hija

-¡Ay no mi amor! No te apresure… sigamos así disfrutando.

Rafael toma a Karen por la cintura, para luego decirle:

-Me vuelves loco muñequita, me traes arrastrando a tus pies, y te quiero junto a mí princesita…

Ella roza su nariz con la de él para luego agregar:

-Lo sé mi osito, pero no quiero apresurar las cosas.

Mientras tanto, a Karen que no le importa lo material, se paseaba por los alrededores del hotel, utilizando la piscina, el carro del hotel, las rutas turísticas, compras de ropa de marca, peluquería y con tarjeta sin límites.

UN POCO DE TANTO

Lo último que recordó Xavier fue que Raquel había cerrado la puerta. Estaba tan embriagado que se había quedado dormido. No recordaba nada más. Apenas si había despertado, cuando recordó que alguien lo acariciaba, era una silueta de una mujer que lo acariciaba y él correspondía. En su imaginación pensó que era Marisol por lo que fue feliz. Unas caricias, unos cuantos besos y la alegría fluyó como si nada.

Se sentó en la cama, puso sus codos en sus piernas y sus manos en su rostro, pudo oír un ruido en el baño, por lo que se levantó, y caminó el lugar. Entre el mareo y los recuerdos. La mujer de cabellos largos le cubría el rostro de profundos besos, y caricias, quitó los botones de su camisa  y luego la cremallera del pantalón. Por más que Xavier decía que no, pues era más el deseo que cualquier que lo envainaba y se apoderaba de él. Una noche de desenfreno y pasión de quién era que importaba ya, quizás lo había soñado, siguió caminando y abrió la puerta. La silueta de la mujer se reflejaba a través de la puerta de vidrio corrediza, el paño por un lado  y la panty tirada en el suelo, siguió caminando y trató de llevar hacia un lado de la puerta de la ducha.

-Marisol mi amor te amo –Era lo que pensaba Xavier –Nunca te fuiste Marisol.

Pero al mismo tiempo se sentía nervioso porque sabía que en la vida real Marisol no estaba a su lado. No sabía que se encontraría por lo que se devolvió, y quiso marcharse, pero escuchó una voz dulce y tierna.

-Xavier ven conmigo

Xavier se detuvo, sabía que había escuchado esa voz anteriormente, y recordó.

-Es ella, no lo puedo creer, por qué ella… en qué momento.

Era una atracción desde aquella noche en el bar cuando ella lo miraba con ternura, muchas copas que le llegaba a Xavier como regalo de esa mesa. Y que ese momento aceptó porque el mundo le parecía una miseria y quería hundirse en el licor.

Sintió que podría haber algo entre los dos  y por un momento se imaginó un mundo para los dos, pero quien se fijaría en un borracho como él, así que siguió en un mundo entre el licor y olvidar el pasado. Ella era diferente, educada, de buena familia. Con un poco de miedo Xavier volteó y miró sus ojos, en ese instante, no pasaba nada por su mente, por lo que caminó hacia Helena, la tomo `por la mano mientras el agua caía en sus cuerpos.

LAS DUDAS

Se encontraron en un café inesperadamente por petición de Lupe. Ella sabía que había descubierto algo muy importante pero que no le encontraba sentido. Y recordó aquella vez que le dijo a Mario que buscaría cualquier pista que encontrara en esa casa. Y no perdería la oportunidad de decirle a Mario lo que había visto.

-Mi amor, sabes que te amo –decía Mario a Lupe

Esta vez Mario había notado algo diferente en Lupe, en varias ocasiones despreció sus besos y siempre tenía una escusa al momento de tomarle la mano.

-Lo sé amor, sé que amas y te doy gracias por ese amor tan puro que me ofreces.

-Entonces que te pasa…

Por un momento Lupe, pensó en decirle pero se detuvo.

-Nada mi amor, solo un poco de gripe.

Mario la miró y se reservó las palabras, aún sabiendo que su corazón no era el mismo de siempre.

-Encontré esto en mi habitación

Mario tomó el celular y lo encendió, encontrándose muchas incógnitas, rompecabezas sin resolver, volvería al caso.

-Lupe, te puedo pedir que renuncies a tu trabajo

Fuel lo primero que se le vino en cabeza a Mario, para protegerla de cualquier peligro que se pudiera venir.

-Amor estoy bien, sé cuidarme

-Por favor, te voy a pedir que cualquier signo de peligro por favor llámame

Nada en ese momento detenía a Lupe estar en esa casa pero había algo más fuerte que le decía que era mejor quedarse allí. Era ese amor diferente e inseguro, era ese amor de ambición e impreciso, ese nuevo sentimiento prohibido que iba creciendo y se apoderaba de su ser, de ojos risueños y algo presumido, era ese hombre que cada día la sorprendía con un detalle y un te quiero, era Ignacio.

jueves, 1 de julio de 2021

CAPÍTULO 17 V

 DESPUÉS DE ESO

Había pasado un año desde que Erika murió. Marisol su cómplices. La familia Del Monte, quedó como la víctima de una mujer asesina, por lo que le dieron la fama a la red hotelera de Rafael. Todos querían asistir al hotel donde Gabriel desapareció de vista. Los reportajes eran frecuentes en las diferentes redes sociales y todas las familias de la ciudad la conocían, hasta los niños que comenzaban a tener conocimiento hablaban de la familia Del Monte.

Regia había asumido más responsabilidad que tenia con la sociedad. Las obras de caridad, las damas de blancos, la ayuda a las escuelas y Regia comenzó hacer dispensable para muchas iglesias que necesitaba de su ayuda.

Ignacio le había comunicado sobre el paradero de Gabriel. Pues se encontraba en el bar de Uriel. Para ella mientras lo mantenía a la vista no representaba un peligro. No era el momento de actuar, pues sus ocupaciones no le permitía pensar en otras cosas que no fuera de ser la mujer más popular del país.

Parecía haber olvidado aquella Regia del pasado, aunque a veces tenía pesadillas con el sacerdote Claudio, Marisol o la mismísima madre. Se levantaba en la noche con el corazón agitado y veía a Daniel caminar muy cerca de ella o a Mía suplicar piedad. El rostro de la Guaricha y Manuel en la cama. Luego de caer en cuenta que solo era pesadilla se sentaba en la cama y decía;

-Regia cálmate es una maldita pesadilla.

Con el temple que tenía y el carácter regio que la caracterizaba, terminaba en la silla, ida de la realidad, con Ignacio a su lado peinándole su larga cabellera.

-Aquí estoy Regia, tranquila, mi pequeña Regia te voy a cuidar…

Había asumido su nueva vida, quería dejar el pasado, como lo prometió al sacerdote Claudio allá en la iglesia ante de Dios. O la hizo cambiar esa última vez que vio a su madre en aquella noche al despedirla de la casa, donde  le dio un beso en la frente, sin saber que era la última vez que la vería. Y sobre todo el valor que tuvo su madre al quitarse la vida solo para que no fuera descubierta. Era una promesa entre las dos, quien fuera descubierta primero se quitaría la vida para no delatar a los involucrados y llevar a la tumba cualquier secreto.

ALGO DE MARISOL

Lupe casi no sentía libertad en la casa, en su tiempo libre se iba al jardín, o se quedaba encerrada en su habitación, con tal de no encontrarse con Ignacio hacía lo que fuera. Y no era porque se sentía mal por los besos robados o la miradas provocativas de Ignacio, sino por aquello que sentía por él, cada día ese amor iba creciendo, y aún cuando sabía que el amor que sentía Mario por ella era más conveniente que lo que sentía por Ignacio, pues no dejaba de pensar en él. Era tan difícil de escoger a uno de los dos. Y el miedo la carcomía por dentro que prefirió quedarse en su habitación.

En su habitación Ignacio toco la puerta.

-¿Qué haces aquí Lupe? Te busqué en la cocina

-Disculpa me duela la cabeza

-Sabes que no aguanto las ganas de no verte, quiero verte a cada rato Lupe, me vuelves loco, quiero abrazarte, darte un beso, sentir tu piel junto a la mía… te amo Lupe y ya no lo puedo negar… el no verte me vuelve loco

Ignacio caminaba hacia ella, mientras ella retrocedía, impaciente y nerviosa.

-Por favor, aléjate de mí, no quiero verte, dame tiempo para pensarlo…

-No tienes nada que pensar, soy el hombre de tu vida, quiero estar allí cuidándote y protegiéndote.

Ignacio se le acercó tanto que ella no pudo resistir su aliento muy cerca de ella, por lo que lo abrazó, cerró sus ojos y sus labios se juntaron para sentirse uno a al otro. Era verdad lo que sentía Lupe por él, en su estómago sentía mariposas que la llevó volando al espacio.

-Lupe te amo

Ella reaccionó y se acordó de Mario, por lo que lo empujó y se le cayó el cepillo que llevaba en mano. Ella se agachó y vio algo raro en el suelo, pero disimuló y levantó el cepillo.

-Ignacio, por favor dame tiempo… Mario sigue siendo mi novio y debe respeto de mi parte… Mis padres lo aceptaron como mi prometido y se me va hacer difícil terminar con él… mientras tanto deseo que respete mi decisión.

-Piensa lo que quieras, pero sabes bien que nunca voy aceptar un no de respuesta, tu eres mía, te quiero para mí, yo te voy hacer feliz Lupe.

Ignacio le tomó por el mentón y le dio un beso en la frente mientras ella cerro sus ojos.

Ignacio dio medio vuelta y se retiró de la habitación, ella corrió y pasó seguro a la puerta y se dirigió al suelo, y entre el suelo y la pared había una abertura y en ella estaba un teléfono. Sabía que era de Marisol, porque se lo había visto y llevaba la letra M hacia un lado.

Al cargar el celular, comenzó a mirar las fotos y vídeos, en ella se mostraba a la señora Erika con Joe, besándose, luego Marisol con la ropa puesta de la señorita Regia y finalmente el baúl que de repente desapareció de la habitación de Regia como si nada, con un traje negro y una máscara de porcelana.

Lupe se asustó tanto de lo que había descubierto que llamó a Mario.

REMPOVER EL PASADO

Xavier se había convertido en cliente fijo del bar, no veía a las bailarinas como objeto sexual, sino como amigas. Recibía de Stephanie algunos entre mesas para pasar la embriagadez. Aunque desde que supo que tenía un hijo, había decidido descubrir quien era ese niño.

Ya no era para pasar la pena  de haber perdido a Marisol, sino por encontrar ese hijo, que solo Diana sabía la verdad, que por lo menos eso era lo que pensaba.

-¡Hola Diana!

-¡Hola Xavier!

-¿Cómo está Diana?

-Muy bien y tú

-Ya sabes lo que quiero Diana… quiero el nombre de esa familia.

-No lo sé Xavier, por lo que más quiera… esa noche fue borrosa para mí, solo sé que estaba sola, me moría de miedo, y no sabía de mí

Mientras Xavier se recuperaba de las bebidas, comenzaba a utilizar el dinero que le dejó Marisol en buscar a su hijo. Había asistido al registro civil, a las parteras que él conocía y hasta los hospitales de la ciudad en busca de información. Hizo cálculo de la edad del niño y veía en cada joven el rostro de su hijo y cada día se hacía ilusión.

-Me estás engañando Diana… nunca tuviste un hijo conmigo.

-Puedes pensar lo que quieras, ya tengo mi conciencia tranquila…

-Por favor dime…

-Es la verdad que no lo sé…

Xavier estaba lleno de impotencia, y más que eso de injusticia, pues jamás se le preguntó si quería o no tener el hijo.

Esa noche se le acercó Delia, que supo que esa noche tenía un fajo de dinero en mano. Era la primera vez que lo vio con tanto efectivo.

-Te has vuelto parte de nuestra casa… a veces hasta pienso que eres empleado.

-Delia deja las payasadas y vete de mi vista.

-Eres muy arrogante Xavier… sabes que te puedo llevar a las nubes si me lo pides…

-Vete al carajo…

Raquel que estaba cerca, y que sabía como era de insistente Delia cuando se le antojaba un cliente, se les acercó:

-Xavier querido vente…

Xavier sin saber porqué se levantó de la silla y siguió a Raquel. Por primera vez, pasó por ese pasillo donde las bailarinas cada noche caminan antes y después de bailar. El olor a baño de crema, incienso, perfume y café se paseaba por el ambiente. Un camerino y otro, y más allá el salón, entraron a una habitación.

-Quédate aquí Xavier mientras vuelvo –Dijo Raquel al colocarle una almohada en su cabeza

Era la primera vez después de tanto tiempo que Xavier se había sentido protegido y amado. Se le había olvidado tocar la mano a una mujer. Solo recordó ver a Raquel cerrar la puerta antes de quedarse dormido.

UNA LUZ

Gabriel cada día, iba tomando más fuerzas, aprendió donde pedir las bebidas, las comidas y hasta entrevistar a las chicas del bar. Ya no se ocultaba. Parecía estar conforme en el lugar, hasta el punto de pensar en abrir su propio bar.

De vez en cuando caminaba por las cercanías del bar, trataba de ponerse en forma, practicaba defensa personal e iba a sus consultas médicas. A veces lo acompañaba Stephanie quien los dos se juraron cuidarse las espaldas. Stephanie se sentía protegida cuando un guarda espalda enviado por Martín mandaba a buscarla y Gabriel la acompañaba.

Hasta Helena llegó a pensar que era su novio y lo aceptó en la familia. Por su parte, en el corazón de Gabriel solo existía un objetivo que se llamaba Regia Del Monte. No quiso ir a la comisaría porque no tenía pruebas que demostrar que fue ella quien trató de matarlo, además prefirió tomar justicia por sus propias manos aún cuando eso lo llevara a la cárcel para toda su vida. 

 
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