Llamas a un viejo amigo. Porque siempre lo ves en las redes sociales. Y los dos se emocionan de saber del uno al otro. Son tantos años sin hablar a pesar de algún comentario o un me gusta.
Te das cuenta que más allá de las publicaciones o comentarios en las redes sociales se encuentra un trasfondo. Una historia larga que contar. Entre esas fotos de risas o llanto hay una persona que va caminando a través del tiempo.
Se va viviendo la vida. Es un gusto. Poco a poco los rostros cambian aún cuando la mirada sigue siendo la misma. Seguimos la fachada en la redes sociales sin perder contacto. Y la incógnita de qué pasará con ese amigo no está lejos. Lo puedes ubicar cuando quieras. Un poco más cerca del no saber nada como en la antigüedad. Ahora con la tecnología sabemos pero escondemos mucho.
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