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domingo, 16 de diciembre de 2018

MEJOR ARREGLAR LOS PAPELES


Todo este año con problema de la nevera, sino es una pieza es otra. Dura un mes que funciona bien y luego deja de funcionar, lo cierto es que en estos momentos la nevera está mala. Pues comprar otra es imposible y la pieza que le hace falta es imposible de conseguir por la escasez, y las que se consigue son usada, es por eso que dura un mes y máximo dos meses. El técnico se las ingenia para adaptarle otra que no es de la misma marca y bueno allí vamos, sin amargarse aunque a veces me pone mal.

Lo que quiero decir es que ayer cuando llevaba al técnico afuera de la casa, me detiene mi vecina a dos casas de al lado y me invita a tomar café, yo no tomo café, pero no la quise despreciar e inmediatamente que me da la taza de café que menos mal que era más guarapo (suave) que café y la doña sin más nada se puso a llorar. Ella es una señora de ochenta años más o menos pero es muy fuerte con todos los conocimientos del mundo.

Entre lágrimas me expresa que su hijo se va del país la próxima semana. Ya se le fue una hija, y hace dos años se le murieron dos hijos en un accidente de carro, y ahora se le va otro. En mi impotencia en vez de abrazarla y consolarla, aunque tenía un nulo en la garganta, le dije que las circunstancia lo amerita, que tenía que tener fortaleza y todas esas cosas que se dicen para que se quedara tranquila.

No la abracé no porque soy mala, sino para hacerla entender que son cosas que pasan y que tiene que dejarlo en manos de Dios. Finalmente ella comprendió, se secó las lágrimas, hablamos un rato de las matas medicinales y sus caraciones, de la harina de maíz que no se consigue para hacer las hallacas, de la situación del país y terminamos en lo misma conversación del principio y otra vez a llorar. Le sequé las lágrimas y finalmente me contó historias de cuando sus hijos estaban pequeños, era como si lo estuviera viviendo en ese instante, con lujo y detalle.

El trabajo de su esposo necesitaba viajar y ella era enfermera y con esos dos sueldos les sobraban  dinero para pasar las navidades, ya para ésta época tenia dos pavos listos, hallacas que regalaba a todos los vecinos de la cuadra y familias, juguetes y ropa para todos sus hijos que eran siete. 

Ahora ella ve como sus hijos que son profesionales no pueden ni comprar la comida para pasar las navidades. "es una desgracia" expresa ella con dolor y luego agrega "yo no puedo irme con mi hijo por la edad que tengo, porque sino me fuera, esto no lo aguanta nadie"

Después de un rato, en la despedida agrega "no me vayas a dejar sola, vente para acá en las tardes para hablar" y yo afirmo con la cabeza así que le doy un abrazo de despedida pensando que prácticamente todos los profesionales y gente con capacidad laboral se fueron del país, pasan los días y más venezolanos se van, será mejor que vaya arreglando mis papeles por si acaso"  


Escribe Hogareña

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