Hoy lunes. Me levanté muy temprano para ir al mercado. Pero mis hijos "se dieron su postín" como decimos aquí. Ochocientos bolívares en los bolsillos era lo único que tenía para comprar los ingredientes del pastel.
Entré en la farmacia y llegó el expectorante para la tos (desde hace quince días mis hijos y yo tenemos gripe, y sin poder tomar remedio porque en las farmacias no había). Había Fluconazol y aspirina (lo que nunca me debe faltar en la casa). "por fin" me dije.
El remedio a cientos setenta, y los otros dos a diez bolívares, compré 1 frascos y todas las cajas que pude a ciento veinte.
Al llegar al súper mercado no pude entrar, pues, había una cola infinita para comprar azúcar, por supuesto que me sentí mal por no haber salido más temprano, casi no tengo azúcar.
Seguí caminando, y, entre caminar y caminar y comparando precio y más precio, compré medio cartón de huevos a ciento cincuentas, y después, tres plátanos, tres pimentón, medio kilo de papas y allí se fueron doscientos bolívares.
Quería hacer el pastel de atún en lata, pero cada lata salía en ciento cincuenta. Así que me acerqué a la pescadería y compré medio kilo de pescado salado a doscientos, medio kilo y algunos condimentos y bueno le quedé debiendo a la señora de bodega.
¡Qué rabia, nunca me alcanza para terminar de hacer las compras y siempre quedo endeudada!
El antepasado pasado hice dos bandejas de pastel. El año pasado dos. Y para éste años haré la bandeja más pequeña que tengo. Y me imagino que para el año que viene no haré nada.
Escribe Hogareña
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