EN LA BASURA CON ORGULLO
Es difícil reconocer que estamos muy pero muy mal. Que comemos de la basura, pues, si lo hacemos. Todo aquello que se pueda ingerir o usar lo hacemos con orgullo. Porque el hambre puede más que mil desgracia.
Cientos de niños y niñas a partir de ocho años en las calles prostituyéndose es verdad, todos marginados y maltratados. Y los ancianos mueren a mengua.
Se tenía que decir y se dijo.
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Hogareña
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