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viernes, 22 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: EN LO COMÚN

PERDER EL AGUANTE

En algunas ocasiones  y por cualquier razón la persona que tú crees que más te ama y la que tú ama también hiere tus sentimientos. Es alguna palabra la que te hace sentir miserable  pero tan miserable que se te hace un nudo en la garganta, después arranca a llorar como un niño y quisiera que la tierra se abriera para enterrarte allí.  
Sin embargo aguanta los insultos, quizás las benditas humillaciones una y otra vez, hasta llegar en un punto que revientas de mucha ira y empiezas a decir miles y miles de palabras a la otra persona hasta verla ponerse chiquitica, y lo peor que la otra persona se te queda mirando asombrado porque nunca pensó que tú reaccionarias de esa forma. Luego de un rato cuando pasa todo, los insultos el rencor que lleva por dentro y todas esas cosas que se venían arrastrando desde hace tiempo sientes un alivio y te felicita a ti mismo.

A veces volvemos a sentirnos miserable porque herimos a ese ser amado que no se merecía tantos insultos, es el arrepentimiento que es más fuerte que la satisfacción, pero como dejar que te sigan humillando, de alguna forma tienes que poner en su lugar a quien se debe.
Son las discusiones con la pareja, un hijo, hermano, mamá, amiga acompañados de buenos momentos y que se convierten en discusiones por cualquier cosa, nada imposible, todo se soluciona, sin poder evitar las diferencias y seguir amándonos.

Escribe Hogareña

jueves, 21 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: MUJERES DEL HOGAR II

CON UN NUDO EN LA GARGANTA

Me disculpan la tardanza, dos semanas haciendo cola otra vez. En el trajín de levantarse a las tres de la mañana e ir hacer cola para saber si llega el cemento y hoy como todos los días no llegó. Después que una amiga me avisó de que iban a vender harina de trigo en un comercio, salí a comprar. Era gente por todos lados, la aglomeración del gentío coleándose, empujándose, era estrepitoso, algo impensable, parecía una guerra entre mujeres, hombres y hasta niños, guardia nacional, todos confundidos. Lo cierto que después de tres horas no pude comprar, salí con un nudo en la garganta, me sentí tan triste, abusada, burlada y a la vez con tanta ira.
Como no quieren que hable, como quieren que me quede callada, hasta cuando los venezolanos vamos a vivir así. Es un grito, es un grito, es grito, quizás de impotencia, de rabia y de tristeza.
Y muchos de mis amigos me dicen ¡hasta cuando habla así!, ¡escribe otra cosa!, ¡vive la vida!, pero cómo la voy a vivir, por Dios amigos, me disculpan, ya se acostumbraron a vivir entre la inseguridad y el desastre de la economía que nos están consumiendo de a poquito. ¡QUÉ TRISTE!
Escribe Hogareña

miércoles, 20 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: MUJERES DEL HOGAR I

LAS MADRES VENEZOLANA
Las madres venezolanas vivimos con un miedo eterno por lo que le pueda pasar a nuestros hijos, la vecina no duerme cuando su hijo se va a una fiesta en casa de un amigo, hasta que no llega no deja de rezar. Hace días la madre de un joven le prohibió asistir a la universidad en su cuarto semestre de medicina por haberle llegado una bomba lacrimógena en plena clase, y la inseguridad por doquier no la deja tranquila, solo los matan sin mediar palabras.
Esta tarea de no conseguir ni siquiera un paquete de harina para hacer arepas, nos pone con los nervios de puntas haciendo estallar la rabia acompañada de la adrenalina y justamente allí a pelear unas con otras.

El respeto se perdió desde hace tiempo, son los atropellos del ejército nacional quienes abusan y empujan, hasta maltratan a estas madres que se quejan y claman compasión. He visto como uno de ellos golpeó a una mujer, le dio tan duro en el pecho que la dejó tendida en el suelo.
Es momento de celebrar y honrar a las madres, pero que esa ovación que se les haga a las madres venezolanas sea colmados de muchos valores que se han perdido en los últimos años, en donde solo gana quien tiene el poder.

Escribe Hogareña

martes, 19 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: LA TRAGEDIA COMO SIEMPRE EN LA PUERTA DE LA CASA

ÁNGEL
Cuando queríamos un mango de la punta de la mata, llamábamos a Ángel, y en santiamén saltaba de una rama a otra y nos bajaba el mango. Muchas veces se cayó de las ramas pero siempre se levantaba con una tremenda sonrisa y volvía a subir. Jugábamos a la “pelotica de goma”, a la “gallinita ciega”, al “fusilao”, al “tocaito”, al “palito mantiquellero”, al “escondite” y muchos juegos que en este momento no recuerdo. Lo cierto es que Ángel terminaba por caerse por donde quiera e incluso, si iba caminando tranquilo, lo raro era que nunca le vimos ni siquiera un rasguño. Pues lo bautizamos como el “gelatina” y decíamos:
-          Epale gelatina que vamos a jugar hoy.
Y él con una sonrisa menuda contestaba:
-          Lo que ustedes quiera…
Siempre lo imaginé como una gelatina de fresa. Y cuando lo llamaba gelatina de fresa, él me decía “no soy de fresa, soy de piña”, pero como las gelatina de piña nunca me gustó preferí imaginármelo siempre de fresa en silencio.
Claro éramos cuatro niñas, y mi hermano y él no nos podían ganar jamás. Siempre veíamos a Ángel brincar de un lado a otro. A veces nos traía un coco de su casa, varias guayabas, hasta limones, lo que él pudiera traer. A medida que fuimos creciendo se enamoró de mi hermana, creo que a mi hermana también le gustaba pero nunca dijeron nada, quizás sea porque crecimos juntos o porque quién se enamoraría de “gelatina”.
Nos distanció los estudios o más bien la adolescencia y con ello los deseos y sueños diferentes. Nosotros estudiando y gelatina dejó los estudios. Nuestros amigos eran de la universidad y de gelatina los de la calle.
Él se enamoró de una muchacha a quien le decíamos cabeza de chocolate, sobrenombre que él mismo le puso, era por los enredos de su cabello y su color marrón. Y nosotras nos atrevíamos un día en decirle:
-          Cónchale Ángel, (claro porque como éramos adultos, nos comenzamos a llamar por nuestros nombres), Cónchale Ángel porque te casaste con cabeza de chocolate y él decía:
-          Porque sí, me enamoré  y deja la vaina vale…
Su trabajo era de albañil, herrero, carpintero y lo que saliera. Muchas veces trabajó en pequeñas contratas de las empresas básicas, pero no lograba quedar fijo. En muchas ocasiones cuidó las espaldas de mis hermanas de gente que quería robarla cuando regresaban del trabajo. Quizás sea porque se la pasaba en la calle, brincando de aquí para allá y nunca le pasaba ni siquiera un rasguño.
De ojos café claro, caucásico, de sonrisa cálida y fácil de conversar. Siempre alzando la mano para saludarte y sobretodo en la esquina del portón de su casa esperando un no sé qué. Una esposa y sus hijos. Esperando un trabajo. Celebraba con sus amigos, lo balearon muchas veces y por más que corrió duro, ésta vez no se salvó. Muchos tiros, por todos lados, así terminó Ángel el domingo en la noche.
Su madre llora y su padre se resiste al llanto, sus hermanas desconsoladas y su esposa destrozada mientras sus hijos, no pueden creer lo que sucedió. Tenía treinta y cuatro años de edad.
Estoy tan triste, otra persona muy cercana a mí muerta inesperadamente. A la vez tengo mucha ira porque son muertes que podrían ser evitada si el manejo del sistema del país evocara a las necesidades del pueblo (tantos planes de seguridad y la inseguridad va de mal en peor). Nos estamos matando unos a los otros. Tantos jóvenes caídos como si estuviéramos en guerra.  Sólo un fin de semana en el estado Bolívar hay más de catorce muertes por armas y no haya justicia.

Escribe Hogareña

MES ANIVERSARIO: Y HABLANDO DE LOS SUEÑOS

SEGUIR LOS SUEÑOS
Cuando pide y lucha con el alma por algún sueño ten por seguro que se convierte realidad, quizás sea porque estaba en el momento preciso, o tal vez, que la situación se prestó, lo cierto, es que tarde o temprano se hace realidad. Siempre y cuando luches por lo que quiere. Insistir puede ser la palabra correcta cuando una y otra vez ha fracasado o cuando busca y busca y no consigue.
Quedarse sentado a esperar que todo le venga como arte de magia, no es buena idea, tampoco es buena idea conformarse cuando en realidad lo que quiere es lanzarse a la aventura de descubrir nuevos horizontes.
Tampoco es bueno enfrascarse por algo que no tiene remedio. Es tener el tacto cuando hay que luchar o dejar de hacerlo, cuando vale la pena arriesgarse y cuando quedarse quieto. Es el instinto o la seguridad de sentirse bien al querer algo.

O sea, una relación que no pudo ser, hay que dejarla ir; un trabajo que te gustó bastante y por alguna razón lo dejaste, busca otro trabajo; si por seguir un camino que te entristece muchísimo, entonces busca otro camino que te haga feliz.

Escribe Hogareña

lunes, 18 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: LA TRAGEDIA COMO SIEMPRE EN LA PUERTA DE LA CASA

ÁNGEL
Cuando queríamos un mango de la punta de la mata, llamábamos a Ángel, y en santiamén saltaba de una rama a otra y nos bajaba el mango. Muchas veces se cayó de las ramas pero siempre se levantaba con una tremenda sonrisa y volvía a subir. Jugábamos a la “pelotica de goma”, a la “gallinita ciega”, al “fusilao”, al “tocaito”, al “palito mantiquellero”, al “escondite” y muchos juegos que en este momento no recuerdo. Lo cierto es que Ángel terminaba por caerse por donde quiera e incluso, si iba caminando tranquilo, lo raro era que nunca le vimos ni siquiera un rasguño. Pues lo bautizamos como el “gelatina” y decíamos:
-          Epale gelatina que vamos a jugar hoy.
Y él con una sonrisa menuda contestaba:
-          Lo que ustedes quiera…
Siempre lo imaginé como una gelatina de fresa. Y cuando lo llamaba gelatina de fresa, él me decía “no soy de fresa, soy de piña”, pero como las gelatina de piña nunca me gustó preferí imaginármelo siempre de fresa en silencio.
Claro éramos cuatro niñas, y mi hermano y él no nos podían ganar jamás. Siempre veíamos a Ángel brincar de un lado a otro. A veces nos traía un coco de su casa, varias guayabas, hasta limones, lo que él pudiera traer. A medida que fuimos creciendo se enamoró de mi hermana, creo que a mi hermana también le gustaba pero nunca dijeron nada, quizás sea porque crecimos juntos o porque quién se enamoraría de “gelatina”.
Nos distanció los estudios o más bien la adolescencia y con ello los deseos y sueños diferentes. Nosotros estudiando y gelatina dejó los estudios. Nuestros amigos eran de la universidad y de gelatina los de la calle.
Él se enamoró de una muchacha a quien le decíamos cabeza de chocolate, sobrenombre que él mismo le puso, era por los enredos de su cabello y su color marrón. Y nosotras nos atrevíamos un día en decirle:
-          Cónchale Ángel, (claro porque como éramos adultos, nos comenzamos a llamar por nuestros nombres), Cónchale Ángel porque te casaste con cabeza de chocolate y él decía:
-          Porque sí, me enamoré  y deja la vaina vale…
Su trabajo era de albañil, herrero, carpintero y lo que saliera. Muchas veces trabajó en pequeñas contratas de las empresas básicas, pero no lograba quedar fijo. En muchas ocasiones cuidó las espaldas de mis hermanas de gente que quería robarla cuando regresaban del trabajo. Quizás sea porque se la pasaba en la calle, brincando de aquí para allá y nunca le pasaba ni siquiera un rasguño.
De ojos café claro, caucásico, de sonrisa cálida y fácil de conversar. Siempre alzando la mano para saludarte y sobretodo en la esquina del portón de su casa esperando un no sé qué. Una esposa y sus hijos. Esperando un trabajo. Celebraba con sus amigos, lo balearon muchas veces y por más que corrió duro, ésta vez no se salvó. Muchos tiros, por todos lados, así terminó Ángel el domingo en la noche.
Su madre llora y su padre se resiste al llanto, sus hermanas desconsoladas y su esposa destrozada mientras sus hijos, no pueden creer lo que sucedió. Tenía treinta y cuatro años de edad.
Estoy tan triste, otra persona muy cercana a mí muerta inesperadamente. A la vez tengo mucha ira porque son muertes que podrían ser evitada si el manejo del sistema del país evocara a las necesidades del pueblo (tantos planes de seguridad y la inseguridad va de mal en peor). Nos estamos matando unos a los otros. Tantos jóvenes caídos como si estuviéramos en guerra.  Sólo un fin de semana en el estado Bolívar hay más de catorce muertes por armas y no haya justicia.

Escribe Hogareña

sábado, 16 de agosto de 2014

Y PORQUE LLORÉ HACE UN RATICO

Con mucho dolor de cabeza y con ganas de quedarme en casa sin que nadie me moleste, es lo que más quiero. Pero cómo carrizo quedarme quieta con tantos deberes que hacer, que al final no tiene mérito y ni siquiera vale la pena esforzarse tanto porque después de todo no es nada primordial y mucho menos importante, entonces, para qué sacrificar tantas cosas, es mejor voltearse y seguir así como si nada, andando por el mundo que a veces parece un asco. La vida es un asco. Es triste, es tristísimo. Y lo que provoca es hundirse en el llanto hasta sentir que te ahogas en lágrimas, hasta que los ojos estén hinchado, hasta que duela el estómago, hasta que el corazón se ponga chiquitico, hasta no sentir el cuerpo, hasta desaparecer de la faz de la tierra.
Cuando menos piensas el tiempo te pasa factura sin que te des cuenta, y no te queda más que pagar y de vez en cuando con intereses. ¡Será posible seguir viviendo de esta manera tan miserable y vacía! lo digo de corazón. Tantos logros obtenidos han valido la pena, así como tantos penas e inmolación. Únicamente la esperanza de un retoño me mantiene firme y más fuerte que ayer, la que me anima ver el futuro de otro modo que no es la muerte.
Ésta mañana no estaba triste pero ahora sí, pero cómo iba saber que hoy en la tarde me iba ahogar en llanto, que me iban a herir tan profundo. Jamás hubiese pensado en levantarme de la cama o caminar por los pasillos de la casa, ¡no! jamás pensaría en peinarme el cabello y salir a la calle.
Ni siquiera mirar el cielo opacado de inmensas nubes grisáceas y los arboles adornados de grandes gotas de agua recién caída, las calles enchumbadas y los zapatos humedecidos. 
Sentada en un rincón esperando algo. Tal vez la sonrisa de un niño o el abrazo de mi padre que nunca volveré a tener. Qué cosa tan mala se siente en el pecho. ¡Sí! cómo hace falta un abrazo o una sonrisa de alguien. y es que ni siquiera en pensar en Dios calma este dolor que me desgarra poquito a poco, más bien lo siento más lejos, muy lejos. Más que nunca. 
Simplemente desaparecer, estar sola, claro que es en este momento necesito estar sola, sin miramiento y nada de esas cosas que tenga que ver con el semejante o persona más querida. Eso sí con la sonrisa, ocurrencias y las habladurías de mis hijos a mi lado, más nada, lo demás es vanidad.

 

Escribe Hogareña: MES ANIVERSARIO: LA PENA DE UN PUEBLO

Escribe Hogareña: MES ANIVERSARIO: LA PENA DE UN PUEBLO: ¡QUIEN ES QUIEN! En las creencias religiosas dicen que cuando nos llega la muerte, el espíritu va directo a un juicio en el cielo y es ...

viernes, 15 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: LA PENA DE UN PUEBLO

¡QUIEN ES QUIEN!

En las creencias religiosas dicen que cuando nos llega la muerte, el espíritu va directo a un juicio en el cielo y es allí donde Dios todo poderoso juzga de acuerdo a lo que vivimos en la tierra, quiero decir a la bondad, el amor, la honestidad,  la generosidad y todas aquellas cosas gratificante y equilibradas que se nos pueda presentar en el andar de la vida. Y todo aquello parece hermoso y fácil de cumplir por lo que tratamos de cumplirlo al pie de la letra, pero como lo hacemos en esta sociedad tan corrompida que se nos han impuesto en bandeja de plata y que es imposible despreciar para poder subsistir, sobre todo para aquellos que vivimos la decadencia, el hambre, de hijos con el estómago vacío, y es allí donde reflexiono “que no nos hemos muerto ni siquiera hemos vivido un jubilo, entonces porque vivimos en el infierno sin estar muerto o es que nos saltamos la muerte para ser juzgados y pagar algo que todavía no sabemos”, ¡donde está la justicia y la felicidad que ni siquiera nos dimos cuenta cuando se escondió! Qué culpa tenemos nosotros por pagar tanta desolación, miedo, dolencia y desesperanza, todavía lucho para que mis hijos tengan un vaso de leche cada amanecer y miles de madres perdieron la lucha al ver a sus hijos metidos en un ataúd. De rodilla sigo pidiéndole a Dios ¡qué culpa tenemos nosotros por pagar algo que no sabemos! y sobre todo mis hijitos que duermen felices por tenerme a su lado que por dentro saben que falta algo y  están seguro que hay algo que no marcha bien.

Muchos serán los escogidos, y es que ya escogieron los que serán felices en el andar de la vida, porque se presiente en el camino a muchos que se hacen llamar el poder, de viajes en viajes, deleitando los mejores manjares, millones de fotos pegados en paredes, vallas, afiches y todo aquello que sale en la calle, en los periódicos, revistas, televisión, radio e internet, los que son dueños de las grandes empresas, mansiones, carrasos y cuentas infinitas en el exterior, ¡es que a ellos le llegó el cielo!, ya fueron juzgados y son los escogidos de Dios y nosotros los que estamos en el infierno, necesito respuestas, que alguien me diga.
Están los esclavos, que serían los profetas, los enviados o fieles servidores que viven de los anuncios que dan los escogidos, aún viviendo la inclemente pobreza, creen y se desviven por cientos de palabras mal habladas de algunas personas, esperando quizás que los tomen en cuenta por lo menos una vez en la vida,  augurando que serán salvados y llevados a la gloria, y años tras años los vemos más desgastados física y mentalmente que los propios pobres, pero firme como el roble, caminan de aquí para allá vigilantes, nerviosos y cuidando cualquier imprudencia que pudiera salir de la boca de alguno para aprovechar la oportunidad y tratar de relucir ante del poder, condenando a esa persona. Los esclavos vigilan y vigilan y es que fichan y fichan como hienas, y al estar engañados creen en la esperanza de un vivir mejor.
Los que no se dejan engañar, son los que sufren la peor parte, son los rechazados, azotados sin compasión y que jamás recibirán el perdón del poder aquí en la tierra. Pobre hombres se les ven en todas partes cada vez más languidecidos pregonando que existe una mejor vida más allá de la ignorancia y de lo que se nos ponen en bandeja de plata. Muchos tenemos miedo, porque hemos vivido la crueldad del mal y no es nada fácil cuando se tiene a la sociedad en contra. El derecho se ha perdido, como es el derecho a la vida, al recrearse, a alimentarse y sobre todo el derecho a opinar lo que pensamos. Todo es un disfraz, una careta que dentro de de ella está de un pueblo que deambula por las calles sin razón alguna.

Qué triste me siento al saber que hay un mundo allá afuera, en la que quizás estaría mejor, el no ofrecerle algo mejor a mis hijos, y más aún, las añoranzas de mis padres cuando en los atardeceres nos cuenta aquellas historias bonitas de un pasado próspero que prometía mucho para un futuro, y que ahora el presenta es un desfalco.
Escribe Hogareña

jueves, 14 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: EN LA POLÍTICA

ROMPO EL SILENCIO SIN CULPAR A NADIE

Hace algunos meses le escribí a alguien que nunca me dio respuesta, y ya no me importa, se la pasaba hablando de mi país, de esto, de lo otro y miles de tonterías que me llené de indignación y mucho coraje. Pido disculpa ante manos si alguien se ofende pero no puedo callar más por lo que en éste momento estamos viviendo. Ratifico que no soy politiquera y mucho menos fanática, solamente lo vivo día tras día; dicho documento dice así:
EL DOLOR DE UNA MADRE
Mientras  se planea que hacer por el país, nosotras las madres venezolanas no las ingeniamos para sobrevivir para el siguiente día y mantener con vida nuestros hijos. Con mucho sacrificio, a veces, con indolencia nos apresuramos para hacer los quehaceres cotidianos para luego, hacer la nueva tarea en contra nuestra que nos fue impuesta por un grupo de gente que se creen dios, pues así como les digo, salimos corriendo de prisa para meternos en las colas bajo el sol o la lluvia para adquirir un producto alimenticio para nuestros hijos, y peor aún las ganas de gritar y hundirnos bajo tierra y con el corazón partido nos queda cuando nos dicen que se acabó el producto después de haber pasado horas y horas en la cola asustadísima y con la adrenalina a millón vigilante para que nadie se colee o que algún joven desorientado nos roben. Son largas horas que dejamos de dedicarle tiempo a nuestro hogar y nuestra familia, y dolor de saber que nuestros hijos también pasan la misma inclemencia haciendo cola porque no tenemos con quien dejarlos, y más deprimente cuando observan discutir por cualquier cosa, y más dolor me da cuando escuchan las tremendas groserías de algunos enfurecidos que pierden la paciencia y el mismo dolor que yo misma siento.
No estoy hablando por hablar lo vivo cada día de mi vida, cuando alguien me avisa que hay azúcar, harina de pan, mantequilla, carne, papel sanitario y otro producto en cualquier supermercado, comienzo a mentalizarme lo que se me viene encima y mientras me pongo los zapatos deportivos mis manos comienzan a sudar, mi corazón a latir fuerte y los nervios de puntas y con el nulo en la garganta me hace salir muchísimas lagrimas cuando veo los ojitos de mis hijos rogándome que los dejen en casa,  pero como no tengo con quien dejarlos los obligo a seguirme, es el dolor más grande que una madre puede hacer en esta situación tan difícil que ni el poquito de dinero que me da mi marido y que con tanto esfuerzo y trabajo duro para obtenerlo puede suplir tal necesidad. Y que también día a día rezo para que mantenga su trabajo.
Días tras día veo muchas madres lloran por sus hijos muertos y vuelvo a decir que no es mentira, en los periódicos locales se muestra la tristeza latente del dolor irreparable de muchas de ellas, en los canales nacionales se ven las constantes protestas de padres preguntándose el porqué su hijo, en la radio sin música de fondo muchos locutores lamentan tales perdidas de la juventud, y pero aún en mi propia comunidad la tristeza de las madres recorren las calles vestidas de negros y a veces ajena del dolor los compadezcos y lloro como si ese muchacho fuera mi hijo. En mi familia ya han muertos dos primos uno de diecisiete y otro de veintiocho años y mi tías todavía no se recura del dolor al igual que yo. Muchos jóvenes en “malos pasos”  hacen preguntarme cómo será los míos cuando crezcan, sí son buenos muchachos el hampa los acaba sin razón o sin son malos muchachos acabaran con los buenos muchachos, que destino les esperas y ojalá sea la vejez,  y es allí cuando me pongo de rodilla y le pido a Dios que tenga misericordia.  
Mientras los políticos y de los que se creen dueño del país nos pisotean, nosotras las madres no las ingeniamos para ver crecer nuestros hijos, pero la realidad es que no somos Dios para protegerlos de tanta injusticia que ni siquiera en nuestras propia casa la tenemos y se escapa de nuestras manos salvarlos y mueren día a día y sin explicación, dejándonos un vacío que nos llevamos hasta la muerte, lo veo en sus hijos, en sus lágrimas, en la rabia y el dolor.
Y así mismo lo siento ahora, es la impotencia y la cólera que está colmando mi alma al no poder darle un vaso de leche a mi pequeño hijo que no tiene la culpa de nada, la inocencia de su exigencia de su alimento me provoca salir a la calle y buscar un no sé qué, pero quien me escucharía, quien pudiera atender mis clamores, muchas veces pierdo la fe en Dios quien tampoco tiene la culpa de nada, quien pudiera hacer justicia, mis fuerzas de desvanece y el consuelo se desgasta poco a poco, solo el rayito de una luz me mantiene esperanzada quizás sea los rostros inocentes de mis hijitos, la objetividad de mi esposo, los consejos de mi madre o de muchos venezolanos y gente de otros países, que cada día luchan por su país y me doy cuenta que no estoy sola en esta lucha sin armas.
Escribe Hogareña

miércoles, 13 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: LA LECTURA

A QUIEN LE GUSTA LEER II

Hace unos días escribí un cuento de quince páginas  y como quería saber la opinión de una segunda persona saqué varias copias y las entregué a personas muy allegas a mí, la subdirectora de la escuela, una maestra, otra maestra, bibliotecaria, a mi hermana, una prima. Dejé pasar dos días luego regresé para saber su opinión y la subdirectora me dijo:
-          No me dio tiempo, ya sabes que tengo mucho trabajo…
Parece que miró mi rostro entristecido, por lo que agregó:
-          Vamos Dailet, de verdad disculpa no me puedo comprometer, pero dáselo a directora a ella si le gusta leer…
Después de un rato fui a la maestra, a quien la había visto pasear por los pasillos con mi cuento de un lado a otro, y finalmente entró al salón de computación por lo que me animó a preguntarle:
-          Bueno amiga, está muy bonito tu cuento, tu si escribe bonito, y esas palabras extrañas no las entiendo pero de verdad que me gustó.
-          Y que fue lo que más te gustó…
-          Me gustó cuando ella se le queda mirando a los ojos…
-          Y que más…
-          Qué más quiere que te diga, si tú fuiste la que lo escribiste… disculpa vale no lo terminé de leerlo…
Ya sabía que no lo había leído, parecía confundida y asustada por mi interrogación. Regresé a la persona que no me decepcionaría, la bibliotecaria.
-          ¡Ah! aquí está… no lo pude leer, ya yo no estoy para eso… si quiere me lo dejas para ver si me da tiempo de leerlo esta noche, pero esta vista siempre me falla…
Ya muy decepcionada presentí la respuesta de la otra maestra:
-          Hay amiga, no lo leí pero se lo di a mi hijo para que lo leyera… mañana te lo entrego…
Me llené de impotencia y de mucha rabia, que personas que yo pensé que se dedicaban a la lectura, no era más que una falsa. A las que yo admiraba, no era más que una careta. Pero como todavía me faltaba la prima:
-          Hola prima, mira si lo leí, me gustó muchísimo pero tuve que tener un diccionario aquí a mi lado para poder entender algunas palabras, bueno tengo que leerlo otra vez me quedé enamorada del muchacho, es el mismo muchacho que yo quiero para mí.
Eso me animó mucho, hasta pensé de tenerla como musa, pero a decir verdad es que ella es una jovencita que apenas conoce de cuentos con sus coherencia, léxico, gramática y todas cosas que se necesitan para una historia perfecta. Pero mi hermana, quien trabaja para una empresa grande, por turno y la que no tiene tiempo ni para ir al baño, lo leyó y rayó todas las hojas con errores que había cometido, mi hermana hizo lo que tanto necesitaba pero como vive en otra ciudad es imposible tenerla como musa y aunque el cuento quedó como quería, yo me quedé sin musa.
Pero me entristece más que muchas personas profesionales o no, ni siquiera se tomen aunque sea quince minutos para dedicarle a la lectura. Es gracioso, verlos comprar el periódico e inmediatamente ubican la sección de suceso, es lo único que les llama la atención, será por las fotografías o por las narraciones tan crueles con que suceden los hechos. Ahora, también leen los recordatorios de personas que han fallecidos y sus familiares ponen avisos de misa o expresan sus sentimientos por ese ser querido. Y sin mencionar la sección de el horóscopo, loterías o juegos de azar. 
Escribe Hogareña

martes, 12 de agosto de 2014

MES ANIVERSARIO: LA MÁS TRISTE

EN UN INSTANTE
Todo pasa en un instante, en una milésima de segundo la vida de alguien queda atrás en cuestión de un sonar de dedos, lo que tanto se ansiaba, el deseo, el desespero, la espera,  las ganas de que llegue el momento y en un instante, ya solo es un recuerdo, ese recuerdo que se queda grabado en los pensamientos para toda la existencia.
El futuro que se convierte en presente para terminar en el pasado que nunca volverá, en el instante que se tiene que vivir como nunca, en el instante que puede ser la victoria o el arribo de la derrota, solo Dios sabe, pero hay que vivirlo.
Lo podemos ver en  la piel que se desgasta de a poquito, está allí envejecida y muestra las huellas que hemos vivido, no se puede esconder ni maquillar, porque siempre delatará lo que verdaderamente somos, lo que hemos transitado, más sabios o menos cultos, siempre pasa un instante.
Como esconderse o pasar de largo sin ser percibido, escaparse del tiempo, jamás se podría por más que quisiera, más bien, deleitarse con intensidad, con alegría o con la tristeza a cuesta,  pero hay que vivirla como nunca, de ella quedaran el significado por este mundo, de lo que seremos, de los que vienen detrás de nosotros, esa herencia que recibimos de los que ya han vivido el instante, sea como sea, el concierto de un gran artista, la novela leída, la fama obtenida, mantener todo en orden, el estrechar de manos para obtener el título, horas y horas de trabajo arduo, el abrazo de la familia en el año nuevo, el caminar por el parque, el besar a quien se desea, el reír al lado de buen un amigo, gozar de un baile, ver una película, querer estar solo… o al contrario, cruzar la avenida nervioso, llorar por la pedida de un ser querido, sentir que el corazón de pone chiquitico cuando no vemos salida de un problema, la despedida de un buen amigo, ir al cementerio, ser humillado o fracasar en un proyecto… y ese instante está allí acompañándonos sin remedio ni calmante, pero hay que vivirla lo mejor que pueda.
Es como montarse en una montaña rusa, en subidas, bajadas, curvas y rectas, todo pasa en un instante, todo queda en los recuerdos, solo tuyos, de nadie más, ningún ladrón te lo puede robar, luego, la muerte y ese instante se desaparece, pero como apartarla a un lado, jamás lo haría, aunque ninguno en el mundo la recuerden.
Los buenos o malos ratos vienen y van, el nacer o el morir queda atrás, la felicidad o el  dolor marca un nuevo comienzo, las sonrisas o las lágrimas lo borra todo, el amor o el odio muestra un camino, el reparar o el desgarre de un corazón herido depende de nosotros, el risueño o melancólico rostro da mucho que decir de ti y de mi, y el espíritu se va, el alma se esconde y el cuerpo se desvanece como se desvanece las cenizas, sin medida, sin sabor, en el pasado, solo quedará las enseñanzas que guardaremos con delicadeza como si fuera una copa de cristal y quizás nadie recordará después de un tiempo porque el artista de nuestro propio instante quedó en el olvido.
Escribe Hogareña
 
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