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lunes, 28 de julio de 2014

MI MORROCOICITO

Tan linda mi mascota. Me la regaló mi madre después de haber roto el cascarón. Su caparazón era tan blandito que apenas podíamos tocarlo. Se comió una hoja de lechuga y un pedacito de mango. Fue creciendo y creciendo, para mí era más fácil tenerla por el patio que se prestaba en aquel momento, pues eran cuatro hermanitos. Uno se lo regalé a un sobrino, el segundo se lo comió un ratón, el tercero se perdió y el cuarto está allí afuera haciendo de las suyas. Está muy grande, a pesar de que mamá dice que tardan mucho en crecer, para mí está grandísimo. Pasa por la cocina lentamente, con sus ojitos espabilados con ganas de llegar al huerto y comerse los tomates, apenas me mira y esconde la cabeza tímidamente, pero después que lo tomo entre mis manos saca sus paticas y nada en el aire. Me hace reír en mi momento de soledad y su valentía ante colita negra y tigrita (las gatas) y mancha (la perrita).
A veces pasan días sin verla y es que le gusta esconderse bajo los muebles y es el atractivo de mis hijos al sacarla. Así tranquila como es, tenemos precaución en su mortal boca “no vaya ser que nos quite un pedazo) después que muerde no suelta.
Se parece a mi esposo, parece que no rompe un plato y la verdad es que rompe la vajilla completa, camina muy despacio que a veces me da lástima, pero la verdad es que se come al mundo entero, confunde a muchos. Pero así como se parece a mi esposo también la cuido de él porque cuando la ve dice “¡qué bueno sería comer un pastel de morrocoy!, entonces me acuerdo la mala suerte que tuvieron los doces morrocoy en la semana santa del año pasado.

Escribe Hogareña

viernes, 25 de julio de 2014

DESPECHAO HASTA EL ALMA

Enamorarse y no ser correspondido. Correspondido y no enamorarse. Tal vez, desamorarse después de estar enamorado. Cuantas veces somos capaces de amar en la vida. Quizás sólo amamos a una sola persona o nunca llegamos amar. O por suerte estamos allí en el momento y lugar preciso.
Julio ama a varias mujeres, dos embarazadas al mismo tiempo y en dos ocasiones; las veces que vamos al supermercado, queda encantado por la mujer que está al frente de él en la cola, más bien, si ve un palo con faralao lo enamoraría “así decía mi abuela, que al parecer viene desde la antigüedad”. Y el don que tiene este tipo es tan mágico que las mujeres caen rendidas a sus pies y hasta se han agarrado por los moños por él, y él más feliz que nunca. No puede vivir sin ninguna de ellas. Llora como un niño si una de ellas lo desprecia y hace lo posible por conquistarla otra vez, aunque se ponga su propia soga por el cuello.
Carlos ha comprado el amor de aquella mujer con dinero y galanteos, y aunque ella le hizo caso los primeros días no puedo comprar su verdadero amor. El entregarse en cuerpo y alma, pues, ella se fue. Y él sigue comprando amor a veces con despecho.
Ni hablar de Simón que adora a su esposa y es lo más sagrado que tiene, nadie como él para enamorarla día tras día y hacer lo que ella diga, pero como ella no está en todos los sitios que él está o más bien en un descuido “él le monta cacho”, claro, que su esposa nunca se dé cuenta y se cuida que alguien le diga algo.
Una vez, una alcaldesa le pagó los estudios a un jovencito con tal que él estuviera a su lado en su momento de soledad, sólo de compañía, pero cuando tenía unos tragos encima lo llamaba a cada instante hasta enloquecer.
Rafael está desengañado desde el año pasado, la mujer se fue con otro hombre, y a partir de ese momento no hace más que ir de fiesta en fiesta y emborrachándose hasta el alma, de mujeres en mujeres, hasta un apodo le pusimos “cosita alegre”, y él no hace más que reírse y decir que está bien, pero todos sabemos que está más mal que al principio del despecho.
Cuando era niña conocí a un hombre que pasó cuatro años de su vida llorando en una mesa y escuchando música melancólica. Llegaba del trabajo y después del baño se recostaba en la mesa a llorar y llorar.
Pero Anita fue todo lo contrario, se rizó el cabello, se hizo cirugías en las tetas y se maquilló hasta los pies. Por allí se le ve tan bonita como antes y se atrevió a estudiar. Y siempre dice “echar para adelante, aunque sientas que te está muriendo por dentro”.
Paula comenzó hablar mal del esposo después de haber convivido con él más de quince años, habla tan mal del hombre que a veces la dejamos hablando sola, y lo peor que por cualquier cosa siempre termina hablando de él. Ella dice que no está enamorada de él, pero se le ve en los ojitos y hasta en la forma de caminar que sigue enamorada y que ese despecho no se ha curado a pesar de los años.
Generalmente en los periódicos sale el típico hombre que acaba con la vida de su esposa o viceversa, prefieren verlos muertos que con otra pareja. También está el que acaba con su vida propia porque no ve la vida fuera de esa persona y el sufrimiento es tan grande que deciden terminar con su vida. A veces matan a la pareja para después acabar con su vida.
Están los que disimulan haber superado tal despecho, están callados sin mencionar palabras, pero se le ve en sus ojeras haber llorado a escondidas por muchas horas.
Hay quienes la separación no le afectan ni un poquito, y no les hace falta la costumbre de haber convivido con esa persona. Más bien dicen me liberé, soy una persona libre “¡de lo que me estaba perdiendo, y viviendo de esa manera sin ninguna necesidad!”
Por último se encuentran los que sufren el despecho por unos días, pero enseguida se levantan, sin ningún remordimiento de conciencia se consiguen otra pareja. Y si mil veces se separa mil veces se vuelven a casar y nada a pasado, así es la vida.

Escribe Hogareña

jueves, 24 de julio de 2014

DESPECHAO HASTA EL ALMA

Enamorarse y no ser correspondido. Correspondido y no enamorarse. Tal vez, desamorarse después de estar enamorado. Cuantas veces somos capaces de amar en la vida. Quizás sólo amamos a una sola persona o nunca llegamos amar. O por suerte estamos allí en el momento y lugar preciso.
Julio ama a varias mujeres, dos embarazadas al mismo tiempo y en dos ocasiones; las veces que vamos al supermercado, queda encantado por la mujer que está al frente de él en la cola, más bien, si ve un palo con faralao lo enamoraría “así decía mi abuela, que al parecer viene desde la antigüedad”. Y el don que tiene este tipo es tan mágico que las mujeres caen rendidas a sus pies y hasta se han agarrado por los moños por él, y él más feliz que nunca. No puede vivir sin ninguna de ellas. Llora como un niño si una de ellas lo desprecia y hace lo posible por conquistarla otra vez, aunque se ponga su propia soga por el cuello.
Carlos ha comprado el amor de aquella mujer con dinero y galanteos, y aunque ella le hizo caso los primeros días no puedo comprar su verdadero amor. El entregarse en cuerpo y alma, pues, ella se fue. Y él sigue comprando amor a veces con despecho.
Ni hablar de Simón que adora a su esposa y es lo más sagrado que tiene, nadie como él para enamorarla día tras día y hacer lo que ella diga, pero como ella no está en todos los sitios que él está o más bien en un descuido “él le monta cacho”, claro, que su esposa nunca se dé cuenta y se cuida que alguien le diga algo.
Una vez, una alcaldesa le pagó los estudios a un jovencito con tal que él estuviera a su lado en su momento de soledad, sólo de compañía, pero cuando tenía unos tragos encima lo llamaba a cada instante hasta enloquecer.
Rafael está desengañado desde el año pasado, la mujer se fue con otro hombre, y a partir de ese momento no hace más que ir de fiesta en fiesta y emborrachándose hasta el alma, de mujeres en mujeres, hasta un apodo le pusimos “cosita alegre”, y él no hace más que reírse y decir que está bien, pero todos sabemos que está más mal que al principio del despecho.
Cuando era niña conocí a un hombre que pasó cuatro años de su vida llorando en una mesa y escuchando música melancólica. Llegaba del trabajo y después del baño se recostaba en la mesa a llorar y llorar.
Pero Anita fue todo lo contrario, se rizó el cabello, se hizo cirugías en las tetas y se maquilló hasta los pies. Por allí se le ve tan bonita como antes y se atrevió a estudiar. Y siempre dice “echar para adelante, aunque sientas que te está muriendo por dentro”.
Paula comenzó hablar mal del esposo después de haber convivido con él más de quince años, habla tan mal del hombre que a veces la dejamos hablando sola, y lo peor que por cualquier cosa siempre termina hablando de él. Ella dice que no está enamorada de él, pero se le ve en los ojitos y hasta en la forma de caminar que sigue enamorada y que ese despecho no se ha curado a pesar de los años.
Generalmente en los periódicos sale el típico hombre que acaba con la vida de su esposa o viceversa, prefieren verlos muertos que con otra pareja. También está el que acaba con su vida propia porque no ve la vida fuera de esa persona y el sufrimiento es tan grande que deciden terminar con su vida. A veces matan a la pareja para después acabar con su vida.
Están los que disimulan haber superado tal despecho, están callados sin mencionar palabras, pero se le ve en sus ojeras haber llorado a escondidas por muchas horas.
Hay quienes la separación no le afectan ni un poquito, y no les hace falta la costumbre de haber convivido con esa persona. Más bien dicen me liberé, soy una persona libre “¡de lo que me estaba perdiendo, y viviendo de esa manera sin ninguna necesidad!”
Por último se encuentran los que sufren el despecho por unos días, pero enseguida se levantan, sin ningún remordimiento de conciencia se consiguen otra pareja. Y si mil veces se separa mil veces se vuelven a casar y nada a pasado, así es la vida.

Escribe Hogareña

miércoles, 23 de julio de 2014

EL DESAYUNO

Es cierto que la cúpula del gobierno desayuna bien sabroso, en un tremendo salón con aire acondicionado, con su arepita caliente, con algo de mantequilla y queso, carne salteada y café con leche calientico a su lado, o panqueca con queso rallado, pollo al ajillo o más bien pescado frito, en salada aderezada con mayonesa, plátano frito y jugo de naranja. Ningunos de ellos quemados por el sol inclemente ni mucho menos con un poquito de gripe por ser sorprendido por la lluvia mientras hacía cola.
Nosotros aquí arepa con mortadela y agua, al lado desayunan fideos, más allá yuca sancochada con carne que compró la mamá después de haber pasado todo el día haciendo cola. Un niño toma su tetero “agua de arroz”, y el que tiene para comprar leche a los buhoneros le redujo la dosis de cinco tapitas a dos. Los niños más grandecitos toman agua, jugo de mango del patio de su casa o agua de café, y si corren con suerte pueden que le den agua de avena.
A veces se hace una paila de espagueti para tres días o mejor rinde la sopa porque le pueden echar más agua. De tres comidas a dos comidas y es más fácil convencer a los padres para que los niños trabajen a temprana edad porque son esos niños los que se la pasan en las calles sin cholas y camisas.
Y es prohibido enfermarse y mucho menos morir “que es lo que más sucede por estas calles”. Y cuidado con quejarse porque te “linchan”. La vida vale lo mismo que nuestra moneda “no hay respeto”.
Y por último decimos como consuelo, como para no perder las esperanzas, es el clamor de las más viejecitas cuando dicen “Dios es perfecto, el tiempo de Dios es perfecto”. Como si la culpa de que estemos como estamos es de él y no de nosotros mismos.
Ayer desayuné pan con mortadela y hoy arepa “conseguí harina” con atún en lata. Con los pensamientos en la tremenda cola que hice ayer “es el trauma, desacierto e infelicidad” y las cosas que tenemos que vivir más adelante.

Escribe Hogareña

martes, 22 de julio de 2014

EL SÁBADO II

Los niños corrían, la cocina encendida, los hombres jugando barajas y nosotras hablando que hablando. Siempre que voy a casa de mamá nos cansamos de hablar y hablar, de esto y lo otro, reímos y reímos, más y más. Son esos días que se graba en los recuerdos, y lo piensa y piensa y no deja de pensar.
Mamá consentía a los niños dándoles caramelos a escondidas porque sabe que nosotras le reprochamos tantas golosinas y ellos salían corriendo al patio, junto al corral de gallinas para comérselos y luego tratar de agarrar los polluelos.
Cuando ni siquiera pensaba tener hijos, tenía un primito a quien consentía mucho (creo que todas las muchachas que ven a un niño, lo ve como su hijo) pues ese primito era el mío, lo llevaba a todas partes, a la universidad, al parque, para arriba y para abajo. Y éste día llegó, con la misma carita tierna de toda la vida, alegre y amable, solo que mide como dos metros, con barba, bigote y la voz aguda,  y ya con dieciocho años. Cuando era niño había decidido ser vegetariano y aunque muchas veces insistí para que comiera carne nunca lo hizo, y para mi sorpresa ahora come carne, comió carne, mucha carne y de alguna manera me sentí bien, no por comer carne, sino porque es tan flaquito que me daba lástima las veces que se desmayaba en la escuela, lo hizo tantas veces y así fue hasta en el liceo y desde que come carne dejó de desmayarse. Claro ya no está en la escuela, está recién graduado de bachiller, con buenas notas  y directo para la universidad. Me siento orgullosa de él. Veo en él y en sus ojos, a mi hijos, con la misma inocencia y las ganas de comerse al mundo de a pedacitos.
Llegó la noche y con ella la alegría y la satisfacción de tener a toda mi familia allí reunidos, con nuestras diferencias pero juntos, en la mesa, con la torta en el medio y las velas encendidas. Les cantamos el cumpleaños a mamá y a la única sobrina que nació el mismo día del cumpleaños de mamá. Y como siempre, el peor enemigo es el tiempo, toda la alegría, la emoción, las palabrerías, la reunión, los abrazos y el cariño quedaron en los bonitos recuerdos.  

Escribe Hogareña

lunes, 21 de julio de 2014

EL SÁBADO I

Mamá cumplió años el jueves, así que desde la semana antes pasada busqué harina de trigo como “palito e´ romero” para hacerle la torta. Lo cierto es que llegó el día de su cumpleaños y no había conseguido nada; hasta que hablé con una amiga quien me cedió el único paquete que tenía y que todavía no me ha dicho “qué quiere a cambio”, pues claro, se lo tengo que pagar, porque ese producto es un tesoro, un tesoro que quise regalárselo a mamá.
Pues como la reunión fue el sábado, se reunió la familia en su casa. Todos mis hermanos, tíos y sobrinos. Y mamá muy contenta por tenernos todos juntos.
Mientras hacíamos la comida, que fue “arroz con pollo” y no “pollo con arroz”. El arroz con pollo es unido el arroz con el pollo en una sola olla, le puedes echar, zanahoria, huesitos ahumados, guisantes y todo lo que se te ocurra, con tal que sea sabroso y que a los niños les gusten porque son ellos los catadores.
Lo cierto fue que a mi hermana le robaron el teléfono “fue el tema del día”, el motorizado la rozó con la moto para amenazarla y tenía un gran morado en la pierna, y claro, estaba asustadísima y nosotros con ganas de llorar. Gracias a Dios no le pasó nada. Todos auguramos lo que podría venir y sin poder hacer nada sólo pedirle a Dios que nos proteja. Mi otra hermana tenía que levantarse bien temprano el domingo porque la llamaron para hacerse responsable de algunas actividades de las elecciones del psuv, es mi deber, nos repetía una y otra vez. Tendría que dejar otra vez a sus hijos al cuidado de mi otra hermana. Mi hermano bien abrazadote con la novia a un lado, y la otra hermana detrás los hijitos que apenas tienen dos y uno (parecen morochos).
-Épale cuñado, el martes vi al cabezón y sacó la niña de la escuela, y que se la llevan para la capital… no quise preguntar más, porque me imaginé que es una separación y medio pena…-le dije al esposo de mi hermana que tiene los hijitos.
-Sí cuñada, es una separación, esa mujer es loca… como se va a separar de ese hombre, si a ella no le hace falta nada y lo que pide él se lo da, él la quiere muchísimo.
-En serio –le respondí.
Y salta mi hermana que corría detrás del niño más pequeño.
-Sí claro, porque no dice la verdad… porque no dice que fue el tipo le pegó cacho…
-¡Ay! –dije.
Y él:
-Pero eso fue hace mucho tiempo…-contestó él
-Nada de hace mucho tiempo, que sabes tú lo que ella sentía… que sabes tú lo que ella estaba viviendo en su corazón, tú no tienes nada que decir, porque que después que son infieles quieren que lo perdonen… y nosotras nos tenemos que aguantar sus sinvergüencerías…
-Bueno y porqué no se fue hace tiempo, sino ahora que supuestamente estaban bien, ¡esa mujer es loca!
-Nada de loca, a lo mejor ella tenía una lucha interna, entre perdonar o ser fiel a ella misma… -volvió a decir mi hermana.
Y yo como seguía cortando los aliños agregué:
-Nada cuñado, está jodido por todos lados, lo mejor es ser fiel a su pareja, porque a nadie le gustaría que le sean infieles. Si se hace difícil convivir con otra persona, imagínate si esa persona te traiciona, después que tu sacrificaste tantas cosas…
Se terminó el tema, aunque entre chistes y risas decíamos, es mejor poner un “jepe ese” o mejor un “cinturón de castidad” o mejor nos llevamos pegados a la cintura “a la pareja”.
Y es que acaso somos fieles con solo estar con otra persona. Yo creo que cuando les mentimos, también somos infieles o hablamos mal  de ella u otra cosa. Y cuantas veces nos llenamos de ira al verla actuar algunas veces. Y el que no lo haya hecho que lance la primera piedra.

Escribe Hogareña


viernes, 18 de julio de 2014

LA LLAMADA A SANDRA

Claro que llamé a Sandra, la llamada anterior a la amiga que borré de la agenda, me hizo valorar aún más la amistad de Sandra. Tenemos mucho en común, casi parecemos hermanas gemelas. Se la pasa soñando igual a mí, le gusta bailar igual a mí, le gusta escuchar a Juan Gabriel igual a mí, y disfruta de las películas románticas igual a mí. Así que pasamos horas, horas y horas hablando y nunca nos aburrimos. Solamente cuando llega el tiempo de despedirnos, la nostalgia nos invade, y bueno, las lágrimas y deseos de volvernos a ver se apodera de nosotras y me quedo allí en la entrada de mi casa verla partir hasta perderse en la esquina, luego, me recuesto en la cama recordando todas las habladurías y el gran cariño que nos tenemos.
-¡Aló!
-¡Hola amiga, que tal!
- ¡Hoooooolaaaaaa! Es que reconozco tu voz amiga, cómo te va…
Vieron que cariñosa es Sandra. Siempre tan cálida al saludarte.
-Muy bien amiga, sólo quería saludarte y saber de ti…
-En éste mismo instante estaba pensando en ti, te llamé con el pensamiento.
Allí está todo, es por eso que me siento tan bien con su amistad.
-yo también estaba pensando en ti.
-Tenemos que vernos, para hablar...
-Claro que sí vale, tenemos tanto que hablar
-¿Vamos al café de siempre?
-Sí claro que sí…
-Nos vemos en la tarde…
-Está bien
-Dale pues.
Sin presunción, ni grandeza, solo ella transparente y alegre. Sin importar tus condiciones o ambiciones, solo ella transparente y alegre. Su amistad vale más que cualquier tesoro.

Escribe Hogareña

jueves, 17 de julio de 2014

LA LLAMADA

Tenía deseos de hablar con alguien y simplemente, revisé la agenda, y al azar, puse el dedo en un número. No era el número que tanto anhelé pero como decidí asumir las consecuencias de lo que fuera, así que me propuse a llamar. Y con el corazón acelerado marqué el número lentamente con ganas de equivocarme y colgar la bocina. Pero no me equivoqué. Así que repica el teléfono. Es el número de una amiga odiosa que se cree la reina del mundo, la que se cree que se sabe todos los postres del mundo, la que se cree más mujer que cualquier mujer, la que se cree que debemos rendirle homenaje, alabanzas y todas esas porquerías.
En varias oportunidades me propuse borrar su número de la agenda, pero nunca lo hice, ahora creo que es el momento. Y no es que me importe lo que se crea pero no me gusta su prepotencia y su carita de monita.
¡Aló, Buenos días, con quien tengo el placer!
Dice con la finura que la caracteriza.
-¡Hoooooola que tal!
-¿Quién es por favor?
-Es Dailet
-¡Ah!, hola Dailet y eso que me llamas.
-¡No! nada es para saber de ti, tiempo sin saber de tu persona…
Claro no podía decirle, que me equivoqué en poner el dedo en la agenda, que de verdad con la que quería hablar era con Sandra.
-Estoy muy bien, mi familia de lo más lindo. Mi esposo trabajando, y mis hijos ya se graduaron, bueno y yo trabajando… tu sabes bien que hay que trabajar y eso es lo que hacemos.
Otra vez con eso, ella sabe muy bien que yo no trabajo., y cuando tiene la oportunidad de echarme en cara sobre su trabajo lo hace. “Están viendo lo que hace, tratando hacerme sentir mal, pero como a mí no me importa, no le hago caso, porque si fuera Sandra ya la habría mandado al fin del mundo”.
-¡Qué bueno amiga! De verdad que me alegro de ti y de tu familia, y de todo lo bueno. Así es. – le dije
-Gracias amiga.
-Te llamaba para preguntarte, si la harina de “todo uso” sirve para hacer torta… - le inventé una excusa por la llamada.
-Claro amiga, claro que si… pero ponle polvo de hornear… ya no hago tortas de harina de trigo sino de yuca, de pan, de ocumo, y tu sabe, de toda clase de vegetales… y me quedan bien ricas… y como a mí no me gusta hacer colas me las tengo que inventar, bueno soy repostera…
-Sí amiga, claro que lo sé… es por eso que te estoy pidiendo consejo…
-Si hazlo, no hay problema…
-Gracias pues…
-A ti por la llamada, bueno me tengo que ir a trabajar, no me gusta llegar tarde… ya me tengo que ir al gimnasio.
También sabe que yo no voy al gimnasio, que mi único gimnasio son los baldes de agua, fregar, lavar, barrer, pasar coleto y quitar polvo.
-Está bien amiga, estaremos en contacto y nuevamente muchas gracias.
Colgué el teléfono y sin más nada borré el número, no es que sea una mala persona, bueno así es ella, qué más da. No la culpo, me da tristeza pero como el problema soy yo y como no la soporto es mejor tachar el número.

Escribe Hogareña

miércoles, 16 de julio de 2014

TODO PARECE NORMAL

La ciudad está tranquila. La gente va al trabajo (los que tienen empleos), escondiendo el celular y el dinerito para que no los atraquen, las tiendas abren sus puerta, claro, los precios de las mercancías es increíble, nadie tiene para pagarla, si compra una prenda no puede comprar otra cosa, aún cuando es necesario la otra cosa. Los supermercados activos como todos los días, amanecen más acompañados que la mismísima familia, mujeres por doquier, algunos buhoneros y otras amas de casa, haciendo cola, algunos echándole la culpa al comerciante por no abrir antes de la hora, otro le echan la culpa a los buhoneros que se han desatado como nunca antes visto por comprar todos los días para después revender con precios tres veces mayor a lo que compró, también le echan la culpa a los policías y militares por no poner orden, también se oyen decir que el culpable es el alcalde, gobernados y el presidente.
Los sindicatos de las empresas y los sindicatos de los criminales matándose unos a otros y matando a otros creyéndose tener a Dios agarrados por las barbas.
No hay gas, no hay cemente, no hay batería y ni “emulsión Scott”, se acuerdan, ese que se vendía por todas partes, esa mismo que mi papá nos compraba para tomarlo antes del almuerzo, simplemente un complemento vitamínico “no se consigue”. Hasta en las páginas de internet se ha puesto a valer, son los buhoneros cibernéticos la página se llama “el perolero”, te venden lo que sea, claro, si quiere comprar una pastilla buscapina te cuesta “casi cuatrocientos bolívares” tienen lo que sea, te invito que la visite.
Más de quince muertos los fines de semana en nuestra ciudad y el gobernador preocupado por Israel y Palestina (eso no quiere decir que seamos empáticos por esos países) pero porque no se preocupa por nuestra ciudad porque aquí hay más muertos en un día que en esos países y eso que no estamos en guerra.
Pero no se preocupe eso es normal en nuestro país, nada raro, ventas y compra de drogas en cada esquina, que te maten por un celular, que los enfermos de cáncer no tengan medicinas, que los medios de comunicación no digan nada, y que el presidente pretenda decir que nuestro país hay paz, que él desea paz y ¡será que esa es la paz que tanto anhela!, será la paz de él, de su tranquilidad, de que le importa las penurias del pueblo. Y tan lindo que habla, pero los que estamos al otro lado de él sabemos y vivimos la guerra. Todo es una mentira, un maquillaje que solo él se cree, y tres pelagatos le aplaude porque son ellos los que reciben el dinerito y los dueños de las farmacias, tiendas, comercios, terrenos y todo los comercios (los corruptos).
Escribe Hogareña

martes, 15 de julio de 2014

COSAS DEL LLANO II

La niña pela el mango con un cuchillo para no ensuciarse el rostro, para atrapar a las gallinas se utiliza trampas bien sofisticada, el capataz se come un dulce de guayaba comprado en el terminar de pasajero, se arrea el rebaño de ganados en moto mientras los caballos descansa en el potrero por las peseadas de los nietos del cabestrero. La cocinera unta la mantequilla importada en la arepa recién sacada del horno, la piscina está lista para que los niños se echen un “chapuzón”, es el camión quien lleva las cargas mientras el burro reposa feliz bajo la mata de mango, el indio manda mensaje en su teléfono inteligente a sus hijos y su esposa chetea en su ordenador, los ordeñadores y llaneros no se pierden un programa de televisión satelital, ni mucho menos las novelas en los atardeceres, la doña de la casa reposa en su dormitorio fresco con su aire acondicionado acostada en su camota y para bañarse ambienta el agua con su calentador de agua. La niña de la casa cuando viene de la capital, monta a caballo, se zumba en el riachuelo, corre descalza, se sube a la mata de guama y baila con el ordeñador, nada en serio, todo es un placer, piensa en viajar a París y enamorarse de Florencia, y joyas usar, su finca pincelear y comerse tremenda presa de pescado a la orilla del río, fotografías tomar y ser feliz, feliz, feliz nada en serio todo es un placer.
Escribe Hogareña


lunes, 14 de julio de 2014

UN PARÉNTESIS

Alemania Campeón del Fútbol 2014 “Felicidades”, jugaron bien. 
La "unidad de la oposición" en mi país, ya no es unidad sino discordia, como un gran sabio dijo “divide y vencerá”, una victoria para el gobierno que ha pesar de sus dificultades en su partido sigue como si nada pasara. En cambio en la oposición esas discordia le costará caro.
Mis hijos de vacaciones escolares y acompañándome en las colas. En este momento bajaron la guitarra de la pared del olvido y charrasquean un no sé qué, bueno estoy atormentada.
Después que me levante de aquí los voy a inscribir en el colegio. Mientras dos de mis amigas dejaron la vergüenza y los maridos el machismo para dejarlas trabajar como mesera en un restaurante bien conocido “el trabajo no denigra a nadie” pienso. Pero, -es que la economía está malísima –me dicen –el dinero de mi esposo no alcanza para nada, y lo que hago es discutir con él y para estar con eso, es mejor que yo aporte algo para la familia.
Una de ella no pudo ir al acto de grado de su hijo, por cumplir en el trabajo. Y la otra, que nunca pensé verla hacer ese tipo de trabajo, solamente me sonrió y yo solo le dije –no te preocupe vale, a lo mejor me uno al grupo –y ella alzó el rostro, me miró a los aojos tiernamente luego agregó –aquí estamos. Me despedí con un tremendo beso y un “nos veremos en la escuela”.
Otra sorpresa, cuando iba a comprar pan (que solo venden tres pan por persona) encontré la hija de otra amiga, casada con un militar, ¡le va bien, claro!, es un militar, enchufao con el gobierno, todo marcha como Dios manda y el gobierno es grandioso –me ratificó. Y sin caer en polémica, los felicité y quedamos en vernos un día de estos, sin remordimiento y resentimiento.
Y yo sigo con esos benditos requisitos que piden para publicar un bendito libro, nada fácil, es un nerviosismo y la meta se ve lejos.

Escribe Hogareña

viernes, 11 de julio de 2014

COSAS DEL LLANO I

La sonrisa de una niña careta de mango, y el muchacho que corre detrás de la gallina que protege los polluelos, el don allá en la esquina disfruta de un habano, el que arrea el rebaño en pleno aguacero, la cocinera menea la mantequilla en el fogón y Juancito le mete el dedo en un descuido, el caballo está tristón porque desde hace tiempo su dueño no lo lleva al horizonte, el riachuelo está montado desde que Jiménez se fue a la ciudad, y el indio tiene días echado en el chinchorro por una estaca que le traspasó la planta del pie, pero como le gusta pescar cada mañana se va con la indiecita a ver qué ajila pero solo trae corronchos.
En los atardeceres los llaneros echan cuentos pero de vez en cuando entonan un pasaje, a veces juegan dominó y lo que nunca les faltan es la compañía y el brindis de un palito de ron, mientras la doña de la casa se mece en el chinchorro de hermosos encajes y que reposa en el corredor, pues nadie lo toca, nadie se atreve ni siquiera a mirarlo. La niña María cuando viene de la capital se escapa con el ordeñador para el monte, y llora cuando tiene que irse a la ciudad. Claro no se le puede quitar lo refinada que está y el buen gusto que tiene al elegir su prometido, el hijo del cabestrero don Miguel, allá, en el otro paso pero todos saben que es el ordeñador de quien está enamorada. Es la historia que se repite una y otra vez.

Escribe Hogareña
 
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