Espero no muy lejos de éste
atardecer, en medio de la serenidad de las calles lluviosas que no dicen nada
pero que cuentan muchas historias por sí solas. En éste cielo grisáceo aún, y
en esos hoyitos de tus mejillas que se hacen visibles ante las miradas de los
presentes, en esas palabras temblorosas que solo yo entiendo lo que quieres
decir. En esa sonrisa extraña al trata de disimular e inconvenientemente revela
la transparencia de un corazón puro como la misma soledad de los tristes edificios
humedecidos que ceden un risueño apego, ese mismo apego que tengo en éste mismo
instante para abrazarte y unir nuestros labios.
Espero ese cálido cariño
cuando rosamos nuestra piel en el descuido de los demás, en esos reojos
constantes de doña Berta disimulando estar ajustando el moño frente al espejo y
en realidad es que nos observa tratando de descifrar lo que hay en nuestros
corazones. Espero tus cartas aquí sentada junto a Mariela que no para de reír y
yo de pensarte, estos pensamientos que se vuelcan a un lugar cualquiera, igual
a las corrientes de agua que corren y corren en las aceras para unir nuestros
labios. A ti no te salen palabras coherentes pero yo te imagino junto a mí y es
el deseo de bailar contigo bajo la lluvia, para después sonreír en tu torpeza.
Espero que estemos solos,
sin darle tregua al tiempo, ni al final de éste día ya por terminar, estoy aquí
sin poder conciliar el sueño y te veo en la ventana, me levanto de inmediato, abro
de par en par los cristales y hace frío, mucho frío, me abrazas y yo te abrazo,
cruzas el único obstáculo que nos separan, dejó de llover, doña Berta se marchó
y Mariela de reír, unimos nuestros
cuerpos, nos acariciamos y siento tu cuerpo helado poco a poco ponerse tibio y
bailamos toda la noche para ser felices como lo soñé.
DAILET
M. BUTTO R.
Gracias a "Letras con Artes", Editorial de España por publicar uno de mis cuentos...
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