Como había decidido no hacer cola en ésta semana. La estoy pasando súper tranquila. Sin escuchar a mi presidente que está encadenando los medios de comunicación casi todas las tardes, que solamente habla puras mentiras y planes dudoso. Paso al lado de las inmensas colas en todos los comercios y ni me preocupo por saber qué van a vender. Llego a donde tengo que llegar y hago mis actividades normales sin que nadie perturbe mi paz.
Hoy en la tarde me visitó una persona muy allegada a la familia toda calurosa, triste y asombrada por no comprar nada en las colas y lo peor por los saqueos de los comercios que se están produciendo en algunas partes del país y estado. ¡Que no tenía que comer y quería le regalara un poco de café para hacer en su casa! Pues le dije que no tenía y la verdad es que sí tenía pero si le doy el poco de café que me queda, entonces, que tomaremos nosotros.
Me levanté, fui a la despensa y le regalé un kilo de arroz, el mismo arroz que me regaló mi cuñado y que fui muy feliz. Y se lo regalé por la simple razón que me quedan tres más. Esa persona se fue tan feliz, que me dijo que lo envolviera en varias bolsas para que nadie se diera cuenta que llevaba un paquete de arroz.
Quizás más adelante me lamente de haberle dado el kilo de arroz, pero me satisfago haberle visto tan emocionados, pues, ya tenía varios días comprando y comiendo arroz chino por no tener nada en casa. Ellos son dos personas de tercera edad de clase social alta que pasó a baja. No tienen que comer a pesar que cuenta con sus pensiones, ¡en dónde consiguen comida!
En nuestra despedida los vi alejarse, en medio del sol resplandeciente quemándome el rostro ya tostado.
Escribe Hogareña
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