LA POBREZA  EN EL HOGAR VENEZOLANO I

Cansada por el trajín del día me recuesto en la cama, mientras observo a mis hijos mirando la televisión, de repente me llega un mensaje que dice:

-¡Hola amiga, cómo está!

-Holaaaa amigaaaa tanto tiempo sin saber de ti. Todo bien y tu familia que tal

-Bien gracias…

Sigo mirando la televisión con mis hijos. Y llega otro mensaje:

-Te cuento que otra vez estoy deprimida y no sé que hacer...

-Pero relájate vale y trata de descansar...

-A mi esposo le dieron vacación hasta el próximo año (el esposo trabaja en la construcción de un conjunto residencial del gobierno como albañil)… y no va a cobrar sino hasta el veinte de enero

-Más fino… así lo tienes a tu lado por estos días festivos

-Claro que no, si no trabaja no comemos… el dinero que cobró y toda la liquidación del trabajo no los comimos.

-Pues y no puede buscar otro trabajo mientras tantos, o sea, un tigrito…

-Eso mismo está haciendo pero no consigue...

-Y tu hijo ya es un hombre ya tiene veinticuatro años…

-Sí está vendiendo huevos y queso en la calle… pero no alcanza para comer

-Eso si es malo vale... que te puedo decir yo, si estoy e la misma situación que tu...

-Y para remate mi suegra que tenía años sin visitarme, se apareció en la casa para pasar las navidades y el año nuevo con nosotros... qué te parece...

-¡Ahhhhh!

-Así como te lo estoy diciendo, parece que ella tampoco tiene nada en su casa, entonces viene para que su hijs la ayuden..

-¡Caramba! qué carrizo te puedo decir yo... ella tiene derecho

-Nada amiga. Pelando bola es que estamos, eso me tiene mal porque ni comida tenemos para nosotros que somos cuatro imagínate ahora con otra boca.

Me llega otro mensaje:

-Y tú no tienes un trabajito por allí...

-Nada amiga. Si por primera vez en mi vida pinté la casa y con mis hijos, por la simple razón de ahorrar ese dinero. Y sólo pinté por donde pasa la reina porque la pintura no alcanzó.

-Y la casa…

-Poco a poco la limpié… sólo me falta poner las cosas navideñas

-Y tu no conoces a alguien que quiera barrer el patio o algo parecido...

-No vale… en estos días la gente busca la manera de estar en familia y otros se van de viaje

-¡Qué impotencia de no poder hacer nada, y yo con estas tiroides y nada de empleo, no se qué hacer…

-Nada sólo poner todo tus problemas en manos de Dios, ¡calmarte!, y dar gracias a Dios, porque por lo menos tiene a todos tus seres queridos en vida (le digo de una manera de consolarla, pero en el fondo de mi corazón pienso, qué injusticia la pobreza del venezolano)

Escribe Hogareña