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jueves, 24 de junio de 2021

CAPÍTULO 16 II

LA SORPRESA

No había pasado unos minutos cuando el lugar estaba rodeado de gente, con curiosidad de saber lo sucedido adentro, muchos hacían especulaciones de que eran bandas delictivas de la zona o alguna venganza de un hombre atormentado y solitario.

Mientras tanto adentro, se encontrada algunos policías, el forense y el detective Mario. Hacían revisión del lugar y tratando de buscar alguna pista que lo llevara a lo ocurrido de los hechos. En el refrigerador en donde se hallaba el cuerpo de Marisol con su vestido negro brillante de hermosas piedras brillantes y hojuelas plateadas que la cubría el abrigo de faralao de plumas y aquel  sombrero vino tinto que tanto le gustaba. Estaba Marisol sentada en una mesa servida con un menú aún tibio y unas flores rojas en el centro de la mesa. Marisol se encontraba sentada con las manos en la mesa con una rosa roja en la boca, en esos labios rojos y en la mejilla decía “por ambiciosa”. Más allá salía de las bocinas una música a todo volumen del jazz, el piso estaba regado de pétalos de rosas rojas y en cada esquina pequeños candelabros encendidos. En otra habitación se encontró un altar con todas las fotos de los muertos que de alguna manera el inspector Mario le acarrea a la familia Del Monte., Adornados con rosas rojas y dos velas encendidas, un puñal en el suelo e incienso por doquier.

-Parece que es el asesino –repetía Mario, luego agregó –Por fin lo atrapamos.

El hombre de la máscara de porcelana tenía los grilletes en las muñecas y estaba custodiado por varios policías.

-Y tú… ¿Quién eres?

El hombre de vestido de negro no hablaba, y esa cara de porcelana incomodaba a los presentes.

-Te quitaré la máscara –Siguió Mario

El hombre de negro comenzó a patalear pero no tenía para dónde ir, por lo que Mario le quitó la cara de porcelana.

Éste no podía creer lo que miraba sus ojos. Mario se pasó la mano por la cabeza y comenzó a murmurar

-¿Cómo no lo podía ver? Tenía razón, si todo me apuntaba a esa casa.

Finalmente lo quitó la peluca, y definitivamente era ella.

-¿Por qué lo hizo? A usted no le hace falta hacer nada malo, lo tiene todo… por qué matar a tantas personas inocentes.

Mario miraba a los alrededores y no sabía qué hacer.

-Sabía que tenía que ser alguien importante… vamos a la comisaria para hacer las investigaciones correspondiente al proceso.

DIVAGANDO DE UN LADO A OTRO

Karen estaba acostumbrada andar de una ciudad a otra. Nunca se establecía en un lugar fijo y ésta vez no era la excepción. Después de llevarse algunas cosas de la iglesia y objetos personales del sacerdote Claudio, Karen caminó sin rumbo, pues tenía para comer y deseaba pasar algún tiempo en la ciudad, por lo que llegó al bar de Uriel, que tenía un aviso afuera que decía “Se solicita chica decente para trabajar de noche como mesera”.

El local estaba en reparación y a la primera que visualizó fue a Delia que sentada en una mesa llevaba cuentas de las pérdidas que tuvo la noche anterior en el local.

Karen entró asombrada de los objetos regados por los alrededores por lo que siguió de largo y se presentó a Delia

-Señorita vengo por el aviso de allá afuera.

-¿Qué sabes hacer?

-Soy buena limpiando y servir mesa.

Karen que le gustaba vestir un enterizo de pantalón pegado al cuerpo, terciopelado, le hacía notar que tenía buen cuerpo

-Sabes bailar

-Ser bailarina no lo sé… tampoco me gustaría, me da tanta vergüenza

-Es normal que todas no quieran bailar, pero después ya verás cómo te va, te puedo enseñar, eso es de lo de menos.

-Mire bien, sé limpiar muy bien, todo lo que me ponga hacer, también servir mesa…

-Mira tienes buena figura, me gusta cómo eres, ese brillo de tus ojos, me dice que tiene la chispa, tienes mucho que dar, puedo hacer de ti una estrella… además ganará mucho dinero –siguió Delia.

En eso Uriel regresaba del salón de las apuesta decepcionado de las pérdidas que se generó. Se lamentaba de la muerte de su mejor amigo Oscar con quien en ocasiones trabajan juntos para hacer apuestas ilegales.

-Mi amor estoy deshecho –Le dijo Uriel a Delia

-No lo creas amor –Por lo que saco aquí, mira no hay tanta la pérdida, algo ha quedado.

-Y ella ¿quién es?… -dijo Uriel mirando a Karen de arriba abajo

-Se llama Karen –Agregó Delia

-Es un gusto señor –dijo Karen estirando la mano.

Uriel le tomó de la mano, le dio una vuelta y luego contestó

-El gusto es mío, me gusta mucho tu cuerpo, pareces decente…

Delia se queda mirando a Uriel con un poco de celos y luego agregó:

-Viene por el puesto de mesonera

-Está bien mi amor por ahora que se quede en ese puesto hasta que le enseñes algunos números y luego veremos, mira señorita ganarás mucha dinero aquí.

-Delia que empiece esta noche mismo. Y preséntales a los demás.

SIN HABLAR

Ya Mario se encontraba en la sala de interrogación, después de haberse lavado el rostro y tomado una taza de café. Había tenido razón, en investigar la casa Del Monte, pues todo apuntaba a esa familia.

-Pero hable señora, por qué lo hizo… es usted y esa señorita Marisol cómplices de esos crimen o es usted sola…

-Por favor necesito un poco de agua –Fue lo único que salió de la boca de la señora Erika.

-Y hablarás…

-Lo que usted quiera inspector.

Muchas lágrimas salían del rostro de Erika y sus labios temblaban.

-Dígame que fue lo que sucedió en ese lugar… porqué mataron al padre Claudio y a ese muchacho.

-Mi agua por favor.

-Dios puedes ayudarme en algo… y ayudarse a usted misma… cualquier cosa que nos diga será tomado en cuenta…

En eso llegó el agua, Erika tomó un sorbo y luego agregó:

-Mi llamada por favor, no hablaré sin mi abogado

Mario sabía que cuando pedían abogado pues la interrogación se interrumpía.

-Señora Erika, por favor, ayúdanos por favor.

-No hablaré.

Mario salió de la sala de interrogación. Y regresó con un teléfono

-Tenga puede llamar.

-Muchas gracias

Mario marcó a la casa Del Monte y pidió hablar con el señor Rafael, pero como no se encontraba en casa, atendió Maxi

-Maxi… dile a mi hija que me atraparon, y que me perdone.

-Que la atraparon qué señora.

-Solamente dile eso por favor

-Ok señora… en donde se encuentra.

-Me encuentro en cualquier lugar… gracias Maxi por tu servicio, sé que me atendiste muy bien, y los mejores recuerdos lo llevo con tus buenas atenciones y dile a Joe que lo amé también con la misma intensidad como él a mí, que lo llevaré siempre en mi corazón, y que este amor nadie me lo podrá arrebatar.

-Dígame si la paso buscando señora, en qué parte se encuentra.

-Eso ya no importa, debo irme, esto duele tanto Maxi, por fin voy a descansar después de tanto dolor, por mucho tiempo he esperado este momento, ya no tengo miedo, estoy feliz.

-Señora por favor.

-Adiós Maxi.

Por su parte, Mario veía que la señora Erika comenzó a temblar y cayó en el suelo, él corrió para atenderla pero ella ya no tenía signos vitales.

miércoles, 23 de junio de 2021

CAPÍTULO 16

SIN PISTA

Nadie vio, nadie escuchó, nadie dijo nada, sin pista y sin conclusiones, otro caso sin resolver. ¿Quién había matado a Oscar?, ¿Qué fue lo pasó en el bar? ¿Quién puede decirlo? Y quien hable su destino será marcado por Martín quien podía decidir quién vive y quién muere.

Solo se sabe que Helena y Regia tuvieron algunas diferencias. Era otra incógnita para el inspector Mario quien tenía en un pizarrón varios nombres y conexiones que todos llevaba a la familia Del Monte. Por un lado estaba Mía, la Guaricha y Manuel, por otro lado Daniel y Karla, también se encontraba el cuerpo desaparecido de Gabriel y por último la relación que hay esta familia con la mafia de la droga.

Había que ir, a la mansión Del Monte otra vez, y volver a indagar, esta vez no era obtener información sino buscar alguna pista insignificante que podría llevarlo a algo.

-Voy a la familia Del Monte

Mario se encaminó a la mansión, con más preguntas que respuestas, y entre esos pensamientos se encontraba la mirada de Lupe que aprovecharía verla una vez más.

LA CITA

Ese día muy temprano Marisol se levantó con su nueva vida. Regia le había otorgado un nuevo cuarto con todos los lujos casi igual a la de ella. Por lo que dejó de llamar a Xavier y tener algún contacto con él, por lo que no le contestaba los mensajes. Marisol se había desentendido de la cocina y en ocasiones por alguna razón comía con la familia con el permiso de Regia. Tenía permiso de estar en la piscina el tiempo que quisiera por lo que se alistaba para hacerlo. Pero había recibido una tarjeta que decía “Un viaje para ti. Ponte el mejor traje, y aquel abrigo negro de faralao de plumas que te compré y ese sombrero vino tinto que tan bonito te queda. Y me esperas en la entrada de la casa que alguien te pasará buscando”.

Marisol sin pensarlo dos veces, se alistó con las indicaciones de Regia, esta vez no se despidió de Maxi y mucho menos de Lupe caminó hacia la entrada y esperó a la limoscina, veía la hora que transcurría lentamente y Marisol se impacientaba. Veía el teléfono sonar una y otra vez, y todos los mensajes que le llegaba de Xavier que decía “Te extraño Marisol, todavía estamos a tiempo” y en esta ocasión respondió “También te extraño, pero no me entiendes y es mejor que nos separemos”. Después de escribir esas palabras se secó las lágrimas, porque aún así lo amaba.

La limoscina llegó y esta vez nadie salió abrirle la puerta, por lo que ella entró en la parte trasera del automóvil.

-¿A dónde me llevas?

El chofer no respondió.

-¿Cuál es su nombre señor?

Ella trataba de mirar el rostro del chofer por el retrovisor y no podía verle el rostro.

-Mi nombre es Marisol, y la señorita Regia me invitó para un viaje sorpresa… Es muy buena esa señorita… a todos le parece muy odiosa pero conmigo a sigo muy buena… al principio me pareció muy  pero muy… mejor no digo nada, pues me puedo meter en problemas, me ha comprado ropa, zapatos, carteras, joyas ja ja ja… qué vida tan buena la que estoy llevando…

Marisol estaba confiada que la llevaría al aeropuerto por lo que llevaba su pasaporte.

-Dígame usted, verdad que sí tengo suerte.

Por alguna razón ella comenzó a sentir algo extraño, el chofer no se dejaba ver, y no hablaba. Por lo que ella se acercó a la puerta y trato de abrir, pero tenía seguro.

-¿Por qué no hablas? ¿Quién eres tú?

Ella comenzó a golpear al chofer y este no respondía ni reaccionaba de ninguna manera.

-Por favor, déjame salir... por favor, qué quiere conmigo…

Marisol sintió aquella misma sensación de aquella noche que fue torturada, y se puso muy nerviosa, recordó lo malo que podía ser Regia, se arrepintió de tratar mal a Xavier, por lo que comenzó a gritar “Xavier ven ayudarme, no me hagas daño señor”. El chofer volteó la cabeza y era una cara de porcelana quien estaba delante ella.

Ella comenzó a gritar y el hombre vestido de negro sacó un arma y le apuntó a la cabeza, por lo que ella inmediatamente calló. Él le ofreció un pañuelo que con señas le dijo que se secara el rostro y que sacara del bolso el maquillaje y retocara otra vez el rostro.

Bajaron del automóvil y entraron a un local vacío en el disimulo de la gente, adentro se encontraba varias mesas y cada mesa tenía sus sillas con maniquíes sentados, más allá había una rock cola con otros maniquíes,  que hacían el papel de poner música; detrás de la barra estaba el tendero, el cocinero y el cajero, también maniquíes y la mesonera por el otro lado.

Marisol contenía el llanto, quería gritar, o salir corriendo pero tenía un arma que la apuntaba por las costillas. Al estar sentado juntos, Marisol recibió una carta que decía: Por la puerta principal va a entrar un hombre, elimínalo.

Seguido de leer esas líneas el hombre de negro le dio un arma, luego le quitó el seguro y la obligó a disparar a quien entrara. Era tanto el miedo que tenía ésta que fue a la cocina y tomó un vaso de agua `para tomar una copa de ron fuerte.

Claudio y Luis que veían desde afuera algunas siluetas se confiaron en entrar. Luis era inocente, no sabía lo que le vendría, por su parte Claudio presentía que era su final estaba cerca pero no decía una palabra, solo trataría de hablar con Regia para que se encomendara a Dios.

No pasó dos minutos que Claudio y Luis entraron por la puerta y Marisol se confundió sin saber qué hacer, a quien le daría el disparo, nunca lo había hecho antes, pero lo que sí sabía era que Regia es de armas tomar y que si no lo hacía podía morir.

El arma se accionó y salían balas a la deriva, Marisol confundida seguía disparando y Luis cayó al suelo. Claudio por su parte trataba de salir del local pero ya el hombre de negro le había dado un disparo.

Por unos segundos todo se calmó. Tanto Marisol como su acompañante trataron de salir por la puerta trasera pero Marisol se sentía débil cada vez más y más, jamás ella había sospechado que su último día sería ese mismo día, hasta que cayó en el suelo, había sido envenenada.

El hombre de negro rodó el cuerpo hacia el refrigerador que no estaba funcionando y la colocó allí tirada al suelo. Él siguió su camino sigilosamente para marcharse lo antes posible pero fue detenido por Mario.

Mario que al verlo se sorprendió lo azotó contra el suelo y le colocó los grilletes. Por su parte el hombre de negro se resistía en el suelo.

 

martes, 22 de junio de 2021

CAPÍTULO 15 V

JUGADA FINAL

Rafael acompañado de Joe se sentó en una mesa, junto a Martín, Helena y otros tres jugadores más. El repartidor empezó a entregar las cartas y la sala quedó en silencio. Cada quien en sus mesas, fichas corriendo de una mano a otra y bebidas por doquier.

Regia e Ignacio ocuparon el espacio de invitados a un lado junto a aquellos jóvenes viciosos que solamente bebían, fumaban y algo más, con música suave se divertían y hablaban de cualquier tema.

-Wichito… el padrecito perdió a Gabriel.

-Te lo dije Regia, eso no me sorprende…–expresó Ignacio.

-Ahora que vas hacer Regia –Sonreía Ignacio de los chistes de uno del grupo.

-No lo sé Wichito.

-Yo sí sé lo que vas hacer… espérame aquí.

Ignacio salió a la calle donde llamó a Javier asignándole la misión de conseguir a Gabriel en cualquier lugar que se encuentre.

-Te va a costar mucho –Afincó en decir Javier.

-Haz lo que tengas hacer, usted sabes que te pago bien.

JUNTO A TI

En la casa parroquial Karen se había instalado en la habitación de huéspedes. Mientras que el sacerdote Claudio se había quedado dormido, después de haber tomado algunas pastillas para dormir y así calmar las agonías que lo embargaba.

Octavio como trabajaría el día siguiente le pidió a su amigo Luis que lo tendría libre que acompañara a su padre mientras èl esperaba una mercancía que vendría en la madrugada.

Luis, quien sabía lo que había hecho en la casa parroquial, no se atrevía decir palabras y escuchaba con atención lo que de alguna manera narraba Octavio y Kali y lo que balbuceaba Claudio. Y llego a la conclusión que el sacerdote tenía raptado a Gabriel por orden del demonio llamado Regia. Lo primero que se le vino a la cabeza era la vida de su hermana Lupe quien trabajaba para esa mujer mala.

De pronto quiso irse para decirle a su hermana que regresara a casa, y expresarle que corría riesgo, que fue una equivocación que trabajara allí. Que corría mucho más riesgo en esa casa que en el mismísimo barrio. Pero era tarde así que iría a esa casa al día siguiente.

EN EL BAR

Una carta tras otra, un juego más, dos jugadas ganadas por Rafael que más por el dinero era para divertirse y saber si tenía oportunidad con Helena. Pero Helena quien estaba más centrada en expandir el negocio de su padre le seguía el juego entre guiñarle un ojo o rosarle la mano con la de él.

-¿Quieres que nos tomemos una copa aparte? –dijo Helena muy cerca al oído

-No lo creo Helena, en otra ocasión mujer…

Helena que era contemporánea de Regia, no le importaba la edad de Rafael, y lo que pensara la gente. Por su parte Martín que sabía cuál era el objetivo, pues dejaba pasar las seducción y el atrevimiento de su hermana.

Rafael sabía que era imprudente estar con una jovencita que podría ser su hija, pero la deseaba. Estaba entre la espada y la pared, por una parte estaba su hija muy cerca y que sabía que ella estaba pendiente de él y por otro lado se encontraba Diana que lo vigilaba atentamente y sabía lo que era capaz de hacer una mujer celosa.

-Vamos don Rafael venga conmigo, solo hablaremos de negocios.

-No señorita, toma mi tarjeta y nos vemos más tarde.

-Es ahora o no me vas a tener nunca en tu vida.

Rafael que no aguantaba los deseos se levantó de su puesto, y la siguió disimuladamente hasta la salida del salón que da al bar, allí se encontró a Diana y que no podía hacer nada porque estaba bailando. Con los hombres que no paraban de mirar como Diana se movía y las titilantes luces, el humo que no dejaban mirar los caminos, el olor a bebidas alcoholicas y la gente embriagada, Helena sintió agua fría que corría por su cuerpo.

-No te metas con mi padre –dijo Regia

Siguió con una cachetada que volteó el rostro a Helena. Éstá pasmada pero que tampoco se queda tranquila, respondió con otra cachetada y luego Regia se le lanzó encima, entre halarse el cabello y revolcarse en el suelo. De repente algunos hombre comenzaron hacer bulla para mirar aquellas mujeres pelearse, mientras Rafael y Joe, trataban de apartarlas. Por otro lado, Ignacio miraba y no dejaba de sonreír. Y más allá salió Martín que no entendía lo que pasaba que sacó un arma y echó un tiro al aire.

Todos comenzaron a correr y a desesperarse y solo se le oía decir a Uriel “Mi local, mi gente, mi dinero”. Por su parte Oscar llamó a sus guarda espaldas quien se confundió entre el gentío y Martín por desesperación le pegó un tiro a Oscar quien calló de largo en el piso.

Ignacio corrió hacia Regia y la protegió de Helena quienes todavía se daban algunos golpes a pesar de que estaban separadas. Joe y Rafael salieron por la puerta de atrás.

-Te juro Regia del Del Monte que me la vas pagar… -decía Helena con tanta ira y rabia.

Esta vez, Regia se montaría en el carro de su padre con Ignacio. Mientras de rabia le decía a Rafael:

-No te das cuenta padre, no te das cuenta, que solo quiere embaucarte en ese negocio sucio… que nos puede traer problemas… no seas tan imbécil papá… hasta cuando te tengo que cuidar de tantas faldas y mujeres…

-Perdón hija, perdón… solo creía que ella…

-Además de que es de mi misma edad, tu podría ser su abuelo… me vuelves loca cuando actúas más con los pantalones que con la cabeza… Helena es, Helena es, Helena es mi enemiga…

-Mijita quién no es tu enemiga… todas te odian

-Siempre te estoy cuidando que no te pase nada malo, siempre te estoy cuidando… un día de esto padre, un día de estos no voy a estar y te vas a hundir como un pendejo.

-Ya Regia, ya Regia, ya Regia…-decía Ignacio mientras la abrazaba

Joe miraba el retrovisor y observaba a Regia, no creía que la niña inocente con quien él jugaba de niña se había convertido en una mujer fuerte y audaz.

ALLANAMIENTO DEL BAR

No pasó dos horas que el bar estaba acorralado de policías y no podía faltar Mario que llevaba los pasos a la familia Del Monte. El cuerpo de Oscar había sido levantado sin signos vitales. Uriel dejaba que los policías registraran el lugar, porque tenía buena relación con el Alcalde por influencia de Delia. Por su parte Raquel, Stephanie y Diana seguían cuidando a Gabriel que poco a poco se iba recuperando.

-¿Qué paso allá afuera Diana?

-Nada que te importe, descansa y recupérate.

-Ya estoy bien, quiero salir e irme de este lugar, estoy cansado de estar aquí.

- Todavía no sabes quién eres, preocúpate por recordar –Siguió Diana.

Por su parte Stephanie reflexionaba que su hermana hacía lo posible para mantener el negocio de la familia, mientras ella egoístamente estaba allí sin ningún motivo aparente, era mejor regresar, era lo que pensaba una y otra vez, recordaba el rostro golpeado de su hermana y ella solo se escondió, fue incapaz de ayudarla. Su hermano Martín había matado a otro hombre, solo por proteger a la familia. Y ella no podía hacer nada.

-Tengo que regresar, mis hermanos me necesitan

TRISTE DECISIÓN

Al día siguiente, ya el sacerdote Claudio se había levantado más tranquilo. Tenía el desayuno puesto en la mesa cuando salió. Luis regresaría en un rato después de apagar las luces de la iglesia, por lo que Karen ya lista se marcharía.

-Mi nombre es Karen

-¿Qué haces aquí?

-Tu hijo Octavio me dio hospedaje por una noche pero ya me voy…

-Está bien señorita, no tengo tiempo para estar reclamando nada.

-Ya me voy padre y écheme la bendición

Karen se marchó sin dejar rostro de ella y mucho menos dejar rastro de la cesta de limosna de la iglesia, relojes, anillos, copa de vino de la iglesia y todo aquello que podría entrar en su bolso.

De repente entró Luis asustado diciéndole a Claudio:

-Padre la iglesia está abierta y se llevaron algunos objetos valiosos de ella

Claudio lo miró distante, entre pensamientos que lo atormentaba

-Tengo cosas más importantes que hacer…

Muy temprano Regia había llamado al Sacerdote para verse en un lugar público. Y era lo que pensaba Claudio, pues, presentía que sus horas estaban contadas, y no podía perder la cita.

-Necesito que me acompañes a un lugar.

-No puedo padre, tengo que encontrarme con mi hermana.

-Lupe, sí Lupe, mi Lupita… tienes que sacarla de inmediato de esa casa… pero antes acompáñame..

-Está bien padre, pero después me marcho

Los dos se enrumbaron a la cita ya anunciada

 

lunes, 21 de junio de 2021

CAPÍTULO 15 IV

¡QUIÉN ES ELLA!

noche Kali y Octavio regresaban del mercado, entre charlas y aún con la nostalgia de la pronta partida de Karla. Jamás podrían recuperarse de tal dolor que los embargaba en perder ese ser tan querido.

-He observado que tu papá se siente nervioso Octavio –Dijo Kali preocupado.

-Ha tenido mucho trabajo y reconozco que no le ayudo mucho.

-Sería bueno que lo acompañe un rato, vayan a cualquier lugar y pásenla bien.

Eso haré Kali.

De la nada apareció una mujer de ojos marrones, piel morena, de sonrisa natural y de cabello lacio.

-¡Buenas noches! Por favor, me podrán dar algo para comer…

Los dos se miraron.

-Buenas noches, a ver que te podemos dar…

Kali e Ignacio comenzaron registrarse los bolsillos y encontraron algunas monedas y se la dieron a la chica.

-No tenemos dinero para comprarte comida pero podemos frezarte ir a donde mi padre que él debe tener algo –Dijo Octavio.

-No gracias, es muy amable.

-Mira es de noche, y si no tiene para comer mucho menos para dormir, mi padre e el sacerdote de aquella iglesia y si quiere te puedes quedar allí.

-Está bien, solo porque me parecen buenas personas.

Los tres estaban callados porque ella era una extraña, ninguno de los dos se atrevían seguir hablando, mientras caminaban.

-¿Qué hace por aquí señorita? –dijo Dijo Kali

-Vengo de otra ciudad, estoy de paso, solo necesito un poco de agua, comida y luego me marcho.

-Eres viajera…-Dijo Octavio

-Kali es mi nombre y el de él es Octavio

-Es un gusto conocerlos, el mío es Karen

Karen tenía un traje completo de pantalón de terciopelo color negro pegado al cuerpo. Para ella no le hacía falta tener más nada para vivir, solo dos pantalones, su identificación y algunas frutas, porque lo demás se venía dando de acuerdo que fuera pasando el día.

Los tres llegaron a la iglesia y encontraron al cura arrodillado en el altísimo, se fueron acercando poco a poco y de la nada se toparon con Regia, los cuatro se miraron de reojos, mientras Regia miró de arriba abajo a Karen.

-Con permiso dijo Regia.

-Adelante –Agregó Octavio

Siguieron adelante y se encontraron a Claudio totalmente nervioso, la tensión le había subido y solo repetía entre los dientes “es el propio diablo, viene por mí, es el diablo, viene por mí, es el diablo, viene por mí”.

Kali y Octavio se lo llevaron a la habitación y lo recostaron en la cama. Mientras que Karen observaba a Claudio decir y repetir el padre nuestro.

SIGUE LA FUNCIÓN

Delia seguía en la piscina de cristal, moviendo su cuerpo de sirena al compás de la música, de un lado a otro movía sus manos con estilo.

Regia entró acompañada de Ignacio, con los brazos entrecruzados y una sonrisa sutil que cautivaba a los hombres.

-Por fin llegó esta… -Dijo Helena con un poco de ira…

Ya Oscar llevó a los invitados especiales al salón predestinado a los juegos. Era una estancia grande totalmente decorada con pieza artesanal de la época de la colonial, el piso de alfombra y algunas plantas en matero de porcelana en las esquinas y las mesas de juegos repartidas en todo el lugar.

Cada jugador comenzaron a comprar fichas, y ya los anfitriones estaba preparados. Stephania sin decir palabras se le acerca a Helena con la bandeja de copas

-Hermanita por favor, me avergüenza delante de mis amigos –dijo Helena burlándose de la chica.

-Toma tu copa y déjame tranquila que estoy trabajando

Regia se acercó al ver a Stephania sirviendo las copas

-Y tú eres Sthepania, la hermanita de Helena… ja ja ja… vamos niña te ofrezco trabajo en mi casa y te pago más que este bar de mala muerte.

-No gracias, estoy bien así.

-Solo lavarás mi baño y sabes porqué ja ja ja…

-Gano mi dinero con mi trabajo, no necesito a un padre para saber lo que se siente tener dinero propio.

Más allá Delia terminó su número al sumergirse en el agua y colocando su cabeza en el piso con el apoyo de sus manos y alzó su piernas que dejó al público eufórico. En eso entró Javier que había entrado en otras ocasiones pero que esta vez tenía un fin que se llamaba Raquel.

Javier se fue directo a la barra y pidió una cerveza y se sentó en la barra a esperar, el barténder lo miraba como lo hacía cada vez que alguien sospechoso entraba en el bar.

-Las llevas bien señor –Dijo David

-Sí, estoy bien. Solo observo a las mujeres que sí son hermosas… que gran gusto tienen ustedes para elegir.

Entrababan mujeres en las pista una tras otra y venia el turno de Raquel, pero Raquel y Diana se encontraban con Gabriel.

-Anda Raquel viene tu turno –Decía Diana

-Ya voy Diana

-¿Para dónde vas señorita? -Preguntó Gabriel

-A trabajar –contestó Raquel apresurada

En eso sale Raquel con un vestido gris tapado hasta el cuello, comenzó a caminar mientras se quitaba el vestido delicadamente, primero un brazo y luego el otro, fue bajando lentamente, hasta que el vestido cayó definitivamente al suelo y solo se veía una tanga de corazones adelante con plumas fucsia y un brasier de plumas que solo tapaba las aureolas de sus pechos.

En eso los ojos de Javier comenzaron a brillar y se levantó para acercarse un poco más. Los celos de David comenzaron a invadirle.

Raquel seguía contorneado su cintura y la música paró y una lluvia de espuma comenzó a caer sobre ella, y luego la música otra vez. Todos allí sabían las reglas, hasta Javier pero no se pudo aguantar y le tocó una pierna Raquel, pues, no había terminado de tocar  que sintió que lo empujaron. Era David que casi lo tenía encima, hasta que los guardaespaldas del lugar lo separaron.

-Está bien, está bien, ya entendí, ya entendí…

En eso salió Ignacio y Javier lo abordó

-Hermano a dónde te has perdido, necesito dinerito, dame trabajo

-Cálmate Javier si apenas te encuentro

-Pero no me has llamado

Pensándolo bien Javier, quiero que me investigue todo sobre la vida de una tal Guadalupe Pantoja, ella trabaja para nosotros

-¿Qué hay con ella?

-Te pago para investigar, no para preguntar

-Dalo por hecho… mañana mismo tendrás todo sobre ella… pero dame algo, por favor, estoy limpio, no tengo ni un centavo.

Ignacio sacó una paca de dinero que llevaba consigo y le dio un fajo pequeño a Javier.

El número de Raquel había terminado, por lo que se dirigió a su camerino, detrás de ella le siguió Uriel

-Hay un hombre que quiere un baile privado

-Ahora no puedo

-No es que pueda, sino que pagó muy bien

-¿Quién es?

-Pocas veces lo he visto, se llama Javier.

Raquel se cambió y fue al privado, encontrándose a Javier.

-Eres tu –dijo ella montándose en la mesa.

-Te dije que te iba a buscar.

-Tú esposa sabe que estás aquí…

-Para qué quieres que lo sepa.

Raquel movía sus caderas de un lado a otro, y bajaba hasta abajo, pero no aguantó y él la agarró tratando de besarla y ello lo empujo y grito. En segundo los guardaespaldas y David estaban allí y sacaron a Javier del bar. Mientras este sonreía y decía a toda voz “esto son el dinero bien invertido que he tenido en toda mi vida.

Por su parte, David le preguntaba a Raquel

-¿Te encuentras bien?

-Estoy bien David.

Él le pasó su mano por las mejillas a ella, secándole las lágrimas y no se pudo contener para decirle:

-Siempre te cuidaré Raquel, toda la vida si tú quieres, no tienes que trabajar aquí si así no lo deseas.

-¿De qué hablas David?

-Lo que estás oyendo, Raquel, no soportaría que otro hombre te toque, me muero de celos las veces que te veo allá arriba, las veces que sales bailando con esa ropa a medio vestir,  me gustas mucho Raquel, quisiera conocerte si me permites, te quiero mucho.

-Raquel se quedó callada.

sábado, 19 de junio de 2021

CAPÍTULO 15 III

OTRA VIDA MEJOR

Pasaba los días rápidamente y Marisol se acostumbra cada vez más a su nueva vida como mujer de la alta sociedad. Día a día dejaba a Lupe la responsabilidad de la cocina, y en ocasiones Regia la invitaba a bañarse en la piscina con ella.

-Dios mío, esta es la vida que siempre quise… este es la vida que siempre desee… de esto es lo que hablaba siempre padre santo.

Marisol cambió de la noche a la mañana su forma de vestir, caminar y hasta de hablar. Su apariencia parecía de una niña mimada que obtenía todo.

En algunas ocasiones trataba de mal manera a Xavier que tanto la quería aún sabiendo que estaba equivocada en aceptar todos esos Regalos que Regia le daba sin pedir nada cambio.

Un día, llegó Marisol, con lentes de sol a casa, un sombrero enorme y una bufanda que ni siquiera Xavier la supo reconocer. De repente Marisol dejó de tratar a los vecinos y ni hablaba con Lupe para que no la igualara con ella.

-Marisol mi amor, siento que te estoy perdiendo –decía Xavier

-No nada mi amor, no me estás perdiendo, sigo siendo la misma, solo que un poquito glamurosa –decía Marisol sin mirarlo a los ojos.

Poco a poco Marisol fue perdiendo el interés hacia su esposo. Sentía que Xavier no estaba a su altura. Por lo que pasaba su tiempo libre en la mansión tomando sol en la piscina o en el restaurante del hotel por invitación de Regia.

Se sentía tan confiada que se olvidó del vídeo y fotos que había tomado antes de meterse en problemas.

LA VERDAD QUE DUELE

Regia apareció en la iglesia como cada mes lo hacía, aunque después de la última circunstancia que la llevó a la iglesia no había ido por motivo que no necesitaba confesarse. Ésta vez quería ver a Gabriel por lo que apareció sin avisar. Claudio se encontraba preparando el sermón de esa noche, hasta que vio a Regia y se le cayó la biblia.

-¡Regia! –Exclamó Claudio asustando

-¡La bendición padre!

Claudio le hizo una cruz con su mano derecha dándoles la bendición

-Diga en qué puedo servirle

-Nada padre, estoy bien, solo vine a saber de Gabriel que desde hace días no sé de su persona.

-Está muy bien señorita Regia.

-Quiero verlo padre.

-No es necesario… está dormido y no es bueno molestarlo

Claudio ya no soportaba mentir, tomó valor y trató de controlar el miedo que lo arropaba de pies a cabeza. Por lo se levantó de la nada y fue al altísimo y se persignó, luego regresó, y le dijo a Regia.

-¡Vamos hija, tengo que decirte algo!

-¿Qué será padre lo que tiene que decirme?

-Mira mija, perdóneme usted, pero desde la misa que se le hizo a la niña Karla, perdí a Gabriel.

-¿Qué? –protestó Regia con un grito.

-No se me vaya a enojar niña Regia, cálmese por favor

-¿Cómo quieres que me calme? ¿Qué pasó? –Regia comenzó a temblar de rabia.

-No sé qué pasó, Simplemente, fui a verlo después de misa y no lo encontré…

-Y todo este tiempo que le pregunté, simplemente me habías mentido

-Comprenda que tenía miedo que me hiciera algo…

-¿De qué tienes miedo de mí Claudio? Si he sido muy buena con usted y su hijo, he dejado generosas propinas para usted y sus feligreses

-Por favor te juro que lo buscaré…

-Sabe usted el tiempo que ha pasado, el tiempo que hemos perdido sin poder ubicarlo, lo perdimos padre, en qué pensabas…

-Perdóneme

-Todos empiezan a pedir perdón

-Regia yo pensé…

-¿En dónde piensa buscarlo? Sabes algo de él…

-No, no sé nada...

-Te das cuenta Claudio que soy muy buena con todo el mundo, y mira como el mundo me paga… Yo solo quiero respeto, un poco de dignidad, te digo padre que este momento estoy muy herida padre, mi corazón está destrozado, mi alma llora, me duele mucho tener que sentir esto que hay en alma.  Y no me gusta esta sensación que estoy sintiendo…

-Mi niña vamos a rezar usted y yo juntos,  para pedirle a Dios por su alma y así pueda conseguir la paz que necesita.

-Si padre necesito rezar con usted y pedirle a Dios que perdone mis pecados y estos malos pensamientos que tengo en ese momento.

Los dos se arrodillaron ante el altísimo y empezaron a rezar. Regía se desvanecía de ira mientras Claudio rogaba por su vida.

NOCHE DE ESTRELLA

Ya era tarde cuando el bar estaba lleno de gente. Esta vez, había un salón que Uriel conjuntamente con Oscar habían habilitado para los juegos de póker, y como número especial Delia que bailaría como apertura del espectáculo.

Delia aparecería  en cuerpo de sirena en una caja de cristal llena de agua. Era tan hermosa a pesar de la edad que tenía, pues,  los hombres igualmente comenzaban hacer la subasta por solo tener un baile privado con ella.

Delia Subió las escaleras y se veían sus piernas firmes e hidratada, su vientre plano y su pecho a medio enseñar que parecían dibujados a propósito. Fue bajando al agua y la música a sonar, el público no dejaba se gritar y enloquecerse con su presentación. Por su parte Uriel recibía oferta tras otras por el cuerpo de Delia, en la cual no le temblaba la mano para ofrecerla al mejor postor, por otro lado, llegaba Helena y Martín, siempre agarrados de mano. Oscar que estaba en la entrada los recibió y los sentó en una mesa espacial, más atrás, llegó Rafael acompañado de Joe, que desde la noche en la reunión en la fiesta con sus amigos, se volvieron muy unidos.

También fue llevado a la mesa donde estaba Helena y Martín.

-Señor Rafael

-Señorita Helena, señor Martín

-Me complacería saber de su hija Regia don Rafael –dijo Helena

-Pronto nos acompañará señorita.

Rafael tomó de la mano Helena y le dio un beso.

Por su parte Stephanie le pedía a Uriel, que no la obligara a servir la mesa en donde se encontraba su hermana, pero como Uriel ya tenía un trato con Martín no podía romper esa promesa que fue sellada con mucho dinero.

-Si eres mía, podría servirle yo mismo si me lo pides, y ya sabes lo que te voy a pedir.

-Por favor Uriel, ten piedad de mí, sé muy bien que Helena y Martín me avergonzarán

-No hay de otra Stephanie, está en tus manos tu decisión.

 
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