Escribe Hogareña

NAVIDADES ARRUINADAS

1.- De repente no vale nada el billete de cien (la más alta denominación de billete en Venezuela): cientos de venezolanos por varios días sacaron del banco su dinero para pasar sus navidades tranquila (como solo se puede sacar diez mil bolívares). Esto conllevó dos y hasta más semanas haciendo cola en el banco para tener el efectivo.

2.- A pesar de la escasez y tanta miseria en los hogares venezolanos, todavía algunas familias con sueldo fijo como las maestras y trabajadores de empresas privadas tienen la posibilidad por lo menos de darse un lujo de comer hallacas. Hay que aclarar que esto lujos se dan si hay más de dos o tres sueldos en el hogar y ajustándose de algunos cosas.

3.- Por lo menos las navidades casi segura, ésta semana compraría lo que le hace falta para la cena navideña (sin invitados, sólo la familia), los alimentos que se piensa consumir ese día, los juguetes de los niños, arreglitos de casa y algún presente para mamá (también lo digo por mí).

4.- Ya lista para comprar ésta semana y que te digan que el billete de cien, no tiene valor. Pues me quedo entre la espada y la pared. O voy corriendo y compro en dos días azarada lo que tengo que utilizar en estos días o deposito el dinero. Donde la cola son extrema, peor que cuando tenía que comprar cuando había escasez (todavía hay escasez, pero gracias a Brasil porque vivo en un estado con frontera a éste país podemos comer, aún cuando los precios son exageradamente elevados).

5.- Muchísimos comercios no aceptan tal dinero. Y ellos de alguna forma tienen razón de no aceptar el dinero.

6.- Otra vez siento que me robaron mi derecho, me siento violada, siento que me humillaron una vez más, que hago Dios, ante quien nos quejamos.

7.- Y no solo yo, muchas gente de tercera edad que no saben ni siquiera utilizar una tarjeta para hacer transacción y que no sabe de bancos, se encuentra en esas inmensas colas llevando golpes, empujones, ancianos que lloran y nosotros sin poder ayudarlos, porque ni una silla los consuelan.

8.- Y como siempre los chinos que nunca pierden una, compran los billetes de cien por cincuenta. Son ese tipo de gente que siempre saca provecho de los más débiles.

9.- Ni hablar de los bachaqueros que venden puestos en las colas de los bancos y los malandros esperando la oportunidad para robar algo.

10.- Los militares hacen también su trabajito de martillar a quien se resbale, mientras otros le llevan las bolsas repleta de dinero de los que tienen altos rangos en el ejército, sin hacer cola pasan de largo irrespetando al pueblo.

11.- El gobernador también bien ocupado, sacando camionetas y camionetas de dinero que sale de las minas (porque allá se trabaja con efectivo), conjuntamente con los pranes (sus empleados) y demás; todo el mundo sabe pero nadie dice nada por miedo. No hay justicia.

12.- Y no voy a dejar de mencionar a nuestro presidente que zumbó la bomba, después se inventó un cuento y que los venezolanos teníamos que comprenderlo (cómo carrizo vamos a comprender si estamos en una maldita cola desde el martes y todavía no hemos podido depositar los billetes, llevando sol, insultos, hambre), después el señor se monta en su avión y se va a Cuba a celebrar no se que mierda (bien bonito él, sin llevar sol, hambre y con aire acondicionado).

13. Para el gobierno los venezolanos somos la miseria que ellos pueden manejar a su antojo y hacer con nosotros lo que se antoje. Y lo peor que nos dejamos.

14.- Ya no tengo ganas de hacer nada. Otra navidad arruinada.

Escribe Hogareña

PERDER EL AGUANTE

En algunas ocasiones y por cualquier razón la persona que tú crees que más te ama y la que tú ama también hiere tus sentimientos. Es alguna palabra la que te hace sentir miserable pero tan miserable que se te hace un nudo en la garganta, después arranca a llorar como un niño y quisiera que la tierra se abriera para enterrarte allí. Sin embargo aguanta los insultos, quizás las benditas humillaciones una y otra vez, hasta llegar en un punto que revientas de mucha ira y empiezas a decir miles y miles de palabras a la otra persona hasta verla ponerse chiquitica, y lo peor que la otra persona se te queda mirando asombrado porque nunca pensó que tú reaccionarias de esa forma. Luego de un rato cuando pasa todo, los insultos el rencor que lleva por dentro y todas esas cosas que se venían arrastrando desde hace tiempo sientes un alivio y te felicita a ti mismo. A veces volvemos a sentirnos miserable porque herimos a ese ser amado que no se merecía tantos insultos, es el arrepentimiento que es más fuerte que la satisfacción, pero como dejar que te sigan humillando, de alguna forma tienes que poner en su lugar a quien se debe. Son las discusiones con la pareja, un hijo, hermano, mamá, amiga acompañados de buenos momentos y que se convierten en discusiones por cualquier cosa, nada imposible, todo se soluciona, sin poder evitar las diferencias y seguir amándonos. Escribe Hogareña